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                "No Volveré al Perú": El caso Wálter Chávez


                                                  

                 El objetivo es Evo. Como la reacción internacional no puede atacar directamente al mandatario indígena, el periodista peruano es el que resiste a las calumnias mediáticas.

No fue el primero que lo dijo

Winston Orrillo Ledesma / Revista Mariátegui
 09/02/07


El ex asesor presidencial, en asuntos mediáticos, del presidente boliviano, Evo Morales, el peruano Wálter Chávez, acaba de declarar a un diario chileno que "no volverá al Perú" pues "no está dispuesto a entregarse a la jauría", ya que "lo van a destrozar".

El trémolo de estas palabras, inevitablemente nos retrotrae a las que otro peruano, el poeta universal, César Vallejo, pronunciara al decir que "no volvería al Perú hasta que no quede piedra sobre piedra".

La coincidencia es dramática y, en ambos casos, se trata de esa letrina que es el poder judicial peruano, totalmente genuflexo ante el poder de turno, y siempre dispuesto a hacer escarnio de aquel a quien éste le ha puesto el ojo.

Vallejo salió del Perú en el ínterin de un juicio que Franz Kafka le instauró por "incendiario" . Ese juicio nunca se falló y, el autor de España aparta de mí este cáliz temía, con justa razón que la sinrazón del Establishment nacional, en cuanto pusiera un pie en el territorio nacional (¿), lo iba a llevar, directamente, a ese emporio dantesco que es la prisión peruana, que él ya había padecido y que motivara su universalmente reconocido libro Trilce.

Repárese en ello: ¡un juicio no resuelto!

Similar al caso del escritor y relevante periodista peruano, Wálter Chávez, quien, diecisiete años después, tiene, igualmente, la espada de Damocles de un juicio pendiente que, con el desafortunado hecho de haber servido, desde la trinchera de la comunicación, al triunfo del justamente odiado (por los esbirros internacionales) Evo Morales, primer presidente vernáculo en la historia de nuestras prostituidas democracias; ha crecido desmesuradamente, pues este hecho lo convierte, frente a los vendepatrias de siempre, en un corpus delicti.

A Wálter le han exhumado un cargo de "terrorismo" , nunca probado, pues, si no, resultaría absurdo que la draconiana "justicia" peruana la hubiera dejado en libertad, hecho que nuestro colega aprovechara para salir de un territorio que lo perseguía, sencillamente, por el hecho de no ser una acémila del Sistema y por tener bien enhiesta la columna vertebral en contraposición a la cohorte de geishas y tartufos que infestan los llamados medios de comunicación (¡) en el Perú.

Wálter Chávez ¿periodista relevante? Claro que sí, de otro modo no se explica que haya dirigido la edición boliviana de la ecuménicamente importante publicación Le Monde Diplomatique; además de su propia publicación, la subversivamente llamada El Juguete Rabioso, como homenaje de solidaridad con uno de los escritores argentinos más ninguneados por el Establishment: Roberto Arlt.

Wálter Chávez debía merecer, entonces, un homenaje de la Federación Peruana de Periodistas (¿existe?), de la Asociación Nacional de Periodistas (¿en qué subsuelo podemos hallarla?) y del Colegio de Periodistas (¿hablamos de Ciencia Ficción?)

¿La razón, el motivo? La honra de que un hombre de prensa peruano haya coadyuvado, desde la universalmente poderosa trinchera mediática, a la defensa de un proceso de cambio irreversible en la hermana república altiplánica de Bolivia: no olvidemos que se trata del antiguo "Alto Perú".

Pero en el Perú somos especialistas en callar en todos los idiomas. (Sólo sé que la filial peruana de la FELAP: Federación Latinoamericana de Periodistas, prepara una enjundiosa defensa del colega asediado por los perros de prensa -perdón, de presa- de aquí y acullá).

Ah, y por qué habló Wálter Chávez de "la jauría" que lo espera para destrozarlo: porque en el Perú de hogaño ha vuelto a resurgir aquel grupo paramilitar del Primer Gobierno de.; y porque desde lo más alto del poder constituido, presidente y vicepresidente, las manchas de hemoaglutinación son fácilmente verificables, y la vocación tanatofílica se agita como pendón demagógico, allende todos los principios universales actualmente en vigencia.

Para esto, el Perú oficial no tiene nada que ver con la globalización, que sí agita para mantener el empobrecimiento general, y el acrecentamiento de la miseria que, en la patria de Evo Morales, como en la de Hugo Chávez, como en la Cuba de Fidel, disminuyen ostensiblemente.

Porque, en definitiva, y lo reiteramos: la cobardía de estos perros de presa, de esta jauría con poder, no puede, por el momento, dirigirse contra su enemigo real: Evo Morales. 

Y por eso, aplicando aquel principio universal de que la pita se rompe por el lado más débil, atacan al joven intelectual y periodista peruano, con lo que equivocadamente creen que mellan un poder irreversible, que es el del pueblo boliviano, en su ascenso irreversible hacia el cambio definitivo.

Noble, sin embargo, la actitud de Wálter Chávez de renunciar (y con ello se le va el pan de cada día) a su trabajo al servicio, no de EM, sino de la Revolución (no se asusten, por favor) Boliviana.

Pero ésta, frente a su estatus de "refugiado" -no dado por ella sino por Organismos supranacionales- tiene el deber de protegerlo, frente a las alimañas que, sedientas de sangre, piden su regreso a las ergástulas del doloroso Perú, a sus cámaras de tortura, donde ya nuestro colega, como nos lo ha contado, estuvo, como impertérrita condecoración de su calidad de hombre noble, honesto y progresista.

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.