¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
       APRODEH 25 Años

Rodrigo Montoya Rojas / Mariátegui
 09/12/08

Se fundó en 1983 para defender los derechos humanos en Perú. En ese año, 8 periodistas fueron asesinados en Uchuraqay por querer saber lo que no debían. Muy poco después, los marinos en Huanta tiraban en las quebradas centenares de cadáveres -unos encima de otros, sin enterrarlos- para que los campesinos e indígenas se enterasen de que sus vidas no valían nada, sus muertos menos aún y que les ocurriría lo mismo si apoyaban a los senderistas.

La defensa de derechos en el país se viene haciendo por paquetes independientes. Desde 1979, son tomados en cuenta con algo de seriedad los derechos políticos de votar, elegir y ser elegidos. Desde 1983, son objeto de atención los derechos humanos para que los beneficiarios del poder no llenen las cárceles con personas inocentes, no torturen, no impongan penas injustas, no violen y no maten. En otras palabras, para tomar conciencia de que nuestras vidas cuentan. En este cuarto de siglo son también visibles, paso a paso, los derechos de los pueblos indígenas para defender sus lenguas, culturas, identidades, biodiversidad, tierra y territorio, libre determinación, autogobierno, espiritualidad, respeto y dignidad. La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, de la revolución francesa, tiene 219 años, la declaración de los derechos Humanos 60 y la de los pueblos indígenas, sólo uno. Una conclusión es inevitable: en nuestra historia ejercemos muy pocos derechos y nos quedan muchas batallas pendientes. ¡Cuánto camino queda por hacer para que los llamados indios y las personas de capas populares de las ciudades sean considerados como seres humanos! 

El trabajo de APRODEH (Asociación Pro Derechos Humanos) no ha sido ni será fácil porque hay un bloque de derecha abiertamente en contra de los derechos humanos de los pueblos indígenas y de las capas populares, por su tradición colonial de matar, ordenar matar y seguir bajo el amparo de la impunidad. Con ese fin están firmemente unidos los apristas -Alan García en primera línea- los ¨popular cristianos¨, fujimoristas, y las fuerzas armadas en bloque. Para la derecha, las únicas víctimas y muertos que cuentan son los que consideran suyos identificándolos con la defensa de la democracia y la patria. Ni con los muertos puede la derecha dejar de colocar sus intereses por encima de todo. Por eso, se habla de ¨mis muertos¨, ¨tus muertos¨, ¨mis presos¨, ¨tus presos¨, ¨mi verdad¨, ¨tu verdad¨. Decir nuestros muertos, refiriéndonos a todos y todas, es una deuda pendiente que tenemos en el futuro. 

Como en el cuartel de los Cabitos de Ayacucho, en muchas hoyos clandestinos aparecen tumbas y huesos de desaparecidos y desaparecidas diciendo, ¨aquí estamos¨, ¨tenemos derechos¨, ¨escuchen nuestras voces¨. Para vergüenza de quienes creyeron que los desaparecerían para siempre, se trata de una memoria viva, de un coro de voces suficientemente fuerte, oído en todas partes. Para todas y todos los que trabajan en APRODEH, un abrazo cargado de gratitud y esperanza. 




                         

 

                         

                




                  


 

 

 

 

 

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.