¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                El país de Martin Rivas y de Giampietri


                                                              

                  Verborragia genocida. Martin Rivas justifica sus crímenes en nombre de la democracia neoliberal.

La república de la impunidad

Dante Castro Arrasco / Revista Mariátegui
 17/03/07

Qué maravilla. La fiscalía excluye del caso El Frontón a los genocidas Alan García Pérez, Luis Giampietri y Agustín Mantilla. El fiscal Edgard Chirinos, según el diario La República, acaba de emitir un fallo librándolos de responsabilidad en la matanza de presos políticos en esa isla el año 1986. Resulta que el jefe supremo de las fuerzas armadas, el entonces presidente de la república Alan García Pérez, no tiene responsabilidad. Que el ex comandante de la marina de guerra y hoy vicepresidente Luis Giampietri, quien dirigió el ataque al pabellón azul, no tiene responsabilidad. Que el entonces viceministro del Interior Agustín Mantilla, quien asistió al escenario de los hechos uniformado y armado, no tiene responsabilidad. ¿Qué mente tan perversa incluyó antes a estos angelitos en ese horroroso expediente?

Pero vale la pena detenerse a comparar el espacio de esta noticia, (10 por 7 cm), mientras que le dedican media página a otra de inverso sentido: el Ministerio Público solicita a la Corte Suprema anular las condenas a los principales dirigentes del MRTA en el último megajuicio y cambiárselas por cadena perpetua. Que a Víctor Polay Campos le anulen su última sentencia de 32 años de prisión y le impongan la pena máxima, igualmente a Miguel Rincón y a Lucero Cumpa, debe dejar satisfechos a muchos ciudadanos que decidieron votar por Alan García. Supongo que el fiscal supremo Avelino Guillén, tanto como el procurador antiterrorista Guillermo Cabala, deben dormir mejor después de demostrar su profesionalidad.

Hace pocos días veíamos en TV a Martín Rivas, sicario del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), dando una perorata de descargo por su responsabilidad en la masacre de Barrios Altos y en la matanza de estudiantes de La Cantuta. Este asesino fue visto por los televidentes de todo el país, un espectáculo bochornoso en el cual su conspicuo protagonista parecía estar ebrio. No debe preocuparle a Martín Rivas su futuro, pues está en el país más idóneo para que ocurran cosas sorprendentes, como el indulto a los terroristas del Estado.

Algo se nos quiere decir: que el terrorismo de estado se premia y el terrorismo antisistémico se castiga horrorosamente. En defensa del Estado que cobija gobiernos corruptos, vale todo. A quienes atacan al Estado y a las clases todopoderosas, hay que aplicarles los mayores castigos, el máximo rigor. Y por qué no se le ha ocurrido aún al procurador antiterrorista Guillermo Cabala pedir una ley que prohíba el entierro de Víctor Polay Campos en cementerios públicos o privados. Por qué se demoran en inventar alguna iniciativa parlamentaria que demande que los restos de Lucero Cumpa sean obsequiados a los practicantes de medicina o sirvan de comida a los puercos. Por qué los dueños del poder le permiten dormir en su celda a Miguel Rincón si deberían mantenerlo despierto hasta el fin de sus días, justo antes que sus cenizas sean arrojadas a los basurales. Qué pasa con esos fiscales pusilánimes que no exigen a los parlamentarios la dación de una pena de muerte lenta y dolorosa. 

Todas esas locuras pueden ser posibles en un país donde se absuelve a los culpables de la matanza de presos políticos más horrorosa de América Latina, donde el partido del prófugo Fujimori se colude con el APRA para cogobernar y borrar sus respectivos pasivos históricos. 

Todos esos desvaríos se tornan en lo real-horroroso de esta republiqueta inmunda en la cual hasta el SUTEP se ha dejado cercar por el gobernante de turno, quitándole las licencias sindicales y la obligatoriedad de contribuir con la Derrama magisterial. En el mismo ejemplar de diario la República donde aparece reducida la noticia de la absolución de los genocidas García, Giampietri, Mantilla, se da carátula y segunda página a la derrota más humillante del magisterio que seguirá con la consiguiente subordinación del SUTEP a los caprichos del gobierno.

Pongámonos a pensar en cuanta gente lúcida decidió emigrar para siempre. Tal vez se resistían a la resignación de vivir en el país que le pertenece a los Giampietri, Cipriani, Mantilla, García, etc. Es el país de Martín Rivas y del grupo Colina. Es el país donde los miembros del paramilitar Comando Rodrigo Franco tienen chamba asegurada en instituciones estatales. Es el país en el cual Laura Bozo puede regresar a las pantallas de TV y sigue saliendo prensa amarilla a raudales. Lea bien, prensa basura, para que tu niña de tres años vea en los quioscos cómo se cacha, (no digo hacer el amor), en todas las poses. Por eso te puedes explicar, querido lector, por qué en estos muladares no puede brotar una orquídea. Por qué no surge un nuevo Jorge Basadre, un nuevo Mariátegui, un nuevo Flores Galindo o aunque sea un nuevo Victor Andrés Belaúnde. Por esas y más razones se entiende el último deseo de José María Arguedas: el único exilio seguro para no sentir la tentación de volver.

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.