* El Anti Dri o vigencia del marxismo

* Acerca de los conceptos de "Clase y Pueblo"

 

Material de
Discusión

 

El Anti-Dri o vigencia del marxismo

INTRODUCCION

En 1848 veía la luz un escrito que daría bastante que hablar al mundo. En él se afirmaba provocativamente que un espectro recorría Europa: el espectro del comunismo.
Con el tiempo el espectro fue creciendo para recorrer, ya no sólo Europa, sino el mundo entero.
Hoy, 150 anos después, muchos afirman que el espectro murió, otros que lo han matado, otros que ha mutado y que ya no es él mismo que solía ser. Nosotros, en cambio, como creemos que ese espectro sigue vivito y coleando, entendemos que es necesario reafirmar su existencia.
En este caso en particular, queremos rescatar su vigencia polemizando, no tanto con aquellas posturas provenientes del bando enemigo según las cuales el marxismo -y toda ideología que intente subvertir el actual orden social- han muerto, sino más bien, con otra postura que solemos escuchar frecuentemente entre nuestros propios compañeros: esto es, la posición según la cual, las transformaciones que ha sufrido la sociedad capitalista en estos 150 anos han vuelto anacrónico tanto el análisis marxista -el cual habría que abandonar o, en el mejor de los casos, modificar-, como a la clase social al que éste consideraba como sujeto revolucionario y portador del cambio social, el proletariado -por lo que habría que intentar buscar mediante un nuevo análisis al nuevo sujeto revolucionario-.
Podemos encontrar un caso paradigmático de esta postura en el trabajo de Rubén Dri titulado "Crisis y reconstrucción del sujeto popular". La intención de nuestro artículo es polemizar con las opiniones expresadas por Dri en ese texto1.
El argumento de Dri se puede resumir de la forma siguiente:
1- el método de Marx contiene varios errores,
2- el capitalismo ha cambiado y es distinto en la actualidad con respecto a la época de Marx, por lo que...
3- el análisis marxista sería tanto incorrecto por sus errores, como obsoleto por su anacronismo, entonces hay que intentar un nuevo análisis de la realidad para comprender las nuevas formas de lucha y el nuevo sujeto revolucionario en el capitalismo que nos toca vivir.
A continuación trataremos de ir poniendo en duda cada una de estas afirmaciones.

1- CUESTIONES DE METODO

Dri dice:
"Para entender el lugar que en el pensamiento de Marx ocupa la clase obrera o proletariado en la revolución, es necesario considerar previamente la concepción de la dialéctica hegeliana...
"Marx aplica esta dialéctica a la sociedad. El primer momento, el universal abstracto está constituido por la sociedad. Puede ser también la humanidad, en el sentido de lo humano. Esto es universal, pero en la medida en que no está realizado es pobre, abstracto.
"Lo particular como negación de lo universal es el proletariado. Es la negación de todo lo humano, por cuanto ha sido reducido a mera fuerza de trabajo, una determinada cantidad de energía a ser consumida. Esta negación es sólo la posibilidad de la negación hasta que el proletariado la ponga como tal, o sea, se ponga a sí mismo como sujeto. Esto significa tener conciencia de clase o pasar del en-sí al para-sí.
"Cuando el proletariado pasa del en sí al para sí produce la negación de sí mismo como particular, como proletario y se recupera como universal concreto, ser humano o sociedad humana. Allí desaparecen las clases como tales. La sociedad se compone exclusivamente por ser humanos, sujetos en la plenitud de su significación"2.
Estamos de acuerdo en que para comprender el método marxista haya que entender primero la dialéctica hegeliana. Marx mismo admite la influencia de Hegel en su método. Ahora bien, esto no quiere decir que el método marxista se reduzca a la aplicación de la dialéctica hegeliana a la sociedad.
En el Postfacio a la Segunda Edición de "El Capital", Marx aclara cual es la relación entre su método, el materialismo histórico, y la dialéctica hegeliana:
"Mi método dialéctico no sólo es fundamentalmente distinto del método de He gel, sino que es, en todo y por todo, la antítesis de él. Para Hegel, el proceso del pensamiento, al que él convierte incluso, bajo el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real, y esto la simple forma externa en que toma cuerpo. Para mi, lo ideal no es por el contrario, más que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del hombre... El hecho de que la dialéctica sufra en manos de Hegel una mistificación, no obsta para que este filósofo, fuese el primero que supo exponer de un modo amplio y consciente sus formas generales de movimiento. Lo que ocurre es que la dialéctica aparece en él invertida, puesta de cabeza. No hay más que darle la vuelta, mejor dicho ponerla de pie, y en seguida se descubre bajo la corteza mística la semilla racional"3.
No sólo Marx no aplica la dialéctica hegeliana en su forma idealista, sino que menos la aplica a la sociedad en general, y menos aún a la sociedad entendida como la humanidad en general. Porque, precisamente, el materialismo histórico sostiene que no existe "la sociedad" o "la humanidad" en general, sino que en distintos momentos históricos existen diferentes formaciones sociales concretas, que pueden compararse entre sí en. cuanto tales, es decir, en cuanto sociedades históricas concretas. Concebir la sociedad o la humanidad en general como si fuera una esencia o sujeto que se desarrolla a través de la historia (como lo hace Dri), es concebir la historia en forma idealista. Para Marx no existe la humanidad como esencia, sino que la humanidad consiste en el conjunto de relaciones sociales concretas en que los hombres viven. Estas relaciones sociales no son las mismas en cada momento histórico, varían. Como no existe "la humanidad" ni "la sociedad" por encima o fuera de estas relaciones concretas, lo que el materialismo histórico indica hacer es estudiar cada formación social concreta4. La formación social concreta que Marx se dedicó a estudiar con mayor profundidad durante su vida es el capitalismo.
Para comprender el capitalismo, como forma social particular, Marx intenta explicar el desarrollo de las contradicciones inherentes a este tipo de sociedad. La contradicción fundamental en esta sociedad concreta es el antagonismo entre proletariado y burguesía. Para analizar este antagonismo, o lucha de clases, Marx propone como método el estudio de las condiciones en que se desarrolla esta lucha, el cual resume de la forma siguiente:
"En la producción social de su vida, los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y polftica y a la que corresponden determinadas formas de la conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, politica e intelectual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, es su ser social el que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las filerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se ha desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las filerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se conmociona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian estas conmociones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, politicas, religiosas, artísticas o filosóficas; en una palabra, las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de conmoción por su conciencia. Por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción"5.
Sin embargo, obviando todo esto, la dialéctica marxista según Dri se resumiría en la contradicción "humanidad" (universal abstracto) 1 "proletariado" (particular) que sería superada en el tercer momento de la "sociedad humana sin clases" (universal concreto). No sólo Dri no habla de categorías tan características del método marxista como "fuerzas productivas", "estructura" o "superestructura", sino que, además, ni siquiera aparece la "lucha de clases" como elemento de este análisis dialéctico, y hasta resulta notorio que no aparezca siquiera mencionada la burguesía como clase dominante.
Por lo tanto, no es lo mismo la dialéctica hegeliana que la marxista. La primera es idealista, la segunda materialista. La primera entiende la sociedad como el desarrollo de una esencia a lo largo de la historia (ya sea que llamemos a esta esencia Idea o Razón Universal como hace Hegel, o Humanidad o Sujeto como hace Dri), la segunda entiende la sociedad como el desarrollo de las condiciones materiales concretas en que los hombres producen y se reproducen.
Y esta no es una diferencia menor. No es lo mismo pensar la historia como el devenir de una esencia universal que pensarla como el desarrollo de las formas concretas en que los hombres se relacionan entre sí y con la naturaleza. Ambos métodos parten de premisas diferentes y llegan a conclusiones también diferentes6. No da lo mismo que apliquemos uno u otro método. Cuando Dri critica el método materialista, en realidad está aplicando un método radicalmente diferente: la dialéctica idealista.
Tal vez sea esta, por demás extraña, interpretación del método de Marx la causa de los "errores" que Dri ve en el análisis marxista.
El principal error que Dri identifica es que, al analizar la lucha de clases Marx separa la forma del contenido. Según Dri:
"Marx define en el célebre Manifiesto que toda la historia es la historia de la lucha de clases... El sujeto de la historia es la clase... Una afirmación tan tajante si se fija o dogmatiza lleva al error de olvidar otros aspectos flindamentales del sujeto como la cultura, la pertenencia a la nación, la tradición. Ello se agrava si se tiene en cuenta que allí Marx separa el contenido, que estaría dado por la clase, de la forma que sería la nación"7.
Pero Marx no olvida nunca el problema de la nación. Es más, en el mismo Manifiesto que Dri cita, Marx escribe:
"A los comunistas se nos reprocha también el querer abolir la patria, la nacionalidad... Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen. No obstante, siendo la mira inmediata del proletariado la conquista del Poder politico, su exaltación a clase nacional, a nación, es evidente que también en él reside un sentido nacional, aunque en ese sentido no coincida, ni mucho menos, con el de la burguesía"8.
Para Marx, la lucha de clases tiene un doble carácter nacional/internacional. Nacional, porque se desarrolla en un territorio geográfico-social específico. Como son las distintas burguesías locales las que delimitan este territorio al demarcar su área de dominación, este carácter nacional de la lucha de clases no es el mismo para la burguesía que para el proletariado. Al mismo tiempo, la lucha de clases tiene un carácter internacional, puesto que el enfrentamiento entre burguesía y proletariado no se da simplemente en un plano local, sino a nivel mundial, en todos los pueblos, a nivel internacional.
Podemos ejemplificar esto, con el análisis concreto que Marx hace acerca de la toma del poder por el proletariado en la Comuna de París de 1871:
"La Comuna era, pues, la verdadera representación de todos los elementos sanos de la sociedad francesa, y, por consiguiente, el auténtico gobierno nacional. Pero, al mismo tiempo, como gobierno obrero y como campeón intrépido de la emancipación del trabajo, era un gobierno internacional en el pleno sentido de la palabra. Ante los ojos del ejército prusiano, que había anexionado a Alemania dos provincias francesas, la Comuna anexionó a Francia los obreros del mundo entero"9.
Aquí vemos el doble aspecto nacional/internacional del gobierno obrero de la Comuna: nacional, en tanto representación de la correlación de fuerzas al interior de la sociedad francesa; internacional, en tanto vanguardia del proletariado como clase a nivel mundial.
Por lo tanto, no sólo Marx no olvida el aspecto nacional, sino que es Dri, quien al plantear la ecuación clase-contenido y nación-forma, olvida el aspecto internacional de la lucha de clases.
En síntesis, no sólo el método dialéctico que Dri atribuye a Marx no es tal, sino que sus "errores" tampoco lo son.

2- EL CAPITALISMO HOY Y EN LA EPOCA DE MARX

En el parágrafo 4 del capítulo XXIII del tomo 1 de "El Capital", Marx analiza las distintas formas que asume la superpoblación relativa en el capitalismo. Divide a la población obrera excedente en:
-flotante: principalmente compuesta por la población obrera juvenil y femenina,
-latente: población rural excedente atraída hacia las ciudades, e
-intermitente: población obrera que, a pesar de formar parte del ejército en activo, posee una base de trabajo sumamente irregular. Este grupo está compuesto principalmente por los trabajadores domicilíarios.
Finalmente, agrega una cuarta forma -que podría pensarse como atravesando a las tres anteriores-, a la que denomina "pauperismo", la cual comprendería a aquella "...parte de la clase obrera que ha perdido su base de vida, la venta de la filerza de trabajo, y tiene que vegetar de la caridad pública"10.
Podríamos graficar esta clasificación de la clase obrera así:

SUPERPOBLACION RELATIVA
POBL. NECESARIA
Población no Pauperizada
FLOTANTE
LATENTE
INTERMITENTE
Pauperismo

Veamos que crítica Drí de esta visión:
"El capitalismo en la época de Marx, al menos como tendencia, incluía a todos los obreros como particularidades en su seno. Los obreros que no tenían trabajo constituían el ejército de reserva, un ejército siempre listo y a la expectativa de entrar en combate, es decir, de ser incluidos efectivamente en la totalidad de la sociedad... Con la tercera revolución tecnológica y la implantación del neoliberalismo conservador tenemos una situación diferente que obliga a un replanteo dialéctico. El capitalismo ahora no incluye a todos los obreros. Expulsa a la mayo ría"11.
Así describe Dri las diferencias entre el capitalismo del siglo XIX y el actual. En el siglo XIX el capitalismo incluía a todos los obreros (ya fuera en forma activa o como ejército de reserva), hoy en día el capitalismo expulsa a la mayoría de los obreros. Esto se podría graficar de la siguiente forma:

POBLACION OBRERA EN EL SIGLO XIX
*OBREROS INCLUIDOS
*OBREROS EN ACTIVO
*EJERCITO DE RESERVA

POBLACION OBRERA EN LA ACTUALIDAD
*EN ACTIVO
*OBREROS INCLUIDOS
*EJERCITO DE RESERVA
*OBREROS EXCLUIDOS

La diferencia entre el siglo XIX y el XX estaría dada, entonces, por la aparición de este nuevo grupo de obreros excluidos, que en el siglo pasado no existía. Pero ¿quiénes son estos nuevos obreros excluidos? Dri no lo aclara. ¿Puede ser que sean los mismos a los que Marx coloca bajo el rótulo de pauperismo?
Si la respuesta a esta pregunta es afirmativa, ¿cuál sería la novedad en la existencia de este grupo? ¿tal vez Dri nos quiere decir que lo que define su novedad es una diferencia meramente cuantitativa?, esto es: ¿puede ser que la diferencia radique en que ahora "el capitalismo expulsa a la mayoría11, mientras que antes sólo constituían una minoría?
Para ver si es ésta efectivamente la diferencia, compararemos los datos en que se basa Marx con las estadísticas actuales.
Estos son algunos de los datos que muestra Marx:
"El censo oficial de pobres de Inglaterra registraba en 1855: 851,369 personas, en 1856: 877,767, en 1865: 971,433. En los años de 1863 y 1864, la cifra llegó, a consecuencia de la penuria algodonera, a 1.079,382 y 1.014,908, respectivamente. La crisis de 1866, que castigo con especial dureza a Londres, creó en esta sede del mercado mundial, cuyo censo de habitantes excede al del reino de Escocia, un aumento de pobres del 19.5 por 100, comparado con el de 1865, y en comparación con el de 1864, del 24.4 por 100; durante los primeros meses del ano 1867, el aumento fue todavía mayor, con referencia a 1866"12.
Hacia 1855, "...el censo de Bélgica registra en total 930,000 familias, entre las que hay, según los datos oficiales, 90,000 ricos (electores) 450,000 personas; 390,000 familias pertenecientes a la pequeña clase media de la ciudad y del campo, la mayor parte de las cuales va descendiendo constantemente hacia el proletariado = 1.950,000 personas. Finalmente, 450,000 familias obreras = 2.250,000 personas... De estas 450,000 familias obreras, ¡hay más de 200,000 inscritas en el censo de pobres!13.
Esto es:

familias ricas 90,000 9,7%
f. de clase media 390,000 41,9%
familias obreras 450,000* 48,4%
Total 930,000 100%

* 250,000 no pauperizadas 26,9%
200,000 pobres 21,5%

Es decir que en Bélgica país que según Marx era presentado por los capitalistas ingleses como el "paraíso del obrero", el 21,5% del total de familias (el 44,4% de las familias obreras) era considerado por el censo oficial como pobres.
Comparemos con los datos actuales:
"Según el informe del Comité Ejecutivo para el Estudio de la Pobreza en Argentina, dependiente del ministerio de Economía, los hogares debajo de la linea de pobreza en mayo de 1974 eran 2,6%, en 1980 el 7,5%, en 1985 el 17,1%, en 1988 el 25,7%, en 1989 el 21,5%, en 1990 el 35,3%, en 1991 el 21,8%, en 1992 15,6%, en 1993 13,6%, en 1994
11,9% y en 1995 16,3%"14.
Hacia 1989 en Argentina existían un 21,5% de hogares pobres, ¡exactamente el mismo porcentaje que en Bélgica en 1855!
La diferencia entre el siglo pasado y el actual tampoco radica, entonces, en que el capitalismo de hoy en día "excluya a la mayoría".
Veamos entonces que nos sigue diciendo Dri:
"En primer lugar, el capitalismo sigue estando basado en la explotación de la fuerza de trabajo, que ahora, con todas las innovaciones tecnológicas, se hace cualitativamente más reducido en cantidad y mayor en intensidad. La explotación es más intensa en menos obreros. En segundo lugar, los obreros desocupados, o simplemente los desocupados están en contradicción con la totalidad social así estructurada.
"Junto a los obreros y desocupados se encuentran otros grupos marginados, oprimidos o explotados por razón de género, de color, de religión o cultura. Son particularidades que entran en contradicción con lo universal y, en consecuencia, la primera negación que del en-sí debe pasar al para-sí.
"Es natural que ahora tenga más importancia que antes el momento de la conciencia. Antes, el proletariado era la negación natural, esencial. Bastaba que pasase al para-sí, o que tuviese conciencia de clase para organizarse y pasar a la acción, es decir, a la negación efectiva. Ahora la situación es diferente. Todos los grupos citados pueden transformarse en el sujeto negador. Sólo 10 serán si quieren serlo"15.
Vayamos por partes.
En primer lugar, entonces, según Drí, el capitalismo sigue estando basado en la explotación de la fuerza de trabajo. El asunto parece ser que ahora, debido a las innovaciones tecnológicas, se reduce la cantidad de obreros en activo y aumenta la intensidad de la explotación que el capital ejerce sobre los mismos. Es decir, exactamente el mismo proceso que describe Marx con estas palabras:
A medida que ganan en volumen y en eficacia del rendimiento, los medios de producción van dejando un margen cada vez menor como medios de ocupación de obreros; y esta proporción decreciente, todavía tiende a modificarse en el sentido de que, conforme crece la fuerza productiva del trabajo, el capital hace crecer su oferta de trabajo más rápidamente que su demanda de obreros. El exceso de trabajo de los obreros en activo engrosa las filas de su reserva, al paso que la presión reforzada que ésta ejerce sobre aquéllos, por el peso de la concurrencia, obliga a los obreros que trabajan a trabajar todavía más y a someterse a las imposiciones del capital. La existencia de un sector de la clase obrera condenado a ociosidad forzosa por el exceso de trabajo impuesto a la otra parte, se convierte en fuente de riqueza del capitalista individual y acelera al mismo tiempo la formación del ejército industrial de reserva, en una escala proporcionada a los progresos de la acumulación social"16.
Nuevamente, Dri llega con un siglo de retraso: lo novedoso del capitalismo actual no lo era tanto. Porque, no sólo el número de obreros en activo se reduce y aumenta su explotación (como bien "descubre" Dri), sino que Marx agrega que la presión que ejerce el aumento del número de obreros en reserva sobre el mercado de trabajo hace que los activos sean aún más explotados (ya sea por el aumento de la jornada de trabajo, la caída de los salarios, peores condiciones laborales, etc.). O sea, que una parte de la clase obrera este desocupada y otra parte esté sobreexplotada, no son dos fenómenos distintos sino dos caras de la misma moneda.
En segundo lugar, "los obreros desocupados están en contradicción con la totalidad social así estructurada"(¡?). Si hasta ahora estabamos medio dudosos de lo que Dri nos quería decir, acá nos termina de confundir del todo: ¿por qué los obreros desocupados están en contradicción con "la totalidad social así estructurada"?
Trataremos de seguir el razonamiento paso por paso.
La "totalidad social así estructurada" es el capitalismo.
El capitalismo sigue estando basado en la explotación de la fuerza de trabajo -cosa que hasta Dri admite-.
La explotación de la fuerza de trabajo se realiza en función de la acumulación del capital.
El capital genera en su proceso de acumulación una masa de población obrera sobrante.
Esta población obrera sobrante presiona sobre el mercado de trabajo.
Esta presión permite al capital aumentar la explotación que ejerce sobre los obreros en actividad.
En conclusión, la existencia de la población obrera sobrante permite aumentar la acumulación del capital mediante el aumento de la explotación de la fuerza de trabajo, la cual es la base del capitalismo o "totalidad social así estructurada".
Entonces, no sólo la existencia de obreros desocupados no está en contradicción con la "totalidad social así estructurada", sino que, por el contrario, es totalmente funcional a ella.
Ahora bien, podríamos interpretar también que lo que nos quería decir Dri con todo esto es que los intereses de los trabajadores desocupados están en contradicción con los intereses del capital. Si esto es así, no dudamos en afirmar que estamos de acuerdo totalmente: los intereses de los trabajadores desocupados -así como los de toda la clase trabajadora en general- se encuentran en contradicción con los intereses del capital. Con lo que no podemos estar de acuerdo es con la idea de que esta contradicción es nueva. Y tan poco novedosa es, que ya el mismo Marx da cuenta de que: "...tan pronto como los obreros desentrañan el misterio de que, a medida que trabajan más, producen más riqueza ajena y hacen que crezca la potencia pro~ictiva de su trabajo, consiguiendo ineluse que su filneión como instrumentos di:, valoración del capital sea cada vez más precaria para ellos mismos; tan pronto como se dan cuenta de que el grado de intensidad de la competencia entablada entre ellos mismos depende completamente de la presión ejercida por la superpoblación relativa; tan pronto como, observando esto, procuran implantar, por medio de los sindicatos, etc., un plan de cooperación entre los obreros en activo y los parados, para anular o por lo menos atenuar los desastrosos efectos que aquella ley natural de la producción capitalista, acarrea para su clase, el capital y su sicofante, el economista, se ponen filriosos, clamando contra la violación de la ley "eterna" y casi "sagrada" de la oferta y la demanda. Toda inteligencia entre los obreros desocupados y los obreros que trabajan estorba, en efecto, el "libre" juego de esa ley"17.
Sin embargo, no parece ser esto lo que argumenta Dri. Su argumentación parecería llevarlo a considerar que en la actualidad los desocupados serían un grupo separado y distinto de la clase obrera. El razonamiento sería el siguiente:
Las innovaciones tecnológicas desplazarían a los desocupados al exterior del sistema capitalista (¿por qué las innovaciones tecnológicas anteriores no desplazaban a los desocupados al exterior y, en cambio, los mantenía dentro del sistema? Dri no lo explica).
Esto haría que la contradicción que antes se encontraba al interior del capitalismo se desplazase al exterior. Al encontrarse los desocupados por fuera del capitalismo, hoy habría una contradicción entre el capitalismo y los desocupados.
Aquí la formulación de Dri es poco clara, pero lo que se nos ocurre pensar es: silos trabajadores ocupados continúan "incluidos" en el sistema, ¿sus intereses se contrapondrían con los de los desocupados y se acercarían a los del sistema, es decir, a los de la burguesía?
Si esto es así, entonces, la contradicción sería entre:
1) excluidos: trabajadores desocupados, y
2) incluidos: trabajadores ocupados y burguesía.
Ahora bien, como vimos anteriormente, la desocupación no está en contradicción con el sistema capitalista, sino que más bien es funcional puesto que permite a la burguesía reducir los salarios, aumentar la jornada de trabajo, imponer peores condiciones laborales, etc., todo esto básicamente a partir del debilitamiento de la fuerza de la clase trabajadora, mediante el enfrentamiento entre los trabajadores desocupados por conseguir un puesto de trabajo y los trabajadores ocupados por no perderlo. Sin embargo, que un trabajador consiga mantener su puesto de trabajo le implica siempre aceptar por parte del capitalista una mayor explotación, ya que de no aceptar esas condiciones el capitalista puede despedirlo y conseguir en el mercado un trabajador más sumiso y disciplinado entre los desocupados que se debaten por conseguir un empleo. Es decir, que los trabajadores ocupados, por más "incluidos" que se los considere, deben soportar pésimas condiciones de trabajo, jornadas interminables y salarios miserables. En la medida en que estos trabajadores superexplotados y los trabajadores desocupados no comprendan que las miserias que ambos sufren son producto de una misma y sola causa, la explotación del capital, seguirán enfrentándose entre sí, para mayor beneficio de la burguesía. Es esto lo que nos lleva a preguntarnos: ¿hasta que punto teorizar esta oposición entre fracciones de una misma clase como contradicción entre grupos diferentes, es decir, "excluidos versus incluidos", no fomenta la desarticulación de la clase trabajadora?
Todo esto, se deduciría si pensáramos que la oposición entre excluidos e incluidos deja por dentro a los trabajadores ocupados y por fuera a los desocupados. Sin embargo, Dri no parece decidirse silos trabajadores ocupados se encuentran entre los excluidos o entre los incluidos. Pues más adelante dice:
"Junto a los obreros y desocupados se encuentran otros grupos marginados, oprimidos o explotados por razón de género, de color, de religión o de cultura... Todos los grupos citados pueden transformarse en el sujeto negador".
Aquí se resolvería el misterio de quienes son los "excluidos". Nuestro cuadro quedaría así:


POBLACION OBRERA (?) EN LA ACTUALIDAD
EXCLUIDOS
-Trabajadores ocupados
-Trabajadores desocupados
-Marginados por razones de género, religión, color y cultura.

Aquí pareciera que tanto los trabajadores ocupados como los desocupados serían ambos marginados (¿es decir excluidos?). Si trabajadores ocupados y desocupados son parte del mismo grupo social cabe preguntarse entonces cuál es la famosa diferencia con respecto a la época en que Marx escribía. La única diferencia parece que Dri les cambia de nombre: para el siglo XIX los llama incluidos, para la actualidad los llama "excluidos". En esencia, son el mismo grupo con distinto nombre.
Pero Dri va más allá. Porque junto a los trabajadores ocupados y desocupados aparecen ahora en escena otros grupos marginados por razones de género, color, religión o cultura. Grupos que obviamente ya existían en la época de Marx. A menos que Dri crea que la marginación cultural, religiosa, racial o de género es un fenómeno actual, Dri no da ninguna explicación de por qué estos grupos tendrían mayor centralidad que en el siglo pasado.
Por alguna razón que tampoco explicita demasiado, cualquiera de los grupos excluidos puede transformarse en sujeto revolucionario18. Sólo contrasta esta idea con las de Marx acerca del sujeto revolucionario. Según Dri:
"Era lógico pensar, como lo hizo Marx... que la revolución se produciría allí donde el capitalismo creó una clase obrera numerosa, es decir en los centros de la producción capitalista. La realidad fue distinta. Las revoluciones socialistas se produjeron en la periferia, en Rusia, China, Vietnam, Cuba"19.
Esta interpretación de la teoría de Marx como una ley general para el cálculo de revoluciones es muy corriente, y ya lo era en la época del propio Marx, quien criticaba a quienes querían "a todo trance... convertir mi esbozo histórico sobre los orígenes del capitalismo en la Europa Occidental en una teoría general a que se hallan sometidos fatalmente todos los pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias históricas que en ellos concurran, para plasmarse por fin en aquella formación económica que, a la par que el mayor impulso de las fuerzas productivas, del trabajo social, asegura el desarrollo del hombre en todos y cada uno de sus aspectos"20.
Esto es, que no podemos deducir el lugar donde se producirá una revolución a partir de aplicar una regla suprahistórica (deducida a partir de un caso especifico como es el de la Europa Occidental) que consista en calcular el número de obreros. El análisis de las probabilidades de que se dé una revolución (y más aún, de que ésta triunfe), debe basarse en el estudio especifico de las condiciones en que se desarrolla la lucha de clases en cada territorio determinado. No se la puede deducir de una ley general, sea esta "a mayor número de obreros, más posibilidades de revolución exitosa" o cualquier otra21.

CONCLUSION

Llegamos entonces a la conclusión de que:
1- cuando Dri critica al método de Marx por incorrecto, le está atribuyendo a Marx un método idealista para el análisis social completamente distinto al método materialista que Marx desarrolla efectivamente en su obra, y
2- cuando Dri critica al método marxista por anacrónico, está considerando como fenómenos nuevos procesos que Marx mismo ya había analizado con anterioridad.
Con esto reafirmamos la vigencia del método marxista pero no queremos dar a entender que nada ha cambiado desde la época de Marx. Lo que nosotros creemos es que si queremos conocer qué procesos sociales se han desarrollado y cómo han variado las condiciones para la lucha, entonces debemos hacer un análisis riguroso de la situación y de las correlaciones de fuerzas en la sociedad capitalista actual, y no basarnos en afirmaciones generales como todo sujeto es revolucionario... esto vale para el sujeto individual, para cada uno de nosotros, pero vale también para los sujetos colectivos como el pueblo, la nación, la iglesia, la clase"22. Debemos analizar estrictamente cada uno de estos grup9s sociales, en qué relaciones sociales objetivas están inmersos, a qué momento de la correlación de fuerzas corresponde cada uno de esos grupos, etc.23.
No es más serio que lo anterior, el analizar "diversos fenómenos que constituyen síntomas de una inflexión del plan neoliberal" como "los paros obreros convocados por entidades que están al margen de la CGT, las protestas cada vez más frecuentes que se expresan de diversas maneras hasta llegar a los cortes de ruta, la convocatoria que ha adquirido la "carpa docente", las expectativas que ha despertado la alianza UCR-FREPASO, las convocatorias que tienen las Cátedras Che Guevara"24. ¿Qué lugar ocupa cada uno de estos fenómenos en un mapa de las correlaciones de fuerzas sociales? ¿Cómo contribuye cada uno de ellos en la auto-organización de la clase trabajadora? ¿Se pueden colocar junto a los cortes de rutas surgidos desde las bases, la alianza entre partidos burgueses que disputan con el menemismo la hegemonía de una misma fuerza social?
Sólo a partir de un análisis riguroso podemos conocer las condiciones de lucha y como se han modificado. Las bases de ese análisis las sentó Marx hace 150 años, y su vigencia persiste y persistirá en tanto que la cuestión de fondo no cambie: que una reducida minoría improductiva se apropie de lo que produce una gran mayoría explotada. La cuestión no cambia por llamar a esa mayoría "excluidos". Nosotros preferimos seguir llamándola "clase trabajadora" o "proletariado", tanto para remarcar la continuidad de sus luchas ayer y hoy, como para no caer en el posible error de creer que si la mayoría está excluida la solución pasaría por incluirlos en el sistema. En cambio, mientras sean explotados, la única salida posible será la revolución y la destrucción de la sociedad capitalista.

1 El artículo de Rubén Dri fue publicado por la Revista Retruco como Cuaderno Nro. 1. Nuestras citas sobre
este texto se basarán en esta edición. También se lo puede encontrar en la revista 'De mano en mano", Nro. 5, Marzo de 1998, PP. 12/13.
2 Dri, p. 2 (el resaltado es nuestro).
3 Marx, Karl; "El Capital", Fondo de Cultura Económica, México, 1986, Tomo 1, PP. XXIII-XXIV.(el resaltado es nuestro).
4 Ver "Tesis sobre Feuerbach" en Marx, Carlos y Engels, Federico; en "La ideología alemana", Ediciones Pueblos Unidos, Buenos Aires, 1973, PP. 665 a 668.
5 Marx, Karl; "Introducción a la crítica de la economía política", Editorial Polémica, Buenos Aíres, 1974, PP. 7/8.
6 Veremos con mayor detalle cuán diferentes pueden llegar a ser las conclusiones de ambos métodos cuando más adelante analicemos la caracterización del momento actual según apliquemos el método de Dri o el materialismo histórico.
7 Dri, op. cit., pl (el resaltado es nuestro).
8 Marx, Carlos y Engels, Federico; "Manifiesto Comunista", Centro Editor Argentino, Buenos Aires, 1994, p. 19 (el destacado es nuestro).
9 Marx, Karl; "La guerra civil en Francia en 1871", en Marx, Engels, Lenin; "La comuna de París", Editorial Akal, Madrid, 1985, p. 47.
10 Marx, K; "El Capital", t. 1, p. 554. Según Marx, "...esta capa social se halla formada por tres categorías. Primera: personas capacitadas para el trabajo... Segunda: huérfanos e hijos de pobres... Tercera: degradados, despojos, incapaces para el trabajo. Se trata de seres condenados a perecer por la inmovilidad a la que les condena la división del trabajo, de los obreros que sobreviven a la edad normal de su clase y, finalmente de las víctimas de la industria, cuyo número crece con las máquinas peligrosas, las minas, las fábricas químicas, etc., de los mutilados, los enfermos, las viudas, etc. El pauperismo es el asilo de inválidos del ejército obrero en activo y el peso muerto del ejército industrial de reserva. Su existencia va implícita en la existencia de la superpoblación relativa, su necesidad en su necesidad, y con ella constituye una de las condiciones de vida de la producción capitalista y del desarrollo de la riqueza" ("El Capital", t.1, p. 545/6).
11 Dri, op. cit., PP. 2/3.
12 Marx, "El Capital", t. 1, p. 554.
13 Marx, idem ant., t. 1, p. 571.
14 Iñigo Carrera, Nicolás y Podestá, Jorge; "Las nuevas condiciones en la disposición de luerzas objetivas. La situación del proletariado", en PIMSA, Documentos y Comunicaciones 1997, p. 34.
15 Dri, p. 3.
16 Marx," El Capital", t. 1, p. 538/9.
17 Marx, idem ant., t. 1, p. 542 (las negritas son nuestras).
18 Dri no aclara cómo llega a sus conclusiones sobre las potencialidades revolucionarias de estos grupos (por ejemplo, de qué tipo de proyecto social como alternativa global al capitalismo serían portadores estos grupos, qué centralidad tiene cada uno de ellos en el proceso revolucionario, cómo se compatibilizarían sus distintos proyectos o si todos comparten el mismo proyecto en común, etc.). Dri parece simplemente introducirlos "ad hoc" sólo por compartir la marginación y la exclusión que él ve en los obreros y desocupados.
19 Dri, p.2.
20 Marx, K.; "Carta a la redacción de la revista rusa Hojas Patrióticas", en Apéndice de "El Capital", op. cit., t. 1, p. 712 (las negritas son nuestras).
21 Esto teniendo en cuenta que l)ri sólo considera "revoluciones" a aquellas triunfantes (Rusia, China, Vietnam, Cuba), sin tener en cuenta las numerosas explosiones revolucionarias que se dieron efectivamente en Europa Occidental durante el siglo XIX y principios del XX, y de algunas acerca de las que incluso Marx llega a teorizar sobre su fracaso en relación a las relaciones de ~erzas objetivas en que se desarrolla la lucha de clases (ver, por ejemplo, "La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850", "El 18 Brumario de Luis Bonaparte" o "La guerra civil en Francia en 1871", entre otros).
22 i,p. 1.
23 Los lineamientos generales de esta metodología de análisis se pueden encontrar en la obra de Gramsci, quien en "Análisis de las situaciones. Relaciones de fuerzas" (en notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno", Nueva Visión, Buenos Aires, 1984, PP. 51 a 62) profundiza la metodología que Marx desarrolla en el Prefacio de la "Introducción a la crítica de la Economía Política".
24 Dri, p. 5.

 

Acerca de los conceptos de "Clase y Pueblo"

El presente documento intenta aportar algunos elementos a la discusión acerca de la relación entre los conceptos de 'clase' y 'pueblo'. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de 'pueblo' o utilizamos el término 'popular'? ¿Quiénes componen el 'pueblo'? ¿Es lo mismo el 'pueblo' que la 'clase trabajadora'? Estas son algunas de las preguntas a las que intentaremos responder aquí. Para esto, nos basaremos fundamentalmente en las ideas de los teóricos clásicos del materialismo histórico, Marx y Lenin.

Para poder adentrarnos en el tema es necesario que antes respondamos estas preguntas: ¿es el proletariado la única clase que se enfrenta a la burguesía? Si existen otras clases ¿cuáles son sus intereses y cómo se relacionan con los del proletariado? ¿qué distingue al proletariado de las demás clases enfrentadas con la burguesía?
Para responder esto citaremos a Marx que, en el Manifiesto Comunista, afirma lo siguiente:
"De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía no hay más que una verdaderamente revolucionaria: el proletariado. Las demás perecen y desaparecen con la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto genuino y peculiar.
"Los elementos de las clases medias, el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el labriego, todos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales clases. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Más todavía, reaccionarios, pues pretenden volver atrás la rueda de la historia. Todo lo que tienen de revolucionario es lo que mira a su tránsito inminente al proletariado; con esa actitud no defienden sus intereses actuales, sino los futuros; se despojan de su posición propia para abrazar la del proletariado.
"El proletariado andrajoso, esa putrefacción pasiva de las capas más bajas de la vieja sociedad, se verá arrastrado en parte al movimiento por una revolución proletaria, si bien las condiciones todas de su vida lo hacen más propicio a dejarse comprar como instrumento de manejos reaccionarios"1.
De esta cita me parece importante extraer dos cuestiones:
a) Diferenciar entre explotados y oprimidos y,
b) Diferenciar entre intereses objetivos e intereses subjetivos.
Con respecto a lo primero, debemos notar que el proletariado no es la única clase que lucha contra la burguesía, sino que existen otras clases que también se enfrentan a ella: la pequeña burguesía, el campesinado, el lumpenproletariado, etc. Todas las clases (incluida la clase obrera) se enfrentan a la burguesía en su carácter de clases oprimidas, es decir que todas estas clases se encuentran dominadas políticamente por el régimen burgués. Lo que distingue al proletariado de las demás clases oprimidas es que, además de encontrarse dominado políticamente, es la única clase enfrentada al capital de forma antagónica. Con esto queremos decir que el proletariado es la única clase enfrentada al capital que es producto genuino de la explotación capitalista y condición de existencia de esta sociedad. La existencia del proletariado es condición de existencia de la burguesía como clase explotadora, puesto que es el proletariado la clase que produce el excedente social, excedente que es apropiado privadamente por la burguesía bajo la forma de plusvalía. Por ende, el proletariado, es no sólo una clase oprimida , sino que es a la vez una clase explotada. Sus intereses se contraponen de forma antagónica con el capital porque el único camino que tiene para liberarse de la explotación y de la opresión es destruir todo el régimen de producción burgués. Es por eso que Marx afirma que es la única clase verdaderamente revolucionaria. Y, como al destruir el régimen burgués, libera a todas las demás clases oprimidas por ese régimen, Marx afirma que la liberación del proletariado es la liberación de toda la sociedad.
Con respecto a lo segundo, debemos notar que Marx señala que a pesar de sus intereses conservadores (e incluso reaccionarios), las demás clases pueden llegar a abrazar los intereses revolucionarios del proletariado. Aquí debemos distinguir, entonces entre dos tipos de intereses de clase: los intereses objetivos y los intereses subjetivos. Cuando Marx se refiere, por ejemplo, a que la pequeña burguesía tiene intereses reaccionarios, está hablando de sus intereses objetivos, pero cuando afirma que puede abrazar la causa del proletariado se está refiriendo a sus intereses subjetivos. ¿Por qué decimos que objetivamente un pequeño burgués no es revolucionario? Porque tiene una traba objetiva para luchar contra la propiedad privada de los medios de producción, esa traba es que él mismo es un pequeño propietario privado. Un proletario puede también defender de hecho la propiedad privada, pero lo que lo diferencia del pequeño burgués es que objetivamente no tiene ninguna traba, el proletario está objetivamente desposeído de los medios de producción. Los intereses objetivos están relacionados con la actividad que realizan los hombres, los intereses subjetivos, con la conciencia que esos mismos hombres tengan de su propia actividad. Es por esto que, precisamente, los intereses objetivos y subjetivos de una clase social pueden no coincidir: una clase puede no ser consciente de cuales son sus intereses objetivos. Así, que el interés objetivo del proletariado sea la revolución comunista no quiere decir que en todo momento histórico el proletariado tenga una estrategia comunista, que esto sea así depende de que la clase tome consciencia de su misión histórica. Que los intereses subjetivos coincidan con los objetivos dependen del desarrollo de la lucha de clases.
Para ejemplificar como el desarrollo de la lucha de clases incide en toda esta cuestión citaremos dos ejemplos del propio Marx. El primero, tomado de El 18 Brumario de Luis Bonaparte, y el segundo, de La guerra civil en Francia en 1871.
Marx escribe sobre el partido socialdemocrata francés formado en 1849:
"Frente a la burguesía coligada se había formado una coalición de pequeños burgueses y obreros, el llamado partido socialdemócrata... A las reivindicaciones sociales del proletariado se les limó la punta revolucionaria y se les dio un giro democrático; a las exigencias democráticas de la pequeña burguesía se les despojó de la forma meramente política y se afiló su punta socialista. Así nació la socialdemocracia... El carácter peculiar de la socialdemocracia consiste en exigir instituciones democrático-republicanas, no para abolir a la par los dos extremos, capital y trabajo asalariado, sino para atenuar su antítesis y convertirla en armonía. Por mucho que difieran las medidas propuestas para alcanzar este fin, por mucho que se adorne con concepciones más o menos revolucionarias, el contenido es siempre el mismo. Este contenido es la transformación de la sociedad por vía democrática, pero una transformación dentro del marco de la pequeña burguesía. No vaya nadie a formarse la idea limitada de que la pequeña burguesía quiere imponer, por principio, un interés egoísta de clase. Ella cree, por el contrario, que las condiciones especiales de su emancipación son las condiciones generales fuera de las cuales no puede ser salvada la sociedad moderna y evitarse la lucha de clases"2.
Como vemos el partido socialdemócrata consiste en una alianza de clases entre dos clases oprimidas por la burguesía: la pequeña burguesía y el proletariado. Ahora bien, ¿qué intereses persigue esta fuerza social? ¿los de la pequeña burguesía o los del proletariado? Según Marx, la clase social que dirige esta fuerza social no es el proletariado sino la pequeña burguesía. Cuando Marx sostiene que lo que pretendían los socialdemócratas era "una transformación dentro del marco de la pequeña burguesía", nos está diciendo que no es el proletariado el que impone sus intereses a la pequeña burguesía sino al revés. Dentro de esta alianza social los intereses subjetivos del proletariado no se corresponde con sus intereses objetivos (la revolución socialista), sino que, por el contrario, sigue los intereses de la pequeña burguesía (la reforma democrática).
La pequeña burguesía al imponer sus intereses le imprime a esta fuerza social, su propia visión acerca del conflicto social. Para la pequeña burguesía la disputa no se libra entre clases sociales, sino entre los opresores y los oprimidos:
"...El demócrata, como representa a la pequeña burguesía, es decir, a una clase de transición, en la que los intereses de dos clases se embotan el uno contra el otro, cree estar por encima del antagonismo de clases en general. Los demócratas reconocen que tienen enfrente a una clase privilegiada, pero ellos, con todo el resto de la nación que los circunda, forman el pueblo. Lo que ellos representan son los derechos del pueblo, lo que los interesa, es el interés del pueblo. Por eso, cuando se prepara una lucha, no necesitan examinar los intereses y las posiciones de las distintas clases. No necesitan ponderar con demasiada escrupulosidad sus propios medios. No tienen más que dar la señal, para que el pueblo, con todos sus recursos inagotables, caiga sobre los opresores. Y si, al poner en práctica la cosa, sus intereses resultan no interesar y su poder ser impotencia, la culpa la tienen los sofistas perniciosos, que escinden al pueblo indivisible en varios campos enemigos, o el ejército, demasiado embrutecido y cegado para ver en los fines puros de la democracia lo mejor para él, o bien a fracasado todo por un detalle de ejecución, o ha surgido una casualidad imprevista que ha malogrado la partida por esta vez"3.
Nótese que en la ideología pequeño burguesa, el pueblo (esto es, los oprimidos) es un conjunto indivisible enfrentado a los opresores. No pueden distinguir dentro del pueblo, las distintas clases que lo conforman, y por ende, no distinguen la disputa entre estas clases al interior del pueblo. Así, llegan a la conclusión de que sus propios intereses como pequeña burguesía son los intereses de todo el pueblo.
Con esto Marx no quiere decir que no exista el pueblo (como fuerza social constituida por una alianza entre las clases oprimidas) ni que el proletariado no debe aliarse con las demás clases oprimidas que componen el pueblo. Comparemos sino con lo escrito por Marx sobre el gobierno obrero conformado en Francia en 1871 conocido como la Comuna de París:
"Y, sin embargo, era ésta la primera revolución en que la clase obrera fue abiertamente reconocida como la única clase capaz de iniciativa social incluso por la gran masa de la clase media parisina -tenderos, artesanos, comerciantes- con la sola excepción de los capitalistas ricos. La Comuna los salvó, mediante una sagaz solución de la constante fuente de discordias dentro de la misma clase media: el conflicto entre acreedores y deudores...
"La Comuna tenía toda la razón, cuando decía a los campesinos: 'Nuestro triunfo es vuestra única esperanza'...La Comuna hubiera redimido al campesino de la contribución de sangre, le habría dado un gobierno barato, habría convertido a los que hoy son sus vampiros -el notario, el abogado, el agente ejecutivo y otros dignatarios judiciales que le chupan la sangre- en empleados comunales asalariados, elegidos por él y responsables ante él mismo. Le habría librado de la tiranía del guarda jurado, del gendarme y del prefecto; la ilustración por el maestro de escuela hubiera ocupado el lugar del embrutecimiento por el cura... Tales eran los grandes beneficios que el régimen de la Comuna -y sólo él- brindaba como cosa inmediata a los campesinos franceses...
"La Comuna era, pues, la verdadera representación de todos los elementos sanos de la sociedad francesa, y, por consiguiente, el auténtico gobierno nacional. Pero, al mismo tiempo, como gobierno obrero y como campeón intrépido de la emancipación del trabajo, era un gobierno internacional en el pleno sentido de la palabra. Ante los ojos del ejército prusiano, que había anexionado a Alemania dos provincias francesas, la comuna anexionó a Francia los obreros del mundo entero"4.
La Comuna es un gobierno proletario que pone tras de sí a la pequeña burguesía e intenta también sumar tras él al campesinado francés. A diferencia de la cita sobre lo sucedido en 1849, aquí no es la pequeña burguesía la que dirige, sino que es el proletariado el que impone sus intereses como clase y arrastra tras de sí a todo el pueblo. Es por eso que Marx afirma que "la Comuna era la verdadera representación de todos los elementos sanos de la sociedad francesa y, por consiguiente el auténtico gobierno nacional", sin negar esto que el gobierno de la Comuna era un gobierno auténticamente proletario.
Lenin comparte esta idea de que para constituir una fuerza popular revolucionaria es necesario que la clase obrera sea la que logre aglutinar al conjunto de las clases oprimidas tras de sí sin que esto signifique su pérdida de autonomía como clase. En ¿Qué hacer?, Lenin fundamenta el rol que pueden llegar a cumplir en la construcción de esta fuerza las denuncias políticas contra el gobierno ruso de la siguiente manera:
"... Las denuncias políticas son por sí mismas uno de los medios más potentes para disgregar el régimen adverso, apartar del enemigo a sus aliados fortuitos o temporales, sembrar la hostilidad o la desconfianza entre los que participan continuamente en el poder autocrático.
"Sólo el partido que organice campañas de denuncias que interesen a todo el pueblo podrá convertirse en nuestros días en vanguardia de las fuerzas revolucionarias. Las palabras 'a todo el pueblo' encierran un gran contenido. La inmensa mayoría de los denunciantes que no pertenecen a la clase obrera (y para ser vanguardia es necesario precisamente atraer a otras clases) son políticos realistas y gentes sensatas y prácticas. Saben perfectamente que si peligroso es 'quejarse' incluso de un modesto funcionario, lo es todavía más hacerlo con respecto al 'todopoderoso' gobierno ruso. Por eso, no se dirigirán a nosotros con quejas sino cuando vean que éstas pueden surtir efecto, que representamos una fuerza política...
"Pero..., si debemos encargarnos de la organización de denuncias de los abusos cometidos por el gobierno que interesen realmente a todo el pueblo, ¿en qué se manifestará entonces el carácter de clase de nuestro movimiento? ¡...En que esta agitación política multiforme será realizada por un partido que reúna en un todo indivisible la ofensiva en nombre del pueblo entero contra el gobierno con la educación revolucionaria del proletariado, salvaguardando al mismo tiempo su independencia política, y con la dirección de la lucha económica de la clase obrera y la utilización de sus conflictos espontáneos con sus explotadores, conflictos que ponen en pie y traen sin cesar a nuestro campo a nuevas capas del proletariado!"5.
Lenin afirma la necesidad de que el proletariado sea la vanguardia de las demás clases oprimidas, al mismo tiempo que sostiene la necesidad de que el proletariado conserve su independencia política dentro de esta fuerza popular. La única forma de que esta fuerza popular sea una fuerza revolucionaria es que sea el proletariado el que imponga a las demás clases sus intereses objetivos, y que las conduzca, de esta manera, hacia la revolución socialista.
Como vemos ni Marx ni Lenin reniegan de la idea de 'pueblo'. Por el contrario, afirman la necesidad de la existencia de una fuerza social popular que aglutine al conjunto de las clases oprimidas. Sin embargo, ponen especial énfasis en señalar que no hay que olvidar que estas clases que componen el pueblo tienen distintos intereses objetivos, y por lo tanto la única forma de que esta fuerza social adopte un carácter verdaderamente revolucionario es que sea la clase proletaria (la única clase verdaderamente revolucionaria, en términos de Marx) la que imponga sus intereses (y por ende, una estrategia socialista) al conjunto del pueblo.

1 Marx y Engels, "Manifiesto Comunista", C.E.A., Buenos Aires, 1994, p. 12/3.
2 Marx, "El 18 Brumario de Luis Bonaparte", en "Trabajo asalariado y capital", Planeta-Agostini, Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo N° 49, Barcelona, 1985, p. 161. La cursiva es del autor, las negritas son nuestras.
3 Idem, p. 164. La cursiva es del autor, las negritas son nuestras.
4 Marx, "Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores sobre la guerra civil en Francia en 1871", en Marx-Engels-Lenin, "La Comuna de Paris", Akal bolsillo 163, Madrid, 1985, pp. 44 a 48. Las negritas son nuestras.
5 Lenin, "¿Qué hacer?", Editorial Anteo, Buenos Aires, 1974, pp. 150/1. La cursiva es del autor, las negritas son nuestras.