El Anti-Dri o
vigencia del marxismo INTRODUCCION
En 1848 veía la
luz un escrito que daría bastante que hablar al mundo.
En él se afirmaba provocativamente que un espectro
recorría Europa: el espectro del comunismo.
Con el tiempo el espectro fue creciendo para recorrer, ya
no sólo Europa, sino el mundo entero.
Hoy, 150 anos después, muchos afirman que el espectro
murió, otros que lo han matado, otros que ha mutado y
que ya no es él mismo que solía ser. Nosotros, en
cambio, como creemos que ese espectro sigue vivito y
coleando, entendemos que es necesario reafirmar su
existencia.
En este caso en particular, queremos rescatar su vigencia
polemizando, no tanto con aquellas posturas provenientes
del bando enemigo según las cuales el marxismo -y toda
ideología que intente subvertir el actual orden social-
han muerto, sino más bien, con otra postura que solemos
escuchar frecuentemente entre nuestros propios
compañeros: esto es, la posición según la cual, las
transformaciones que ha sufrido la sociedad capitalista
en estos 150 anos han vuelto anacrónico tanto el
análisis marxista -el cual habría que abandonar o, en
el mejor de los casos, modificar-, como a la clase social
al que éste consideraba como sujeto revolucionario y
portador del cambio social, el proletariado -por lo que
habría que intentar buscar mediante un nuevo análisis
al nuevo sujeto revolucionario-.
Podemos encontrar un caso paradigmático de esta postura
en el trabajo de Rubén Dri titulado "Crisis y
reconstrucción del sujeto popular". La intención
de nuestro artículo es polemizar con las opiniones
expresadas por Dri en ese texto1.
El argumento de Dri se puede resumir de la forma
siguiente:
1- el método de Marx contiene varios errores,
2- el capitalismo ha cambiado y es distinto en la
actualidad con respecto a la época de Marx, por lo
que...
3- el análisis marxista sería tanto incorrecto por sus
errores, como obsoleto por su anacronismo, entonces hay
que intentar un nuevo análisis de la realidad para
comprender las nuevas formas de lucha y el nuevo sujeto
revolucionario en el capitalismo que nos toca vivir.
A continuación trataremos de ir poniendo en duda cada
una de estas afirmaciones.
1- CUESTIONES DE METODO
Dri dice:
"Para entender el lugar que en el pensamiento de
Marx ocupa la clase obrera o proletariado en la
revolución, es necesario considerar previamente la
concepción de la dialéctica hegeliana...
"Marx aplica esta dialéctica a la sociedad. El
primer momento, el universal abstracto está constituido
por la sociedad. Puede ser también la humanidad, en el
sentido de lo humano. Esto es universal, pero en la
medida en que no está realizado es pobre, abstracto.
"Lo particular como negación de lo universal es el
proletariado. Es la negación de todo lo humano, por
cuanto ha sido reducido a mera fuerza de trabajo, una
determinada cantidad de energía a ser consumida. Esta
negación es sólo la posibilidad de la negación hasta
que el proletariado la ponga como tal, o sea, se ponga a
sí mismo como sujeto. Esto significa tener conciencia de
clase o pasar del en-sí al para-sí.
"Cuando el proletariado pasa del en sí al para sí
produce la negación de sí mismo como particular, como
proletario y se recupera como universal concreto, ser
humano o sociedad humana. Allí desaparecen las clases
como tales. La sociedad se compone exclusivamente por ser
humanos, sujetos en la plenitud de su
significación"2.
Estamos de acuerdo en que para comprender el método
marxista haya que entender primero la dialéctica
hegeliana. Marx mismo admite la influencia de Hegel en su
método. Ahora bien, esto no quiere decir que el método
marxista se reduzca a la aplicación de la dialéctica
hegeliana a la sociedad.
En el Postfacio a la Segunda Edición de "El
Capital", Marx aclara cual es la relación entre su
método, el materialismo histórico, y la dialéctica
hegeliana:
"Mi método dialéctico no sólo es fundamentalmente
distinto del método de He gel, sino que es, en todo y
por todo, la antítesis de él. Para Hegel, el proceso
del pensamiento, al que él convierte incluso, bajo el
nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo
de lo real, y esto la simple forma externa en que toma
cuerpo. Para mi, lo ideal no es por el contrario, más
que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del
hombre... El hecho de que la dialéctica sufra en manos
de Hegel una mistificación, no obsta para que este
filósofo, fuese el primero que supo exponer de un modo
amplio y consciente sus formas generales de movimiento.
Lo que ocurre es que la dialéctica aparece en él
invertida, puesta de cabeza. No hay más que darle la
vuelta, mejor dicho ponerla de pie, y en seguida se
descubre bajo la corteza mística la semilla
racional"3.
No sólo Marx no aplica la dialéctica hegeliana en su
forma idealista, sino que menos la aplica a la sociedad
en general, y menos aún a la sociedad entendida como la
humanidad en general. Porque, precisamente, el
materialismo histórico sostiene que no existe "la
sociedad" o "la humanidad" en general,
sino que en distintos momentos históricos existen
diferentes formaciones sociales concretas, que pueden
compararse entre sí en. cuanto tales, es decir, en
cuanto sociedades históricas concretas. Concebir la
sociedad o la humanidad en general como si fuera una
esencia o sujeto que se desarrolla a través de la
historia (como lo hace Dri), es concebir la historia en
forma idealista. Para Marx no existe la humanidad como
esencia, sino que la humanidad consiste en el conjunto de
relaciones sociales concretas en que los hombres viven.
Estas relaciones sociales no son las mismas en cada
momento histórico, varían. Como no existe "la
humanidad" ni "la sociedad" por encima o
fuera de estas relaciones concretas, lo que el
materialismo histórico indica hacer es estudiar cada
formación social concreta4. La formación social
concreta que Marx se dedicó a estudiar con mayor
profundidad durante su vida es el capitalismo.
Para comprender el capitalismo, como forma social
particular, Marx intenta explicar el desarrollo de las
contradicciones inherentes a este tipo de sociedad. La
contradicción fundamental en esta sociedad concreta es
el antagonismo entre proletariado y burguesía. Para
analizar este antagonismo, o lucha de clases, Marx
propone como método el estudio de las condiciones en que
se desarrolla esta lucha, el cual resume de la forma
siguiente:
"En la producción social de su vida, los hombres
entran en determinadas relaciones necesarias e
independientes de su voluntad, relaciones de producción
que corresponden a una determinada fase de desarrollo de
sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas
relaciones de producción forma la estructura económica
de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la
superestructura jurídica y polftica y a la que
corresponden determinadas formas de la conciencia social.
El modo de producción de la vida material condiciona el
proceso de la vida social, politica e intelectual en
general. No es la conciencia del hombre la que determina
su ser, sino por el contrario, es su ser social el que
determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase
de desarrollo, las filerzas productivas materiales de la
sociedad entran en contradicción con las relaciones de
producción existentes, o lo que no es más que la
expresión jurídica de esto, con las relaciones de
propiedad dentro de las cuales se ha desenvuelto hasta
allí. De formas de desarrollo de las filerzas
productivas, estas relaciones se convierten en trabas
suyas. Y se abre así una época de revolución social.
Al cambiar la base económica se conmociona, más o menos
rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida
sobre ella. Cuando se estudian estas conmociones hay que
distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos
en las condiciones económicas de producción y que
pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias
naturales, y las formas jurídicas, politicas,
religiosas, artísticas o filosóficas; en una palabra,
las formas ideológicas en que los hombres adquieren
conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y
del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por
lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a
estas épocas de conmoción por su conciencia. Por el
contrario, hay que explicarse esta conciencia por las
contradicciones de la vida material, por el conflicto
existente entre las fuerzas productivas sociales y las
relaciones de producción"5.
Sin embargo, obviando todo esto, la dialéctica marxista
según Dri se resumiría en la contradicción
"humanidad" (universal abstracto) 1
"proletariado" (particular) que sería superada
en el tercer momento de la "sociedad humana sin
clases" (universal concreto). No sólo Dri no habla
de categorías tan características del método marxista
como "fuerzas productivas",
"estructura" o "superestructura",
sino que, además, ni siquiera aparece la "lucha de
clases" como elemento de este análisis dialéctico,
y hasta resulta notorio que no aparezca siquiera
mencionada la burguesía como clase dominante.
Por lo tanto, no es lo mismo la dialéctica hegeliana que
la marxista. La primera es idealista, la segunda
materialista. La primera entiende la sociedad como el
desarrollo de una esencia a lo largo de la historia (ya
sea que llamemos a esta esencia Idea o Razón Universal
como hace Hegel, o Humanidad o Sujeto como hace Dri), la
segunda entiende la sociedad como el desarrollo de las
condiciones materiales concretas en que los hombres
producen y se reproducen.
Y esta no es una diferencia menor. No es lo mismo pensar
la historia como el devenir de una esencia universal que
pensarla como el desarrollo de las formas concretas en
que los hombres se relacionan entre sí y con la
naturaleza. Ambos métodos parten de premisas diferentes
y llegan a conclusiones también diferentes6. No da lo
mismo que apliquemos uno u otro método. Cuando Dri
critica el método materialista, en realidad está
aplicando un método radicalmente diferente: la
dialéctica idealista.
Tal vez sea esta, por demás extraña, interpretación
del método de Marx la causa de los "errores"
que Dri ve en el análisis marxista.
El principal error que Dri identifica es que, al analizar
la lucha de clases Marx separa la forma del contenido.
Según Dri:
"Marx define en el célebre Manifiesto que toda la
historia es la historia de la lucha de clases... El
sujeto de la historia es la clase... Una afirmación tan
tajante si se fija o dogmatiza lleva al error de olvidar
otros aspectos flindamentales del sujeto como la cultura,
la pertenencia a la nación, la tradición. Ello se
agrava si se tiene en cuenta que allí Marx separa el
contenido, que estaría dado por la clase, de la forma
que sería la nación"7.
Pero Marx no olvida nunca el problema de la nación. Es
más, en el mismo Manifiesto que Dri cita, Marx escribe:
"A los comunistas se nos reprocha también el querer
abolir la patria, la nacionalidad... Los trabajadores no
tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen.
No obstante, siendo la mira inmediata del proletariado la
conquista del Poder politico, su exaltación a clase
nacional, a nación, es evidente que también en él
reside un sentido nacional, aunque en ese sentido no
coincida, ni mucho menos, con el de la burguesía"8.
Para Marx, la lucha de clases tiene un doble carácter
nacional/internacional. Nacional, porque se desarrolla en
un territorio geográfico-social específico. Como son
las distintas burguesías locales las que delimitan este
territorio al demarcar su área de dominación, este
carácter nacional de la lucha de clases no es el mismo
para la burguesía que para el proletariado. Al mismo
tiempo, la lucha de clases tiene un carácter
internacional, puesto que el enfrentamiento entre
burguesía y proletariado no se da simplemente en un
plano local, sino a nivel mundial, en todos los pueblos,
a nivel internacional.
Podemos ejemplificar esto, con el análisis concreto que
Marx hace acerca de la toma del poder por el proletariado
en la Comuna de París de 1871:
"La Comuna era, pues, la verdadera representación
de todos los elementos sanos de la sociedad francesa, y,
por consiguiente, el auténtico gobierno nacional. Pero,
al mismo tiempo, como gobierno obrero y como campeón
intrépido de la emancipación del trabajo, era un
gobierno internacional en el pleno sentido de la palabra.
Ante los ojos del ejército prusiano, que había
anexionado a Alemania dos provincias francesas, la Comuna
anexionó a Francia los obreros del mundo entero"9.
Aquí vemos el doble aspecto nacional/internacional del
gobierno obrero de la Comuna: nacional, en tanto
representación de la correlación de fuerzas al interior
de la sociedad francesa; internacional, en tanto
vanguardia del proletariado como clase a nivel mundial.
Por lo tanto, no sólo Marx no olvida el aspecto
nacional, sino que es Dri, quien al plantear la ecuación
clase-contenido y nación-forma, olvida el aspecto
internacional de la lucha de clases.
En síntesis, no sólo el método dialéctico que Dri
atribuye a Marx no es tal, sino que sus
"errores" tampoco lo son.
2- EL CAPITALISMO HOY Y EN LA
EPOCA DE MARX
En el parágrafo
4 del capítulo XXIII del tomo 1 de "El
Capital", Marx analiza las distintas formas que
asume la superpoblación relativa en el capitalismo.
Divide a la población obrera excedente en:
-flotante: principalmente compuesta por la población
obrera juvenil y femenina,
-latente: población rural excedente atraída hacia las
ciudades, e
-intermitente: población obrera que, a pesar de formar
parte del ejército en activo, posee una base de trabajo
sumamente irregular. Este grupo está compuesto
principalmente por los trabajadores domicilíarios.
Finalmente, agrega una cuarta forma -que podría pensarse
como atravesando a las tres anteriores-, a la que
denomina "pauperismo", la cual comprendería a
aquella "...parte de la clase obrera que ha perdido
su base de vida, la venta de la filerza de trabajo, y
tiene que vegetar de la caridad pública"10.
Podríamos graficar esta clasificación de la clase
obrera así:
SUPERPOBLACION RELATIVA
POBL. NECESARIA
Población no Pauperizada
FLOTANTE
LATENTE
INTERMITENTE
Pauperismo
Veamos que
crítica Drí de esta visión:
"El capitalismo en la época de Marx, al menos como
tendencia, incluía a todos los obreros como
particularidades en su seno. Los obreros que no tenían
trabajo constituían el ejército de reserva, un
ejército siempre listo y a la expectativa de entrar en
combate, es decir, de ser incluidos efectivamente en la
totalidad de la sociedad... Con la tercera revolución
tecnológica y la implantación del neoliberalismo
conservador tenemos una situación diferente que obliga a
un replanteo dialéctico. El capitalismo ahora no incluye
a todos los obreros. Expulsa a la mayo ría"11.
Así describe Dri las diferencias entre el capitalismo
del siglo XIX y el actual. En el siglo XIX el capitalismo
incluía a todos los obreros (ya fuera en forma activa o
como ejército de reserva), hoy en día el capitalismo
expulsa a la mayoría de los obreros. Esto se podría
graficar de la siguiente forma:
POBLACION OBRERA
EN EL SIGLO XIX
*OBREROS INCLUIDOS
*OBREROS EN ACTIVO
*EJERCITO DE RESERVA
POBLACION OBRERA
EN LA ACTUALIDAD
*EN ACTIVO
*OBREROS INCLUIDOS
*EJERCITO DE RESERVA
*OBREROS EXCLUIDOS
La diferencia
entre el siglo XIX y el XX estaría dada, entonces, por
la aparición de este nuevo grupo de obreros excluidos,
que en el siglo pasado no existía. Pero ¿quiénes son
estos nuevos obreros excluidos? Dri no lo aclara. ¿Puede
ser que sean los mismos a los que Marx coloca bajo el
rótulo de pauperismo?
Si la respuesta a esta pregunta es afirmativa, ¿cuál
sería la novedad en la existencia de este grupo? ¿tal
vez Dri nos quiere decir que lo que define su novedad es
una diferencia meramente cuantitativa?, esto es: ¿puede
ser que la diferencia radique en que ahora "el
capitalismo expulsa a la mayoría11, mientras que antes
sólo constituían una minoría?
Para ver si es ésta efectivamente la diferencia,
compararemos los datos en que se basa Marx con las
estadísticas actuales.
Estos son algunos de los datos que muestra Marx:
"El censo oficial de pobres de Inglaterra registraba
en 1855: 851,369 personas, en 1856: 877,767, en 1865:
971,433. En los años de 1863 y 1864, la cifra llegó, a
consecuencia de la penuria algodonera, a 1.079,382 y
1.014,908, respectivamente. La crisis de 1866, que
castigo con especial dureza a Londres, creó en esta sede
del mercado mundial, cuyo censo de habitantes excede al
del reino de Escocia, un aumento de pobres del 19.5 por
100, comparado con el de 1865, y en comparación con el
de 1864, del 24.4 por 100; durante los primeros meses del
ano 1867, el aumento fue todavía mayor, con referencia a
1866"12.
Hacia 1855, "...el censo de Bélgica registra en
total 930,000 familias, entre las que hay, según los
datos oficiales, 90,000 ricos (electores) 450,000
personas; 390,000 familias pertenecientes a la pequeña
clase media de la ciudad y del campo, la mayor parte de
las cuales va descendiendo constantemente hacia el
proletariado = 1.950,000 personas. Finalmente, 450,000
familias obreras = 2.250,000 personas... De estas 450,000
familias obreras, ¡hay más de 200,000 inscritas en el
censo de pobres!13.
Esto es:
familias ricas
90,000 9,7%
f. de clase media 390,000 41,9%
familias obreras 450,000* 48,4%
Total 930,000 100%
* 250,000 no
pauperizadas 26,9%
200,000 pobres 21,5%
Es decir que en
Bélgica país que según Marx era presentado por los
capitalistas ingleses como el "paraíso del
obrero", el 21,5% del total de familias (el 44,4% de
las familias obreras) era considerado por el censo
oficial como pobres.
Comparemos con los datos actuales:
"Según el informe del Comité Ejecutivo para el
Estudio de la Pobreza en Argentina, dependiente del
ministerio de Economía, los hogares debajo de la linea
de pobreza en mayo de 1974 eran 2,6%, en 1980 el 7,5%, en
1985 el 17,1%, en 1988 el 25,7%, en 1989 el 21,5%, en
1990 el 35,3%, en 1991 el 21,8%, en 1992 15,6%, en 1993
13,6%, en 1994
11,9% y en 1995 16,3%"14.
Hacia 1989 en Argentina existían un 21,5% de hogares
pobres, ¡exactamente el mismo porcentaje que en Bélgica
en 1855!
La diferencia entre el siglo pasado y el actual tampoco
radica, entonces, en que el capitalismo de hoy en día
"excluya a la mayoría".
Veamos entonces que nos sigue diciendo Dri:
"En primer lugar, el capitalismo sigue estando
basado en la explotación de la fuerza de trabajo, que
ahora, con todas las innovaciones tecnológicas, se hace
cualitativamente más reducido en cantidad y mayor en
intensidad. La explotación es más intensa en menos
obreros. En segundo lugar, los obreros desocupados, o
simplemente los desocupados están en contradicción con
la totalidad social así estructurada.
"Junto a los obreros y desocupados se encuentran
otros grupos marginados, oprimidos o explotados por
razón de género, de color, de religión o cultura. Son
particularidades que entran en contradicción con lo
universal y, en consecuencia, la primera negación que
del en-sí debe pasar al para-sí.
"Es natural que ahora tenga más importancia que
antes el momento de la conciencia. Antes, el proletariado
era la negación natural, esencial. Bastaba que pasase al
para-sí, o que tuviese conciencia de clase para
organizarse y pasar a la acción, es decir, a la
negación efectiva. Ahora la situación es diferente.
Todos los grupos citados pueden transformarse en el
sujeto negador. Sólo 10 serán si quieren serlo"15.
Vayamos por partes.
En primer lugar, entonces, según Drí, el capitalismo
sigue estando basado en la explotación de la fuerza de
trabajo. El asunto parece ser que ahora, debido a las
innovaciones tecnológicas, se reduce la cantidad de
obreros en activo y aumenta la intensidad de la
explotación que el capital ejerce sobre los mismos. Es
decir, exactamente el mismo proceso que describe Marx con
estas palabras:
A medida que ganan en volumen y en eficacia del
rendimiento, los medios de producción van dejando un
margen cada vez menor como medios de ocupación de
obreros; y esta proporción decreciente, todavía tiende
a modificarse en el sentido de que, conforme crece la
fuerza productiva del trabajo, el capital hace crecer su
oferta de trabajo más rápidamente que su demanda de
obreros. El exceso de trabajo de los obreros en activo
engrosa las filas de su reserva, al paso que la presión
reforzada que ésta ejerce sobre aquéllos, por el peso
de la concurrencia, obliga a los obreros que trabajan a
trabajar todavía más y a someterse a las imposiciones
del capital. La existencia de un sector de la clase
obrera condenado a ociosidad forzosa por el exceso de
trabajo impuesto a la otra parte, se convierte en fuente
de riqueza del capitalista individual y acelera al mismo
tiempo la formación del ejército industrial de reserva,
en una escala proporcionada a los progresos de la
acumulación social"16.
Nuevamente, Dri llega con un siglo de retraso: lo
novedoso del capitalismo actual no lo era tanto. Porque,
no sólo el número de obreros en activo se reduce y
aumenta su explotación (como bien "descubre"
Dri), sino que Marx agrega que la presión que ejerce el
aumento del número de obreros en reserva sobre el
mercado de trabajo hace que los activos sean aún más
explotados (ya sea por el aumento de la jornada de
trabajo, la caída de los salarios, peores condiciones
laborales, etc.). O sea, que una parte de la clase obrera
este desocupada y otra parte esté sobreexplotada, no son
dos fenómenos distintos sino dos caras de la misma
moneda.
En segundo lugar, "los obreros desocupados están en
contradicción con la totalidad social así
estructurada"(¡?). Si hasta ahora estabamos medio
dudosos de lo que Dri nos quería decir, acá nos termina
de confundir del todo: ¿por qué los obreros desocupados
están en contradicción con "la totalidad social
así estructurada"?
Trataremos de seguir el razonamiento paso por paso.
La "totalidad social así estructurada" es el
capitalismo.
El capitalismo sigue estando basado en la explotación de
la fuerza de trabajo -cosa que hasta Dri admite-.
La explotación de la fuerza de trabajo se realiza en
función de la acumulación del capital.
El capital genera en su proceso de acumulación una masa
de población obrera sobrante.
Esta población obrera sobrante presiona sobre el mercado
de trabajo.
Esta presión permite al capital aumentar la explotación
que ejerce sobre los obreros en actividad.
En conclusión, la existencia de la población obrera
sobrante permite aumentar la acumulación del capital
mediante el aumento de la explotación de la fuerza de
trabajo, la cual es la base del capitalismo o
"totalidad social así estructurada".
Entonces, no sólo la existencia de obreros desocupados
no está en contradicción con la "totalidad social
así estructurada", sino que, por el contrario, es
totalmente funcional a ella.
Ahora bien, podríamos interpretar también que lo que
nos quería decir Dri con todo esto es que los intereses
de los trabajadores desocupados están en contradicción
con los intereses del capital. Si esto es así, no
dudamos en afirmar que estamos de acuerdo totalmente: los
intereses de los trabajadores desocupados -así como los
de toda la clase trabajadora en general- se encuentran en
contradicción con los intereses del capital. Con lo que
no podemos estar de acuerdo es con la idea de que esta
contradicción es nueva. Y tan poco novedosa es, que ya
el mismo Marx da cuenta de que: "...tan pronto como
los obreros desentrañan el misterio de que, a medida que
trabajan más, producen más riqueza ajena y hacen que
crezca la potencia pro~ictiva de su trabajo, consiguiendo
ineluse que su filneión como instrumentos di:,
valoración del capital sea cada vez más precaria para
ellos mismos; tan pronto como se dan cuenta de que el
grado de intensidad de la competencia entablada entre
ellos mismos depende completamente de la presión
ejercida por la superpoblación relativa; tan pronto
como, observando esto, procuran implantar, por medio de
los sindicatos, etc., un plan de cooperación entre los
obreros en activo y los parados, para anular o por lo
menos atenuar los desastrosos efectos que aquella ley
natural de la producción capitalista, acarrea para su
clase, el capital y su sicofante, el economista, se ponen
filriosos, clamando contra la violación de la ley
"eterna" y casi "sagrada" de la
oferta y la demanda. Toda inteligencia entre los obreros
desocupados y los obreros que trabajan estorba, en
efecto, el "libre" juego de esa ley"17.
Sin embargo, no parece ser esto lo que argumenta Dri. Su
argumentación parecería llevarlo a considerar que en la
actualidad los desocupados serían un grupo separado y
distinto de la clase obrera. El razonamiento sería el
siguiente:
Las innovaciones tecnológicas desplazarían a los
desocupados al exterior del sistema capitalista (¿por
qué las innovaciones tecnológicas anteriores no
desplazaban a los desocupados al exterior y, en cambio,
los mantenía dentro del sistema? Dri no lo explica).
Esto haría que la contradicción que antes se encontraba
al interior del capitalismo se desplazase al exterior. Al
encontrarse los desocupados por fuera del capitalismo,
hoy habría una contradicción entre el capitalismo y los
desocupados.
Aquí la formulación de Dri es poco clara, pero lo que
se nos ocurre pensar es: silos trabajadores ocupados
continúan "incluidos" en el sistema, ¿sus
intereses se contrapondrían con los de los desocupados y
se acercarían a los del sistema, es decir, a los de la
burguesía?
Si esto es así, entonces, la contradicción sería
entre:
1) excluidos: trabajadores desocupados, y
2) incluidos: trabajadores ocupados y burguesía.
Ahora bien, como vimos anteriormente, la desocupación no
está en contradicción con el sistema capitalista, sino
que más bien es funcional puesto que permite a la
burguesía reducir los salarios, aumentar la jornada de
trabajo, imponer peores condiciones laborales, etc., todo
esto básicamente a partir del debilitamiento de la
fuerza de la clase trabajadora, mediante el
enfrentamiento entre los trabajadores desocupados por
conseguir un puesto de trabajo y los trabajadores
ocupados por no perderlo. Sin embargo, que un trabajador
consiga mantener su puesto de trabajo le implica siempre
aceptar por parte del capitalista una mayor explotación,
ya que de no aceptar esas condiciones el capitalista
puede despedirlo y conseguir en el mercado un trabajador
más sumiso y disciplinado entre los desocupados que se
debaten por conseguir un empleo. Es decir, que los
trabajadores ocupados, por más "incluidos" que
se los considere, deben soportar pésimas condiciones de
trabajo, jornadas interminables y salarios miserables. En
la medida en que estos trabajadores superexplotados y los
trabajadores desocupados no comprendan que las miserias
que ambos sufren son producto de una misma y sola causa,
la explotación del capital, seguirán enfrentándose
entre sí, para mayor beneficio de la burguesía. Es esto
lo que nos lleva a preguntarnos: ¿hasta que punto
teorizar esta oposición entre fracciones de una misma
clase como contradicción entre grupos diferentes, es
decir, "excluidos versus incluidos", no fomenta
la desarticulación de la clase trabajadora?
Todo esto, se deduciría si pensáramos que la oposición
entre excluidos e incluidos deja por dentro a los
trabajadores ocupados y por fuera a los desocupados. Sin
embargo, Dri no parece decidirse silos trabajadores
ocupados se encuentran entre los excluidos o entre los
incluidos. Pues más adelante dice:
"Junto a los obreros y desocupados se encuentran
otros grupos marginados, oprimidos o explotados por
razón de género, de color, de religión o de cultura...
Todos los grupos citados pueden transformarse en el
sujeto negador".
Aquí se resolvería el misterio de quienes son los
"excluidos". Nuestro cuadro quedaría así:
POBLACION OBRERA (?) EN LA ACTUALIDAD
EXCLUIDOS
-Trabajadores ocupados
-Trabajadores desocupados
-Marginados por razones de género, religión, color y
cultura.
Aquí pareciera
que tanto los trabajadores ocupados como los desocupados
serían ambos marginados (¿es decir excluidos?). Si
trabajadores ocupados y desocupados son parte del mismo
grupo social cabe preguntarse entonces cuál es la famosa
diferencia con respecto a la época en que Marx
escribía. La única diferencia parece que Dri les cambia
de nombre: para el siglo XIX los llama incluidos, para la
actualidad los llama "excluidos". En esencia,
son el mismo grupo con distinto nombre.
Pero Dri va más allá. Porque junto a los trabajadores
ocupados y desocupados aparecen ahora en escena otros
grupos marginados por razones de género, color,
religión o cultura. Grupos que obviamente ya existían
en la época de Marx. A menos que Dri crea que la
marginación cultural, religiosa, racial o de género es
un fenómeno actual, Dri no da ninguna explicación de
por qué estos grupos tendrían mayor centralidad que en
el siglo pasado.
Por alguna razón que tampoco explicita demasiado,
cualquiera de los grupos excluidos puede transformarse en
sujeto revolucionario18. Sólo contrasta esta idea con
las de Marx acerca del sujeto revolucionario. Según Dri:
"Era lógico pensar, como lo hizo Marx... que la
revolución se produciría allí donde el capitalismo
creó una clase obrera numerosa, es decir en los centros
de la producción capitalista. La realidad fue distinta.
Las revoluciones socialistas se produjeron en la
periferia, en Rusia, China, Vietnam, Cuba"19.
Esta interpretación de la teoría de Marx como una ley
general para el cálculo de revoluciones es muy
corriente, y ya lo era en la época del propio Marx,
quien criticaba a quienes querían "a todo trance...
convertir mi esbozo histórico sobre los orígenes del
capitalismo en la Europa Occidental en una teoría
general a que se hallan sometidos fatalmente todos los
pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias
históricas que en ellos concurran, para plasmarse por
fin en aquella formación económica que, a la par que el
mayor impulso de las fuerzas productivas, del trabajo
social, asegura el desarrollo del hombre en todos y cada
uno de sus aspectos"20.
Esto es, que no podemos deducir el lugar donde se
producirá una revolución a partir de aplicar una regla
suprahistórica (deducida a partir de un caso especifico
como es el de la Europa Occidental) que consista en
calcular el número de obreros. El análisis de las
probabilidades de que se dé una revolución (y más
aún, de que ésta triunfe), debe basarse en el estudio
especifico de las condiciones en que se desarrolla la
lucha de clases en cada territorio determinado. No se la
puede deducir de una ley general, sea esta "a mayor
número de obreros, más posibilidades de revolución
exitosa" o cualquier otra21.
CONCLUSION
Llegamos
entonces a la conclusión de que:
1- cuando Dri critica al método de Marx por incorrecto,
le está atribuyendo a Marx un método idealista para el
análisis social completamente distinto al método
materialista que Marx desarrolla efectivamente en su
obra, y
2- cuando Dri critica al método marxista por
anacrónico, está considerando como fenómenos nuevos
procesos que Marx mismo ya había analizado con
anterioridad.
Con esto reafirmamos la vigencia del método marxista
pero no queremos dar a entender que nada ha cambiado
desde la época de Marx. Lo que nosotros creemos es que
si queremos conocer qué procesos sociales se han
desarrollado y cómo han variado las condiciones para la
lucha, entonces debemos hacer un análisis riguroso de la
situación y de las correlaciones de fuerzas en la
sociedad capitalista actual, y no basarnos en
afirmaciones generales como todo sujeto es
revolucionario... esto vale para el sujeto individual,
para cada uno de nosotros, pero vale también para los
sujetos colectivos como el pueblo, la nación, la
iglesia, la clase"22. Debemos analizar estrictamente
cada uno de estos grup9s sociales, en qué relaciones
sociales objetivas están inmersos, a qué momento de la
correlación de fuerzas corresponde cada uno de esos
grupos, etc.23.
No es más serio que lo anterior, el analizar
"diversos fenómenos que constituyen síntomas de
una inflexión del plan neoliberal" como "los
paros obreros convocados por entidades que están al
margen de la CGT, las protestas cada vez más frecuentes
que se expresan de diversas maneras hasta llegar a los
cortes de ruta, la convocatoria que ha adquirido la
"carpa docente", las expectativas que ha
despertado la alianza UCR-FREPASO, las convocatorias que
tienen las Cátedras Che Guevara"24. ¿Qué lugar
ocupa cada uno de estos fenómenos en un mapa de las
correlaciones de fuerzas sociales? ¿Cómo contribuye
cada uno de ellos en la auto-organización de la clase
trabajadora? ¿Se pueden colocar junto a los cortes de
rutas surgidos desde las bases, la alianza entre partidos
burgueses que disputan con el menemismo la hegemonía de
una misma fuerza social?
Sólo a partir de un análisis riguroso podemos conocer
las condiciones de lucha y como se han modificado. Las
bases de ese análisis las sentó Marx hace 150 años, y
su vigencia persiste y persistirá en tanto que la
cuestión de fondo no cambie: que una reducida minoría
improductiva se apropie de lo que produce una gran
mayoría explotada. La cuestión no cambia por llamar a
esa mayoría "excluidos". Nosotros preferimos
seguir llamándola "clase trabajadora" o
"proletariado", tanto para remarcar la
continuidad de sus luchas ayer y hoy, como para no caer
en el posible error de creer que si la mayoría está
excluida la solución pasaría por incluirlos en el
sistema. En cambio, mientras sean explotados, la única
salida posible será la revolución y la destrucción de
la sociedad capitalista.
1 El artículo de Rubén
Dri fue publicado por la Revista Retruco como Cuaderno
Nro. 1. Nuestras citas sobre
este texto se basarán en esta edición. También se lo
puede encontrar en la revista 'De mano en mano",
Nro. 5, Marzo de 1998, PP. 12/13.
2 Dri, p. 2 (el resaltado es nuestro).
3 Marx, Karl; "El Capital", Fondo de Cultura
Económica, México, 1986, Tomo 1, PP. XXIII-XXIV.(el
resaltado es nuestro).
4 Ver "Tesis sobre Feuerbach" en Marx, Carlos y
Engels, Federico; en "La ideología alemana",
Ediciones Pueblos Unidos, Buenos Aires, 1973, PP. 665 a
668.
5 Marx, Karl; "Introducción a la crítica de la
economía política", Editorial Polémica, Buenos
Aíres, 1974, PP. 7/8.
6 Veremos con mayor detalle cuán diferentes pueden
llegar a ser las conclusiones de ambos métodos cuando
más adelante analicemos la caracterización del momento
actual según apliquemos el método de Dri o el
materialismo histórico.
7 Dri, op. cit., pl (el resaltado es nuestro).
8 Marx, Carlos y Engels, Federico; "Manifiesto
Comunista", Centro Editor Argentino, Buenos Aires,
1994, p. 19 (el destacado es nuestro).
9 Marx, Karl; "La guerra civil en Francia en
1871", en Marx, Engels, Lenin; "La comuna de
París", Editorial Akal, Madrid, 1985, p. 47.
10 Marx, K; "El Capital", t. 1, p. 554. Según
Marx, "...esta capa social se halla formada por tres
categorías. Primera: personas capacitadas para el
trabajo... Segunda: huérfanos e hijos de pobres...
Tercera: degradados, despojos, incapaces para el trabajo.
Se trata de seres condenados a perecer por la inmovilidad
a la que les condena la división del trabajo, de los
obreros que sobreviven a la edad normal de su clase y,
finalmente de las víctimas de la industria, cuyo número
crece con las máquinas peligrosas, las minas, las
fábricas químicas, etc., de los mutilados, los
enfermos, las viudas, etc. El pauperismo es el asilo de
inválidos del ejército obrero en activo y el peso
muerto del ejército industrial de reserva. Su existencia
va implícita en la existencia de la superpoblación
relativa, su necesidad en su necesidad, y con ella
constituye una de las condiciones de vida de la
producción capitalista y del desarrollo de la
riqueza" ("El Capital", t.1, p. 545/6).
11 Dri, op. cit., PP. 2/3.
12 Marx, "El Capital", t. 1, p. 554.
13 Marx, idem ant., t. 1, p. 571.
14 Iñigo Carrera, Nicolás y Podestá, Jorge; "Las
nuevas condiciones en la disposición de luerzas
objetivas. La situación del proletariado", en
PIMSA, Documentos y Comunicaciones 1997, p. 34.
15 Dri, p. 3.
16 Marx," El Capital", t. 1, p. 538/9.
17 Marx, idem ant., t. 1, p. 542 (las negritas son
nuestras).
18 Dri no aclara cómo llega a sus conclusiones sobre las
potencialidades revolucionarias de estos grupos (por
ejemplo, de qué tipo de proyecto social como alternativa
global al capitalismo serían portadores estos grupos,
qué centralidad tiene cada uno de ellos en el proceso
revolucionario, cómo se compatibilizarían sus distintos
proyectos o si todos comparten el mismo proyecto en
común, etc.). Dri parece simplemente introducirlos
"ad hoc" sólo por compartir la marginación y
la exclusión que él ve en los obreros y desocupados.
19 Dri, p.2.
20 Marx, K.; "Carta a la redacción de la revista
rusa Hojas Patrióticas", en Apéndice de "El
Capital", op. cit., t. 1, p. 712 (las negritas son
nuestras).
21 Esto teniendo en cuenta que l)ri sólo considera
"revoluciones" a aquellas triunfantes (Rusia,
China, Vietnam, Cuba), sin tener en cuenta las numerosas
explosiones revolucionarias que se dieron efectivamente
en Europa Occidental durante el siglo XIX y principios
del XX, y de algunas acerca de las que incluso Marx llega
a teorizar sobre su fracaso en relación a las relaciones
de ~erzas objetivas en que se desarrolla la lucha de
clases (ver, por ejemplo, "La lucha de clases en
Francia de 1848 a 1850", "El 18 Brumario de
Luis Bonaparte" o "La guerra civil en Francia
en 1871", entre otros).
22 i,p. 1.
23 Los lineamientos generales de esta metodología de
análisis se pueden encontrar en la obra de Gramsci,
quien en "Análisis de las situaciones. Relaciones
de fuerzas" (en notas sobre Maquiavelo, sobre la
política y sobre el Estado moderno", Nueva Visión,
Buenos Aires, 1984, PP. 51 a 62) profundiza la
metodología que Marx desarrolla en el Prefacio de la
"Introducción a la crítica de la Economía
Política".
24 Dri, p. 5.
|