¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
               
Paro Nacional: Breve Balance y Algunas Perspectivas

                  

          

Yomar Meléndez Rosas* / Mariátegui
 
16/08/08

Afirmar que después del 9 de Julio la situación política y social es la misma, sería intentar apropiarnos de un error que Mauricio Mulder, Mercedes Cabanillas, Jorge del Castillo y, el propio Alan García, han convertido en exclusivo. Lejos de asimilar inteligentemente el golpe (más allá de la efímera lucidez postparo, que debe haber afectado notablemente el ego del mandatario), los dirigentes apristas se apresuraron en minimizar la protesta y pasar a la ofensiva acusando a sus promotores de "conspiradores", recibir "financiamiento internacional" o intentar "interrumpir el calendario electoral". Su ceguera es tan grande que la oportunidad de darle un golpe de timón a la conducción del país, podrían perderla rápidamente.

Pero ¿por qué más de medio millón de personas se ha movilizado ese día y durante los días previos, sin contar a quienes se identificaron de manera pasiva con la jornada?, ¿cuáles son las imágenes que se avizoran en el horizonte? Ensayaremos algunas respuestas, muchas de las cuales tienen todavía valor hipotético.

En la Plataforma de la Coordinadora Política y Social (CPS) -organismo centralizador de la lucha del 9-J-, se insertaron reivindicaciones muy sentidas que recogían el interés nacional, pero también se incluyeron demandas regionales importantísimas. La defensa de los recursos naturales, por ejemplo, tuvo mucho peso en la selva y en los departamentos mineros; la oposición a la privatización de tierras de los pueblos y comunidades indígenas y nativas, motivó la adhesión de la sierra y la amazonía; la posible instalación de una base militar norteamericana en Ayacucho generó el contundente rechazo de esa zona y otros pueblos aledaños, etc. Sin embargo, hubo un factor que funcionó como unificador y detonante de la protesta: el alza del costo de vida.

De nada sirvieron los discursos oficiales que pretendían explicar el origen internacional de la suba de precios de los productos de primera necesidad. El razonamiento popular era sencillo y correcto: "si dicen que estamos creciendo y hay tanto dinero ¿por qué no se usa esa plata para evitar que los alimentos sigan subiendo? Y, al pueblo, no le falta razón. La misma diligencia que ha mostrado el gobierno para "colaborar" con los importadores de trigo eliminando aranceles debería manifestarse con las amas de casa y sus familias que cada día compran menos con la misma cantidad de dinero. Sólo considerando ese factor podemos entender cómo gruesos sectores de la población aparecieron en las encuestas, incluso en Lima, apoyando decididamente el Paro.

La comunicación política, por otro lado, tuvo mucho que ver en el asunto. A pesar de las limitaciones económicas, los organizadores se desplazaron a distintos puntos del territorio nacional, cumpliendo Mario Huamán y Olmedo Auris, principales dirigentes de la CGTP, roles bastante destacados. Haríamos mal si dejáramos de reconocer el involuntario papel de difusores que jugaron Del Castillo y García. Las dos semanas previas al día señalado ambos funcionarios se "esforzaron" por dar a conocer la medida de lucha logrando que la población pusiera sus ojos en ella. La ironía, empero, no puede evitar que condenemos firmemente ese peligroso borde de intolerancia y anticomunismo que no pocas veces inunda a los gobernantes peruanos.

En fin, muchos han sido los ingredientes que sirvieron en la elaboración del cocktail proparo, algunos de ellos llegaron en forma de embustero vladispot desde Alfonso Ugarte ¿o la PCM?, otros sirvieron para mostrar la debilidad y el temor presidenciales (salida del Ejército a "custodiar" las instituciones públicas), pero todos alimentaban esa especie de angustia y desesperación en la que muchísimos peruanos se encuentran al escuchar diariamente que el Perú crece, que "el Perú avanza", sin ver reflejados en sus bolsillos esa optimista realidad.

No se puede entonces decir que este ha sido un paro más o que todo sigue igual. La campaña mediática y política que pretende obligar a los convocantes a reconocer como suya la responsabilidad de una lamentable muerte en Angasmarca o el incendio en una sede regional, evidencia la intención de quitarle peso al categórico éxito de la jornada. Ni la CPS, ni la CGTP pueden asumir costos que no les corresponden, máxime si los ronderos de La Libertad han rechazado ser causantes del deceso y las organizaciones indígenas de Madre de Dios han demandado una profunda investigación, pues sospechan que los métodos usados por Montesinos en el Banco de la Nación durante la Marcha de los Cuatro Suyos han sido reeditados en esta oportunidad.

En perspectiva es evidente que un nuevo actor en olor a multitud está haciendo su ingreso al escenario nacional. Mario Huamán ha logrado empatar temporalmente con la expectativa de la gente combinando la plataforma laboral y las demás exigencias populares, cubriendo el vacío que Ollanta Humala inexplicablemente no quiso llenar. Dependerá de su habilidad y la de sus acompañantes proyectar en el tiempo ese liderazgo, convirtiéndolo en una presencia que consolide a las fuerzas de la Gran Unidad y no se utilice como un instrumento disgregador.

En perspectiva, también, está la Asamblea Nacional de los Pueblos (ANdP) que el 4 de noviembre realizará su primera reunión. Si la característica principal del Paro fue la protesta y el ¡basta ya!, la Asamblea debe centrar su atención en la alternativa, en la salida programática que le brinde a los peruanos la confianza necesaria en el nuevo derrotero que inexorablemente transitará nuestra patria. Confundir la ANdP con una nueva central sindical sería cometer un gravísimo error.

Le queda, sin embargo, al gobierno un importante margen de maniobra. Procura recuperarse "fugando hacia adelante", con un estilo agresivo que hasta hoy le ha funcionado. Su problema es la tozudez en el modelo económico y el afán electoral por desmarcarse que van mostrando los otros partidos de derecha. 

El cambio de rumbo que reclamaron las masas paristas se ha instalado en la agenda política; si no se atiende prontamente, el cambio de gobierno podría ser la consigna.

* Abogado. Vicepresidente Nacional Movimiento Nueva Izquierda (MNI).



 

 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.