¡Arriba las manos! Agustín Mantilla está de vuelta
El reflejo de la muerte. Mantilla
y toda su experiencia en reprimir al pueblo, están nuevamente a
disposición del régimen alanista.
¿Quién dijo que el APRA no lo necesita?
Yásser Gómez / Revista Mariátegui
12/03/07
Desde aquella balacera que un grupo de apristas perpetrara contra militantes del Partido Nacionalista hace casi un año en el Cusco -en plena campaña electoral- no se sentía la presencia de los búfalos. Pero hoy anuncian su retorno oficial en la persona de Agustín Mantilla, no sólo para repartirse los puestos del Estado, sino para hacer lo que más saben, imponer su orden paramilitar. Vuelven los tiempos de la cachiporra, el chavetazo y el gatillo fácil, modernizado con el espionaje telefónico y el robo de computadoras, como lo sufrió el congresista nacionalista Daniel Abugattás. Porque el APRA sabe a quienes necesita para gobernar.
Agustín Mantilla, el siniestro ex Ministro del Interior aprista del período 1985-1990 y ex secretario personal de Alan García, tras mantenerse en silencio con la prensa, por casi cinco años, volvió a ser noticia en Perú. Esta vez fue portada de los diarios capitalinos, por haberse ofrecido como asesor del recién nombrado Ministro del Interior, Luis Alva Castro.
Pero Mantilla ya había llamado la atención de los medios de desinformación, en
septiembre del 2006, cuando un programa dominical propaló un video
grabado por un aficionado, en el que, él, era agasajado por una promoción de militantes apristas. Y en su discurso les aseguraba a los concurrentes, que tuvieran paciencia, porque todos tendrían su oportunidad de acceder a puestos de trabajo en el Estado, debido a que la primera fase de este gobierno era colocar a profesionales independientes para satisfacer a algunos sectores influyentes y que a más tardar en año y medio, los apristas ingresarían
a ser funcionarios del gobierno, porque ellos habían ganado las elecciones. "Hay una primera etapa, la de búsqueda de la confianza. No olvidemos que todavía hay gente que nos mira con recelo".
(Perú21 - 04/09/06)
Por aquellos días, la dirigencia aprista en su conjunto deslindó con Mantilla e incluso con el cinismo que
lo caracteriza, el secretario general del APRA, Mauricio Mulder, negó que los asistentes al agasajo a Mantilla fueran militantes de su
partido.(La República - 04/09/06) "Probablemente habrá dicho todo eso para congraciarse con esas personas".
Mantilla no ha cambiado, es el mismo que a fines de los ochenta nos regalara aquella postal, reproducida por
los canales de televisión, donde aparece en una calle del distrito limeño de La Victoria, portando armas de largo alcance y rodeado por hombres de
seguridad, armados hasta los dientes, que no eran agentes del Estado ni guardaespaldas particulares. Estaban ahí para aplastar una marcha realizada por familiares de los presos políticos maoístas. Estaban ahí para reprimir y encarcelar. Con la misma ferocidad con la que debelaron el motín de El Frontón en junio de 1986, que según testimonios de trabajadores del
Instituto Nacional Penitenciario (INPE) y prisioneros que sobrevivieron a la masacre, fue dirigida por el mismo Mantilla
obedeciendo órdenes del entonces mandatario Alan García.
Con la misma sangre fría con la que dirigió el Comando paramilitar Rodrigo Franco -como lo confirman testimonios a la justicia, de ex integrantes de este grupo de exterminio- Agustín Mantilla se ofreció en bandeja al gobierno de García, al afirmar que estaba dispuesto a trabajar por el país en cualquier momento, por tener alguna experiencia en el sector Interior. Además resaltó que fue expulsado del APRA, -por recibir 30 mil dólares de Vladimiro Montesinos- pero esperaba regresar algún día a su partido. A pesar que el ministro Alva Castro rechazó que contrataría a Mantilla para su sector, muchos integrantes de la bancada parlamentaria aprista no se opusieron al retorno. Para el congresista Edgar Núñez, Mantilla tiene experiencia en la cartera de Interior y se le puede sacar provecho. "No hay que condenar a Mantilla de por vida, quizás sus errores fueron graves, pero si ya hubo sanciones judiciales, no veo dificultad que sea rehabilitado y vuelva."
(Correo - 01-03-07).
Si en el Ejecutivo se sienten los pasos de Mantilla, en el Legislativo se sienten las botas del
Comando paramilitar Rodrigo Franco. El congresista Daniel Abugattás del Partido Nacionalista, denunció el sospechoso robo en su oficina del Congreso de su computadora personal y de haber sido rastreados y copiados todos los discos duros que hay en su oficina. Abugattás aseguró que el
hurto ocurrió extrañamente cuando iba a recibir el correo electrónico de un colaborador eficaz, con el organigrama completo sobre la reestructuración del grupo paramilitar Rodrigo Franco, en la actual administración aprista. La denuncia de Abugattás
no es motivo de risa como lo sugirió de manera omnipotente y burlona la presidenta del Legislativo, Mercedes
Cabanillas, para librarse de responsabilidades.
Hermanos
de sangre. (izq.)
Daniel Vílchez y (der.) Nidia Vílchez integraron el Comando Rodrigo
Franco (Foto: La
República)
Porque, según un informe de la Unidad de Investigación del diario
La República (03/02/07) sustentado en testimonios de
integrantes de Rodrigo Franco ante la justicia peruana, en las oficinas de parlamentarios apristas, trabajan cuatro ex integrantes
de este comando de aniquilamiento: Nidia Vílchez, legisladora aprista por Junín, Daniel Vílchez, hermano de Nidia y asesor del congresista Javier Velásquez Quesquén igual que Omar La Cunza Tantarico. Por su parte, Nelson Manayay Cabrera labora con el parlamentario Mauricio Mulder, secretario general del APRA. Así mismo, otro ex Rodrigo Franco, Óscar Urbina Sandoval, ha visitado innumerables veces la Oficialía Mayor del Congreso, entre agosto y diciembre de 2006. De manera extraña siempre entre las siete y once de la noche. Aunque Urbina Sandoval no aparece como empleado del Congreso.
El robo a la oficina del legislador nacionalista,
Daniel Abugattás, no ha sido casualidad. Y el ofrecimiento del prontuariado Mantilla "a favor" de la seguridad del
país, está lejos de ser una anécdota. Se trata de la segunda fase del
régimen aprista, que, siguiendo la vena reaccionaria de su historia, intentará poner contra la pared a cualquier tipo de
oposición, para que le permita mostrar una falsa imagen de gobernabilidad absoluta. Por eso,
ande con cuidado, que en cualquier momento, usted puede ser sorprendido con un: ¡Arriba las manos! Porque Agustín Mantilla está de vuelta.
Mariátegui.
La revista de las ideas.
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