¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
               El mensaje electoral en Israel: Urnas, militarismo y xenofobia anti-árabe  

                    

                     Foto: AFP

Sebastián Pellegrino / Agencia Periodística del Mercosur
 21/02/09

Los resultados expresan la debacle de la izquierda israelí y el ascenso de fuerzas de ultra derecha, de sionismo radical y de grupos religiosos ortodoxos. Nuevo factor de inestabilidad para la región.


La situación política de Israel no es por la que desearía atravesar Barack Obama, flamante Presidente de Estados Unidos, si de él dependiera la elección de otro escenario donde pudiera optimizar y aprovechar sus cualidades, aptitudes y soluciones políticas que dice tener. 

Los desencuentros entre demócratas y republicanos no deberían preocuparlo demasiado si examina la puja partidaria que se desarrolla en el país de Medio Oriente.

Las elecciones legislativas, realizadas el martes 10 de febrero, constituyen un punto de inflexión en el trazado de la política exterior israelí. 

El mensaje de los votantes es claro: no se abandonarán las incursiones militares contra Hamas (Movimiento de Resistencia Islámico), no se avanzará un paso en la creación de un Estado palestino, ni se devolverán los territorios ocupados, y no habrá tregua contra los Estados islámicos que representen una "amenaza" para el Estado Judío.

La división política, mencionada más arriba, es producto de la necesidad de los partidos mayoritarios de ofrecer a los ciudadanos el más alto perfil militarista y anti-árabe como sea posible, criterio central para la conformación del nuevo Gobierno israelí.

En efecto, siendo Israel una democracia parlamentaria, las únicas elecciones que se realizan en el ámbito nacional son legislativas. La Knéset (Parlamento) está compuesta por una única cámara de 120 escaños, elegidos para un mandato de 4 años, mediante el sistema de representación proporcional para listas de partido. Esto último asegura la representación de todas las minorías en el cuerpo legislativo.

La dinámica para la designación del Poder Ejecutivo está supeditada a la conformación de coaliciones amplias dentro de la Knéset y a la confianza que ésta deposite y mantenga durante el ejercicio del mandato.

El sistema de elección indirecta en Israel generó, en los últimos días, un alud de encuentros entre líderes políticos para formar alianzas y acuerdos entre partidos.

Según los antecedentes, quien debería ser designada, en las próximas horas, como Primer Ministro es la actual Canciller y primer candidata del partido Kadima, Tzipi Livni. Su partido obtuvo 28 escaños, uno más que la segunda fuerza electoral, el conservador partido Likud de Benjamin Netanyahu (recalcitrante líder sionista y anti-árabe).

Muy atrás quedó el Partido Laborista, encabezado por el actual ministro de Defensa Ehud Barak, obteniendo sólo 13 escaños y con ellos el peor registro de su historia. El resto de las bancas legislativas se repartieron entre nueve partidos minoritarios.

En este marco, la conformación del nuevo Gobierno no es clara. Según la mayoría de los analistas y medios judíos, Benjamin Netanyahu tendría mejores posibilidades que Livni para formar una coalición mayoritaria dentro de la Knéset.

El líder de Likud contaría con el apoyo de los 7 legisladores de la derecha religiosa y con los escaños del partido de extrema derecha de Avigdor Lieberman (sionista radical que propone que los árabes israelíes se sometan a pruebas de lealtad al Estado y a la religión judía), un ex colaborador de Netanyahu que mantuvo abiertas sus opciones.

Según medios israelíes, Netanyahu se ha asegurado hasta la fecha el apoyo de 50 de los 120 diputados, mientras que Livni solo cuenta con el respaldo de los 28 escaños de su facción.

Durante el período de campaña, tanto el líder de Likud como la presidenta de Kadima prometieron un "Gobierno de Unidad Nacional". En la actualidad, ambos se ocupan de contar y volver a contar el total de los apoyos declarados y las alianzas potenciales con las que contaría cada uno, con el objetivo de ganar el liderazgo de un eventual Gobierno multipartidario. 

Lo cierto es que la ciudadanía se expresó de manera inequívoca: no habrá lugar para una paz duradera y estable en Medio Oriente. El giro conservador, militarista y expansionista de la nación judía parece echar por tierra las posibilidades del centrista partido Kadima para ocupar el máximo cargo de la administración israelí.

En este orden, cabe realizar una mención respecto a la intervención militar que durante 22 días asoló las calles de Gaza y zonas aledañas, dejando un saldo de más de 1.300 muertos y miles de heridos.

La creciente impopularidad del Gobierno de Ehud Olmert, del partido Kadima, determinó la escala y extensión de la Operación Militar Plomo Fundido sobre la Franja de Gaza, como única alternativa a lo que, de otra manera, hubiese sido un desastre electoral en los comicios del martes 10 de febrero. 

Y la estrategia política (ni militar, ni ideológica) funcionó, pero no como la canciller Livni ni su partido esperaban. En los dos meses previos a los comicios la imagen positiva de la candidata subió más del 15 por ciento, aunque sólo le sirvió para recuperar parte del apoyo perdido y sumar, a favor de Kadima, un escaño más que en la gestión anterior. 

Es decir, los electores aceptaron la estrategia bélica, aunque no lograron convencerse de la vocación expansionista de un partido que nació y se desarrolló con la idea de acordar un tratado de paz duradero con los palestinos y hasta de lograr la creación de un Estado musulmán en los territorios ocupados.

De hecho, el Gobierno de Olmert fue quien decidió en 2005 el retiro unilateral de las fuerzas de ocupación en Gaza, dejando la región bajo jurisdicción de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Tal medida fue el principio de la caída constante del apoyo público a la gestión de Kadima.

Los próximos días serán cruciales para que la Knéset organice el nuevo Gobierno. Todo parece indicar que la paz en la zona más caliente del planeta depende, en gran medida, del futuro político de Israel.

La reacción de Obama
"Las elecciones en Israel representan un reto para el presidente de los Estados Unidos", indicó el asesor de Obama, Robert Wood, luego de que quedara abierta la posibilidad de una administración derechista, encabezada por Netanyahu y Lieberman. 

Ambos líderes israelíes han hecho públicas sus intenciones de no acceder al diálogo ni con la ANP ni con el movimiento Hamas. 

Un eventual Gobierno belicista eliminaría las posibilidades de pacificación de Medio Oriente a través de la constitución de un Estado palestino en los territorios de Cisjordania y Franja de Gaza, según los planes anunciados por el Presidente estadounidense.

Desde el Departamento de Estado manifestaron que el nuevo Gobierno israelí, sea cual fuere, deberá "buscar la paz en la región". 

La incertidumbre respecto al rumbo que adoptará la nueva administración de Tel Aviv es un motivo de preocupación para Barack Obama, quien insiste públicamente en la necesidad de crear un nuevo orden mundial basado en las negociaciones diplomáticas, con el auspicio y liderazgo de Estados Unidos para la resolución de los conflictos. 

Sin embargo, a casi 30 días de haber asumido la Presidencia, el mandatario afroamericano aun no ha intervenido sobre los permanentes ataques que el Ejercito de Israel continúa lanzando en la zona de Gaza. Parece que la violencia en Medio Oriente no es ya un problema de extrema urgencia para su gestión.

Lo que sí obstaculiza el proyecto global de Obama es el riesgo del retorno de los ataques masivos sobre los palestinos, teniendo en cuenta el giro estratégico de la política externa que pretende instaurar la Casa Blanca.

En efecto, Obama busca el acercamiento con Rusia, Irán e India para disminuir, por una parte, los frentes de tensión que acechan contra la debilitada economía estadounidense, y a la vez continuar con la interminable intervención en Afganistán, donde cada día que pasa el país del norte cosecha peores resultados. 

En este marco, el Estado de Israel (aliado privilegiado de Washington) parece alejarse de las directrices e intereses del país norteamericano. 

Reales objetivos de la Operación Plomo Fundido
Más arriba se habló de los intereses preelectorales de la intervención, tesis ratificada por los resultados de los comicios legislativos y el incremento rápido del caudal de votos para el partido Kadima. Pero aquellos ataques representan algo más.

Si algo queda claro es que no fue una incursión dirigida a eliminar a Hamas. El movimiento de resistencia salió más fortalecido que antes de la Operación no sólo en la región sino en el escenario internacional. Las víctimas reales fueron, en gran mayoría, civiles de la Nación palestina. 

El plomo israelí fue una prueba para otra gran prueba, de mayor escala y trascendencia: una eventual invasión contra Irán. En 2008 ambos países agitaron los vientos de la guerra, con demostraciones recíprocas de capacidad militar. 

La justificación del presunto desarrollo nuclear con fines militares en Irán, más las certezas que arrojaron los 22 días de ataques contra Gaza, sentarían las bases de los planes sionistas y expansionistas del futuro Gobierno de Israel. Esto, sumado al consenso de la Nación judía con los proyectos militares. 

Las mencionadas certezas se refieren a: la neutralidad o casi nula injerencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ante el flagelo de los palestinos; el apoyo indirecto (financiero y militar) de Estados Unidos; el silencio de la Unión Europea (UE); y la vacilación de las potencias emergentes ante la toma de posición sobre el conflicto.

Nuevas incógnitas emergen del corazón de Medio Oriente. El 2009 será complejo no sólo en el ámbito de la economía internacional. Y el cóctel de recesión, estallidos sociales e incursiones militares suelen desembocar en un colapso total de la estabilidad mundial.

Con suerte, la comparación del 2008 con los acontecimientos de la década del 30 del siglo pasado se limitará sólo al aspecto financiero. Con suerte, aunque no es seguro. Las urnas israelíes atestadas de xenofobia anti-árabe, germen apto para la reproducción del estigma contra lo musulmán, parecen decir algo más.

spellegrino@prensamercosur.com.ar 











                         

 

                         

                




                  


 

 

 

 

 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.