¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
            La Cumbre G-20 de Berlín propone un control global de los mercados

                         

                 Foto: Reuters

Gara / Mariátegui
 27/02/09

Al igual que lo hicieron en las cumbres previas e incluso en la cita del G-20 de Washington, los líderes europeos reunidos el 22 de febrero en Berlín eludieron debatir sobre cuestiones espinosas como las ayudas al sector del automóvil, formularon un catálogo de medidas para afrontar la crisis y centraron sus esperanzas en la reunión de Londres del 2 de abril, un encuentro que "debe ser un éxito" porque "no nos podemos permitir un fracaso".


Los líderes europeos que participarán el próximo 2 de abril en el encuentro del G-20 en Londres reiteraron ayer en Berlín su determinación para controlar y supervisar los mercados financieros y formularon un catálogo de medidas, pero, al igual que hicieron en Washington, pospusieron la adopción de decisiones concretas a la cita de poco más de un mes.

La canciller alemana y anfitriona de la reunión, Angela Merkel, destacó que los estados de la Unión Europea (UE) acudirán con una postura "sólida y conjunta" a Londres.

En su declaración los asistentes formularon un catálogo de propuestas de siete puntos para el control de los mercados financieros y otorga mayor protagonismo al Fondo Monetario Internacional. "Proponemos un fondo de 500.000 millones de dólares que permitirá al FMI no sólo administrar las crisis cuando se producen, sino también evitarlas", declaró el primer ministro británico, Gordon Brown.

El FMI ha manifestado en las últimas semanas que su capacidad para prestar a los países europeos en dificultades, en particular las economías muy debilitadas de Europa del Este, corría el riesgo de agotarse si la crisis económica se prolonga. Japón ya anunció su intención de prestar hasta 100 mil millones de dólares al fondo.

El catálogo contempla también el desarrollo de un mecanismo de sanciones "contra jurisdicciones que no cooperen, incluidos los paraísos fiscales".

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, destacó la importancia de este punto, ya que "en Washington todavía había problemas para incluir la palabra 'paraíso'" en la declaración final.

En un tono similar a los días previos al encuentro de Washington del pasado noviembre, cuando se anunciaba que iba a ser "una reunión concluyente", subrayó el compromiso de todos para que la cumbre de Londres sea un éxito y su convicción de que así será porque es "la última oportunidad" para encarrilar la crisis y "los países industrializados y las naciones emergentes no pueden permitirse un fracaso". Insistió en que será entonces cuando se tratará de tomar medidas estructurales.

A la espera de ese encuentro, los líderes europeos evitaron analizar, al menos de puertas hacia afuera, espinosas cuestiones como las ayudas al sector del automóvil en el Estado francés, un plan que Alemania considera proteccionista, y dijeron que se tratará en el Consejo extraordinario del próximo domingo en Bruselas.

El primer ministro checo y presidente de turno de la UE, Mirek Topolanek, afirmó que todos los estados incluyen algún tipo de medida de apoyo industrial en sus programas de reactivación económica, por lo que no ve por un problema. "Se trata más de problemas en la prensa que nuestros", opinó.

Buscan la salida pero no la encuentran
Berlín fue el escenario elegido para una cita al más alto nivel que congregó a los líderes políticos de las principales economías europeas. A mitad de camino entre la reunión del G20 el pasado noviembre en Washington y la que el mismo organismo celebrará el 2 de abril en Londres, la conferencia perseguía acercar posiciones para encarar una postura común entre los países del viejo continente que garantice hacer frente a la crisis económica de una manera pretendidamente resolutiva. La regulación de los mercados, productos y actores financieros se configura como la receta que defenderán en Londres como respuesta a la depresión.

De esta manera, se va perfilando el camino que trazarán las potencias occidentales para salir del intrincado laberinto económico en el que se encuentran. Todo apunta a que, tras el generalizado desconcierto inicial ante una crisis de virulencia inesperada y los apresurados llamamientos a la refundación del capitalismo, los principales actores han optado por modular el discurso y elaborar recetas aparentemente menos traumáticas cuya sustanciación se podrá ver en Londres. Así, la necesidad de controles más eficaces para regular los mecanismos económicos, especialmente los financieros, asume un lugar central en el análisis, en lo que parece un inminente reforzamiento del papel del Fondo Monetario Internacional (FMI), que podría ver incrementados sus fondos de manera exponencial. En este diseño de reforzamiento del sistema capitalista no parecen cuadrar los planes de estímulo económico inmediato que han puesto en marcha algunos estados, entre ellos el español y el francés (con especial empeño de Sarkozy), interpretados por potencias como Alemania como iniciativas proteccionistas que atentan contra el libre mercado.

Lo cierto es que hasta la fecha, y van pasando los meses desde el noviembre de Washington, la crisis va arrastrando a la economía mundial a cotas cada vez más profundas, sin que las medidas propuestas por las grandes potencias hayan surtido efecto alguno. Parece que la enfermedad avanza y supera a unos galenos con recetas trasnochadas y, a todas luces, ineficaces.












                         

 

                         

                




                  


 

 

 

 

 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.