¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                Basta de Mentiras sobre Restos del Che


                                                       

Dante Castro Arrasco / Revista Mariátegui
 08/03/07


Hace ya unos años, a Álvaro Vargas Llosa le inquietaba acabar con la figura del Che. No era en absoluto original, puesto que muchos escritores de derechas se le habían adelantado convirtiendo sus especulaciones en libros. La exhumación en Bolivia y el entierro en Santa Clara, (Cuba), le vinieron a quitar la oportunidad y las ganas. Abusando siempre de la falta de memoria del amnésico público, volvió a reaparecer ahora el incestuoso clan de los Varguitas como auspiciadores de una de las más patéticas y tardías campañas anticomunistas. Alvarito no puede ser genial, así lo respalde el padre: es un perfecto idiota por circunstancias determinantes de la genética. Y si se junta nuevamente con el imbécil Plinio Apuleyo Mendoza y con el tragicómico Carlos Alberto Montaner, podemos decir que resucitaron Los tres chiflados. 

Un español, veterano falangista, Gabriel Ruiz Jaime, publicó: El Che no murió en Bolivia, (Ed. Sta. Magdalena, Lima, 1970). Éste ha sido tal vez el intento más elaborado, no diré serio, por desmitificar la muerte del guerrillero heroico. Decir en un libro que el Che fue rebelde a las órdenes de Fidel Castro y que por ello no murió en Bolivia, sino que purgaba sentencia indefinida en las cárceles más secretas de Cuba, le rindió su cuartito de hora en el ecran de la fama. Está tan bien elaborada la mentira que cualquiera puede creérsela o hasta hacer que el más pintado bolchevique dude. Gabriel Ruiz Jaime en ese entonces no contaba con un Vargas Llosa anticubano, sino que todavía el afamado novelista se mantenía en las filas castristas. De otro modo se habría hecho millonario.

Los mejores testimonios del entierro de los restos del Che, no son de comunistas, sino de los propios agentes de la CIA que lo persiguieron en Bolivia. El cubano agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Félix I. Rodríguez Mendigutía, fue última persona que conversó extensamente con el Che Guevara. Fue también testigo de su asesinato. Gustavo Villoldo, igualmente cubano exiliado, ex agente de la CIA, fue quien planificó el entierro de los restos del Che. 

Temiendo retirarse del mundo de los vivos, Villoldo aparentemente intentaba ponerse de acuerdo con su conciencia y escribió una carta a Aleida Guevara March, la hija del Che. Quería decirle dónde estaban los restos y que sus familiares tenían tanto derecho de recuperarlos como los familiares de los yanquis muertos en Viet Nam. Pero a un elemento tan anticomunista como Villoldo, le queda hasta hoy muy grande el disfraz humanitario. Lo único cierto es que ya los forenses cubanos estaban cavando en el lado correcto y Villoldo ensayaba cómo restarle méritos al equipo.

Confirmamos que la ociosidad es madre de todos los vicios. Si estos perfectos idiotas tuviesen algo qué hacer, no andarían especulando sobre el destino de una osamenta que, al fin y al cabo, materia es. Les aseguro que ningún admirador del Che en América Latina va a botar su camiseta o rasgar el afiche de su habitación si es que se comprueba lo contrario. Pero para disgusto de especuladores y onanistas, los restos del Che están descansando en Santa Clara, allí donde libró el mejor combate de su vida de guerrillero.

Los ex-agentes de la CIA Villoldo y Rodriguez Mendigutía jamás se perderían la oportunidad de desmentir y/o ridiculizar a su enemigo jurado Fidel Castro. Tampoco Aleida Guevara March y sus familiares permitirían que se haga un tráfico politiquero con la memoria de su padre. En un estremo o en otro, sea en Miami o sea en Cuba, la gente no está para chuparse el meñique.

Así que hay que decirles a los que ahora ganan plata difundiendo falsedades: no sigan aplicando la vieja táctica del "miente, miente, que algo queda". Y a los tontos que se prestan como difusores de cualquier novedad, al estilo cubano les digo: desmayen con eso, partida de comemierdas.

Cambio y fuera:
DC.

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