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          Los Cinco y el espionaje

Jean-Guy Allard / Cubadebate - Mariátegui
 10/09/07

* Las infames condenas, de hasta cuatro cadenas perpetuas, que sufren los Cinco Héroes cubanos por combatir el terrorismo, quienes ni se acercaron a un documento clasificado del Gobierno de Estados Unidos, indignan aun más si se comparan con la complacencia de la justicia a los Bush hacia Donald W. Keyser, Larry A. Franklin y Leandro Aragoncillo, convictos y levemente sancionados por graves delitos verdaderamente caracterizados como de espionaje


Parece un cuento chino. Existe en los archivos de la justicia imperial la historia reciente de un auténtico agente de la CIA que, violando todas las reglas y las leyes existentes, puso a disposición de un gobierno extranjero la cantidad record de 3 659 documentos secretos; que nunca fue acusado de espionaje, tampoco de conspiración para espiar; y que terminó con una simple condena a un año de cárcel y una multa.

Se trata del agente de la Agencia Central de Inteligencia Donald W. Keyser, quien, el 12 de diciembre de 2005, confesó ante el juez T.S. Ellis, III, en Washington, haber robado 28 documentos clasificados Top Secret, 1 976 con categoría de Secreto y 1 655 como Confidencial, en su forma original de papel o de forma electrónica para dejarlos a disposición de la agente de los Servicios de Inteligencia de Taiwán Isabelle Cheng, con la cual mantenía una relación asidua.

Keyser también admitió formalmente ante el tribunal que mintió repetidamente a los investigadores del Departamento de Estado acerca de su relación con la agente Cheng. 

Y reconoció que omitió mencionar, de forma engañosa, en una planilla del servicio de aduanas, en septiembre del 2003, a Taiwán como destino de viaje cuando acababa de visitar esa isla.

A pesar de todo, por una complacencia que solo puede explicarse por el nivel de las "amistades" que mantenía en la Casa Blanca, fue dejado en libertad con una fianza de 500 000 dólares (en realidad una garantía hipotecaria), y la obligación de entregar su pasaporte y usar una pulsera electrónica de monitoreo.

El 22 de enero último, Keyser fue discretamente condenado a 12 meses y un día de cárcel, el pago de una multa de 25 000 dólares, y tres años de supervisión carcelaria por "extracción ilegal de material clasificado" del Departamento de Estado y por haber hecho falsas declaraciones.

Eso no es todo: ¡No es la primera vez que Keyser ha sido sorprendido con las manos en la masa!

En el 2000, el especialista de Asia, quien hablaba mandarino, había sido sancionado, junto a unos colegas, tras la desaparición repentina de una laptob y su contenido de la oficina de nada menos que la entonces Secretaria de Estado, Madeleine Albright. 

Parece increíble, pero Keyser, quien seguramente disponía ya de un padrino en algún lugar, fue luego asignado a la Oficina del Director General del Servicio exterior. 

Antes de su arresto, este espía patentado había ocupado puestos en la Embajada norteamericana en Beijing en tres oportunidades (1976-78, 1989-83, 1989-92) y en la de Tokio dos veces (1979-81, 

1985-88), tuvo rango de Embajador en negociaciones relativas a Nagorno-Karabakh y otras antiguas repúblicas soviéticas.

Cosas Absurdas de la Justicia Bushista
Entre los casos de auténtico y comprobado "espionaje" más famosos ocurridos bajo la Administración de George W. Bush, se distingue también el de ese gran socio del lobby pro-israelí, Lawrence A. Franklin.

Durante años, Franklin entregó gigantescas cantidades de información del Pentágono sobre Irán a dos agentes israelíes, Steve Rosen y Keith Weissman, que operaban bajo la cobertura del American Israel Political Committee (AIPAC) el más importante grupo de cabildeo (lobby) israelí en Washington, y a otro espía de Tel Aviv, Naor Gilon, entonces consejero político en la Embajada de Israel en Washington.

Franklin, un experto analista del Pentágono que asesoró personalmente a Donald Rumsfeld, fue condenado, en el 2006, a doce años de cárcel... y poco después, fue liberado bajo fianza hasta la conclusión del juicio de Rosen y Weissman. 

Hace unos meses, el Wall Street Journal revelaba que el espía más peligroso de la historia reciente de Estados Unidos trabaja en este momento de parqueador en el Charles Town Races & Slots, Virginia del Oeste, un hipódromo privado y un casino especializado en lotería video. 

Arrestados in fraganti por el FBI cuando desarrollaban actividades de espionaje, Rosen y Weissman se encuentran también libres bajo fianza. 

Sus astutos abogados afirman ahora que al acusar de espionaje a sus clientes, la Fiscalía viola la Primera Enmienda de la Constitución y que condenarlos obligaría a acusar también a numerosos activistas y periodistas.

Sus actividades de espionaje se extendieron entre abril de 1999 y el 27 de agosto del 2004, un período durante el cual el FBI observó numerosos encuentros realizados con las precauciones que caracterizan las actividades del grupo.

Hace unos días, el Presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, subrayó otro caso de flagrante complacencia, al indicar que el diario The New York Times acaba de publicar declaraciones del Departamento de Justicia, acerca de Leandro Aragoncillo, un norteamericano de origen filipino sentenciado a solo 10 años por espionaje.

Ex marine del Ejército norteamericano, Aragoncillo realizó sus actividades de espionaje en la Casa Blanca, mientras trabajaba sucesivamente para los vicepresidentes Al Gore y Dick Cheney. 

Más escandaloso aún, al pasar luego al servicio del FBI, en el Estado de New Jersey, como analista especializado en inteligencia, siguió con sus actividades de espionaje y robó documentos clasificados "muy secretos" sobre amenazas terroristas contra intereses estadounidenses en Filipinas.

Los Cinco: Cuatro Cadenas Perpetuas más 75 Años
La complacencia de la justicia bushista con Donald W. Keyser, Larry A. Franklin, Leandro Aragoncillo y otros confirmados espías introducidos en la alta administración de Estados Unidos tiene poco que ver con la brutalidad del tratamiento reservado a Los Cinco, que ni en sueño se acercaron a un documento clasificado del gobierno norteamericano .

Hace falta recordar cómo, violando todas las normas penitenciarias y los convenios internacionales contra la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes, el jefe del FBI de Miami, Héctor Pesquera, y sus cómplices de la Fiscalía mantuvieron a Los Cinco antiterroristas cubanos en confinamiento solitario durante 17 meses consecutivos después de su arresto.

Y cómo el general Clapper, ex jefe de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa; el general Charles Wilhelm, ex comandante en jefe del Comando Sur; el general Edward Atkeson, ex vicejefe del Estado Mayor del Ejército para Inteligencia; el almirante Eugene Carroll, ex vicejefe de Operaciones Navales, y el coronel George Buckner, ex oficial del Comando del Sistema de Defensa Aérea de Norteamérica, todos rindieron testimonios descartando la posibilidad de que Los Cinco se hayan acercado, ni de lejos, a informaciones de algún valor estratégico.

Después de un juicio trucado en una ciudad dominada por la mafia terrorista cubanoamericana, Los Cinco recibieron cuatro cadenas perpetuas más 75 años de cárcel... por "espiar" a las redes terroristas. Las mismas a las que pertenecen Luis Posada Carriles y su pandilla que, desde Miami, y a menudo con la complicidad de la CIA, del FBI, del Departamento de Estado y de la propia Casa Blanca, se dedican a cometer crímenes contra Cuba, Chile y los propios Estados Unidos, como es el asesinato de Orlado Letelier y Ronnie Moffit, cuyos ejecutores materiales se pasean libres también en Miami y otras ciudades.



 

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