¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                   ¿Rolando Souza Prochileno?

                

 Fujitraidor. Igual que su jefe no defiende los intereses del Perú. 

Victor Mejía Franco * / Revista Mariátegui
 29/05/07

El Presidente de la Comisión de RR EE del Congreso, el fujimorista Rolando Souza se ha mostrado muy interesado en que se reanude el debate para la adhesión del Perú a la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar. Así lo acaba de declarar en  Correo del 21 de Mayo 2007. Lo que puede leerse entre líneas teniendo en cuenta el escenario de la soterrada política pro chilena de este gobierno es que la propuesta de Souza podría estar sintonizada en el interés de Chile de obtener algo a cambio de ceder en lo de la extradición de Fujimori. Ni al APRA ni a este presunto delincuente político les conviene la extradición. Esto lo sabe Chile, así que se le presenta otra oportunidad de "no dar una puntada sin hilo".

¿Pero qué más podría querer Chile después de recibir el regalo del TLC con el Perú? Veamos: 

Primero. Chile quiere que el Perú acepte dar pase a la salida de un corredor soberano al mar para Bolivia, a través de Arica. Esta operación sería inmensamente favorable a Chile, por estas razones: 
a) Le permitiría escamotear definitivamente sus compromisos con el Perú derivados del Tratado de 1929. Entre éstos están la entrega al Perú de un muelle de atraque para barcos de calado, dentro de los 1,575 m. de la bahía de Arica, obligación que pretendió burlar en 1999 con la complicidad de Fujimori, quien sin duda estará "pasando su factura" a Chile. Y de coyuntura más reciente, le permitiría un hipócrita "gesto de buena voluntad": devolver al Perú los 36,600 m2 de terreno tacneño entre el paralelo que pasa por el Hito No 1 y la dirección Hito No.1 a Hito Concordia, área que ha ocupado y minado; 
b) Cancelaría de un plumazo el eterno reclamo de Bolivia, cuyo enclaustramiento se ha convertido en un pasivo geopolítico muy pesado de sobrellevar para Chile. Además, como premio, recibiría de Bolivia todo el gas y el agua que el país de altiplano se vea obligado a "compartir"; 
c) Podría burlar el reclamo del Perú por el triángulo de mar de 37,900 km2 que está ocupando contra la jurisprudencia internacional, gracias a la intrusión de presuntos derechos marítimos que reclamaría Bolivia; y 
d) Conseguiría enemistar permanentemente a Bolivia con el Perú, ya que el estrecho corredor a ser concedido tendería a ensancharse a medida del tráfico entre Bolivia y el mar, y como hacia el sur se encuentra el casco de la ciudad de Arica, su única posibilidad de expansión sería hacia el norte, contra la frontera del Perú. Sería fuente de continuos roces diplomáticos que terminarían envenenando las relaciones de amistad y consanguinidad que nos unen a Bolivia y que son fuente de preocupación para Chile, habida cuenta del peso geopolítico de dos grandes potencias en recursos naturales como son Bolivia y Perú juntos. 

Segundo. Chile necesita que el Perú ingrese a la Convención del Mar, para evitar que vaya al Tribunal Internacional de Justicia de la Haya en reclamo del rico triángulo de mar de 37,900 km2 que queda bajo la línea del paralelo que pasa por el hito Concordia (ellos dicen que el paralelo a considerarse pasa por el Hito No. 1, más al norte) y que alega constituye el límite marítimo entre los dos países. En efecto, si el Perú ingresa a la Convemar, no podría invocar los Arts. 15 y 74 de ese Tratado en su favor, porque el mismo establece que es inaplicable en caso de un acuerdo previo en otro sentido. El Perú se colocó en tal condición con el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954 de un modo tal, que su tesis sería ampliamente vulnerable a una decisión adversa de la Corte, aparte que Chile se sustrajo de su competencia en temas de delimitación marítima. De modo que acudir al Tribunal de La Haya después de haber ingresado a la Convemar sería un suicidio jurídico.

Y, Chile también desea que el Perú ingrese a la Convención del Mar, porque además de la cancha libre que tendría para aprovecharse de los recursos del mar peruano, la soberanía del Perú sobre su dominio marítimo de 200 millas habría quedado reducida a solamente 12 millas y todo el litoral peruano sería fácilmente accesible para incursiones y merodeos navales que no se podrían evitar a partir de las 12 millas. Aceptar la Convemar para llegar a este grado de vulnerabilidad naval ante una potencia históricamente y actualmente enemiga de nuestro país sería un descomunal despropósito. 

Creo que todos los peruanos compartimos la preocupación por las recientes declaraciones del Congresista Souza y aunque no dudamos de su buena fe, tenemos la esperanza que se haga asesorar debidamente antes de exponer al país a peligros de tan aplastante magnitud.

Lima, mayo de 2007.

* Otros temas conexos:
http://www.victormejia.org

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.