¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                  Chávez y Perón; ¿Un solo corazón? 

                  

        Independencia y Unidad. Ayer y hoy el venezolano y el argentino comprendieron que por separado y subordinados al imperio, nuestros países tienen escasa o nula viabilidad.


"El año 2000 nos encontrará unidos
o dominados". 

Juan Domingo Perón.

Raúl Isman / Mariátegui
 10/09/07

El peronismo constituye un más que oscuro objeto del deseo gnoseológico, es decir, para el conocimiento. No sólo para periodistas, científicos sociales, opinadores y dirigentes políticos de otras latitudes; sino que la ignorancia acerca de la fuerza emergida hacia 1945 es muy fuerte aún en la patria que la vio nacer. Asimilado a formaciones como el A.P.R.A. peruano, el Partido Revolucionario Institucional (P.R.I.) de Méjico o el Varguismo brasileño, hoy desgajadas o totalmente corridas a la derecha; por el contrario, el movimiento peronista nacido en 1945- aunque se ha desgarrado en múltiples peripecias- muestra una sorprendente vitalidad. Fascismo, nazismo, totalitarismo, demagogia, hegemonismo son algunas de las erradas caracterizaciones para una fuerza que edificó un estado benefactor con niveles de integración social de avanzada (en los tres gobiernos del líder fundador); lo destruyó durante la gestión de quién se definía como el más grande discípulo del general socarrón (Carlos Menem) y se halla en proceso de reedificarlo en la actualidad (el proceso conducido por el actual ejecutivo nacional). 

Por cierto que en este modesto artículo no pretenderemos agotar semejante desafío y obstáculo epistemológico; si no más bien responder (modestamente) a dudas que nos fueron participadas por amigos venezolanos, peruanos, mejicanos y ecuatorianos acerca de ciertas declaraciones del Presidente bolivariano, quién se define como peronista. De modo que en los siguientes garabatos sólo se compararán algunas características de ambos liderazgos y los correspondientes procesos en las sociedades respectivas; ya que ubicar adecuadamente en el correspondiente contexto social es el único modo de hacer inteligibles históricamente los brillos personales. Por cierto que no pretendemos resolver de modo definitivo semejante intríngulis teórico e histórico; sino sólo abrir un mínimo cauce al debate enunciado de forma por demás sencilla y callejera del modo siguiente: si es factible hablar del peronista Hugo Chávez Frías y/o del Chavista Juan Domingo Perón; sin dudas, dos modelos de liderazgo para la emancipación en nuestra América.

Comencemos enumerando primeramente algunas significativas diferencias entre uno y otro. En primer lugar la cuestión temporal no es una circunstancia menor. El emerger del movimiento peronista, en aquel sintomático 1945 de fines de la guerra, señala un contexto (la guerra fría) en el cual el también llamado justicialismo pudo pivotear para mantener la autonomía nacional frente a los dos bloques y persistir en el rumbo industrialista que habíase desarrollado tenuemente desde la crisis de 1930. Venezuela nunca había vivido un proceso similar y su economía era de hecho una factoría petrolera, complementaria con los E.E.U.U. Resultado de este hecho inocultable es que la patria bolivariana arrastra hasta el día de hoy un déficit en soberanía alimentaria que la revolución- al mejorar las condiciones de vida populares- tendió a agudizar en términos relativos. Pero además de las diferencias apuntadas, la aparición del liderazgo de Hugo Chávez (fines del siglo XX) se da en un marco histórico en el cual las posibilidades para un accionar autónomo de las economías y los estados de lo que ha dejado de ser el tercer mundo se han reducido sensiblemente en razón del escenario unipolar. De modo que la lucha venezolana por una política independiente es más ardua, difícil y compleja que la liderada por el general nacido en la localidad de bonaerense de Lobos. 

Por otra parte, Perón construyó un inmenso movimiento político que- salvo para ciertas ilusiones juveniles setentistas- jamás trascendió los marcos del sistema capitalista. Efectivamente, la llamada en lenguaje peronista tercera posición no es más que la versión argentina de una sociedad capitalista que ha moderado buena parte de las injusticias más flagrantes. En cambió, la variopinta, aluvional, irresistible marea roja creada a partir de la conducción del bolivariano comenzó como crítica a la versión caribeña de la defección neoliberal por parte de la dirigencia tradicional. Pero al calor de las batallas políticas desplegadas se radicalizó hasta formular el objetivo estratégico del socialismo del siglo XXI, por cierto que en un marco constitucional y democrático. Algo que por cierto el conjunto del peronismo, nunca si quiera soñó. Siguiendo la misma dirección de análisis, en Venezuela la división chavismo-antichavismo corresponde en gran medida a la partición izquierda-derecha. En cambio en la Argentina, hubo y todavía existen peronistas de derecha, centro y aún de izquierda y lo propio se verifica en el disgregado campo antiperonista. 

Otra cuestión decisiva para diferenciar ambos fenómenos la constituyen las respectivas herramientas organizativas. En el justicialismo, la laxitud de sus características y rasgos movimientistas jamás cristalizó en un armado organizativo fuerte y contundente con capacidad de ser instrumento para cambiar las coordenadas sociales. Por un lado, en el peronismo la herramienta política (el llamado partido justicialista) fue básicamente un aparato electoral, reunido para hacer frente a cada desafío comicial. Y por el otro, hasta el advenimiento del menemismo en los 90', la Central (única) de Trabajadores, la C.G.T., denominada la columna vertebral del movimiento por el conductor-fundador, era la única estructura de peso, útil para defender los salarios y las condiciones laborales; pero casi absolutamente incapaz de acciones que fueran más allá de lo reivindicativo. Por cierto que tales construcciones organizativas no le permitieron al peronismo disponer de capacidad para resistir embestidas golpistas por parte del poder real. Así, en 1955 y 1976, casi no se opuso a las ofensivas reaccionarias que lo desalojaron del poder. En cambio, el chavismo- cuando sufrió el golpe imperialista en 2002- pudo derrotar la ofensiva derechista en base a la capacidad de las masas; las cuales habían gestado sin dudas mecanismos organizativos y comunicacionales. Por otra parte, en el peronismo existieron siempre oportunistas, traidores y otras alimañas. En rigor, son inevitables en toda construcción política o social. Pero explícitamente lo integraban y lo siguen conformando represores y torturadores. El chavismo por cierto que no está libre de los primeros. Pero claramente no hay sitio en la fuerza ataviada de rojo para los del segundo grupo. Y no es una diferencia menor la voluntad desde el poder político de una construcción, la fusión en una única organización de todos quienes apoyan a Chávez, que sirva de apoyatura para la concreción del gran objetivo: el socialismo (de todos los siglos). 

También es diferente la formación política de ambos dirigentes. El argentino era un estratega militar, experto en historia de la especialidad, que desarrolló desde lo empírico su capacidad política. No vaciló en incorporar ciertos aspectos que había observado en el fascismo europeo o elaboraciones en derecho laboral de los socialistas argentinos; pero colocándolos dentro de una elaboración ideológica y político muy diferente. Además, lo hemos dicho ya, su horizonte histórico jamás superó al capitalismo. Lo cual no es una crítica, sino situar precisamente lo máximo que podía esperarse de su conducción: la gestación de un capitalismo integrado desde la base que permitía una economía industrial. En cambio, Chávez evolucionó desde su formación profesional militar inicial, hasta convertirse en un refinado cuadro teórico y político socialista, con una profunda versación histórica por añadidura. El horizonte post capitalista que el caribeño desea gestar no es una diferencia menor ni poco significativa.

Desde el punto de vista de las semejanzas, ambos líderes emergieron desde elites militares disconformes con la realidad económica, social y política de sus respectivos países. Tanto Chávez como Perón se destacan por su condición de dirigentes carismáticos; es decir, desde una impronta fuertemente personal para sus estilos de conducción. Lo cual desde la derecha pretende ser señalado como un límite de los respectivos procesos de avance popular; cuando en realidad es consustancial a toda construcción política, como ha señalado el destacado sociólogo alemán Max Weber. El filósofo argentino Roberto Follari ha demostrado en un muy interesante trabajo (http://www.redaccionpopular.com/#principal__state=articulo&idArt=1342)que sociedades marcadas por movimientos masivos vinculados con líderes personalistas y carismáticos no, son per se, menos democráticas. Por otra parte, en el caso del argentino, la influencia de su figura lo colocó en el centro excluyente de la política argentina desde 1943, hasta su muerte en 1974. Y más de tres décadas después, su legado simbólico y político era disputado a balazos entre algunos seguidores en una recordada trifulca en el territorio bonaerense de San Vicente.

Sin dudas que la centralidad de las respectivas figuras políticas de ambos dirigentes tiene un corolario aún más significativo. Ocupan de hecho la izquierda del sistema político de cada país; por lo cual casi toda oposición a ellos fatalmente sirve a la derecha. Lo dicho ni siquiera requiere mínima fundamentación en el caso venezolano. Pero que si es preciso desarrollar algunos argumentos para ponderar la acción de Perón. Cuando apareció su fuerza a mediados de la década del '40 del siglo pasado, su coalición impulsaba el crecimiento industrial con fuerte énfasis hacia el crecimiento del mercado interno. En los discursos peronistas de la época y posteriores aparece tal orientación bajo el acertado enunciado de derechos de los trabajadores; ciertamente más profundo y abarcador que la sola mención de la economicista cuestión de hacia que mercado se orienta el consumo. Tal vez hubiere sido factible construir alguna alternativa política que trascendiese los límites de la construcción peronista. Pero a condición de valorar los logros alcanzados por la nueva nación industrial (es decir, partir de tales conquistas) y por las propias masas de trabajadores; quienes habían pasado en menos de un lustro de condiciones de vida durísimas a revistar entre los obreros de más alto nivel de bienestar en todo el orbe. De modo que al sabotear tal proyecto, quienes lo hacían se oponían a las mejoras referidas y se colocaban en la vereda de enfrente de sus supuestos "representados", aunque lo hicieren en nombre de los explotados y de la revolución proletaria y extraplanetaria. Y subyace además una cuestión que ciertas fuerzas se empeñan en no incorporar a su acervo teórico y práctico, pese a la sangre derramada y el inmenso dolor padecido por nuestros pueblos: en una contradicción social cualquiera, si debilitamos al polo más progresista y avanzado, se fortalece el vértice reaccionario. Por lo tanto, al peronismo- si no se lo superaba en una coalición históricamente más avanzada que partiese de lo logrado para ir más allá- se lo debilitaba favoreciendo a la reacción anti nacional y anti obrera, como hizo la patética izquierda argentina en dos instancias cruciales (1945, nacimiento del peronismo; 1955, caída del general Perón derrocado por la reacción) y en muchas otras coyunturas históricas. Como estas líneas son un artículo y no un enciclopédico tratado, nos limitaremos a citar la acción de ciertos sectores de la guerrilla que enfrentó con las armas al tercer gobierno de Perón, el mismo que había alcanzado el 62 % de los sufragios en las elecciones de septiembre de 1973 sintetizando en su candidatura las expectativas de las más amplias masas populares. Dicho sea de paso, es otra semejanza entre ambos mandatarios la capacidad de crear amplias alianzas de sectores populares. La escritora María Seoane relata en su biografía del dirigente del E.R.P. Roberto Mario Santucho llamada Todo o nada que nada menos que el comandante Fidel Castro le dijera en su momento al citado militante la inconveniencia, rayana en la locura, de enfrentar con las armas al presidente Perón. Lo cierto es que el E.R.P. prosiguió su derrotero de violencia elitista y su accionar para desgastar a Perón y su sucesora fue capitalizado no por las masas insurrectas; si no más bien por la barbarie procesista. No se trata de negar orientaciones represivas y burguesas de ambos titulares del ejecutivo, pero si de reafirmar lo dicho líneas arriba acerca de los polos de una contradicción. Y más importante aún es el hecho que la frustración del proceso encabezado por Perón fue la derrota de todo un pueblo que no pudo mantener las libertades democráticas, ni los derechos de los trabajadores. La historia de nuestros pueblos se halla regada desgraciadamente por tanta sangre de sus mártires, que resulta indignante la tozudez para no realizar balances autocríticas absolutamente imprescindibles y ciertas orientaciones prosiguen apostando a "cuanto peor, mejor".

Sin dudas, otra semejanza decisiva es que ambos mandatarios apostaron fuertemente al bienestar popular, combatiendo la pobreza. Es público y notorio que durante los tres gobiernos del general Perón la pobreza y la marginalidad fueron reducidas a porcentajes insignificantes. Como decía Jesús de Nazareth, por los frutos los conoceréis. Lo propio ocurre con la acción de Chávez. El párrafo es por demás elocuente y extenso y ha sido tomado de un medio de prensa, no al servicio de la derecha. 

"¿No devolvió a unos cinco millones de marginados, entre ellos las poblaciones indígenas, su dignidad de ciudadanos? ¿No recuperó la empresa pública Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA)? ¿No desprivatizó y devolvió al servicio público la principal empresa de telecomunicaciones del país, como así también la empresa de electricidad de Caracas? ¿No nacionalizó los campos petrolíferos del Orinoco? Por último, ¿no consagró parte de la renta petrolera a conseguir una autonomía efectiva frente a las instituciones financieras internacionales y al financiamiento de programas sociales?

Más de tres millones de hectáreas de tierra fueron distribuidas entre los campesinos. Millones de niños y adultos fueron alfabetizados. Se instalaron millares de dispensarios médicos en los barrios populares. Decenas de miles de personas sin recursos con afecciones oculares fueron operadas gratuitamente. Los productos alimentarios básicos son subvencionados y ofrecidos a los carenciados a precios inferiores en un 42% respecto de los del mercado. La duración del trabajo semanal pasó de 44 horas a 36, mi entras el salario mínimo ascendía a 204 euros mensuales (el más alto en América Latina después de Costa Rica).

El resultado de todas estas medidas es que entre 1999 y 2005 la pobreza disminuyó del 42,8% al 33,9% , mientras que la población que vive de la economía informal cayó del 53% al 40%. Este retroceso de la pobreza permite sostener con fuerza el crecimiento, que en el curso de los tres últimos años fue de un 12% promedio, entre los más altos del mundo, estimulado por un consumo que ha aumentado un 18% por año". Ignacio Ramonet publicado en Contratapa de Le monde diplomatique, número correspondiente a agosto 2007.

Finalmente digamos para concluir cual es la semejanza fundamental entre los citados dirigentes: ambos se comprometieron fuertemente por la independencia y unidad de nuestra América. Ayer el argentino y en nuestro hoy el venezolano comprendieron que por separado y subordinados al imperio, nuestros países tienen escasa o nula viabilidad. Por ello, no podía extrañar que para el líder bolivariano la continuidad política en la Argentina del proyecto emancipatorio pase por el triunfo en primera vuelta de la candidatura de Kristina Fernández, para el período 2007-2011. Es que la construcción del Frente para la Victoria es sin dudas una de las mejores interpretaciones autocríticas de lo hecho por Perón, mucho más que el peroneo-neoliberalismo-menemista. Es en el marco de estas coordenadas que podemos decir que la unidad latinoamericana necesita del legado del chavista Perón y de la actualidad del peronista Chávez. 

* Docente. Escritor. Miembro del Consejo Editorial. de la Revistas Desafíos.
Colaborador del periódico socialista El Ideal. Director de la revista Electrónica Redacción popular.
http://raulisman@yahoo.com.ar 
www.geocities.com/raulisman 
http://raulisman.blog.terra.com


 

 

 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.