El Juego del Ultimátum
Limosnas. En
el negociado de las sobreganancias mineras, el gobierno aprista cumplió
el papel de agente de las transnacionales.
Jürgen Schuldt */ Revista Mariátegui
23/05/07
Hace veinticinco años, tres economistas publicaron los sorprendentes resultados de un experimento de laboratorio en el que participan grupos de dos 'jugadores'. El instructor-coordinador del juego le entrega a uno de los miembros de la pareja -el proponente- una suma módica de dinero y le dice que debe hacerle una oferta al otro -el recipiente-. Si éste acepta el monto ofrecido porque lo considera 'satisfactorio', se queda con el dinero y el resto del dinero va a manos del proponente. Pero, si lo rechaza ninguno de los dos se lleva un solo sol, con lo que el dinero lo recoge el instructor.
Desde la publicación del texto mencionado se han hecho cientos de ejercicios -básicamente con estudiantes universitarios- de este 'Juego del Ultimátum', basado en la idea del 'tómalo o déjalo', sin negociación de por medio. Con lo que se ha convertido así en un ejemplo paradigmático de la subdisciplina de la ciencia económica que se ha dado en denominar 'Economía Experimental', en la que se estudia el comportamiento económico humano en base a la sinergia de ciertos principios básicos de la sicología y la teoría microeconómica.
Los corolarios a los que se llegó con esos ejercicios pasmaron a todos, especialmente a los economistas. Porque éstos habrían pronosticado que la oferta sería de 1 sol o una 'suma mínima', porque el proponente pensaría que 'algo es algo' (mejor que nada) para el recipiente, con lo que aceptaría la oferta y el proponente se quedaría con los restantes 99 soles o algo menos. A primera vista, parecería algo perfectamente lógico desde la perspectiva del paradigma dominante de la teoría económica, ya que ambos se comportarían como 'homo oeconomicus', esos 'locos racionales' (Amartya Sen) que maximizan utilidad sobre la base de decisiones racionales y egoístas.
Pero, en los experimentos, los 'proponentes' ofrecían alrededor del 45% de la suma entregada la que aceptaban encantados los 'recipientes', con lo que ganaban ambos. Solo en los casos en que la oferta era inferior al 20%, los 'recipientes' rechazaban la propuesta, por lo que ambos jugadores se quedaban con las manos vacías. Consecuentemente, según los supuestos tradicionales de la teoría economía, se trataba de una típica 'anomalía' (como muchas otras encontradas por estos 'economistas experimentalistas'), que -de acuerdo a ese paradigma- solo podría atribuirse a la 'irracionalidad' de los jugadores o a un experimento mal realizado o interpretado.
Consecuentemente, los expertos en la materia se comenzaron a preguntar a qué podía atribuirse semejante comportamiento, tan excepcional en un mundo aparentemente tan 'materialista'. Y, en efecto, con el tiempo surgieron las más diversas hipótesis del por qué el 'oferente' ofrecía tanto, sea en juegos anónimos, como aquellos en que los jugadores se encuentran frente a frente. Si bien el debate aún continúa, las hipótesis más plausibles plantean que ello se debería al hecho que el ser humano es menos egoísta de lo que se cree y que en sus 'funciones objetivo' y decisiones intervienen también otras variables, entre las que deben considerarse la 'equidad', las 'costumbres', la caballerosidad, la proximidad, la reputación, el prestigio, la vergüenza, etc., que serían los motivos dominantes o subalternos que llevan a ese tipo de ofertas 'solidarias' o 'justas' del dinero 'caído del cielo'. Y, al revés, a los que en esos experimentos se comportaban como lo esperarían los economistas ortodoxos, sus ofertas eran rechazadas: el 'recipiente' castigaba al oferente por injusto, antipático, tacaño o lo que fuere; con lo que prefería quedarse sin nada antes que aceptar una cantidad que consideraba mezquina.
Son pocas las aplicaciones prácticas que se pueden hacer del Juego del Ultimátum en su forma pura. Sin embargo, nos parece que se puede aproximar a la experiencia del 'aporte minero voluntario', que en diciembre pasado se plasmara en el D.S. 071-2006-EM, significativamente denominado 'Programa Minero de Solidaridad con el Pueblo'.
Si bien hay algunas diferencias notorias respecto al Juego, parecen haber similitudes. Una primera es que hay dos 'jugadores': los representantes de las empresas mineras y las regiones mineras , intermediadas éstas por el gobierno.
La segunda es que también hay una cantidad de dinero inesperada, que se decidió repartir de manera 'solidaria', aparentemente en sustitución de un impuesto a las sobreganancias. En efecto, el año pasado cayó maná del celestial mercado internacional en forma de precios extraordinarios de los minerales, entendidos como aquellos que rebasaron los precios promedio de mediano plazo; específicamente, los del periodo 1991-2005, asumido oficialmente para determinar los 'precios de referencia'. Así, el año pasado estuvieron por encima de ese nivel 'normal' de precios, el cobre en 136%, el plomo en 162%, la plata en 91%, oro 47%, zinc 45%, etc. Sin embargo, refiriéndonos solo al año pasado, las cantidades exportadas cayeron levemente en algunos casos, como el cobre (-0,4%), el zinc (-2,4%) y el oro (-4,8%), habiendo subido los demás en cantidades no muy apreciables, tales como el estaño (3,8%), la plata (8,6%) y el plomo (17%).
Si ponderamos los precios y las cantidades mencionadas, tendríamos que las utilidades -de haber regido los precios 'normales'- habrían sido el 61% de lo que realmente fueron. Luego, como el gobierno ha proclamado por todos los vientos, el aporte minero que desembolsarán las 40 empresas este año será de 500 millones de soles, correspondientes al 3,75% de las utilidades netas totales de esas empresas. Debido a lo cual -por simple regla de tres- sus ganancias del año 2006 habrían sido de S/. 13.333 millones. Lo que significa que las sobreganancias ascenderían -en el peor de los casos- a S/. 5.200' o 49% de las utilidades netas totales.
Ahora bien, conocido el resultado del juego, resulta que los mineros ofrecieron 'voluntariamente' esos quinientos millones, es decir, menos del 10% del maná recibido sin esfuerzo alguno. En un Juego de Ultimátum esa cifra habría sido rechazada, ya que una tasa menor al 20% es negada prácticamente por todo recipiente. Si los mineros fueran, de acuerdo a las hipótesis de los expertos, solidarios-equitativos-justos-caballerosos habrían entregado el 45% de las ganancias extraordinarias, es decir, no 500 millones de soles, sino S/. 2.340', casi cinco veces más de lo que efectivamente habrían de apoquinar. Un caso extraño, semejante a éste, se encontró en un experimento realizado con niños del Kindergarten, quienes respondían prácticamente como lo pronosticarían los economistas neoclásicos.
Evidentemente, si los representantes de las regiones mineras hubieran estado presentes en este Juego habrían conseguido entre el 40 y 50% de las sobreganancias, con lo que los resultados se habrían parecido mucho más a los experimentos de laboratorio. Por tanto, debe atribuirse al gobierno, que de árbitro del juego parece que se convirtió en agente del gremio empresarial, el haber llegado a un consenso con una tasa tan baja, para asegurar su propia función objetivo que consiste en lograr a toda costa el 'grado de inversión' e impedir el vuelo de las gallinas de los huevos de oro.
* http://schuldtlange.blogspot.com
Mariátegui.
La revista de las ideas.
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