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¿A qué responden los enfrentamientos entre Hamas y Al Fatah?

                  

        Asesorado por la CIA. Mohamed Dahlan construyó un "ejército particular" de la presidencia, con armas suministradas por EEUU. e Israel permitió que le llegasen esas armas. 

Correo Internacional / Mariátegui
 27/08/07

La situación en los territorios palestinos se ha agudizado con el enfrentamiento entre las dos organizaciones de mayor peso. Hamas tomó el control de la franja de Gaza y expulsó a las fuerzas de Al Fatah, mientras que el presidente de la Administración Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, máximo dirigente de Al Fatah, dio un golpe de Estado de hecho, expulsando a Hamas del gobierno.

Organizaciones de la izquierda palestina han calificado estos enfrentamientos como "una tragedia", llamando al cese de las hostilidades y a la unidad de ambas organizaciones en la lucha contra Israel. La misma posición ha sido sostenida por diversas corrientes de izquierda en otros países.

Es indudable que estos enfrentamientos debilitan la lucha del pueblo palestino por su liberación. Desde este punto de vista, se trata, efectivamente, de "una tragedia" porque significan un triunfo de Israel y del imperialismo 

Sin embargo, esto no puede impedir que hagamos un análisis más profundo de qué representa hoy cada una de las fuerzas en conflicto y así constatemos que una de las organizaciones (Al Fatah) ya no defiende los intereses del pueblo palestino y que su dirección se ha transformado en agente directo de Israel y el imperialismo, Esta caracterización es central para definir la posición que deben adoptar los revolucionarios frente al conflicto. 

La liberación de Palestina: una lucha histórica 
Debemos enmarcar los actuales enfrentamientos, así sea brevemente, en una perspectiva histórica. La resolución de la ONU que creó el Estado de Israel, en 1948, legalizó la usurpación realizada por el sionismo de más de la mitad del histórico territorio palestino (55%). Después de su creación, Israel, a través de las organizaciones armadas sionistas invadieron parte del territorio otorgado a los palestinos y se apropiaron de un 20% adicional, expulsando más de 800.000 palestinos (un tercio de la población) y originando al drama de los refugiados. Así se creó un enclave imperialista que actuaría como gendarme contra la naciente oleada revolucionaria antiimperialista árabe, en medio de una región estratégica por sus reservas petroleras. Por eso, desde la creación de Israel, el pueblo palestino, y las masas árabes en general, tienen la necesidad de luchar por la liberación de su tierra expulsando al ocupante sionista.

Los acuerdo de Oslo (1993) 
La fundación de Al Fatah, por parte Yasser Arafat, en la década de 1960 respondía a esta necesidad, expresada en su consigna Por una Palestina Laica, Democrática y No Racista y en su política de luchar por la destrucción de Israel. Este les permitió transformarse en la dirección de las masas palestinas

Pero en la década de 1980, Arafat y Al Fatah abandonaron su programa, pasaron a aceptar la creación de "dos estados" (israelí y palestino) y comenzaron a centrar su política en la negociación con el imperialismo. Esto se concretó en su capitulación en los "Acuerdo de Oslo" (1993). A cambio de la dudosa existencia futura de ese pequeño estado palestino, aceptaron la creación de la Administración Nacional Palestina (ANP), una superestructura colonial con una autonomía muy limitada, similar a los bantustanes de África del Sur, en la época del apartheid. 

La ANP
A partir de la creación de la ANP en los territorios de Gaza y Cisjordania, Arafat y la dirección de Al Fatal asumen el poder de esta reducida administración y pasan a tomar un nuevo carácter: "gerente autóctonos" de una estructura colonial. El sionismo aprovecha esta capitulación para extender sus colonias en Cisjordania y Gaza, controlar el agua y construir caminos "sólo para judíos" en esos territorios. La vida de los habitantes palestinos se volvió un verdadero infierno. 

Al mismo tiempo, en medio de una corrupción total, los cuadros de Al Fatah usaban en su beneficio, el presupuesto de la ANP. Mientras tanto, las masas palestinas sufrían todo tipo de privaciones. El desgaste del prestigio de Al Fatah entre el pueblo palestino se fue acelerando. 

Abbas, el hombre del imperialismo en Palestina 
Tras la muerte de Arafat (hoy ya denunciada como asesinato), la elección de Mahmud Abbas como su sucesor acentuó esta dinámica. Israel comenzó a construir el "muro de la vergüenza", separando los territorios y aprovechó para robar aún más tierra palestina. El imperialismo se juega claramente a respaldar a Abbas como su agente en Palestina. La dirección de Al Fatah llegó a tal extremo en su colaboración con Israel y el imperialismo que A. Korei (primer ministro durante un período) es dueño de una empresa que vendía grandes cantidades de cemento al estado sionista para la construcción del "muro de la vergüenza". 

El triunfo electoral de Hamas pone en crisis a los planes de Oslo 
El imperialismo e Israel trataban de "legalizar" la situación colonial de la ANP a través de elecciones palestinas. Es en este marco que se da la victoria de Hamas en las elecciones parlamentarias de la ANP, en 2006. Como dijimos en el Correo internacional 118, este resultado fue una victoria de las masas palestinas contra los planes de Oslo. Si bien Hamas es una dirección burguesa y fundamentalista religiosa, el hecho de mantener en su programa el llamado a la destrucción de Israel, hizo que las masas palestinas la votaran para repudiar la traición de Al Fatah.

El imperialismo e Israel desconocieron abiertamente el resultado electoral y comenzaron a presionar para exigir que el nuevo gobierno de la ANP, dirigido por Hamas, reconociese a Israel y aceptara la continuidad de los acuerdos de Oslo. Por eso, restringieron el abastecimiento de la franja Gaza, bloquearon la ayuda financiera de EE.UU. y la Unión Europea (imprescindible para el funcionamiento de la ANP) y hasta robaron el dinero de los impuestos de lo territorios palestinos que son recaudados por Israel. El objetivo era "quebrar por hambre" al pueblo palestino y al gobierno que había elegido.

Las provocaciones de Abbas
Abbas, que mantiene el cargo de presidente de la ANP, trabajó "desde adentro" para obligar a que Hamas aceptase la rendición, siguiendo el mismo camino que antes había recorrido Al Fatah. Abbas ya no es simplemente una dirección burguesa que capitula: se transformó en un agente directo de Israel y EE.UU. dentro de los territorios palestinos, un colaboracionista similar a lo que fue el "gobierno de Vichy" en la Francia ocupada por Hitler, o como el de Karzai, en el Afganistán actual.

¡El área de seguridad de su gobierno ahora es asesorada por la CIA! Su hombre clave en este sector, Mohamed Dahlan, construyó un "ejército particular" de la presidencia, con armas suministradas directamente por EEUU. e Israel permitió que le llegasen esas armas. Dahlan también montó en Gaza un dispositivo para realizar acciones criminales, reprimir a la población y hacer constantes provocaciones contra el gobierno dirigido por Hamas. Esto fue generando una revuelta que llevó a los enfrentamientos de las últimas semanas. 

Un golpe bonapartista
Desde que ganaron la elección, los dirigentes de Hamas propusieron formar un "gobierno de unidad nacional" con Al Fatah. Incluso después de que se hizo evidente que Abbas estaba armando un golpe contra el gobierno, en conjunto con Israel, Hamas continuó con este llamado y haciendo negociaciones a través de Egipto y Arabia Saudita.

Hasta llegó a formarse un gobierno con varios ministros indicados por Abbas. Pero esta coalición nunca fue aceptada por EE.UU., la Unión Europea (alineada claramente con la posición de Bush) e Israel. Ellos boicotearían todo gobierno en que estuviese Hamas, mientras esta organizacion no reconociese explícitamente la existencia de Israel. A través del cónsul general de EE.UU. en Jerusalén, Jacob Walles, y de un emisario especial de Inteligencia, Keith Dayton, se instrumentó la línea de armar a los hombres de Abbas para liquidar a Hamas.

Las masas empujaron a Hamas a ir más lejos de lo que quería 
Fue la preparación de este verdadero golpe bonapartista, implementado por Abbas y apoyado por el imperialismo e Israel, lo que produjo la reacción de las masas de Gaza y empujó a Hamas a expulsar de ese territorio a los agentes directos del imperialismo, el aparato militar armado por Dahlan y la policía de Al Fatah, quienes, a pesar de su moderno armamento, no pelearon con eficacia. Creemos que esto ha sido un triunfo de las masas palestinas porque, a pesar de la difícil situación en que se encuentra hoy la franja de Gaza, han liberado este territorio del control de Israel y sus agentes. 

Después de la expulsión de sus hombres, Abbas culminó su golpe bonapartista y, desconociéndole resultado electoral del 2006, nombró un "gobierno de emergencia", encabezado por Salam Fayyad, ex funcionario del FMI y del Banco Mundial, que posee doble nacionalidad palestino-estadounidense. Es una cruel burla a la heroica lucha del pueblo palestino contra el imperialismo estadounidense e Israel.

Este nuevo fantoche tiene una tarea: apoyarse en el aparato de Abbas y Al Fatah, instalado en Cisjordania, para aplastar la resistencia, retomar Gaza e imponer el plan sionista e imperialista de liquidar toda posibilidad de liberación real de Palestina. Para esto, además del aparato represivo, tratará de utilizar dos factores. Por un lado, la dificilísima situación social y humanitaria de Gaza, tratando de derrotarla por hambre. Por el otro, los millones de dólares que el imperialismo e Israel, ahora sí, han comenzado a entregar en las manos del nuevo gobierno.

¿De qué lado debemos estar los revolucionarios?
La izquierda mundial tiene la obligación de tomar una posición clara frente a estos hechos. Para nosotros, en este conflicto, de un lado están el imperialismo, Israel y sus agentes colaboracionistas; del otro las masas palestinas en lucha por su liberación.

Por eso, no tenemos dudas: estamos categóricamente en el campo de la resistencia, independientemente de quién sea su dirección. En otras palabras, nos ubicamos incondicionalmente en el "campo militar" de Hamas. ¿Qué significa esto? Que, sin dar ningún apoyo político a Hamas ni llamar a confiar en su dirección, estamos por su triunfo en la batalla contra los colaboracionistas porque ese "campo militar" es hoy el de las masas palestinas y su lucha contra décadas de opresión. Es la misma posición que tuvimos junto a la Resistencia contra los nazis y los colaboracionistas, en la Segunda Guerra Mundial o junto al Vietcong en la guerra de Vietnam. 

Al mismo tiempo, creemos imprescindible que todas las organizaciones de la resistencia palestina en los territorios de Gaza y Cisjordania, así como a las de los campos de refugiados de los países vecinos y de la diáspora mundial, se unan para desconocer al gobierno fantoche de Fayyad y unan sus fuerzas para luchar juntos contra los enemigos externos e internos de la causa palestina. 

 

 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.