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                  China no es Socialista: Cuidado con el Opio Olímpico

                           

        Ojos que no quieren ver. Las empresas en China superan en la explotación de los trabajadores a países como EE.UU.. Esto se llama restauración del capitalismo.

Dante Castro / Mariátegui
 09/09/08

Algunos compañeros de izquierda han visto un supuesto "triunfo del socialismo" en la cosecha de medallas de los atletas chinos. Pero, aclaremos: en China, simplemente, no hay socialismo. Estos jóvenes, por razones generacionales, no conocieron el socialismo. Cualquier victoria que se pueda celebrar por parte de los atletas chinos, es producto de la base que les dejó el socialismo: ése que no volverá al poder si no es por medio de la lucha sin cuartel contra el capitalismo.

La restauración del capitalismo es un fenómeno que no cabe en las mentes de quienes "tienen fe" en el socialismo. Y en los sistemas políticos no hay porqué tener fe. No son fenómenos religiosos. Igual que los seres humanos que comandan muchedumbres, son falibles, deteriorables, degenerables. Depende de quien use el instrumento. Depende de quien dirija la orquesta. Depende de la relación masa-dirigencias.

China es el mejor aliado del imperialismo yanqui y su sostén para que no caiga al vacío el patrón divisa del dólar norteamericano. Si mañana a los gobernantes chinos se les ocurre cambiar de divisa para las negociaciones internacionales y adoptan como patrón el euro, se desplomaría el andamiaje de la economía norteamericana y -por supuesto- estallaría la 3a Guerra Mundial.

China exporta sus excedentes de capital financiero a países pobres, tal como lo hace cualquier potencia imperialista. La prueba viviente es el régimen que impera en Marcona (yacimiento minero ubicado en la costa sur del Perú) y en cualquier sitio en donde se haya afincado la empresa china Zhougang. Los mineros peruanos de Zhougang, en su mayoría, están subcontratados por tercerizadoras. De modo que no tienen derechos laborales ni oportunidad de crear sindicatos. Gracias a la lucha y a la acción directa de masas, se están conquistando estos derechos. La empresa Zhougang se opone a la sindicalización, a la seguridad social, a la jubilación, de miles de mineros peruanos. Zhougang ha adoptado todos los sistemas para eludir obligaciones laborales y tributarias, porque le da más ganancias el recetario del neoliberalismo.

El Comité Central del PCCH (Partido Comunista Chino) ya no está formado por militantes de la clase trabajadora, pues ese partido ya dejó de ser el partido de la clase obrera para convertirse en un partido "pluriclasista". En el Comité. Central tienen mayoría los jerarcas "comunistas" (¿?) transformados en "empresarios" que han ascendido en menos de veinte años a la categoría de millonarios. No lo digo yo, sino la prensa china.

En síntesis, en China los trabajadores hace muchos años han perdido el poder. Las empresas chinas, en el mundo, comparten los beneficios del neoliberalismo y obran como cualquier otro monstruo del capitalismo monopólico. El PCCH ya no es el partido de la clase trabajadora china y mucho menos se preocupa de expandir el marxismo, las ideas socialistas o de financiar-apoyar-fomentar revoluciones. Ahora el PCCH financia al -gobernante- Partido Aprista Peruano (APRA), para cuya formación de cuadros ha destinado una cuenta millonaria.

Cuando triunfó la línea de Liu Siao Qi (ex presidente de la RPCH) sobre la línea del camarada Mao Tse tung, se inició la restauración del capitalismo. El desarrollo de las fuerzas productivas era -según los revisionistas- el aspecto principal de la contradicción, no así el desarrollo de las relaciones de producción. Mao Tse tung pensaba a la inversa, tal como piensa cualquier marxista-leninista consecuente.

Así como Corea del Norte auspició y armó a los paramilitares del Comando Rodrigo Franco durante el primer gobierno de Alan García (1985-90), hoy China "socialista" financia la capacitación de militantes apristas en las nuevas estrategias de mercado. Esto puede desilusionar a muchos que con ingenuidad se acercan al ideario socialista creyendo en los paraísos artificiales. La religión socialista es el opio de los bien intencionados. Ellos creen, no constatan. El socialismo científico, en cambio, es el método de los revolucionarios. Y el que adopta el socialismo científico como guía para la acción, no está dispuesto a avalar la mitología clásica del revisionismo.





 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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