¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                   Colombia: Alvaro Uribe amenaza e intimida a periodistas

                      

                    Calumniados. (Izq.) Jorge Enrique Botero y (Der.) Hollman Morris.

Nizkor / Mariátegui
 09/02/09

El presidente Uribe continúa su campaña de intimidación a periodistas e intenta prohibir y limitar el acceso a la información. 

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i) La FLIP exhorta al gobierno para que cesen las declaraciones estigmatizadoras contra periodistas. 

Durante el proceso de liberación de varios secuestrados en poder de la guerrilla de las FARC, surgieron señalamientos contra periodistas y se conocieron actuaciones oficiales que afectaron la libertad de prensa en Colombia. La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) manifiesta su posición sobre el particular. Al final, la FLIP hace un recuento de los hechos más revelantes de este caso. 

Consideraciones de la FLIP 


No puede considerarse ilegal el hecho de que un periodista tenga como fuente a grupos armados al margen de la ley. Mucho menos puede afirmarse que divulgar información diferente a la oficial, o aquella que incomode al gobierno, implica una "apología" o "publicidad" del terrorismo. Esta concepción no sólo estrecha el debate democrático de una sociedad, sino que estigmatiza la labor de quienes quieren contar la realidad desde otras perspectivas, y los pone en riesgo. 

Si el gobierno tiene información sobre la posible vinculación de periodistas o medios de comunicación con grupos armados ilegales debe entregarla a las autoridades judiciales de inmediato. Mientras tanto, debe cesar y rectificar las descalificaciones y acusaciones públicas, que se han vuelto reiteradas y sólo sirven para aumentar la polarización, poner en riesgo a los afectados y vulnerar su buen nombre. 

Se equivoca el presidente Uribe al afirmar que un periodista con protección del Estado incumple sus deberes por el hecho de "escapársele a sus escoltas". En una sentencia reciente (sentencia T-1037 de 2008), la Corte Constitucional manifestó: "Cuando se trata de un periodista que pese a las amenazas decide continuar sus investigaciones, es probable que requiera de esquemas especiales que tengan en cuenta la totalidad de los derechos involucrados. En particular, es obvio que los comunicadores pueden requerir cierta privacidad para poder entrevistarse con una fuerte reservada o hacer ciertas indagaciones". La protección del periodista en riesgo no puede afectar su libertad de expresión. 

El gobierno menciona de manera constante su compromiso con la libertad de prensa y la protección física que le presta a los periodistas en riesgo. Lamentablemente, esta protección física no ha estado acompañada de una protección política. Al contrario, muchas de las afirmaciones hechas por el propio presidente Uribe han incrementado la vulnerabilidad de los mismos periodistas que el Estado debe proteger después. 

En varias ocasiones la FLIP se ha referido al precedente de la Corte Constitucional en la materia: "(…) al Presidente compete una posición de garante respecto de los derechos fundamentales de todos los habitantes del territorio nacional, que hace que cuando se dirija a los ciudadanos deba abstenerse de emitir cualquier declaración o afirmación que lesione o ponga en riesgo tal categoría de derechos. Esta obligación adquiere mayor relevancia tratándose de sujetos de especial protección constitucional" (sentencia T-1191 de 2004). 

El archivo periodístico de un periodista está protegido por la reserva de la fuente, y constituye una arbitrariedad de la Fuerza Pública intentar confiscar ese material. 

Las restricciones físicas que se impusieron a los periodistas en Villavicencio constituyeron una obstrucción ilegítima al trabajo periodístico. Y si bien el gobierno rectificó esta decisión, preocupan los testimonios en la zona sobre registros fotográficos a periodistas hechos por agentes de seguridad, con fines desconocidos. 

Es importante adelantar un debate ético sobre la actuación de los comunicadores involucrados en los hechos recientes; analizar el papel que cumplieron como periodistas, los riesgos que asumieron y los que propiciaron, y el tipo de información que produjeron. Sin embargo, en el fragor de los hechos se dejaron de lado las versiones de los afectados y se optó de manera apresurada por la especulación antes que el análisis. Los medios de comunicación, las asociaciones de periodistas y la sociedad civil deben participar en este debate de forma ponderada. 
Hechos 


1. El pasado domingo 1 de febrero, día de la liberación de tres militares y un policía que estaban en poder de las FARC, el periodista Jorge Enrique Botero, en su condición de garante de la liberación, hizo parte de la comisión que acudió a la entrega de los secuestrados. De ésta también hacía parte el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Durante la liberación, Botero tomó varias fotografías, las cuales fueron dadas a conocer a través de la agencia de prensa internacional AP. Las fotografías provocaron el malestar del gobierno, que calificó el hecho como "prestarse al juego publicitario del terrorismo". 

2. Por otro lado, el periodista Hollman Morris, director del programa periodístico 'Contravía' y corresponsal de medios extranjeros; su camarógrafo, Leonardo Acevedo, y Camilo Raigozo, colaborador del semanario 'Voz', estuvieron en el lugar de la entrega de los plagiados. La comisión no sabía que un equipo periodístico estaría presente en el lugar. Al parecer, Morris había contactado días antes a las FARC para una entrevista y, por diferentes motivos, terminó presenciando la entrega. 

2. Por otro lado, el periodista Hollman Morris, director del programa periodístico 'Contravía' 3. Morris entrevistó a los secuestrados antes de la entrega, pero - según él - se percató de que estaban 'libreteados'. El periodista aseguró que por esta razón no publicó ningún informe periodístico con las declaraciones de los uniformados. En rueda de prensa con el presidente Uribe, uno de los liberados afirmó que habían hecho las entrevistas bajo presión de la guerrilla, y que el periodista estaba al tanto de esto. 

2. Por otro lado, el periodista Hollman Morris, director del programa periodístico 'Contravía' 4. Morris y su equipo regresaron a Florencia por su propia cuenta después de que la comisión se negó a llevarlos en el helicóptero. Denunciaron que en el camino recibieron presiones del Ejército, que los detuvo e intentó decomisarles el material periodístico. Adicionalmente, miembros de la Dijín hicieron registros fílmicos de los periodistas. 

2. Por otro lado, el periodista Hollman Morris, director del programa periodístico 'Contravía' 5. Frente a este incidente, la Vicepresidencia de la República emitió un comunicado el 3 de febrero, donde cuestionó duramente a los periodistas y señaló que Morris utilizó su condición de periodista para "hacerle apología a la violencia y a quienes someten al pueblo colombiano al secuestro, a tratos inhumanos, a mutilaciones y a ataques terroristas". El comunicado señaló, además, que los militares que contactaron a los periodistas en La Unión Peneya le estaban ofreciendo protección "de manera preventiva, lo que fue rechazado por el señor Morris". El comunicado también señalaba a Morris como el responsable de haber manipulado con chantajes y amenazas las entrevistas hechas a los militares secuestrados. 

6. Ese mismo día, el ministro de Defensa Juan Manuel Santos dijo en diálogo con La W Radio que el Morris "le estaba haciendo juego a la guerrilla" y lo calificó como "cómplice de las FARC". Sin embargo, en declaraciones posteriores entregadas a Caracol Radio matizó sus afirmaciones: "yo no he dicho que Morris sea auxiliador de la guerrilla, pero me parece muy cuestionante desde el punto de vista ético la actuación del periodista". 

7. El 3 de febrero, en una decisión aparentemente motivada por estos incidentes con la prensa, el alto comisionado para la Paz Luis Carlos Restrepo prohibió el ingreso de todos los periodistas - locales, nacionales e internacionales - al aeropuerto Vanguardia de Villavicencio. El lugar iba a ser el escenario de la llegada del ex gobernador Alan Jara, tras su liberación. La decisión fue protestada por diferentes organizaciones de periodistas y medios de comunicación, lo que obligó al gobierno a reversar la decisión ese mismo día. 

8. Esa noche, el presidente Álvaro Uribe hizo serias acusaciones contra Morris y Botero. Refiriéndose a los periodistas dijo: "una cosa son aquellos amigos del terrorismo que fungen como periodistas, y otra cosa son los periodistas.". Uribe también señaló que Botero engañó al gobierno e hizo "una exaltación al terrorismo" por la difusión de las fotografías de la liberación. En cuanto a las medidas de protección especiales con las que cuenta Morris, el Presidente señaló: "ha incumplido sus deberes como persona protegida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El Gobierno de Colombia le ha dado toda la protección. Por ejemplo, él se les pierde a los escoltas". 

9. En la rueda de prensa, varios periodistas denunciaron haber sido víctimas ese mismo día de agresiones y ultrajes por parte de militares y policías. Los hechos se presentaron en la mañana en el lugar en que la fuerza pública dispuso un cerco para restringir el paso de los comunicadores, a raíz de la directriz del Comisionado de Paz. Según la denuncia, varios reporteros fueron golpeados y a algunos les fueron quitados sus equipos periodísticos. Además, fueron registrados - con fotos y grabaciones - por integrantes de la Fuerza Pública con fines desconocidos. 
Bogotá, 04 de febrero de 2009 
Fundación para la Libertad de Prensa


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ii) Los mensajes de Alan Jara en su liberación. 

A las 2 y 17 minutos del martes 3 de febrero, Alan Jara se bajó del helicóptero brasileño con emblemas de la Cruz Roja que lo transportó desde lo más profundo de la selva hasta el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio y se abrazó con su esposa Claudia Rujeles y su hijo Alan Felipe. Era el primer reencuentro con ellos luego de permanecer en poder de las Farc desde el 15 de julio de 2001, cuando fue secuestrado en momentos en que se dirigía a la inauguración del llamado Puente de la Reconciliación, ubicado entre las poblaciones de El Dorado y Lejanías, en Meta. 

El encuentro del ex Gobernador con sus seres queridos -en el que los grandes ausentes fueron sus padres, fallecidos durante su cautiverio- fue el momento de mayor emoción luego de más de 15 horas de zozobra en las que se llegó a dudar, inclusive, de la libertad de Jara y del ex diputado de la Asamblea del Valle, Sigifredo López, los últimos políticos en poder de las Farc. 

El secuestro de Alan Jara conmovió a la comunidad internacional no solo por su condición de ex gobernador del Meta sino porque se produjo cuando se desplazaba en un vehículo con placas diplomáticas, perteneciente a las Naciones Unidas, en compañía del representante de ese organismo internacional en Colombia. Ese hecho generó una delicada crisis en la mesa de negociación que se llevaba a cabo en la zona de El Caguán, entre el gobierno de Andrés Pastrana y el grupo guerrillero. En el momento del secuestro, Jara era consultor de la ONU. 

Una vez en tierra y completamente libre, Alan Jara, exhausto pero sonriente, le envió un mensaje a sus compañeros de cautiverio, todos ellos pertenecientes a las Fuerzas Armadas, quienes siguen en poder de las Farc a la espera de un acuerdo humanitario que permita el regreso a sus hogares. "No pueden perder las esperanzas de la libertad. Hoy ha ocurrido un milagro y esperamos que ocurran muchos más", dijo a los periodistas que lo abordaron a su arribo a la capital del Meta. 

Agradeció, de igual manera, la gestión de la senadora Piedad Córdoba, de los miembros de Colombianos y Colombianas por la Paz y a los delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que tuvieron que sortear todo tipo de vicisitudes para poder cumplir con la misión humanitaria de manera exitosa. 

El regreso del ex Gobernador del Meta, el martes, y de tres policías y un soldado profesional, el pasado domingo, estuvo enmarcado por una serie de contratiempos y tropiezos que casi llevan a abortar la operación humanitaria, la primera que se realizó después de la Operación Jaque, que el 2 de julio del año pasado permitió el rescate, sin disparar un solo tiro, de Íngrid Betancourt, 11 miembros de la Fuerza Pública y tres contratistas norteamericanos. 

Alta tensión 

El regreso de Jara, los policías Wálter Lozano, Juan Galicia y Alexis Torres, así como del soldado William Domínguez, debió sortear los inconvenientes que surgieron luego de que el periodista Jorge Enrique Botero, quien hacía parte de la delegación de Colombianos y Colombianas por la Paz, denunciara al canal venezolano Telesur un supuesto hostigamiento por parte de la Fuerza Aérea en momentos en que el grupo guerrillero entregaba a los cuatro uniformados en las selvas del sur del país. "Tengo videos y grabaciones que demuestran que estábamos siendo hostigados por las Fuerzas Militares", declaró a los medios de comunicación. 

Cambio pudo reconstruir paso a paso los momentos más críticos que se vivieron durante la entrega de los uniformados. Poco antes del mediodía del domingo 1º de febrero, la comisión humanitaria llegó hasta la vereda Cristales, entre los corregimientos de Unión Peneya y Solano, a unas diez horas de Florencia. Minutos después de hacer contacto con los guerrilleros, se percataron de la presencia de un avión de la Fuerza Aérea Colombiana conocido por los subversivos y por los campesinos del sector como 'La marrana', nombre con el que se conoce al avión fantasma, que es utilizado para hacer sobrevuelos de inteligencia en zonas de presencia guerrillera. 

El ruido de la aeronave alertó a los subversivos quienes, nerviosos y alterados, expresaron su malestar por lo que consideraban una violación a los acuerdos pactados para la liberación. En ellos estaba presente el fantasma de la Operación Jaque y en algún momento creyeron que el Ejército coparía la zona. "Están oyendo, están oyendo, pongan cuidado, escuchen los aviones", dijo el jefe guerrillero responsable de la entrega. 

Sorprendidos los miembros de la Comisión no lograban entender lo que estaba sucediendo pues, al igual que los subversivos, daban por hecho que no habría un solo sobrevuelo durante el tiempo de liberación. "No hay derecho a que nos hagan esto", atinó a decir la senadora Piedad Córdoba, quien sin embargo pidió que se continuara con la entrega y prometió a los subversivos que todo se aclararía. 

Mientras el jefe guerrillero daba órdenes a los tres anillos de seguridad que estaban en la zona -compuesto por unos 600 guerrilleros- para que se mantuvieran en posición de respuesta ante una posible agresión, uno de los uniformados que estaba a punto de ser liberado se tiró al piso para resguardarse ante una posible arremetida militar. "Ellos saben que el sobrevuelo de 'La marrana' antecede a un ataque aéreo", comentó uno de los miembros de la comisión humanitaria. 

En ese momento, cuando la situación amenazaba con salirse de control, los miembros de la comisión tomaron la decisión de comunicarse con el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, el Ministerio de Defensa y el canal Telesur. Mientras el comisionado Restrepo descartó un posible sobrevuelo militar con el argumento de que seguramente se trataba de un vuelo comercial, que nada tenía que ver con lo que estaba sucediendo en la vereda Cristales, voceros del Ministerio de Defensa afirmaron que no había operaciones militares en la zona y que en caso de haber un sobrevuelo este sería por encima de los 20.000 pies, lo que no significaba un riesgo para la operación de liberación. 

Por su parte el periodista Jorge Enrique Botero, luego de consultarlo con todos los miembros de la Comisión, procedió a llamar al canal de televisión venezolano para denunciar la situación. Al mismo tiempo uno de los guerrilleros, el que estaba encargado de las comunicaciones radiales del grupo, captó en un potente radio los mensajes de la tripulación del avión fantasma y las órdenes impartidas por miembros del Ejército que se encontraban en tierra. 

Según varios de los asistentes, las órdenes que se escuchaban en las comunicaciones y que se encuentran grabadas en los equipos de los miembros de la Comisión, apuntaban a la toma de fotografías aéreas del sitio exacto de la entrega de los uniformados y también habrían quedado registradas las instrucciones impartidas por comandantes militares para que las tropas avanzaran hacia la vereda Cristales. 

Después de varios minutos, que a varios miembros de la Comisión les parecieron eternos, los guerrilleros procedieron a hacer la entrega de los uniformados y casi de inmediato se replegaron a lo más profundo de la selva. 

Crisis de medianoche 

Horas después del impasse que se presentó en la vereda Cristales, el propio presidente Uribe y el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, reconocieron desde la Casa de Nariño que, en efecto, aeronaves de la Fuerza Aérea sí habían sobrevolado la zona, "pero por encima de la altura acordada por los delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja", dijo Uribe. 

Pero es evidente que el malentendido de los sobrevuelos militares estuvo a punto de dar al traste con la liberación de Alan Jara y Sigifredo López, por cuanto el Presidente decidió excluir intempestivamente a Colombianos y Colombianas por la Paz", específicamente a Piedad Córdoba, de cualquier participación en la liberación. En sus declaraciones, Uribe cuestionó el papel de los periodistas Botero y de Hollman Morris, quien llegó al lugar de la liberación sin que, al parecer, ningún miembro de la Comisión Humanitaria tuviera conocimiento de ello. 

La decisión presidencial, anunciada pasada la media noche del domingo, significaba, ni más ni menos, la cancelación de la operación humanitaria, pues excluida la senadora liberal, tanto el gobierno de Brasil como el CICR, se quedaban 'en el aire' por cuanto la guerrilla solo había confiado a Córdoba las coordenadas de todas las liberaciones. Tanto la Cruz Roja Internacional, como la primera dama Lina Moreno, a petición de la esposa de Alan Jara, fueron determinantes para que Uribe reversara la decisión y autorizara a Córdoba para que continuara con su gestión humanitaria. 

Como resultado de lo anterior, el pasado martes Alan Jara volvió a la libertad. Una vez en Villavicencio, su tierra, hizo gala de un humor inteligente y fino, pero también aprovechó la ocasión para enviar mensajes en varias direcciones. 

Jara tuvo la valentía de denunciar que la guerrilla usa métodos atroces contra los secuestrados y se refirió al drama que viven dos de sus ex compañeros de cautiverio, quienes llevan más de dos años atados entre sí por el cuello con una cadena que los obliga a estar en la selva como si se tratara de siameses unidos por la crueldad de las Farc. Y dijo, además, que "a mí la guerrilla me raponeó siete años de mi vida que ya nunca podré recuperar". 

El ex gobernador en su primera intervención como hombre libre tampoco ahorró críticas para el gobierno de Uribe y para el Estado colombiano a quienes acusó de ser responsables por omisión de la suerte de los secuestrados y de muchos homicidios anunciados por las propias víctimas antes de ser asesinados por los paramilitares. Al respecto afirmó que "en Colombia son muchos los jóvenes que ingresan a la guerrilla por la falta de oportunidades". 

"Yo no tengo nada que agradecerle al presidente Álvaro Uribe", dijo Jara con desenfado. Y, sin abandonar su tono reposado, cuestionó la férrea oposición del Gobierno a un intercambio humanitario de secuestrados por guerrilleros presos. Para él, esta conclusión es lógica: "Si la política de seguridad democrática es tan sólida y perdurable como la cree el Presidente, no hay razón entonces para temer que el intercambio humanitario la vaya a debilitar". 

Dentro de esa misma línea de pensamiento, Jara anunció ante más de un centenar de periodistas que no cejará en su empeño por conseguir la liberación de los compañeros de secuestro que aún siguen cautivos. Los mencionó a cada uno de ellos por sus nombres y su promesa cobró el tono de un compromiso. 

Según él, a despecho del Gobierno, las Farc están lejos de ser derrotadas. "Todavía hay muchos guerrilleros y la mayoría son muy jóvenes. Al mencionarlo, recalcó que él y quienes siguen secuestrados han sido rehenes y víctimas de una omisión, pues mientras el verdugo (las Farc) dispara y pone condiciones infrahumanas, el Gobierno no hace nada para evitarlo". 

La larga y extenuante jornada del ex Gobernador terminó el martes a eso de las 11 y 40 minutos de la noche con la visita del presidente Uribe, quien le reiteró personalmente el compromiso del Gobierno por la suerte de los secuestrados del país y puso a su disposición a los mejores especialistas del Hospital Militar para que atiendan sus quebrantos de salud. 

El Jefe del Estado prefirió no entrar en controversias con el ex Gobernador y agradeció la comprensión por parte de su familia. "Claudia sabe que nunca dejamos de preocuparnos por su suerte, doctor Jara", le dijo amablemente minutos antes de abandonar su residencia en Villavicencio. 

[Fuente: Revista Cambio, Bogotá, 05feb09]


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iii) Defensa de Botero y Morris. 

No comparto la cascada de críticas que ha caído sobre los periodistas Jorge Enrique Botero y Hollman Morris en los últimos días. Las declaraciones de Botero a Telesur han rcibido palo por imprudentes y precipitadas. Pero de un error o una confusión, a los señalamientos gubernamentales a estos dos periodistas como afines a la guerrilla, hay un largo trecho. 

No hay que olvidar el valor del trabajo de Botero y Morris en el pasado. Gracias al primero el país supo que existían las inhumanas alambradas con las que las Farc acorralaron a los soldados secuestrados. Un libro suyo reveló la existencia de Emmanuel y, otro, los detalles del juicio a 'Simón Trinidad' en Estados Unidos. Morris, por su parte, en su valiente programa de televisión Contravía, ha mostrado aspectos del conflicto que de otra forma habrían quedado en la oscuridad. Y no se puede perder de vista que el caos que se generó el domingo en la redención de los tres soldados y del policía -que pudo haber hecho fracasar el operativo- fue por el sobrevuelo de un avión militar imprudente y probablemente innecesario. 

Botero y Morris han hecho una contribución apreciable al mejor entendimiento del conflicto. Es un hecho que tienen contactos con las Farc y que reciben información privilegiada, una fórmula que los marca con el INRI de una simpatía hacia la guerrilla en estos tiempos de entusiasmo en torno a la seguridad democrática. Pero sería más adecuado decir que estos periodistas se separan de la militante opinión mayoritaria para lograr datos sobre las Farc que no se conseguirían de otra forma. La experiencia en muchos países con guerra o conflicto interno es que el apego a la visión oficial es un peligro para el periodismo. Botero prepara un documental sobre la liberación de Alan Jara que puede ser muy revelador. Morris buscaba una entrevista para conocer hacia dónde irán las Farc después de estos episodios. 

Desde luego, el controvertido trabajo de estos dos reporteros implica riesgos que ellos mismos deberían abocar con cautela. Como el de caer en un periodismo peligrosamente militante, que para protegerse de la manipulación gubernamental puede terminar recogiendo exclusivamente la visión de la guerrilla. O evitar censuras contundentes a prácticas atroces de las Farc que violan gravemente los derechos humanos, para no cerrar sus contactos. Creo que la confusión más peligrosa es la de asumir papeles sin fronteras claras entre el periodismo y otras funciones. ¿Qué hacía Jorge Enrique Botero en el helicóptero brasileño que iba a recoger a los secuestrados? ¿Se limitaba a terminar un documental o era un garante del proceso? No era fácil cumplir ambas tareas a la vez: Daniel Samper Pizano, discreto y mudo, fue más inteligente al concentrarse en la función de facilitador. 

El enredo en las horas finales de las liberaciones vuelve a poner sobre la mesa el tema complejo de la información sobre la guerra. Detrás del regreso a la libertad de seis colombianos, el Gobierno, las Farc y los mediadores intentaban enviar mensajes diferentes. El Gobierno quería pasar como colaborador de la operación sin abrirle un espacio propagandístico a las Farc. La guerrilla buscaba espacio político: pasar de secuestradoras a liberadoras. Y Piedad quería demostrar que se pueden lograr objetivos de paz mediante el entendimiento con el enemigo. 

Las sensibilidades sobre la información, en consecuencia, eran muy altas. Según los soldados ex plagiados, las Farc tienen en la mira a los periodistas porque los consideran sesgados y lanzaron indignantes amenazas contra ellos. La comunicación es parte de la guerra, lo cual no es ningún descubrimiento, y por eso sus formas, momentos y voceros tienen que preverse con transparencia y equilibrio. Aquí hizo falta una estrategia sofisticada, y los daños de no haberla tenido no se van a reparar con la estigmatización injusta de Jorge Enrique Botero y de Hollman Morris. 

[Fuente: Por Rodrigo Pardo, Revista Cambio, Bogotá, 04feb09]


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iv) Precisiones de Radio Francia Internacional sobre el cuestionamiento de uno de sus corresponsales en Colombia. 

Hollman Morris, uno de los corresponsales de RFI en Colombia se encontraba el domingo 1° de febrero, durante la realización de un documental en el marco de su trabajo periodístico, en el lugar de la liberación de cuatro rehenes detenidos por las FARC desde 2007. Hoy es acusado por el ministro colombiano de defensa, Juan Manuel Santos, de "afinidad con las FARC". 

RFI desea aclarar que ninguna entrevista relacionada con esta liberación fue propuesta por Hollman Morris ni encargada por la radio. 

Hollman Morris realizó únicamente para RFI dos informes hablados sobre la liberación de los rehenes. 

Ninguna declaración de los rehenes fue difundida o utilizada en los programas de RFI. 

Hollman Morris es también director de una emisión de televisión consagrada a los derechos humanos y ha sido recompensado por su trabajo por la organización Human Rights Watch. 

RFI siempre ha apoyado la libertad de información en el mundo, y siempre ha respetado el principio de imparcialidad de sus emisiones y de sus periodistas. 

[Fuente: Radio France Internationale, París, 04feb09]


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v) Periodismo en medio del conflicto. 

La exitosa liberación del ex Gobernador Alan Jara, secuestrado hace siete años por las Farc, puso de presente lo mucho que nos falta por avanzar en el ejercicio del periodismo en situaciones de conflicto. 

Después de que el periodista Jorge Enrique Botero, en aras de la elaboración de un supuesto documental que no tenía relación alguna con sus responsabilidades como miembro de la misión humanitaria, pusiera en riesgo la operación y con ella la posibilidad de que Alan Jara recobrara su libertad, y de la también muy discutible actitud de Hollman Morris, quien según las denuncias de uno de los uniformados liberados pretendía entrevistarlos para obtener, bajo la presión de las armas, declaraciones favorables a la guerrilla, el Gobierno nacional terminó por endurecer ayer la postura frente a los medios de comunicación y el acceso a la información. 

En busca de un protagonismo mediático o una exclusiva que ponía en riesgo la vida de los secuestrados, Morris apareció en la escena de la liberación, aparentemente invitado por las Farc pero sin autorización alguna de la contraparte y sin que siquiera lo supiera, según todo parece, el grupo Colombianos por la Paz. La reacción del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, no se hizo esperar, y es entendible. Pero fue demasiado lejos cuando afirmó que "me imagino que estaba haciéndoles algún juego a las Farc". 

La línea divisoria entre lo que está permitido y lo que no, en esta y tantas otras ocasiones en las que es preciso decidir entre el ejercicio de la profesión y los límites éticos que la misma impone, no es nada fácil de determinar. Razón no le falta al propio Morris en que el Gobierno, de manera por demás errática, pretende que se le solicite un permiso especial para abordar a los grupos subversivos. Como en los casos en que los galenos son perseguidos por las autoridades tras demostrarse que les prestaron sus servicios a los subversivos, avalados por sus reglamentos y de cualquier manera protegidos por el Derecho Internacional Humanitario, se equivoca de cabo a rabo el Gobierno y confunde el ejercicio independiente de la profesión con complicidad. 

El camino correcto es el de investigar antes de condenar. Más allá de la irresponsable e impertinente actitud de Morris, hasta tanto no se sepa el contexto en que contactó a las Farc y las razones que lo llevaron a hacer su trabajo en estos momentos, nadie está en capacidad de señalarlo con intrigas que bien pueden contener premisas falsas. Es condenable la actitud de Morris por su interferencia en la liberación, es cierto, pero no por eso se puede de buenas a primeras señalarlo como un colaborador de la guerrilla. 

Igual de absurdo resultó el intento de restricción al ejercicio periodístico por parte del renunciado comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, ayer en Villavicencio. Se entiende que los desafortunados episodios con Botero y Morris resulten inaceptables en estos instantes, y en ello hay un tácito acuerdo, pero de ahí a violar el derecho constitucional a la información hay un gran paso que el Gobierno hizo bien en no dar al final. Al intentar impedir la toma de la histórica foto con que los colombianos y el mundo entero nos enteramos de la liberación, tras más de siete años de secuestro, de Alan Jara, el Gobierno -pues es difícil imaginar que el Comisionado hubiera actuado motu proprio, tanto menos cuando el incidente lo llevó a la renuncia irrevocable- quiso ejercer un control previo a la información que hubiera resultado inaceptable. 

Finiquitada la liberación de Alan Jara, y a la espera de la llegada del ex diputado Sigifredo López, el proceso en marcha deja lecciones que no podemos pasar por alto periodistas, Gobierno y sociedad civil. La imparcialidad y la transparencia, en cuya ausencia el ejercicio periodístico pierde su sentido, y el respeto irrestricto de parte del poder ante el acceso a la información, son sólo algunos de los requisitos básicos para seguir cubriendo de manera ética y seria el conflicto interno colombiano. 

[Fuente: El Espectador, Editorial, Bogotá, Col, 04feb09]


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vi) "Hollman Morris le está haciendo el juego a las Farc": MinDefensa. 

En diálogo con La FM el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, calificó al periodista Hollman Morris como "cómplice de las Farc", luego que según el testimonio de Juan Fernando Galicia, pretendían obligar a los uniformados liberados a dar declaraciones de acuerdo a indicaciones de ese grupo guerrillero y Morris era quien debía hacer dichas entrevistas. 

El ministro indicó que es lamentable que un periodista se preste para seguirle el juego a las Farc, "ahora se está haciendo la víctima y arma un escándalo internacional", agregó. 

Frente a lo ocurrido con el Jorge Enrique Botero, Santos dijo que es "lamentable", el papel del periodista Jorge enrique Botero en el proceso de liberación de los secuestrados en manos de las Farc. 

Indicó que la participación de Botero en este caso era como miembro de comisión humanitaria y no de periodista. Dijo que por su actitud se tomo la decisión de sacarlos de la misión. 

El jefe de la cartera de Defensa afirmó, además, que las denuncias y las presuntas pruebas que dice tener Botero hacen parte de un montaje por parte de las Farc, con lo cual buscan poner al gobierno "contra la pared". 

Afirmó que se trata de una estrategia para culpar al Estado. Reiteró que el Gobierno ha dispuesto todas las garantías para facilitar la operación. 

"No hubo ningún tipo de combates, eso es un montaje", puntualizó. 

[Fuente: La FM Radio de RCN, Bogotá, 03feb09]


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vii) Transcripción de la entrevista a Hollman Morris realizada por la W. 

Julio Sanchez: "Quiero saludar al periodista Hollman Morris que está en el ojo del huracán, como el periodista Jorge Enrique Botero , por los hechos del día anterior. Hollman, buenos días." 

Hollman Morris: "Muy buenos días Julio, Félix y Alberto, muy buenos días." 

Hollman Morris: "Julio, algo más grave aún dijo el Ministro. El Ministro me acusó públicamente de ser colaborador de las FARC. Y yo quiero decir Julio y colegas, pues que a partir de esta mañana ya han llegado varios correos amenazantes, con amenazas debido a ese tipo de declaraciones irresponsables. Pero vamos al fondo Julio, vamos a contestar la pregunta: en ningún momento las FARC a mi me dieron las coordenadas del sitio. Totalmente falso. Ni yo me presto para shows, llámese de la guerrilla, llámese del gobierno. No, mi trabajo ha sido totalmente independiente. 

Desde hacía varios meses estábamos buscando un contacto con la guerrilla de las FARC y ese contacto se dio hace más una semana antes de la liberación de los soldados. Desde hace más de una semana, más de diez días, yo estaba interno en las selvas del sur del país buscando una entrevista que se me había prometido. Las cosas fueron evolucionando hasta que dieron y aparecimos en el momento y en el sitio en que se iba a dar esa liberación. Ahora descubro, o que nos estamos dando cuenta o lo que se nos está planteando de fondo al periodismo en este país, es que nosotros tenemos que pedirle permiso al gobierno para ir a las zonas de conflicto o para entrevistar a guerrilleros." 

Julio Sanchez: "Hollman, antes de que usted siga, si le entiendo bien, ¿lo que se produjo ayer fue una coincidencia entonces? 

Hollman Morris: "Fue una coincidencia. Es decir, yo estaba buscando la entrevista con un alto miembro de las FARC. Y a mí me dicen: 'Se va a dar, hay que llegar a tales y tales sitios, hay que andar, caminar,' caminar y caminar, aguantar agua, calor, hasta que llegamos y nos dicen: 'no mire, se va a dar esto, tómelo o déjelo. ¿A usted le interesa?' Noticiosamente me interesa. Y para el documental cuyo fin era la entrevista que estamos buscando, nos interesa bastante el tema, porque el tema de fondo era el secuestro y es el secuestro. 

Félix de Bedout: Hollman, pero la entrevista finalmente no se dio. 

Hollman Morris: La entrevista al final no se da, se nos promete una cosa, se nos promete la otra y vemos que nos están moviendo, nos están moviendo, hasta que llegamos a un sitio y vamos escuchando por las noticias, por lo poco que entra de noticias a la zona, que la liberación se había postergado, que una cosa y la otra. Porque recuerden que la liberación de estos soldados sufre una primera postergación: estaba programada para hace algunos días y después se alarga. 

Julio Sanchez: Hollman, ¿en qué sustenta el ministro Santos relacionarlo a usted como periodista cercano a las FARC, por decirlo de laguna manera? 

Hollman Morris: Mira, no lo sé Julio, no lo sé en qué lo sustenta. Pero vale la pena recordar varios hechos: Julio, el señor ministro Santos en la campaña presidencial del presidente Álvaro Uribe, con las mismas mentiras, sin fundamentos, acusó al doctor Rafael Pardo de tener vínculos y de tener contactos con las FARC, cosa que resultó totalmente falsa. Y así ha venido haciendo con la doctora Piedad Córdoba. Fueron desde el Ministerio de la Defensa, el Ministro, el que filtró una serie de correos donde supuestamente la senadora Piedad Córdoba tenía contactos y vínculos con las FARC. 

¿Qué es lo que le molesta profundamente al Ministro y qué es lo que le preocupa profundamente a ciertos sectores de este país?: Que en este país haya periodistas, como haya senadores, como haya líderes de opinión, que estemos hablando de paz. Y para hablar de paz, pues tenemos que pasar primero por reconocer la existencia de un conflicto armado en este país. Y periodistas que entremos a las zonas de conflicto, que denunciemos o mostremos la realidad guerrillera, como la realidad paramilitar, como la realidad del narcotráfico, seguiremos siendo incómodos para un gobierno que se ha empeñado sistemáticamente en la negación del conflicto armado, y que solamente le interesa, a mi manera de ver, mostrar y visibilizar los actos de guerra. 

A mi manera de ver, lo que se produjo este fin de semana era un acto humanitario, que a mi manera de ver, necesitaba el máximo de visibilización. La paz y los actos humanitarios para construirse, necesitan la visibilización de los medios. Y no por eso, no porque los periodistas tengamos o nos ponga una cita la guerrilla, o nos ponga una cita el paramilitarismo, o nos ponga una cita el narcotráfico, o nos ponga una cita el parapolítico, necesariamente tenemos que estar involucrados y afines al parapolítico, al narcotraficante o al guerrillero. 

Félix de Bedout: Hollman, ayer en la conversación que dieron los liberados, uno de ellos manifestó que los guerrilleros tenían la intención de que fueran entrevistados por un medio de comunicación en la zona, donde ellos iban a dar unas respuestas 'libretiadas,' donde ellos tenían que leerle un libreto. ¿No le preocupa que ustedes fueran a ser utilizados de esa manera por las FARC? 

Hollman Morris: Correcto, Félix, y tienes toda razón. Me preocupa y por eso el periodista siempre tiene la oportunidad de decidir qué saca y qué no saca al aire. Esa es la herramienta y el arma del periodista. Y es ahí donde el periodista, a mi manera de ver, se blinda. Uno decide qué dice, qué publica, qué visibiliza y qué muestra en imágenes. A mí me sorprende: hasta el día de hoy yo no he sacado una sola imagen de mi material al aire y ya estoy en el centro del huracán. Hice dos informes para Radio Francia Internacional, que a pesar de tener y haber hablado con los muchachos liberados, en ningún momento utilicé ese sonido para mis informes. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que a mí no me parece. Los muchachos estaban bajo la presión guerrillera y a mí no me interesaba ese material. Entrevistarlos delante o de frente a la guerrilla en ese momento, para mí no tiene ningún valor periodístico. Y por eso no salió ese material y hasta el día de hoy no ha salido al aire. 

El muchacho dice que lo 'libretiaron,' seguramente. Yo he visto pruebas de superviviencia que nos han llegado totalmente 'libretiadas.' Y lo pude confirmar allá cuando le pregunto al soldado, al único soldado: 'Soldado, ¿usted había visto al niño Emanuel? Yo ví una prueba de supervivencia…' 'No, a mi me dijeron que lo dijera, que le estaban haciendo juguetes…' En efecto. 

Cuando nosotros llegamos al sitio, pasó como una hora de pronto, cuando nos dicen: 'miren, ahí vienen los soldados.' Y yo digo: 'bueno, dónde están.' Y aparecen con el primer policía, el primer policía que aparece le hago varias preguntas, pero ya al segundo digo no, no me interesa, me interesa que me diga su nombre y cuánto tiempo está aquí, nada más. Y así consta en las imágenes. ¿Por qué? Porque sencillamente todavía estaban en poder de la guerrilla y lo que expresaran ahí para mí no tiene ningún valor periodístico porque estaban bajo esa presión. 

Félix de Bedout: Hollman, dentro de las muchas armas atroces que utilizan las FARC, hay una que utilizan también de manera exitosa que es la mentira. Y ellos mienten constantemente, las mentiras de las FARC son constantes e incalculables. ¿No le preocupa que a usted en ese trabajo trataran de utilizarlo para difundir esas mentiras? 

Hollman Morris: Mira Félix, si algo he aprendido en estos 15 años de periodismo, de 15 años de estar recorriendo el país, yo creo que soy uno de los pocos periodistas que todas las semanas está subido en una mula, en una lancha, recorriendo todos los rincones del país, pero sobre todo y desde Contravía, dándole la voz a las víctimas de este conflicto. Y yo lo digo con todo respeto y con mucho cariño. Si algo me ha enseñado el recorrer este país, es que el corazón a los guerreros hace rato se les dañó. A todos, a todos. Nto al Ejército, como a los paramilitares, como a la guerrilla. Y si todos tienen que decir mentiras, todos dicen mentiras. Usted léase el epígrafe que hay al inicio del libro 'Operación Jaque.' Dice: 'El engaño es el arte de la guerra.' Y todos, todos, en cualquier momento, nos engañan a los periodistas. Y todos quieren engañarnos. En uno está el no dejarse engañar, Félix. Y para uno no dejarse engañar hay que estar en los sitios donde están ocurriendo las cosas, hay que estar viendo los sitios donde están ocurriendo las cosas. 

Por eso, esa es otra de las razones que me motivó estar allá y ver la realidad que observé durante diez días caminando las selvas del Caquetá y viendo la realidad del campesino, viendo la realidad del Plan Patriota, viendo la realidad guerrillera. Seguramente la guerrilla siempre va a tener el ánimo de engañarnos, de manipularnos, como todos los actores armados en este conflicto. Pero el periodista está, y vuelvo y digo, hay una posibilidad en lo que publicas y en lo que emites. Nosotros afortunadamente, y es la experiencia que yo tengo, Contravía no es inmediatista, Contravía no le juega a la inmediatez. Contravía le juega al reposo y al análisis y en ese reposo y análisis se dan las circunstancias precisamente para que se pasen todos los filtros al engaño y la manipulación. 

Félix de Bedout: Hollman, en este caso, porque conocemos muy bien el trabajo suyo durante todo este tiempo, pero en este caso específico, ¿no hubiera sido mejor no estar ahí? 

Hollman Morris: No lo creo, no lo creo Félix. Para muchos, y viendo el comportamiento que ha tenido este Gobierno con los periodistas, conmigo, y vale la pena, quiero hacer el siguiente paréntesis Félix: María Isabel Rueda acaba de decir que yo ya tenía un antecedente, que a mí ya me habían denunciado porque había estado en un combate días antes… falso, falso. Yo le quiero decir a María Isabel que su fuente está equivocada y que la están manipulando. Fíjese cómo son las cosas: no hay necesidad de estar con la guerrilla para que a uno lo manipulen. Y le tengo que recordar a María Isabel que el gobierno tuvo que rectificar esa información y hay un comunicado público en la página de internet de la Casa de Nariño donde nos piden a mí y al equipo de la BBC de Londres, por esas declaraciones dadas el 27 de mayo del 2005, nos piden disculpas. 

Entonces, cierro el paréntesis y continúo, yo no creo que estar en los actos humanitarios, en los actos donde se puede posibilitar el acercamiento entre las partes y menos en los actos donde hay una liberación, uno no deba estar. Yo creo que esos son los que necesitan la mayor visibilidad, el mayor reflejo de las cámaras. Porque estamos hablando de visibilizar la paz. Lo que algunas veces sucede es que nos encanta visibilizar la guerra, y yo creo que así no podemos construir el país que se merecen nuestros hijos, el país que se merecen las próximas generaciones es un país que necesita hablar de paz. Pero para hablar de paz, nosotros los periodistas, y lo digo Julio y se lo digo a todos mis colegas con respeto, tenemos que empezar a mostrar la barbarie de la guerra. Y para mostrar la barbarie de la guerra tenemos que llegar a los rincones de este país donde hay mies de víctimas, del paramilitarismo, de la guerrilla, lamentablemente de sectores de las Fuerzas Armadas. 

Si este país no cae en cuenta que hay un conflicto armado en este país, qué es bárbaro, nunca vamos a poder hablar de paz. Hay gente en Bogotá y Medellín, ustedes saben, que dicen que en este país no hay guerra. Si no hay guerra es porque no la estamos mostrando. Y los pocos que la mostramos terminamos siendo aliados de la guerrilla. La senadora Piedad Córdoba con razón dice: 'Ojalá vayan cámaras a la liberación de esta gente.' Siempre criticamos a las FARC, y hay que criticarlos por sus actos dementes y de barbarie. Pero cuando se comete un acto humanitario, entonces ahí no estamos, ahí no están las cámaras. Porque lo que queremos de fondo es que esta gente salga de las armas y se meta a hacer la política. Y hay que mostrar que esos actos son los actos que necesita el país. 

Julio Sanchez: Hollman, muchas gracias por atendernos. 

Hollman Morris: Julio espero que bueno, yo en este momento estoy en la ciudad de Florencia, el ministro acaba de decir que soy auxiliador de las FARC y ustedes ya saben lo que implica una declaración de esas. Hollman Morris seguirá siendo un testigo indeseable en este país. Para los que quieren ocultar la verdad del conflicto y de las víctimas. Muchas gracias Julio y Félix. 

[Fuente: Por Hollman Morris, Programa de TV Contravía, Bogotá, 03feb09]


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viii) Se levantan restricciones a la prensa, permitido acceso al lugar de liberación de Alan Jara. 

Aunque al inició de este martes, se evidenció un amague de censura a la prensa en medio del proceso de liberación de Alan Jara, finalmente el Gobierno Nacional autorizó el ingreso de los comunicadores al aeropuerto Vanguardia de Villavicencio. 

Cuando arrancó el operativo, a más de tres cuadras del centro portuario fue ubicada la prensa nacional e internacional desplazada para el cubrimiento del proceso de liberación de Alan Jara, situación que fue calificada por varios comunicadores como una censura a la prensa. 

La misma presión ejercida por los medios obligó al Ejecutivo a dejar de lado la restricción y permitir el acceso de los periodistas. 

Sin embargo, el hecho lamentable se dio porque varios comunicadores resultaron afectados con la medida. A uno de los periodistas de RCN Radio le robaron su cámara digital. En el mismo sentido, por poco son atropellados varios camarógrafos al tener que lanzarse a la vía para cumplir con la misión de informar. 

El Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, dijo en ese momento que para "no entorpecer el proceso de liberación" no se permitiría el ingreso de los comunicadores al aeropuerto. 

Al ser consultada sobre el tema, la senadora Piedad Córdoba dijo que el país y el mundo tienen derecho de conocer que está pasando y cómo avanza la liberación del ex gobernador del Meta. 

Sin embargo, apuntó que "para los periodistas no hay nada imposible". 

Gloria Cuartas, uno de los miembros de 'Colombianos y Colombianas por la Paz', manifestó que los colombianos tienen el derecho de conocer que está pasando con la liberación de los secuestrados. 

Con esta declaración, la ex alcaldesa, pidió al Gobierno que reconsidere su posición entorno a impedir el acceso a la prensa al aeropuerto de Villavicencio. 

[Fuente: Vanguardia de Villavicencio, 03feb09]


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ix) Enfrentamiento entre ministro Santos y periodista Hollman Morris. 

Una polémica se ha suscitado por la aparición del periodista Hollman Morris en la zona donde fueron liberados los cuatro miembros de la fuerza pública por parte de las Farc. 

Mientras el Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos califica a Morris como "afín a la guerrilla, le periodista independiente asegura que dicho encuentro fue una casualidad ya que se encontraba en esta zona de tiempo atrás, con el objeto de realizar una entrevista a un líder del grupo insurgente. 

La versión de Morris fue refutada por el ministro Santos quien indicó que éste fue llevado a esta zona por la guerrilla para "libretear" una serie de entrevistas con los policías liberados. 

Morris aclaró que dicha entrevista que tenía previsto realizar con un insurgente no se dio al final de cuentas, y que en ningún momento reveló material periodístico de la liberación del pasado domingo. 

"He visto pruebas de supervivencia libreteadas…..el corazón a los protagonistas de la guerra se les dañó hace rato… si tienen que mentir mienten…. Todos nos engañan", señaló Morris haciendo referencia a la labor periodística en el tema del conflicto armado en Colombia. 

Para el ministro Santos las actuaciones de Morris son una falta a la ética periodística, describiendo que el comunicador fue uno de los promotores de las llamadas a Telesur, del pasado domingo, para denunciar los sobrevuelos aéreos. 

El funcionario agregó que dicha llamada se presentó en un sitio ajeno a donde se produjo la liberación de los secuestrados, en una situación que calificó como premeditada. 

Por su parte el Ministro del Interior y Justicia, Fabio Valencia Cossio denunció que existen periodistas involucrados en el proceso de liberación de los secuestrados, que tienen una intencionalidad netamente política. 

El funcionario indicó que hay comunicadores que en casos de esta índole, como es el proceso de liberación de los secuestrados, muchos de ellos van más allá del cumplimiento del deber. 

[Fuente: La W, Bogotá, 03feb09]


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x) Defensoría traslada a Florencia a Hollman Morris y a dos periodistas tras 7 horas de retención. 

Una comisión liderada por John Freddy Malagón, defensor (e) regional del pueblo de Caquetá los recogió a las 4 de la tarde en la Unión Peneya, Caquetá. 

El equipo lo integran además de Morris, el camarógrafo Leonardo Acevedo y el periodista Camilo Raigozo, del 'Periódico Voz'. 

Los periodistas habían sido retenidos por el Ejército en un retén militar cuando se disponían a viajar al municipio de Florencia, luego de recoger información sobre la liberación de tres policías y un militar, por parte de las Farc. 

Según Patricia Casas, esposa de Morris, el Ejército les solicitó la entrega del material periodístico, los sometió a un interrogatorio y les tomó fotografías. 

"El Ejercito le empezó a hacer preguntas, les pidió el material periodístico, a lo que ellos se negaron y, seis horas después, cuando el Defensor del Pueblo fue a recogerlos, el Ejército les dijo que no se podían ir porque debían esperar a funcionarios de la Policía y la Sijín para tomarles fotos y videos", dijo Casas a EL TIEMPO. 

Posteriormente, los tres periodistas se dirigen a Florencia escoltados por una comisión de civiles y de la Defensoría del Pueblo. 

"Ellos se iban a ir solos pero como los empezaron a seguir y optaron por devolverse al pueblo y avisar que el Ejército les estaba pidiendo el material. Por eso alerté a la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, a Reporteros sin Fronteras y a la Comisión Colombiana de Juristas", agregó casas. 

Carlos Hurtado, coordinador de Derechos Humanos de la Gobernación de Caquetá, le dijo a EL TIEMPO que desde las 9:00 a.m. de hoy se le había informado al general Jaime Calderón Valenzuela, comandante de la Sexta División del Ejército, sobre la retención de Morris y los otros dos periodistas. Y que, desde Bogotá, se autorizó la comisión de la Defensoría del Pueblo, por motivos de seguridad. 

Las autoridades en Caquetá sostienen que no hubo retención y que no se les dio paso a los periodistas porque no había condiciones de seguridad en la vía. La FLIP, por su parte, calificó el hecho como "una violación a la reserva de la fuente". El Ejército, no se ha pronunciado frente al tema. 

[Fuente: El Tiempo, Florencia, Col, 03feb09]


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xi) Hostigamiento contra el periodista Hollman Morris. 

Al finalizar la tarde del lunes 2 de febrero se conoció que el periodista Hollman Morris, quien cubre el proceso de liberación unilateral de prisioneros de guerra y secuestrados que adelanta las farc en el sur de Colombia, fue detenido por miembros del ejército en el corregimiento Unión de Peneya, entre los municipios de Paujil y Cartagena del Chairá, departamento de Caquetá, al suroccidente de Colombia. 

Hollman Morris es conocido en Colombia por realizar cubrimiento a diversidad de resistencias sociales, efectuando al mismo tiempo en su programa televisivo Contravía polémicos documentales que reflejan la cara no oficial, la que se oculta en Colombia. En un país donde la presión sobre los comunicadores es evidente, y donde por tanto la autocensura tiene un amplio reconocimiento, la labor de Morris es altamente ponderada. 

El nombre de Hollman Morris salió a relucir en el cruce de palabras originado por las declaraciones brindadas por su colega Jorge Enrique Botero a Telesur, denunciando las operaciones adelantadas por la Fuerza Aérea Colombiana en territorio donde se llevaba a cabo una Misión Humanitaria: la liberación de integrantes de las Fuerzas Armadas Colombianas en poder de las farc. 

En efecto, Jorge Enrique Botero brindó las declaraciones en directo al canal con asiento en Caracas, por un teléfono satelital facilitado por el periodista Hollman Morris. Se podría deducir, por tanto, que su detención y el hostigamiento que sufre es una retaliación por prestar el móvil que facilitó que se conociera en el mundo la presión y riesgo a que estaban sometidos quienes acompañaban a la Cruz Roja Internacional en la Misión Humanitaria. 

Inviolabilidad del material informativo 

Precisa la FIP: "La Sargento Teresita Tabares, de la Dirección de Derechos Humanos de la Policía Nacional confirmó la detención de Morris, por parte del ejército. El ejército solicitó la presencia de la policía judicial para examinar un material que portaba el periodista". 

"Después de seis horas de detención, el periodista fue dejado en libertad. Según el Secretario de Gobierno del Caquetá, los militares adscritos a la Brigada XII del Ejército, realizaban un procedimiento de verificación de la identidad del periodista". 

Precisa la FIP: "'Es preocupante el hostigamiento gubernamental contra el periodista Hollman Morris. Independientemente de lo que él estuviera cubriendo, la Constitución Nacional garantiza la libre movilidad de los periodistas y la inviolabilidad de su material informativo', afirmó Eduardo Márquez, Director del Ceso-FIP y Presidente de la Federación Colombiana de Periodistas, Fecolper. El dirigente gremial hizo referencia al Artículo 73 de la Constitución Política que garantiza la protección a la actividad periodística, su libertad e independencia profesional, y alertó de la vulneración del derecho a la libertad de información consagrado en el artículo 20. 

También se vulnera de esta manera el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, sobre libertad de expresión y de información. El tratado internacional fue ratificado por el gobierno colombiano". 

No olvidar 

La FIP recuerda que "en el 2005, Morris fue víctima de retención arbitraria y decomiso temporal de su material periodístico por parte de miembros de la Armada Nacional, en momentos en que realizaba un informe sobre la situación de orden público en el selvático departamento de Putumayo, al sur del país. 

En la actualidad Morris es beneficiario de medidas cautelares decretadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos". 

[Fuente: Por Enrique Porras, Periódico Desde Abajo, Bogotá, 02feb09]


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xii) La FIP rechaza detención de periodista por parte del ejército nacional en Caquetá, Colombia. 

El periodista Hollman Morris fue detenido hoy, 2 de febrero, por miembros del ejército en el corregimiento Unión de Peneya, entre los municipios de Paujil y Cartagena del Chairá, en el amazónico departamento de Caquetá, al suroccidente de Colombia. 

La Sargento Teresita Tabares, de la Dirección de Derechos Humanos de la Policía Nacional confirmó la detención de Morris, por parte del ejército, al Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas, Ceso-FIP. El ejército solicitó la presencia de la policía judicial para examinar un material que portaba el periodista. 

Diana Izquierdo, funcionaria de la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y de Justicia, de igual manera confirmó la detención del Director del programa de televisión Contravía al Ceso-FIP, y afirmó que la Cancillería colombiana estaba enterada del hecho. Entre tanto, el Centro de Solidaridad presentó el caso ante la Coordinadora de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República y Diana Botero, funcionaria del Programa Presidencial de Derechos Humanos. 

Después de seis horas de detención, el periodista fue dejado en libertad. Según el Secretario de Gobierno del Caquetá, los militares adscritos a la Brigada XII del Ejército, realizaban un procedimiento de verificación de la identidad del periodista. 

"Es preocupante el hostigamiento gubernamental contra el periodista Hollman Morris. Independientemente de lo que él estuviera cubriendo, la Constitución Nacional garantiza la libre movilidad de los periodistas y la inviolabilidad de su material informativo", afirmó Eduardo Márquez, Director del Ceso-FIP y Presidente de la Federación Colombiana de Periodistas, FECOLPER. El dirigente gremial hizo referencia al Artículo 73 de la Constitución Política que garantiza la protección a la actividad periodística, su libertad e independencia profesional, y alertó de la vulneración del derecho a la libertad de información consagrado en el artículo 20. 

También se vulnera de esta manera el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, sobre libertad de expresión y de información. El tratado internacional fue ratificado por el gobierno colombiano. 

Vale la pena recordar en el 2005, Morris fue víctima de retención arbitraria y decomiso temporal de su material periodístico por parte de miembros de la Armada Nacional, en momentos en que realizaba un informe sobre la situación de orden público en el selvático departamento de Putumayo, al sur del país. 

En la actualidad Morris es beneficiario de medidas cautelares decretadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 

Bogotá, 02 de febrero de 2009 
Federación Colombiana de Periodistas FECOLPER



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xiii) El Gobierno condena supuesto accionar del periodista Hollman Morris. 

Según denunció la Vicepresidencia, "por declaraciones del subintendente de la Policía Juan Fernando Galicia, luego de ser liberado, se conoció que las Farc pretendían obligar a los miembros de la Fuerza Pública que liberarían, a dar declaraciones conforme a los designios de este grupo, chantajeándolos, además, con no ser liberados si no se sometían a esas instrucciones...se conoció que el periodista Hollman Morris era quien hacía dichas entrevistas". 

De acuerdo con el comunicado, "el Gobierno Nacional considera que dicha actuación del periodista Hollman Morris es contraria a la objetividad e imparcialidad que debe acompañar la labor periodística". 

Este es el comunicado de la Vicepresidencia de la República: 

Por declaraciones del subintendente de la Policía Juan Fernando Galicia, luego de ser liberado, se conoció la denuncia de que las Farc pretendían obligar a los miembros de la Fuerza Pública que liberarían, a dar declaraciones conforme a los designios de este grupo, chantajeándolos, además, con no ser liberados si no se sometían a esas instrucciones. 

También se conoció que el periodista Hollman Morris era quien hacía dichas entrevistas. 


1. El Gobierno Nacional considera que dicha actuación del periodista Hollman Morris es contraria a la objetividad e imparcialidad que debe acompañar la labor periodística. 

2. El Gobierno Nacional informa que el señor Morris cuenta con medidas cautelares solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a pesar de alegar riesgo extraordinario para su vida, se sometió a riesgo extremo, sin informar al Estado del cual demanda protección. 

3. El señor Hollman Morris fue sometido a un control por parte de tropas del Ejército de Colombia en la Unión Peneya, control en el cual le fueron respetados todos sus derechos e integridad. Así mismo, el comandante de la base militar le ofreció, de manera preventiva, protección, lo que fue rechazado por el señor Morris. 

4. El Gobierno también ha sido informado de que el señor Morris sorprendió a la Comisión del CICR y a Piedad Córdoba y pretendió que lo trasladaran en el helicóptero dispuesto para recoger a los secuestrados que iban a ser liberados. 

5. El Gobierno respeta y garantiza la libertad de prensa, pero considera que ni la libertad de prensa ni la liberación de secuestrados deban ser utilizados para hacerle apología a la violencia y a quienes someten al pueblo colombiano al secuestro, a tratos inhumanos, a mutilaciones y a ataques terroristas. 

6. Como ha sido un principio de este Gobierno, continuaremos trabajando por garantizar el ejercicio de las libertades en Colombia y convocamos a la unidad por la defensa de nuestra democracia y para combatir el terrorismo y el narcotráfico, que son las amenazas más grandes a los derechos de colombianos y colombianas. 
[Fuente: El Espectador, Bogotá, 02feb09] 








                         

 

                         

                




                  


 

 

 

 

 

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