¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                       Ecuador: Caso José Ignacio Chauvin / Carta Abierta a Rafael Correa Delgado

                       

                     Foto: eluniverso.com

La Solidaridad es la Ternura de los Pueblos

Movimiento Guevarista Tierra Fértil / Mariátegui
 23/02/09


Durante alrededor de un poco más de un mes los medios de comunicación de Ecuador iniciaron una cacería, buscando involucrar con el narcotráfico a un sector que participa en el proyecto de Movimiento País; en un manejo perverso y claramente direccionado, los medios de comunicación prácticamente han juzgado, sentenciado y ajusticiado a José Ignacio Chauvin, miembro de este Movimiento y centro de esta maniobra. Se ha violentado la norma constitucional que declara la inocencia de todo ciudadano ecuatoriano hasta que se demuestre lo contrario. 

La inquisición mediática construyo en este lapso de tiempo un imaginario malicioso. A ello también se suma el articulado ataque que en el mismo período y en el mismo caso se lanza contra la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) - Capítulo Ecuador, que torpemente y sin sustento busco ser relacionada. Esto no hace más que demostrar los largos tentáculos del parauribismo y el imperio norteamericano buscando destruir por todos los medios a la CCB. Este ataque se da contra los delegados y las organizaciones que hacen parte de la CCB, pretendiendo detener los pasos de unidad, solidaridad y acción que el capítulo Ecuador viene dando.

En el mismo camino, estas burdas maniobras pretenden detener el proceso que se ha venido empujando desde enero y que tiene como objetivo la participación del Ecuador en la Jornada Continental de lucha este primero de marzo.

Mas no lograrán su objetivo, nos encuentran caminando con paso firme y digno y cumpliremos las tareas trazadas.

Adjuntamos carta de la ex compañera de José Ignacio Chauvin que denuncia tal situación.

---------------------------------------------------------------------

Carta Abierta a Rafael Correa Delgado,

Presidente Constitucional de la República del Ecuador

Mi nombre es Catalina Campo I. Desde hace dos semanas mi nombre ha aparecido en diferentes medios de información, a causa de la supuesta vinculación de mi ex compañero, José Ignacio Chauvin, con delitos de narcotráfico. Creo necesario por tanto, pronunciarme al respecto. 

Me he sentido muy consternada al saber que mi ex compañero aparece en los medios como si fuera el delincuente más buscado. Por supuesto, soy la primera en estar interesada en que se esclarezca el caso, por varios motivos, el primero, porque tanto su familia como la mía están formadas por personas que han llegado a tener lo que tienen a través de mucho esfuerzo y trabajo honrado, muestra de esto es que la casa de tres pisos, que el diario El Comercio del 30 de enero y el diario El Telégrafo del 02 de febrero de este año señalan como perteneciente a José, era de mi padre y consta de tres departamentos, los cuales nos cedió antes de su muerte a mis dos hermanas y a mí, en específico, el mío estaba sin terminar en un 40%, y basta revisar todos los activos que pudiéramos poseer, para darse cuenta de que es un sinsentido pensar que es producto del narcotráfico. 

Mi ex compañero es una persona a quien he conocido más de una década y lo único que tuvo toda su vida fue la fuerza para construir nuevos mañanas. Nuestra vida, como matrimonio, fue una historia linda, de trabajo, esfuerzo, creación y propuesta. Vivimos en ese departamento de sesenta metros cuadrados, en un barrio modesto de la ciudad de Quito. En muchas ocasiones hemos tenido dificultades para pagar las cuotas de la Universidad y terminar mis estudios de Antropología, nunca hemos tenido más de lo que necesitábamos. En segundo lugar, me asombra que lo único que se resalta de José Chauvin son suposiciones y no se habla del inmenso trabajo que él ha realizado para consolidar el gobierno que usted preside. De lo que sé, mi ex compañero fue uno de los que construyeron Movimiento País, se entregó a este totalmente; él levantó, en pocas semanas, 306 560 firmas en la provincia de Pichincha, para apoyar a los entonces candidatos a Asambleístas, recibiendo, estos, el apoyo incondicional de José Ignacio en todo el proceso de la Asamblea. Por toda su lucha desinteresada fue nombrado Subdirector Nacional de Campaña de Movimiento País. Este trabajo lo realizó por un gran compromiso con la revolución ciudadana, lo que le mereció siempre la simpatía y la solidaridad de muchísimas personas, que hicieron trabajo voluntario, solamente por creer en José Chauvin.

Por eso, son lamentables las acciones tomadas durante la anterior semana, y que empezaron con notas de prensa, en donde las únicas pruebas estaban, como hasta el momento están, basadas en suposiciones y presunciones, sin certezas claras ni acusaciones directas. Los propios medios que usted, señor presidente Correa, cuestiona por su falta de ética periodística, tergiversan la verdad, llegando incluso a afirmar: "que ya fue imputado por narcotráfico y enfrenta una orden de prisión" (diario Hoy, "Blanco y Negro", 02-02-09, p.2), cuando no existe ninguna imputación, sino, solamente sospechas y más sospechas. Esto ha hecho que se genere una opinión pública errónea y dañina, lo cual me hace pensar que no se trata de vincular a José con el narcotráfico así porque sí, sino que se trata más bien, de un afán de desprestigiarlo por su trayectoria política importante en Movimiento País, y por lo tanto desprestigiar también a su gobierno, señor Presidente Rafael Correa. La información equívoca ha llegado a tal punto, que se la ha concebido como cierta, incluso por usted mismo y por su gobierno. Entiendo, sin embargo, que es necesaria la investigación y, yo misma, ansío que todo se esclarezca lo más pronto, en especial por mis hijos. No es este el problema, pero sí le encuentro problemático, injusto y antidemocrático a la forma en que se lleva a cabo la investigación, no solamente por parte de los medios de comunicación que escandalizan y magnifican hechos, haciendo aparecer las presunciones como verdades, sino, y sobre todo, por parte de las autoridades del gobierno. Lamentablemente dando muestras, así, de que la "verdad" se construye, como en los regímenes caducos, desde el poder.

Sin el mínimo sentido común, y en el afán de apresar a José, sus hijos, la madre de sus hijos y quienes viven con nosotros o nos frecuentan hemos sido el blanco de amedrentamientos y agresiones, lo cual no debería suceder, por más órdenes superiores que existan. A mi hijo de 4 años de edad, por ejemplo, el día martes 27 de enero, cuando iba a su escuelita en el bus de su recorrido, lo siguieron efectivos de inteligencia, generando gran temor en el niño, y en sus compañeritos y compañeritas con quienes viajaba en el recorrido (tome en cuenta que el niño de mayor edad tiene 8 años), motivo por el cual me vi forzada a no mandar más a mi hijo a su escuela, por todo el desasosiego que esta acción generó. Por otra parte, está mi tía, quien vive a una cuadra de mi casa y dentro de su rutina nos visita todos los días; esta mujer de la tercera edad, con discapacidad visual de un 90%, fue amedrentada y se puso en riesgo su vida porque, en su camino, un vehículo la seguía, iluminándola en forma hiriente con sus faros, de tal manera que lo poco, casi nada que normalmente mira, se convirtió en ceguera absoluta por esta actitud prepotente, y además, no contentos con esto, se subieron al muro de su casa a ver qué hacía. Estos gendarmes al parecer que no saben que pasar por mi casa o vivir en ella no es un delito. 

Luego de días y días de persecución durante las 24 horas, a mí y a mis allegados, en la noche del jueves 29 de enero ingresaron a mi casa con una orden de allanamiento y con la certeza de que José estaría allí. Cabe aclarar que él nunca estuvo en mi hogar, pues desde hace meses estamos separados, lo cual debería haber sido muy bien investigado por parte de los efectivos de "inteligencia". En tal allanamiento, ingresaron al departamento contiguo de mi hermana y le ordenaron, a ella y a tres menores de edad de 17, 14 y 9 años, que se ubicaran en el piso, como si fuesen delincuentes comunes. Ante esto, le increpé a la Sra. Fiscal que estaba en el lugar, y, sorprendentemente, ella respondió que eso no era conculcar los derechos de mis familiares; sin embargo, fue algo repudiable, pues se pasó por alto la dignidad de una mujer y de menores inocentes. Estas son actitudes cobardes que violentan los derechos básicos de cualquier persona y más si se trata de personas que pertenecen a los sectores vulnerables a los que el actual gobierno dice proteger. Debo reconocer que, dentro de todo, y si no fuera por estos detalles, los efectivos policiales del GIR y las inteligencias, tanto militar como policial, tuvieron el mejor comportamiento posible, por tanto me tomo el atrevimiento de solicitarle a usted que reconsidere la sanción a los efectivos que estuvieron a cargo de esta investigación, puesto que ellos construyeron su historia en función de la premura de respuestas exigidas, basándose en versiones de informantes que no eran objetivos (afirmaciones como que José estaba en mi casa), cabe recalcar que, durante el allanamiento tanto mi familia como yo aportamos con una actitud pacífica y con lo que se requería en ese momento, lo cual usted puede constatar en las filmaciones y fotografías de esa noche, que estoy segura las verá y a través de estas imágenes también podrá tener elementos como para que defina si ésta pudiera ser la casa de los hijos de una persona vinculada al narcotráfico. Sin embargo, me admiró que les llamara la atención, que en mi biblioteca (en donde están mis bienes de mayor valor, mis libros) fotografiaran y filmaran un libro de Ernesto Che Guevara y un pañuelo también con la imagen del Che, pues la filmación fue insistente, como si se tratase de un delito tenerlos, cosa que me asombra sobremanera ya que usted mismo, señor Presidente, menciona siempre al Che y ha declarado que la revolución en el Ecuador es una "revolución guevarista" y a este personaje le canta y le cita con frecuencia. Así que espero que esto no sea un pretexto para estigmatizarme, pues, como usted, yo también considero que el pensamiento guevarista es digno de asimilar y creo en el hombre y la mujer nuevos. Parece que quienes resguardan el orden público siguen criminalizando a cualquiera que tenga algo que aluda al Che, como en los tiempos más tenebrosos de las dictaduras militares. 

Supongo que, aunque no debería ser así, esto tiene que ver con mi participación en el evento de la Coordinadora Continental Bolivariana, de la cual, en efecto, fui una de sus organizadoras, como se conoce públicamente. Pero quiero aclarar que no he cometido ningún delito por ello; las reuniones fueron públicas, en un lugar público como la Casa de la Cultura, y si se revisa bien, en ningún momento apareció ningún hecho ilícito del cual se me pueda acusar, actualmente, por motivos personales muy fuertes, como la muerte de mi padre y mi reciente separación, me he alejado de ese espacio, pues quienes me necesitan más son mis hijos, y mi hogar es ahora mi lugar de lucha pues creo imprescindible formarlos a ellos como los hombres nuevos para construir una sociedad mejor.

Así mismo, conocedora de su ética, tengo la confianza de que usted estará vigilante de que la investigación sea profesional, ética y se respete la integridad no sólo de José, sino de mis hijos (Emilio y Antonio), la mía, la de mi familia y de las personas que frecuento y que pese al amedrentamiento han sido solidarias y me han acompañado en estos momentos.

Como esta es una carta abierta y puede ser manipulada, como es práctica usual, en especial de los medios de comunicación, prohíbo a cualquier persona que la mutile, o saque de contexto mis palabras. Si quieren difundirla, que lo hagan sin omitir ni una sola coma. En cuanto a usted, señor Presidente Rafael Correa, le solicito un poco de la solidaridad y rectitud en su accionar que tuvo siempre el Che, para que se respeten los derechos de todos quienes hemos sido afectados por este cúmulo de percepciones, y no se nos persiga como a delincuentes. Como usted, también creo que la revolución es alegría, justicia, solidaridad transparencia, y por sobre todo es un acto de amor y paz para los pueblos. Quiero que lo más pronto posible se esclarezca los hechos, que se proceda de acuerdo a la ley, y que al tener los resultados, se condene a quienes dañan la honra ajena, haciéndose eco de suposiciones y notas de prensa infundadas. 

Espero, Sr. Presidente, que esta carta no sea una más que llega a su despacho y que la lea detenidamente, juntando su mente y su corazón porque solo así construimos nuevos sentidos para nuestra existencia y nuevas acciones, que gran falta le hacen a nuestro país. Por último, a través de esta carta, le hago una invitación formal para que nos visite a mis hijos y a mí y constate personalmente que vivimos como el común de las familias que pertenecemos a la gran masa ciudadana.

Atentamente, 

Catalina Campo I.

171573056-8
catalinacampoi@gmail.com











                         

 

                         

                




                  


 

 

 

 

 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.