¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
     ¿A qué le teme El Comercio?


                                                                    

Nuestro derecho a opinar

CGTP / Revista Mariátegui
 29/01/07


El pasado 18 de enero, el diario El Comercio, expresó a través de su editorial su visión fundamentalista y retrograda sobre los sindicatos, apoyando tácitamente la postura totalitaria del régimen aprista que vulnerando los derechos laborales de los profesores, intenta aplicar una política que a todas luces busca destruir la oposición social, tan incomoda para el actual régimen, representada por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP).

Para este medio de comunicación en el ajedrez político, los sindicatos no tienen un espacio relevante, signándoles un lugar pasivo dentro de la tensión social que significa la relación entre el capital y trabajo. De dicho escrito, se desprende que los ciudadanos-trabajadores deben poseer organizaciones controlables y apolíticas, todo lo contrario implica un obstáculo para el desarrollo del país.

Los dueños de El Comercio, siguiendo los preceptos neoliberales, promueven la libre circulación de capital tratando de destruir por medio de sus escritos, todo aquello que exija explicaciones y control sobre la excesiva ganancia y la usura. Diariamente sus líneas refuerzan el principio ideológico de que todo cambio es sinónimo de atraso y atenta contra el progreso del Perú. 

Se olvida el sub-decano de la prensa nacional que la CGTP y el SUTEP han alertado sobre las incongruencias del modelo, presentando propuestas viables. A pesar de la retórica simplista de que el libre mercado soluciona todo, El Comercio, no puede ocultar que la pobreza y la precariedad del empleo siguen aumentando inversamente proporcional a la compra de sus
ejemplares.

Parece irónico que el partido gobernante haga hoy una alianza con el mismo diario que resaltó la matanza de sus militantes en Trujillo a comienzos del siglo pasado, uniéndose ambos en una cruzada por las jugosas ganancias de las transnacionales y en la aplicación de políticas foráneas diseñadas por los organismos financieros internacionales.

Los escrito por El Comercio demuestra que la resistencia ideológica propugnada por los trabajadores comienza a calar en los escenarios del poder virtual (aquellos que no fueron elegidos pero sostienen el gobierno). 

Ante la carencia de una oposición articulada en los fueros formales del poder, los ciudadanos empiezan a encontrar en la CGTP su vocero idóneo para hacer frente a los atropellos del gobierno de turno. A esto le teme, El Comercio.

El sindicalismo y los temores del Sub Decano 
Es necesario precisar, que el sindicalismo surge como una respuesta a la explotación capitalista promovida por el comportamiento inhumano de los dueños de los medios de producción, quienes controlando el poder político y tergiversando la realidad buscan convertir al trabajador y su labor en una mercancía, despojándolo de su derecho a participar en los beneficios de la riqueza que ayudan a crear, impidiendo la consolidación de una sociedad justa.

El sindicato propugna un equilibrio de poderes, sustentado en una ideología que es distinta y hasta opuesta a la de su empleador. Mientras el empresario exige obtener las máximas ganancias con un mínimo de inversión, los trabajadores luchan por lograr una ganancia solidaria (expresada en valores y riquezas), donde el ser humano sea el eje de la transformación. 

Sus integrantes en su gran mayoría participan activamente en alguna instancia partidaria. Por esa razón, poseen un buen nivel crítico de las relaciones socio-económicas, implicando un mayor poder del ciudadano-trabajador en la negociación colectiva, esencia básica de relación entre un sindicato y el empresario.

A esto le temen los neoliberales, a la sensibilización y profundización del conocimiento por parte de los trabajadores, quienes organizados consolidan una fuerza social que exigirá una mayor participación en la riqueza que generan y en los escenarios del poder para conseguir una verdadera democracia representativa, en la actualidad ocultada por la fantasía generada por los medios de comunicación, controlados y financiados por los grupos económicos beneficiarios del sistema.

El Comercio le teme al sindicalismo, pese a que consiguió desaparecer usando la legislación fujimorista la organización sindical de sus trabajadores, y con poca ética se trata de encumbra en su cuestionada editorial, como respetuoso de los derechos laborales ¿Y los derechos de los sindicalizados que despidió? 

La CGTP continuará en su lucha, denunciando a los verdaderos obstáculos del desarrollo nacional, especialmente a aquellos medios que a comienzos del siglo XXI celebraban en sus editoriales la ilegal re-re-elección del hoy prófugo Alberto Fujimori o ubicaban titulares intrascendentes, cuando el país necesitaba información sobre la corrupción imperante. 

El sindicalismo es el instrumento idóneo de reivindicación, una base sólida para construir un nuevo Perú, que demandan las actuales y nuevas generaciones. 

Departamento de Prensa y Comunicaciones de la CGTP

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