¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
                  Avances y Limitaciones de la Cumbre de los Pueblos


Jaime Lastra / Mariátegui
 18/06/08


Como antítesis de la oficial V Cumbre llamada ALC-UE que tuvo lugar en Lima, de forma exitosa se cumplió la Cumbre de los Pueblos, que también tuvo lugar en Lima. Ambas se han desarrollado en forma simultánea y paralela. Dos latidos diferentes. Ya he mencionado en otro artículo que la Cumbre oficial, además de ser un espacio reaccionario y demagógico, donde los jefes de estado compiten en ridículas poses protocolares y pesados discursos, pero muy altisonantes y mediáticos, son eventos cuyas conclusiones, que aparentemente favorecen a sus pueblos, en verdad quedan como una ornamenta criminal frente al hambre que sufren millones de personas en el mundo, especialmente de los países más explotados por parte del imperialismo. Igualmente, hemos constatado varias veces, como el esfuerzo que los pocos gobiernos democráticos y progresistas de incluir acuerdos verdaderamente favorables a los pueblos, prácticamente quedan en nada. Y esta es la situación que ya empieza a sentirse luego de clausurada la V Cumbre oficial. En cambio, la Cumbre de los pueblos ha dado pasos de avanzada al denunciar, aunque con palabras no muy fuertes, el carácter imperialista de las políticas de los gobiernos Europeos sobre las relaciones de intercambio con América Latina y el Caribe. 

Ha declarado que los "Acuerdos de Asociación propuesto por la Unión Europea y avalado por diversos gobiernos latinoamericanos y caribeños (…) solo buscan profundizar y perpetuar el actual sistema de dominación". Aunque no se dice su naturaleza imperialista, esta denuncia es positiva, pues en fin de cuentas la dominación que condena la Cumbre de los Pueblos es la dominación imperialista. Ha señalado además que la Unión Europea al implementar su plan ("Europa Global: Competir en el mundo"), impondrá "la profundización de las políticas de competitividad y crecimiento económico (…) de sus transnacionales y profundizar las políticas neoliberales" , por supuesto que en contra de los pueblos de nuestra región.

Se ha revelado que "Las transnacionales actúan bajo un doble rasero apoyándose en las asimetrías que los Acuerdos de Asociación tienden a reforzar. En consecuencia, el discurso sobre Cooperación y Diálogo Político es la carnada que esconde el anzuelo de los intereses de esas corporaciones." Y se ha ejemplificado con el caso de México y Chile, a la vez que se alerta las consecuencias negativas si continúan estos Acuerdos de Asociación que promueve el imperialismo europeo en nuestra región, apoyados por algunos gobiernos que siguen a pie juntillas la globalización neoliberal, como es el caso del gobierno peruano.

Se ha denunciado el fondo de la actual crisis alimentaria al revelar el "direccionamiento de la producción de los países a la exportación, pérdida del papel del Estado en la regulación alimentaria y conversión de los alimentos en fuente de especulación financiera, todo ello como resultado de las políticas de "libre comercio". Esto es, en mantener la condición colonial de la economía de los países dominados por el imperialismo y fijarlos en una producción de monocultura. Que actual resulta, a la luz de estas conclusiones de la Cumbre de los Pueblos, la previsión de José Carlos Mariátegui cuando constató que a mayor penetración del imperialismo en nuestros países semicoloniales, mayor sería su sometimiento antes que su liberación y desarrollo, como engañosamente lo han sostenido siempre los viejos nacionalismos burgueses, contentos de servir al amo por una suculenta comisión, cuya práctica más representativa la tenemos en el nacionalismo burgués del partido aprista. Hoy muy activo y afanoso, luego de suscribir el TLC con EE.UU.

La Cumbre de los Pueblos lanzó la propuesta de integración "basada en la libre determinación de los pueblos, el respeto al medio ambiente, a los derechos humanos y a los procesos democráticos emprendido por aquellos gobiernos que se alejan del neoliberalismo y buscan para sus pueblos relaciones de igualdad con todos los países del mundo. Esto supone el fortalecimiento de la cooperación en todos los ámbitos entre los pueblos, el reforzamiento de la solidaridad, el fin de toda forma de discriminaciones y la superación de prácticas violatorias de la soberanía de los países". 

Asimismo exige "justicia y la reparación de los agravios, daños y perjuicios, provocados por las empresas europeas, y el replanteamiento de las relaciones con estas empresas, de tal forma que asuman los pasivos sociales y ambientales en que incurren". Luego de simpatizar con las medidas de nacionalización, como el producido en Bolivia respecto a la empresa boliviana de telecomunicaciones (ETI/ENTEL); de convocar a su lucha a los gobiernos progresistas, de rechazar la intervención de EE.UU. y de la UE contra la soberanía de los pueblos; de pedir que la UE asuma la deuda histórica que tiene con América Latina y el Caribe, especialmente con los pueblos originarios; de expresar su solidaridad con el pueblo de Haití por décadas expoliado y actualmente ocupado militarmente, planteó que una tarea de nuestros pueblos es "unirse en torno a la defensa de su bienestar y fortalecer la resistencia y movilización contra las políticas neoliberales" . 

La Cumbre de los Pueblos convoca "a no dejarse engañar más por gobiernos autoritarios que pretenden criminalizar la justa protesta civil" (como en el caso peruano/nota mía). Y lanza la necesidad de un frente único mundial al pedir que los "habitantes de América Latina, el Caribe y Europa a sumarse a la fuerza cada vez mayor de organizaciones que buscan un mundo mejor para todos, y así estar a la altura de los desafíos que hoy enfrenta la humanidad."

Estos son los avances logrados. Y veremos los nuevos avances en la próxima Cumbre de los Pueblos que tendrá cita en el Estado Español en el año 2010. Por de pronto revelemos también las limitaciones de las conclusiones de la Cumbre no oficial, que se clausuró en un Mitin en la plaza Dos de Mayo, donde el programa, a veces pesado, y los discursos de fondo, tuvieron las mismas limitaciones que comentamos en el presente artículo.

Existe, claro está, la conciencia de que el imperialismo es el causante de nuestro atraso, de
nuestra explotación y del peligro de nuestra desaparición del planeta como seres humanos. Se sabe también que en esencia el imperialismo es capitalismo. Y que el sistema mundial está construido sobre la base del sistema capitalista altamente desarrollado y globalizado, donde pequeños grupos de clanes familiares de también pocos países desarrollados controlan la riqueza mundial, se la apoderan y la disfrutan sin importarles que el 80% de la población mundial pueda desaparecer en el acto, pues creen que con la alta tecnología alcanzada necesitan de pocos brazos que explotar.

Todas las propuestas de justicia, de democracia, de respeto a los derechos humanos, de defensa del medio ambiente y del planeta mismo enfrentan la valla del imperialismo, que es muro y cadena con que tropieza y se encadena el ansia de liberación de los pueblos y de los trabajadores del mundo. Sin embargo, ni en la declaración de la Cumbre de los Pueblos ni en los discursos de su clausura, se ha escuchado el reemplazo al sistema capitalista por el sistema socialista, lo que revela la gran limitación de no entender que el conflicto de nuestro tiempo es entre capitalismo y socialismo. Y que la única valla segura en contra del imperialismo es el antiimperialismo socialista. La integración de los pueblos no encuentra mejor destino sino en la lucha de liberación nacional en el sentido de construir un nuevo orden social y no simplemente acabar en una proclama nacionalista. El nacionalismo burgués ha permitido siempre una mayor dominación imperialista, mientras que todo nacionalismo pequeño burgués -hasta el más demagógico- no ha ofrecido sino una simple borrachera antiimperialista, sirviendo igualmente al imperio. Sencillamente no puede ser de otra manera porque el antiimperialismo, en si mismo, no constituye un programa de cambio social. Sólo ha significado que las diferentes facciones de oligarquía nacionales puedan alternarse en el poder político para servir al imperialismo, aunque para ello hayan tenido que cebarse con la sangre del pueblo.

La propuesta de una verdadera solución la encontramos en el programa de cambio social que significa una revolución socialista. Revolución que cumple tareas previas, no resueltas por la vieja república, pero que no se detiene en demagógicas poses nacionalistas, sino que organiza y moviliza a las masas en la construcción de un nuevo orden social. El socialismo es la salida de nuestros pueblos, es el socialismo indoamericano del que fue partidario Mariátegui. Es mediante este proyecto nacional en que los pueblos de América y el Caribe resolverán verdaderamente su integración, cooperación y solidaridad.

Los avances hoy obtenidos en la Cumbre de los Pueblos, debemos elevarla hasta aquella comprensión. Mientras tanto, las conclusiones alcanzadas deben servir para profundizar la denuncia del imperialismo, desenmascarar la hipocresía de las cumbres oficiales, de los tratados y acuerdos que propugnan los imperialistas. Y sobre todo, deben servir para practicar la política de frente único, tanto en nuestra región como a nivel mundial.


 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.