¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
     ¿Qué pasa en el Líbano?


                                                  

         Resistencia. Hizbollá y Hassan Nasrallah son una luz de esperanza para el pueblo libanés. 

Lucha de clases en Medio Oriente

Cesar Zelada / Revista Mariátegui
 23/02/07


Una ciudad paralizada, bloqueos y llantas quemadas. Inestabilidad política, magnicidio (el caso Hariri, un ricachón con $3.8 billones), y elementos de guerra civil. ¿Es Bolivia, Perú, Ecuador o México? Ninguno de ellos. Es el Líbano. Esta medida de combate fue convocada por Hizbollá (grupo islámico aliado de Irán creado en la guerra de Líbano de 1982), el Partido Comunista (PC) y los sindicatos para exigir nuevas elecciones y constituir un gobierno "independiente" de los EE.UU.

Pero esta inestabilidad social no cayó como un rayo del cielo. Es producto de la intervención yanqui en toda la región (anteriormente, lograron expulsaron a las tropas sirias a través de sus aliados en el gobierno libanés). Bush y los halcones, invadieron Afganistán e Irak en busca de Bin Laden y los "terroristas" talibánes para imponer "la ley y el orden" y lo único que han logrado después de más de 3 años es generar más convulsión social. 

Pero como la arrogancia imperialista es tan fuerte, pues, les cuesta reconocer su derrota. Más bien deciden aparentar su fortaleza agrediendo otros pueblos más "débiles". 

Es así como los yanquis, a través de sus aliados israelitas (como satélite en la región), invadieron el sur de Líbano en Junio-Julio del 2006 para deshacerse de Hizbollá (a la misma vez que intentaban destruir políticamente a Hamas en Palestina). Pero fueron derrotados. Tuvieron que salir con el rabo entre las piernas. Ninguno de los objetivos norteamericanos fue alcanzado (incluso en Israel se generó una crisis política).

Al contrario, Hizbollá salió fortalecido políticamente. Además, esta organización provee servicios de salud, vivienda y educación a los pueblos del sur del país (chiítas en general). Hizbollá es visto como una luz de esperanza para el pueblo libanés. Para los trabajadores, Hassan Nasrallah, es el líder que los liberará de las cadenas de la opresión. 

Sin embargo, como el imperialismo no podía tolerar un gobierno aliado de Irán, apoyó a Fouad Siniora como primer ministro. El mismo hombre que aplicó una serie de políticas neoliberales que recortaban el presupuesto social. Esto para poder financiar los costos de la guerra (1.200 civiles muertos, 1 millón de desplazados, 30.000 viviendas destruidas, y la infraestructura del país reducida a cenizas, según el Dayly Start).

Es por esta razón que Hizbolla exigió nuevas elecciones y una participación más importante en el ejecutivo. Ante el desaire de Siniora, el grupo pro Irán llamó a una huelga de masas para fines de enero.

Contra todo pronóstico, 2 millones de trabajadores salieron a manifestar su bronca contra el agente político del capitalismo yanqui. Musulmanes y cristianos, en una lucha de liberación nacional, tomaron las calles para expulsar al imperialismo del país. 

Pero pareciera que Hizbollá todavía no quiere tumbar a Siniora. De lo contrario no se entiende porque el grupo islámico desmovilizó al pueblo (que si quería derrocar al premier) y llamo a concertar con el ejecutivo. 

Hizbollá habla de que esta es una pelea entre ricos y pobres (por la presión del movimiento del pueblo), pero su programa se limita a plantear la arabización de los bancos y las empresas privadas.

En este marco, las declaraciones occidentales de que Hizbollá esta controlado por Irán parecen un pretexto para intervenir este país. Esto como parte de una nueva estrategia geopolítica en la región que permita darle oxigeno al imperialismo, tan venido a menos después de su empantanamiento en Irak y Afganistán (leer: USA busca recomponer su estrategia para Medio Oriente).

En la actualidad, Hizbollá es la única alternativa política de izquierda para el pueblo libanés. Pero su política de concertación es peligrosa. En verdad, esta organización se encuentra en un dilema. 

Si Hizbollá continua con su política radical tendrá el apoyo de las masas y se convertirá en el próximo gobierno. Además, seria histórico porque seria una administración aliada de Hugo Chávez (las masas libanesas ven al líder bolivariano como un líder antiimperialista porque este rompió relaciones diplomáticas con Israel). Y si termina pactando con Siniora o los partidos derechistas, se desprestigiara y las masas buscaran otra opción política que pueda canalizar su bronca y desesperación. 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.