¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
               Perros del Hortelano en el Parlamento Europeo

Roque Gonzáles la Rosa / Mariátegui
Centro Penitenciario Miguel Castro Castro
 20/06/08

El MRTA nace inscrito en esa vertiente de la izquierda peruana y latinoamericana que asumió la historia nacional como una sucesión de luchas y generaciones de las cuales era sencillamente una forma de continuidad. La "organización" como solía ser nombrada entre los militantes abrevó de la mística guerrillera del 65 y la nueva izquierda asumiendo que en el propio terreno histórico nacional y latinoamericano existía un mayor potencial revolucionario es que la izquierda revolucionaria de los 70's buscó entroncarse con el legado de resistencia anticolonial y popular, es así que el nuevo proyecto revolucionario se llamó Túpac Amaru, las primeras acciones en la fase propaganda armada aparecían en los partes de guerra protagonizadas por escuadras que llevaban el nombre de Tomasa Tito o Leoncio Prado. Si la militancia asumía la eventualidad de las bajas ocasionadas o recibidas en el camino que se abría era para imaginarse en alguno de los "Pasajes de la guerra revolucionaria" del Che. Que el MRTA nace nutrido de esta aura de apóstoles verde olivo es tan cierto como que en el transcurso del conflicto interno se desarrollaron actos de terror contra las FFAA y empresarios. La dinámica del conflicto avanzó, como hubiese escrito Scorza "y la guerra avanzó volcándolo todo" y a todos, porque es también cosa de honestidad histórica recordar que la subversión conoció en su propia carne centenares de desaparecidos, tortura y ejecutados extrajudicialmente. No es propósito de estas líneas decir que sólo de esto se trató; la tarea del balance y autocrítica del camino recorrido va cubriéndose de a pocos y retazos, en los juicios que han afrontado Polay y dirigentes, en el informe de la CVR, en las visones particulares y en la interacción en los espacios de izquierda que desarrollamos quienes participamos es esta experiencia. En todos los casos la apreciación será en retrospectiva, en clave de balance, de visión zanjante de una etapa que ya culminó al margen de la derecha fascista peruana que necesita de fantasmas para justificar partidas presupuestarias, represión de opositores y silenciamiento del movimiento de derechos humanos.

Es en este escenario que aparece la carta de Aprodeh y la no inclusión del MRTA en la lista de organizaciones terroristas en el mundo.

Lo que hoy atraviesa esta ONG expresa aquello que no por conducirte de manera políticamente correcta se está a salvo de la arremetida de quienes buscan aniquilarte en la raíz misma donde anclan nuestros valores, opciones de vida y formas de pensamiento. La campaña desatada no es tanto contra la carta de Pancho Soberón, su condición de litigante contra Fujimori, lo es más contra su misma existencia y función simbólica, del concepto de derechos humanos.

Hemos tenido la oportunidad de conocer Aprodeh en diversos momentos de la vida política del país así como en lo personal, en los 90's cuando en solitario denunciaban al grupo Colina en las universidades donde también impulsaban talleres de derechos humanos, más adelante en las prisiones donde asumieron la defensa de los inocentes encarcelados con una exclusividad rigurosa que hacía suponer que los "subversivos culpables" no les correspondían derechos humanos. A Aprodeh ni por asomo puede achacársele alguna simpatía por la subversión y lo pueden corroborar las madres de los subversivos a quienes se les cerró la puerta más de una vez.

No por puntillosos con cualquier cosa que oliese a subversión la coalición derechista APRA-UN y fujimoristas ahorra adjetivos como traidores a la patria, lobistas del terrorismo. Contra el movimiento de derechos humanos en nuestro país se han puesto en tensión fuerzas abiertamente contrarias y mutuamente excluyentes, se ha levantado una contradicción irreconciliable en torno a las visiones respecto al concepto de libertades democráticas que tiene en la coyuntura situaciones-pretexto como los que fuimos encarcelados por asistir al Congreso Bolivariano de Quito, los campesinos de Majaz, Aprodeh y la carta, hechos en torno a los cuales se están definiendo batallas mayores a la modestia de los implicados. Vanos son los esfuerzos de ponerse al margen de esta contienda, no basta ser poeta desvinculada de actividad política, no es suficiente ser víctima del terrorismo de Sendero igual puedes ser acusado también de terrorista, no satisface al opositor político que algunas ONG's se hayan desmarcado de Aprodeh, igual el APRA aprovechó la oportunidad de oro para volarse 64 ONG's del Consejo Nacional de Derechos Humanos, incluidos aquellos que negaron a Soberón tres veces.

El APRA está abrazando una concepción de sociedad con una voluntad de integristas neoliberales, ésta no vacila en llamar perros del hortelano a sectores sociales culpables de no comprender la lucidez de García; traidores a la patria a los defensores de los DD.HH, emerge del inconsciente hacia el lenguaje la voluntad de resolver cosas a patadas porque existe una fe que le otorga certezas.

Si hoy existe un rebrote es el del fujimontesinismo, la satanización de espacios democráticos, la entraña de intolerancia jugando en pared con algunos medios de comunicación y periodistas otrora de investigación.

En la danza de Lourdes Alcorta y Carlos Raffo no importa pisarse las patas, incluso una de las banderas del fujimorismo: la derrota del terrorismo ha sido abandonada por la urgencia de resucitar al MRTA como forma de apoyar al juicio del ex dictador. En plena Cumbre Alva Castro, Mulder, y Flores Araoz no vacilan en presentarle al mundo un país recorrido por columnas guerrilleras tupacamaristas en el VRAE (donde nunca existió MRTA). Es que incluso la coyuntura puede pasar a segundo plano, reiteramos aquí está en juego un modelo, un concepto de sociedad que hoy ha puesto en los extremos las fuerzas democráticas, jóvenes, sociedad civil, intelectualidad crítica, frente a lo más oscuro de la derecha, macartismo fascista y neoliberal. El APRA está fomentando contra sí un abanico opositor de potencia efectiva, de consolidarse en las próximas semanas la tendencia en que ha enrumbado el régimen no será extraño ver otra vez en las calles un movimiento de la sociedad civil, estudiantil, político intelectual que tanto tuvo que ver con la caída de la dictadura fujimorista, una expresión de esto ha sido el plantón que jóvenes, colectivos y sociedad civil desarrollaron contra Cecilia Valenzuela recientemente.



 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.