¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
        
   El gobierno indefenso

                    

      Lo único que les queda. Evadir la realidad. Porque el entreguismo de García (izq.) y de Wagner (der.) es el mismo. A ellos no les interesa seguir manchando nuestra historia con traiciones.

Raúl Wiener / Revista Mariátegui
 05/02/07


Si hay algo peor que un ministro de Defensa diciendo que no tenemos con qué defendernos frente a una eventual amenaza bélica, en un momento en que además acabamos de pasar por una tensión de frontera, es un presidente corrigiendo de mala manera al tontonazo y señalándole que eso no se dice en público y luego perdonándolo con un abrazo. 

Lo que queda claro después de eso es que Alan García hace lo que quiere con sus ministros, aún con los que se jactan de "ilustrados". Pero en materia de política internacional lo único que se puede entender es que gobierno en su conjunto no tiene una idea de cómo pararse frente a nuestro vecino más conflictivo. 

Desde su juramentación, hace seis meses, García definió su política ante Chile en dos ejes: amistad entre presidente y presidenta, como no se había registrado antes en las relaciones Lima-Santiago; y supuesta competencia económica para hacer del Perú el primer país del Pacífico sur, que implicaba darse la meta de superar a Chile en los próximos cuatro años. 

¿Cómo se compatibilizaban los dos movimientos? En estrategia García, secundada por García Belaúnde y Wagner, quería decir, suscribir en secreto un tratado comercial y de inversiones que sólo beneficia a los sureños, dilatar la cuestión de límites marítimos, poner de embajador a alguien que fuera visto como más chileno que peruano, minimizar el incidente de la delimitación invasora de la nueva región del norte, etc. 

Y por otro lado insistir en vender el país lo más pronto posible para ver si exportamos todo lo que podemos: gas, minerales, madera, pesca, frutas, costa, sierra, selva, etc., para ver si en el balance final le ganamos a los chilenos que actualmente venden casi el doble que nosotros al exterior. 

Full patería, como si eso contrarrestara el convincente argumento de los F-16 y todo a la exportación como si se tratara de robarse el modelo del otro y fuésemos dos países de base económica, organización social y geografía equivalentes. 

Pero en esas estábamos cuando nos declaramos indefensos por boca de quién debía resolver como defendernos.

Y el presidente, luego de recibir las iras de los generales y almirantes, lo zarandeó violentamente desautorizándolo como un principiante. 

Pero ahora estamos ante un tremendo problema: si el ministro dijo una falsedad, para fastidiar al gobierno, presionarlo, buscar comprar armas, ¿por qué sigue en su puesto? 

Si dijo una verdad aunque sea aproximada, que debió guardarse bajo llave, ¿qué quiere decir que se le ratifique?, ¿qué el gobierno confirma su débil posición estratégica? , ¿cómo quedamos ante Chile y ante el mundo después de este espectáculo? 


 
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