¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                 Caso RCTV: ¿Qué separa a los amantes de la libertad? 

                  

         Desfachatez. Los medios de desinformación no tienen autoridad para declararse prensa libre, ni para atacar la embajada venezolana en Lima.

Guillermo Giacosa / Mariátegui
 02/07/07

Me aventuraré en afirmar que quienes se manifestaron el jueves 21 de junio ante la embajada de Venezuela en Lima a favor de lo que ellos consideran 'libertad de expresión' no son los mismos que nos manifestamos en 2003 ante la Embajada de Estados Unidos por lo que nosotros considerábamos un genocidio contra Irak. 

Admito que los seres humanos tienen el derecho a tener distintas preocupaciones, pero me inquieta establecer si hay puntos en común entre unos y otros manifestantes. Es mi obligación moral pensar que todos estamos unidos por sentir que la libertad es el bien esencial que nos hace humanos y por ello protestamos cuando sentimos que la misma se ve amenazada. ¿Qué nos separa entonces? En este caso puntual, la concepción misma de lo que significa la libertad de prensa. Y, en un plano más amplio, la determinación de quien es el enemigo principal en esta batalla por la dignidad de la sociedad humana. 

En cuanto a lo primero, opino que lo que defienden nuestros eventuales oponentes es la 'libertad de empresa' en la que los dueños de los medios de comunicación señalan la agenda política de un país, levantan o hunden personas o emprendimientos y defienden intereses que no siempre coinciden con las necesidades del conjunto de la población. Forman parte de una transnacional que decide por nosotros qué es bueno y qué es malo, a quién hay que exaltar y a quién crucificar. La última campaña presidencial en el Perú es una prueba de ello y el actual aluvión mediático antichavista, otra no menos significativa. No creo en ningún monopolio y menos en el de una prensa coral, sea privada o estatal. Estoy sí convencido de que en la modalidad actual inmensos sectores de la población peruana carecen del derecho a la palabra y cuando sus problemas son expuestos se presentan como anomalías de un sistema que asegura la justicia cuando se trata exactamente de lo contrario: de un sistema que asegura la injusticia y llama anomalías a lo que es la regla. 

El segundo punto es más grave: ¿Quién es el enemigo? Para los manifestantes del jueves es Chávez por recuperar las ondas de RCTV y por tomar medidas 'populistas'; para nosotros, EE.UU. y su imperio del horror, con arsenales de armas que no cesan de crecer, amenazas a quienes objetan sus intereses, cárceles clandestinas, torturas admitidas, guerras genocidas, subvenciones que ahogan economías mucho menores a la suya, apoyo histórico a dictadores como Pinochet, Videla, Marcos, Suharto, Saddam y un etcétera en el que hoy figuran regímenes bárbaros como Arabia Saudí o Uzbekistán. 

Además de 700 bases militares en casi todo el planeta para defender la 'libertad' y su negativa suicida a cooperar en la lucha contra el cambio climático que amenaza la vida en la Tierra y cuyos efectos gran parte de la prensa libre ha silenciado durante los últimos 30 años. Esas son, más allá del común amor por la libertad, nuestras diferencias. A quienes digan que aquí puedo expresar lo que creo, les respondo que en Venezuela tendría varios diarios a mi disposición si despotricara contra su gobierno. 


                                                            
Mariátegui. La revista de las ideas.