¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
          ¿Compulsión ibero-genocida?

Ingrid Storgen / Mariátegui
 13/02/08

El tiempo que hizo volar innumerables hojas del libro de la historia de los pueblos como si fueran papelitos al viento, no podemos negar que logró grandes avances en su ajetreado paso, aunque también tuvo retrocesos tan grandes, que esa marcha acompasada y hacia atrás causaría la envidia de más de un cangrejo.

España, llamada la Madre Patria de los pueblos de América Central y del Sur y que tanto daño causara con su avance acompañada por fuego y armas desconocidas para los habitantes primitivos de nuestras tierras, cumplió su papel exterminador en nombre de la civilización y apoyada por el dogma.

Gracias a su poderío ancestral, la historia plasmó en sus páginas el genocidio de los pueblos originarios, abriendo las puertas para la entrada triunfal del capitalismo mercantilista que habría de someternos por varios siglos.

Sin embargo, muchos historiadores presentaron la Conquista de América como una acción digna de elogio, por haberse producido con tanta celeridad y en un espacio de tiempo nunca antes logrado por otros pueblos, aunque supieran que con la llegada de los conquistadores quedara sepultada la cultura indígena por los siglos de los siglos.

De las naves españolas, además de hombres que parecían de metal, bajaron pandemias que causarían terrible catástrofe demográfica en épocas donde todavía no se habían instalado las grandes "empresas" farmacológicas. Estas llegaron luego para salvar de grandes males a la gente con poder adquisitivo suficiente como para hacer uso de sus productos imprescindibles para evitar muertes evitables.

Nadie logró extraer la cifra exacta de indígenas muertos por fuego o por viruela y sífilis, pero con los años no faltaron los ilustrados que se encargaran de instituir el Día del Descubrimiento como una fecha patria.

Para completar el genocidio, España se encargó de crear también guerras civiles en las poblaciones originarias, con lo cual su poderío continuaba en un alza tan importante que causaría la envidia, esta vez, del operador de Bolsa más avezado en los momentos de crack actuales y que están poniendo en gravísimo riesgo la economía mundial.

España carga sobre sus espaldas también con genocidios internos, cometidos por la monstruosidad de la Santa Inquisición, desde donde se producían los tormentos más horripilantes a los "herejes". Gestó bestias como el papa Inocencio IV quien autorizara la práctica de tortura como herramienta para que los sospechosos contaran la verdad que quisieran que contaran, valiéndose de clérigos y laicos útiles para su perversión más execrable.

Con el correr de los años y los arcones reales llenos de oro y joyas, España fue creando otros monstruos capaces de erizar a cualquier corazón sensible.

Así aparecieron la casta monárquica, el Generalísimo Franco, la Guerra Civil, las persecuciones.

Así apareció la sombra de la crueldad sobre Guernica, capital histórica vasca, que vio caer sobre ella la furia devastadora de bombarderos que arrojaron bombas de más de 550 libras dejando como huella de sus pasos, los cuerpos mutilados de lo que hasta el momento había sido gente…

Mucho más acá, en la historia, las empresas multimillonarias que saquean a nuestros pueblos -de otra forma, pero la saquean- aunque ya no llegan atravesando mares en carabelas, sino que aparecen en poderosos boings para instalarse en magníficas oficinas, ofreciendo "trabajo" a bajo costo para los habitantes de estas tierras, ahorcando los cuellos de los trabajadores y trabajadoras. 

El saqueo entonces, es absolutamente "legal" ya que cuenta con la complicidad de quienes les permiten establecerse, gracias a negociados previos, acuerdos entre gallos y medianoche y muchísima avidez repudiable.

Tan grande es la fascinación que siente España por los genocidios, que de todas las formas posibles los perpetra o sostiene. La vimos apoyando las Guerras de Irak y Afganistán, Bosnia-Herzagovina, Kosovo, el Golfo.

Cuando no por acción, por complacencia, prueba de ello se puede notar estos días a partir del arribo a Europa de otra bestia, aliada con la Parca y que tanto daño le está causando a su pueblo.

Hablamos del presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez de la Santísima Criminalidad y la Barbarie Impune. Profesión: Narco Terrorista.

Ya sabemos que de la unidad entre fascistas lo único que puede nacer es más fascismo, de allí que el gobierno español en su intento por "colaborar" con Colombia azotada por el "terrorismo", brinde su apoyo absoluto a Uribe, que puede traducirse en miles de galones de gasolina para apagar un terrible incendio…

"El gobierno español está y estará con el Gobierno de Colombia cuando deba enfrentar un problema de soberanía en su frontera y cuando deba determinar que hacer en su relación con las FARC", aseguró el presidente español para alegría y sorpresa de su par colombiano.

Quedó firmado entonces, un acuerdo de asociación estratégica apoyado además por el ex presidente español Felipe González.

Mientras este nuevo romance hizo su presentación pública, el pueblo colombiano se desgarraba de dolor frente al asesinato del dirigente juvenil agrario, miembro del Comité Central de la Juventud Comunista Colombiana, Alirio Quiñónez, causado por el terrorismo de estado que va sumando adeptos.

Colombia toma fuerzas en Europa, el Plan Colombia, que hasta el momento no fue sino una dilapidación de dinero que no logró su objetivo previsto de aniquilar a la insurgencia, goza ahora del acompañamiento amoral del Viejo Continente.

España, la que viera partir a millones de sus hijos corridos por el hambre y la miseria o por terrible persecución política, para desembarcar en América donde desparramaron sus genes dando tantos frutos, pero que les cierra las puertas a los hambrientos sub-saharianos y a tantos latinoamericanos que pretenden infructuosamente gozar de sus espejitos de colores, continúa con su extraña compulsión genocida.

Defecándose en el dolor del pueblo colombiano que los últimos días padeció una escalada de horrores multiplicados, ahora se alía con otra figura del odio.

¿Será que deberemos por asociación seguir vinculando dos palabras que contendrán todo el asco del mundo y el repudio de nuestros pueblos, aún cuando por nuestras venas corran algunas gotas de sangre española de algún ancestro expulsado de su tierra durante el franquismo criminal?

¿Podremos decir sin temor a equivocarnos que hablar de España es hablar de ibero-genocidio?

De momento todo indicaría que sí, el fascismo triunfó gracias a su unidad histórica y ello es lo que le permitió obtener su victoria tantas veces pírrica. Estamos presenciando, involuntariamente, la "coordinación" de los vínculos fascistas abocados a sembrar más desastres en nuestras tierras y eso es demasiado perverso.

Ahora toca que ejerciendo su derecho, hagan uso de la palabra, los pueblos…



                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.