¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
          Defensa del Marxismo


                                          

         No lo olvidan. Los jóvenes siguen buscando al viejo Marx en sus clases de materialismo dialéctico o en las ferias de libros antiguos del Centro de Lima.

Ante el macartismo de hogaño

Dante Castro / Revista Mariátegui
 21/02/07


Hace poco asistí a un ágape en el cual parecía que se podía arreglar el futuro del Perú y del mundo. Iba bien el ágape, hasta que nos identificamos como marxistas leninistas. Los rostros cambiaron, los discursos se volvieron defensivos o disimuladamente agresivos. Comprobamos rápidamente que hoy en día no hay nada más polémico que asumir una identidad marxista. El aprista, el derechista y el socialdemócrata pueden ser tolerados por un auditorio "progresista"; pero ante la presencia de uno o más marxistas, el ciudadano "progresista" entra en alerta y se pone a la defensiva.

Ya nos estamos acostumbrando. Cuando alguien se declara marxista, tiene que asumir los riesgos de ser confrontado como "sectario", "dogmático" y hasta "terrorista". Eso le puede suceder en compañía de supuestos "progresistas" o patas "progres" como les dicen en ambiente pequebú. Otras compañías lo pueden titular "retrógrada" y sacar en cara la caída del muro de Berlín, el colapso de la URSS, las purgas de Stalin, los disparates de Trotski, etc. etc. Para un marxista, escuchar esta serie de cargos se ha convertido en parte de su vida. Esas palabras son lugares comunes dentro de aburridas conversaciones.

Lo cierto es que no hay peor astilla que la del mismo palo. Un auditorio de derecha es proclive a respetar al contrario y oponer razones a razones. Un auditorio "progresista" es el más intolerante de todos. Recordemos que los "progresistas" son seres humanos que reaccionan contra todo tipo de totalitarismo, racismo, discriminación, intolerancia y abusos. Son gentes bien intencionadas procedentes de hogares de clase media, que alguna vez se identificaron con las revoluciones y con quienes las hacían: los revolucionarios. Los "progresistas" podían justificar las masacres de aldeas reaccionarias perpetradas por los guerrilleros del Viet Cong, pero pocos años después condenaban las matanzas de Pol Pot en Kampuchea. Condenaban con mucha facilidad lo que hacía el contrario, aunque los propios hicieran lo mismo o peor. Los "progresistas" se han identificado con las revoluciones de una manera romántica y zalamera para vivirlas a todas sin participar en ninguna. Autoproclamarse "progresista" era y es una manera de evitar que a uno lo llamen "comunista". En síntesis: se trata de una mariconada.

Decimos que la peor astilla es la del mismo palo, porque los "progresistas" de ayer, hoy en día acusan a los comunistas de todo lo que les imputan los diarios y revistas de derecha. El imperialismo ha operado sabiamente en el subconsciente colectivo de las masas y tras una descarga diaria de estímulos y desinformaciones, logra aislar al elemento vacilante de las izquierdas. Estuvieron con las ideas socialistas, hasta que se cayó el socialismo del Este. Otros estuvieron con China, hasta que se fundó el la economía socialista de mercado. Los estrepitosos sucesos históricos que remecieron a los más preclaros, hicieron mayor cantidad de víctimas en la población que emotivamente, por moda o pose, se acercaban a la prédica humanista y solidaria que contenía -y contiene- el socialismo.

Como dije, pareciera que el marxista tiene dos salidas: pasar desapercibido en las reuniones o enfrentar a los antiguos compañeros de viaje al igual que al enemigo de clase. El mundo pareciera que se ha convertido en una gigantesca Arcadia del anticomunismo y del macartismo. A pesar que la América Latina ha comenzado a andar hacia su liberación, en el Perú mucha gente se sorprende por la presencia no sólo de intelectuales y ciudadanos marxistas, sino por la pervivencia de agrupaciones que profesan el socialismo de Marx, Engels y Lenin. ¿Nos propondrán ghettos para marxistas?

Es bueno señalar a estas alturas del ensayo que los marxistas de este país no tienen la culpa del derrumbe de la URSS y otras calamidades; mucho menos la tienen los fundadores del socialismo científico. Sabemos que los errores que no se corrigen a tiempo, conducen a horrores. Pero también sabemos que los errores de un modelo de aplicación del marxismo, sólo se corrigen por el lado izquierdo. No podemos decir que nada sucedió y que la culpa es de los tránsfugas y traidores. Merece un sesudo análisis. Pero eso no nos quita el derecho de militar en el pensamiento que nos de la gana. 

A contracorriente de la exclusión y aislamiento del marxismo, programados por los operadores de la sicología social del imperio, el socialismo científico sigue siendo atractivo para los jóvenes que acuden de muy buen grado a clases de materialismo dialéctico. A pesar del aburrimiento y del hastío de los viejos saurios de la izquierda, quienes detestan el marxismo y principalmente el leninismo, una novísima generación está empuñando la posta. Lo saben quienes caminan por calles del centro de Lima, por academias preuniversitarias, universidades nacionales y hasta colegios. Lo saben los libreros de Quilca o Amazonas, cansados de decir a los muchachos que ese texto no hay pero que a la siguiente semana lo consiguen. Lo ponen en duda quienes viven en otra realidad y se niegan a contrastar sus esquemas con el mundo.

Venceremos, aunque usted no lo crea...

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.