¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                   Graham Greene en la Triple Frontera

                 

 

El contrabando según sus novelas

Cristian Alarcón / Crítica - Mariátegui
 09/12/08

Adelantado. Los libros de Graham Greene relatan un universo conocido de traficantes en la frontera del norte argentino.

En dos de sus novelas más conocidas, el genial escritor británico retrató la vida ilegal en el límite argentino-paraguayo. Nada varió en esa zona que ha vuelto a estar de moda entre los actuales narcotraficantes.

Era una noche tibia en Asunción del Paraguay, hace unos quince años. En el hotel el aire acondicionado funcionaba mal y producía un ruido de turbina de avión. Bebíamos y escuchábamos anécdotas de otros viajes, de otras épocas. Estábamos allí para cubrir una de esas cumbres presidenciales bananeras en las que un supuesto entuerto entre vecinos sudamericanos se resolvería con otros tragos tomados por ministros y cancilleres. Gobernaba Carlos Menem, a quien apenas le habíamos visto el pelo postizo entre otros mandatarios cuando fue la hora de la foto de todos con las manos en alto. Despacio y sin jactancias hablaba, para el embeleso de varios novatos en el oficio, la gran periodista Stella Calloni. Contaba asuntos que parecían darle sentido al calor que se soportaba en el lobby. Ella se acordaba de su vieja amistad con Graham Greene, en la Panamá del general Torrijos. Ignorantes de que en sus libros había un maestro, escuchábamos con la atención de un chico en una charla sobre educación sexual. Para los más jóvenes de esa pequeña mesa el relato era toda una iniciación. 

El Regreso de los Traficantes. Entré al mundo de Greene por sus novelas leves. De todas ellas me quedé con El cónsul honorario y Viajes con mi tía. En ambas deslumbra que el espía que se burló de sus jefes y gozaba de que le hubieran prohibido la entrada a los Estados Unidos, se haya detenido con parsimonia en tierras agrestes y profundas como la frontera entre la Argentina y el Paraguay. Hace poco, justo antes de que un crimen de tres jóvenes mafiosos alumbrara de súbito para las masas el asunto del tráfico ilegal, me volví a concentrar en él. 

En Viajes con mi tía (1969), por ejemplo, la protagonista es una entrañable mujer mayor que va por el mundo enredada en amores con ex colaboradores de los nazis. La tía Augusta conduce al narrador -su gris sobrino jubilado de bancario- de Londres al Orient Express, a Estambul y luego, por fin, a lo más recóndito de América Latina: Buenos Aires y el Vapor de la Carrera, que llevaba hacia Asunción por el Paraná. 

La mejor descripción literaria de lo que significa el contrabando, marido fiel de la frontera, que de pronto se volvió a colar en nuestra actualidad con las historias de la efedrina y los prófugos cruzando en canoa hacia Paraguay, la hizo, hace casi cuarenta años, en esa novela, el señor Greene. 

Noticias Policiales. En El cónsul honorario (1973), una tragicómica patrulla guerrillera de paraguayos se equivoca y secuestra en Corrientes -otra vez, todo el tiempo el Paraná- a un inglés chanta y borrachín en lugar del embajador yanqui. 

El ambiente de la novela va de un cabaret correntino como los de hoy a un rancho donde mantienen al rehén, el personaje central, un médico medio inglés cuyo padre desapareció en Paraguay. 

El médico y los guerrilleros hablan todo el tiempo de esa vecindad permeable en la que el cantito del guaraní gana e iguala. Son famosos los secuestros con final fatal en la zona de la novela. La prostituta que se casa con el cónsul es la misma piba que ahora deja a su familia en el pueblo del interior de Chaco o Formosa para ser reclutada por una red. 

Más allá de la maestría con que Greene nos lleva por el río y por las dos historias, termina por fascinar que el hombre parece hablar de la más reciente noticia policial. El espía que se aburría de todo parece haber comprendido, quizás por desopilante realidad, el concepto de ilegalidad y frontera, munido siempre de una artillería importante de sexo, muerte y desilusión.

 

 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.