¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
          Elección decisiva      

       

Temores . El pueblo turco cree que podría implantarse una república islámica en su territorio. 

Ignacio Ramonet / Revista Mariátegui
 11/05/07

Es un final de ciclo, un verdadero cambio de era el que anuncia esta elección presidencial. Dadas las apuestas que conciernen a su futuro, toda Europa sigue atentamente las rivalidades electorales en curso. Obligadamente nueva, ¿logrará la personalidad que se imponga en mayo restablecer la confianza, apaciguar las tensiones entre las comunidades, y relanzar el debate con la Unión Europea? 

Por supuesto, estamos hablando de Turquía, que en medio de violentas manifestaciones y enfrentamientos elige a comienzos de mayo, para siete años, a su nuevo presidente, quien asumirá sus funciones el 16 de este mes en curso. 

Predominantemente honoríficas, las funciones del presidente turco -actualmente Ahmet Necdet Sezer- le otorgan el poder de designar a los jueces, a los rectores de las universidades, a sus jefes del Estado Mayor de los ejércitos, y de disolver el Parlamento. No es elegido por sufragio universal sino por los diputados. Ahora bien, el Parlamento está dominado, por 354 escaños de 550, por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, de 53 años, a la cabeza del Gobierno desde hace cuatro años, y muy popular debido a la buena situación económica (1). De modo que naturalmente debiera ser elegido el candidato del AKP, el ministro de Asuntos Exteriores Abdulá Gül. 

¿Dónde está el problema? Mientras que el AKP se define como un partido conservador y demócrata, apegado a la Constitución laica de 1922 puesta en vigor por Mustafa Kemal Atatürk, fundador de la Turquía moderna, sus opositores lo consideran ante todo como "islámico", y temen que un presidente surgido del islam político signifique un retroceso del laicismo. El pasado 14 de abril, en Ankara, una de las manifestaciones más grandes que se hayan producido en Turquía reunió a varios cientos de miles de personas que se oponían a una eventual candidatura del primer ministro. El ejército, cuya sombra no deja de planear sobre la campaña electoral, multiplicó las advertencias y acusó al AKP de tener una agenda islámica oculta. Cosa que Erdogan desmintió. 

En realidad, se pasa una página. Los militares perciben acertadamente que llega la hora del final de la tutela que ejercen sobre el país. No por eso dejan de ejercer una extorsión nacionalista fundándose a menudo en el artículo 301 del Código penal turco (2), especialmente desde que en agosto de 2006 el general Yasar Buyukanit asumió la dirección del ejército. 

Los militares endurecieron el tono frente a las "amenazas regionales". Piensan en Al Qaeda y sus redes terroristas, en Irán y su proyecto nuclear. Pero sobre todo en el "peligro separatista". Acusan a las autoridades del Kurdistán iraquí de proporcionar apoyo logístico a unos cinco mil combatientes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que han reanudado la guerrilla en las zonas fronterizas con Irak. Y se oponen a la anexión de la ciudad de Kirkuk (Irak), con ricos yacimientos petrolíferos, al Kurdistán iraquí con el pretexto de la existencia en esa ciudad de una minoría turkmena. 

Esta escalada chauvinista ha favorecido el regreso de los viejos demonios, y no es ajena al asesinato en el pasado mes de enero del periodista turco-armenio Hrank Dink, ni al exilio del escritor Orhan Pamuk, flamante Premio Nobel de literatura. 

La Unión Europea es en parte responsable de esta degradación política, por haber postergado para las calendas griegas una eventual adhesión de Turquía. La derecha laica y los militares nacionalistas que controlan el país desde hace ocho décadas son ahora ferozmente antieuropeos. Como si sintieran que una adhesión a Europa los llevaría a perder sus prerrogativas y privilegios. 

La presidencia de la República es uno de sus últimos bastiones. Es hora de aceptar la alternancia. Es el precio de una verdadera democratización de Turquía. 

Notas: 
(1) The Wall Street Journal , 18 de abril de 2007. 
(2) El artículo 301 relativo a la denigración de la identidad turca, de la República, y de los fundamentos e instituciones del Estado, fue introducido en el marco de las reformas legislativas del 1 de junio de 2005, reemplazando al artículo 159 del antiguo código penal. Permite enjuiciar a defensores de derechos humanos, a periodistas y otros miembros de la sociedad civil que manifiesten pacíficamente una opinión disidente. 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.