¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                  Lecciones de las Jornadas de Lucha del 11-J

                

        Día combativo. El 11 de julio sirvió para aglutinar las fuerzas de los movimientos sociales y políticos. Pero sólo es el primer paso. (Foto: Eddy Ramos) 

César Zelada / Mariátegui
 20/08/07


No hay ninguna duda de que el 11-J marcó el punto más álgido de la lucha de clases en la tierra insurgente de Tupac Amaru. Como dijo Mario Huamán, "…apertura una nueva etapa…". Pero, ¿Qué clase de etapa? ¿Por qué, si como dice la izquierda democrática, el 11-J fue un éxito total, García impone su agenda neoliberal en el sector educación y aprueba leyes represivas contra los movimientos sociales? 

"…el Perú puede encontrarse en una etapa de transición a una situación prerrevolucionaria, pero esto puede cambiar rápidamente por la cuestión de la dirección…", dijimos en un articulo anterior. Y es obvio que actualmente la situación ha cambiado. 

Las Jornadas del 11-J fueron inspiradoras. El 11-J es un paso adelante. El pueblo se movilizó por cuestiones democráticas exigiendo la reducción del aumento de precios de alimentos, del gas, etc., en las regiones. Contra el TLC en el sector campesino. Por demandas laborales, cambio de la política económica y una Asamblea Constituyente en el caso de la CGTP. O contra la antidemocrática Ley de Carrera Pública Magisterial (LCPM) en el sector del SUTEP. Todas estas luchas que lograron unificarse el 11-J, con la participación activa de la nueva y vigorosa clase obrera, en el fondo plantean la cuestión del poder político. 

De esta manera, si las "direcciones de vanguardia" del SUTEP, en vez de preocuparse por buscar cada quien su legitimidad entre las masas magisteriales, hubieran unido sus fuerzas para derrotar la política macartista de la administración García, la historia sería diferente. 

Todas las condiciones objetivas (levantamientos regionales en Arequipa, Andahuaylas, etc.), para el triunfo político de las masas oprimidas peruanas estaban están dadas el 11-J: la clase obrera en escena (Textiles, Construcción Civil, sanitarios Celima, entre otros), y la clase campesina (en Paro de 48% hrs), han dado muestras suficientes de querer luchar hasta el final. Incluso la clase media se mantiene neutral o, según las encuestas, simpatiza con las luchas obreras. 

En verdad, la clase dominante esta nerviosa por el despertar del león dormido: La clase obrera y su alianza con los demás clase sociales oprimidas. 

Entonces, son las vacilaciones de la dirección de la CGTP y la izquierda en el mitin del 11-J para convocar al Paro nacional, y la falta de confianza en la capacidad revolucionaria de los trabajadores y campesinos peruanos para derrotar al gobierno aprista, lo que permite a Alan García mantener el control de la situación a través de las Comisiones de Alto Nivel y salir a la ofensiva aprobando leyes represivas e imponiendo la agenda política con la propuesta de un nuevo Pacto Social. 

De mantenerse esta política vacilante de los dirigentes de la izquierda y de la gloriosa Central mariateguista, se estará preparando el camino para la derrota política de las masas.


 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.