¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                  Rescatemos el Honor Nacional: el Huáscar es peruano, carajo...


                                                                      

Contra la desvergüenza de algunos poetas

Dante Castro Arrasco / Revista Mariátegui
 21/03/07

Está visto que no hace falta ser un poeta talentoso para ir en las comparsas viajeras. Igualmente, está demostrado que no hace falta, por ejemplo, ser un narrador talentoso de la guerra para aparecer en Madrid con cuatro farsantes que la burguesía ha elevado a la ficticia categoría de "escritores de la violencia". Seas poeta o seas narrador, tienes que ubicarte en la cresta de la ola, codearte con los talentos que sí consiente la clase dominante, aprender a callar tus fobias hasta que éstas solo sean un mal recuerdo del pasado. Para que un pequeño burgués literario se codee de igual a igual con la gran burguesía literaria, tiene que hacer un esfuerzo poniéndose en las poses más humillantes. 

Y provoca pasar desapercibido como escritor si bien merecida fama se están ganando éstos de alcahuetes, vendidos, prostibularios. Dentro de poco, cuando me pregunten "¿ocupación?" diré: "aguatero del burdel", "choro" o "sicario" por contrato, para eludir la respuesta verídica: "escritor". 

Regresando a los poetas, las futuras generaciones que hagan arqueología literaria, se darán con el descubrimiento de que estos "afamados" vates asistentes a todo coctel, viajeros en todo avión parrandero, sobones del poder y de los que consienten las publicaciones de sus obras, jamás vendieron más de mil ejemplares. La excusa que siempre pondrán por delante es: "en el Perú la gente no lee". Eso, señores y señoras, heterosexuales, homosexuales y bisexuales de las malas letras peruanas, es mentira. Lo que pasa es que la gente no quiere leer esa literatura. Ustedes son malos, maletas, chuflas, su única ventaja es que son pitucos. Entre pitucos se ayudan, se respaldan, se alaban. Cuando llegan a las grandes editoriales comerciales neoliberales y anticomunistas, uno jala al otro. Solidaridad de clase, diría el tío Simón de mi barrio mientras se rasca los pelos de abajo. Los poetas que no eran pitucos de nacimiento, se han aquerenciado con los barrios pitucos, se fueron a vivir de Breña, Pueblo Libre o Jesús María, a zonas más residenciales. Se apitucaron. Hasta los de la izquierda frívola y sunflower de los setenta se apitucaron para no padecer el ostracismo de los que escogieron ser inmortales y morir en su ley.

Los poetas pitucos y apitucados quieren ir a leer poesía a Chile. Los mejores intencionados van con la intención de demostrar al mundo que la literatura no tiene fronteras, que la poesía conspira contra la guerra, etc., etc. Ante esas buenas intenciones, me cabe decir: ¡qué ingenuidad! 

La elite poética de Lima se va de comparsa. Se abrazan, se besan en los aeropuertos, toman tragos a cuenta de los anfitriones y se prometen estar juntos en el siguiente viaje, porque ineludiblemente, inevitablemente, impajaritablemente, siempre son los invitados de siempre. (Caray, parezco Alonso Cueto o Ivan Thais repitiendo las mismas palabras en un párrafo). Se va de comparsa la elite de Lima, a leer poesía con sus "hermanos" chilenos. Y sus "hermanitos" les han elegido escenarios propicios para hermanarse y olvidarse del saqueo actual, no del siglo XIX. 

Nos ofende sustancialmente que uno de ellos, el más ofensivo a la dignidad de todos los Peruanos, sea el monitor Huáscar. Pregunta elemental, para poetastros de plastilina: ¿por qué no cogen un barquito y se remontan a alta mar, frente a Tacna, y leen su profunda y sesuda poesía en el territorio marítimo usurpado por Chile?

Estos poetas no tienen conciencia de lo que hacen. No es excusa si tal o cual letrado chileno padeció persecución bajo Pinochet. El dictador Roto bien podía ufanarse de sólo haber producido 2,800 muertos y desaparecidos en toda su larga dictadura, mientras que tres gobiernos peruanos "democráticos" arrojaron un saldo conocido de 69,000 muertos y desaparecidos. Entonces, permítanme una leve sonrisa. 

El monitor Huáscar no es el escenario apropiado para que poetas peruanos lean su poesía. Sería decir que está en las manos adecuadas, que no significa nada para las generaciones conciliadoras, cuando en realidad es la reliquia-muestra del saqueo y humillación al Perú. ¿Qué están haciendo estos poetas peruanitos? Reconociendo con su presencia que el Huáscar está bien anclado en Talcahuano. Y por qué no, sus derivaciones tautológicas: si el Huáscar está bien en Talcahuano, también lo están Arica y Tarapacá en manos chilenas. Jugando más con los significados, brindemos con los chilenos porque el pisco es de ellos y la papa también. Y recitemos poesía levantando el poemario en una mano y con la otra una copa de pisco chileno. Mejor de pisco sour, la "bebida nacional de Chile" (así lo dice siempre Jorge Edwards). Brindemos por la tajada del Mar de Grau que actualmente retiene Chile y digamos en comparsa con los poetas chileques: "eso no nos va a dividir".

Por favor, lean a don Manuel Gonzáles Prada, éste sí con sangre azul, no como ustedes que son bambeados. Don Manuel tiene muchas páginas que serían ilustrativas para poetas alcahuetes y vendidos por una botella y un pasaje. 

No soy poeta, como van las cosas espero no convertirme en tal, pero insto a que los poetas Peruanos que están en desacuerdo con esa infame cita sobre la plataforma de nuestro monitor Huáscar, manifiesten su oposición con una lectura masiva en honor a los compatriotas caídos en la Guerra del Pacífico. Los narradores podemos aliarnos a los poetas y leer nuestras obras en protesta por la actual mutilación del territorio marítimo en las garras de Chile. No exigimos antichilenismo, sino vergüenza y pundonor, ética profesional. En nuestro caso, por ser comunistas, aleccionamos a los imbéciles que nos atacan por serlo: la unidad y lucha de contrarios entre el internacionalismo proletario y el nacionalismo revolucionario. Esa contradicción motora de la historia es la que actualmente estamos trabajando en los círculos de estudiosos del marxismo. 

Por lo tanto, no estoy convocando a una cita "chauvinista" sino a un evento que rechace la alcahuetería sin condiciones de la elite de Lima. Una cita que les diga a los vecinos del sur: queremos hermanarnos entre pueblos bolivarianos, pero demos muestras de que los agresores no quieren más continuar con ese papel; que la carrera armamentista de Chile debe ser parada; que los agresores de ayer se conviertan en los pacificadores de hoy: ustedes hermanos chilenos dennos muestras de afecto devolviendo la biblioteca saqueada, las patentes usurpadas, el Huáscar robado, las provincias invadidas, el mar territorial cercenado. Entonces, en el lenguaje de Los Prisioneros, podremos entendernos con chilenos a quienes les da profunda vergüenza lo que hicieron sus antepasados con el Perú.

Patria o muerte... ¡Venceremos!

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.