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               Gramsci y Mariátegui: Leninistas


Nuevamente una controversia sin objeto

Dante Castro / Mariátegui
 16/08/08

Ya hemos dicho que el pensamiento de Mariátegui no es algo acabado, sino más bien incompleto, por lo mismo que fue interrumpido por su temprana desaparición física. Gramsci tuvo previa oportunidad de diferenciar la corriente "socialista" de la comunista en la propia escisión del partido obrero italiano. Por lo que revela la historia de Gramsci y del comunismo italiano, a él nunca se le hubiera ocurrido confundir un partido "socialista" (típica denominación de los adheridos a la segunda internacional) con un partido comunista. Veamos su intención:

"La transformación de los partidos comunistas, en los que se concentra la vanguardia de la clase obrera, en partidos bolcheviques, se puede considerar, en el momento actual, como la tarea fundamental de la Internacional Comunista. Esta tarea se ha de poner en relación con el desarrollo histórico del movimiento obrero internacional, en particular con la lucha que en su interior se desarrolla entre el marxismo y las corrientes que constituían una desviación de los principios y de la práctica de la lucha de clases revolucionaria" . (Gramsci, Antonio: "La situación italiana y las tareas del P.C.I.", enero de 1926.)

Ojo con lo anterior: dijo "marxismo". Aquí tienen una posibilidad más de elucubrar los taumaturgos del "mariateguismo" . Alguien supondrá con esta cita fuera de contexto que Gramsci rehuía referirse al leninismo. Pero no es así y lo veremos en el mismo escrito. Para los comunistas en aquellos años era usual calificar indistintamente al leninismo como marxismo-leninismo o viceversa. Pero nunca nos ha parecido Gramsci tan sincero sobre su filiación leninista como en esta cita:

"El único partido que se salvó de la degeneración es el Partido Bolchevique, que logró mantenerse a la cabeza del movimiento obrero del propio país, expulsó de su seno las tendencias antimarxistas y elaboró, a través de la experiencia de tres revoluciones, el leninismo, que es el marxismo de la época del capitalismo monopolista, de la guerra imperialista y de la revolución proletaria". (Gramsci, ob cit)

Cuando aún no habían asimilado los comunistas italianos la posibilidad de una ruptura entre quienes hicieron posible la revolución bolchevique, Gramsci escribe al PCUS:

"En estos últimos años, y particularmente después del V Congreso mundial, nuestros partidos estaban llegando, a través de una dolorosa experiencia, de crisis dolorosas y extenuantes, a una efectiva estabilización leninista, estaban convirtiéndose en verdaderos partidos bolcheviques" . (A. Gramsci, "Carta al Comité Central del Partido Comunista Soviético", octubre de 1926).

Y cuando se refiere a esas polémicas internas del PCUS, no duda en decir que estaban afectando "...al corazón mismo de la doctrina leninista..." . (Gramsci, ob cit.)

Para Mariátegui hay una nueva etapa marxista ante sus ojos. El "socialismo contemporáneo" -según él- está preñado por un "acontecimiento dominante" que es la revolución rusa. Y la revolución rusa tiene un dirigente máximo que a su vez es el "restaurador" más "fecundo" del marxismo. Veamos cómo lo expone:

"Y Lenin aparece, incontestablemente, en nuestra época como el restaurador más enérgico y fecundo del pensamiento marxista. (...) La revolución rusa constituye, acéptenlo o no los reformistas, el acontecimiento dominante del socialismo contemporáneo. Es en ese acontecimiento, cuyo alcance histórico no se puede aún medir, donde hay que ir a buscar la nueva etapa marxista."
(JCM: Defensa del marxismo, pág. 22)

¿Qué nos dice Mariátegui que era Lenin? ...¿Un restaurador? ...¿Había algo qué restaurar? Es bueno aclararlo a quienes creen que en el marxismo a secas están reunidas todas las herramientas teóricas del socialismo científico. Parece que el pensamiento marxista necesitaba de que alguien hiciera esa labor restauradora. El marxismo del siglo XIX necesitaba de un segundo desarrollo acorde con los cambios del capitalismo a nivel mundial en el siguiente siglo. 

Como bien sabemos, el leninismo es el marxismo de este periodo imperialista que todavía vivimos. Así lo incluye Mariátegui en el programa del Partido Socialista:

"La praxis del socialismo marxista en este período es la del marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú lo adopta como su método de lucha". (JCM: "Principios programáticos del Partido Socialista", en Ideología y Política, página 160.)

Es obvio, entonces, que el único marxismo vigente que reconoce Mariátegui, es el marxismo-leninismo. También es obvio que Mariátegui, Stalin y Gramsci manejan como sinónimos "marxismo-leninismo" y "leninismo". Hacer conjeturas y distinciones entre ambos términos, resulta ocioso.

Pero más ocioso es inventar distinciones significativas o fundamentales en el pensamiento de Mariátegui entre socialismo revolucionario y comunismo, algo que no ocupó las horas del Amauta ni terminó en un ensayo especial que diferenciara uno de otro proyecto. Muchos partidos obreros nacieron en Nuestra América con el nombre de "socialistas" para luego denominarse comunistas, como les correspondía. Precauciones frente a la represión policial hicieron que los comunistas se refugiaran circunstancialmente bajo membretes menos proscritos. Coincidimos con Jorge Basadre:

"Si Mariátegui fue o no el fundador del Partido comunista es una cuestión que seguirá siendo ampliamente discutida en el Perú. En verdad, es una controversia sin objeto. Mariátegui no estaba básicamente en desacuerdo con los dirigentes de la Internacional comunista; la naturaleza de sus objeciones fue táctica, inmediata e incidental". 

(Basadre, Jorge. Introducción a los 7 Ensayos, en Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano, p.337)

Los que profundizan en estrafalarias diferencias, quieren tener un partido que se autoproclame el "verdadero" partido "socialista" de Mariátegui, versus los "falsarios" que se llaman comunistas. Eso ya ha ocurrido en varias oportunidades de nuestra historia más próxima, en pleno siglo XX. Trotskistas, reformistas e incluso el renegado Ravines, a pocos meses de venderse a Beltrán, hicieron el mismo distingo.





 

 

 

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