ESTADO
Carta de respuesta de la JML
 

 

Desde la Juventud Marxista Leninista nos gustaría darte las gracias por habernos respondido al texto que repartimos en Salamanca el día 15 de Octubre. Al mismo tiempo, manifestamos nuestro criterio ante las ideas claramente expuestas en tu argumentación.

En primer lugar, creemos necesario hacer un breve resumen, que refleja nuestra postura en torno a la II República, tema que indisolublemente está relacionado con el discurso republicano, que requiere un análisis desde el punto de vista del marxismo-leninismo para dejar al descubierto los errores que llevaron al fatal desenlace de la II República en general y el movimiento comunista en particular, así como las conclusiones que nos permitan avanzar en el camino hacia la revolución.

El principal problema del que adolecía el movimiento comunista (concretamente el PCE) fue la falta de independencia política del proletariado1 con las consecuencias que se reflejan en la instrumentalización de las masas por un sector del bloque de dominación social (burguesía republicana) frente a otro sector que, en un momento, se presentaba como republicano y, posteriormente, amenazado por el peligro de la revolución decidió cambiar la forma del instrumento de dominación de clase que es el Estado. Esta transformación se debió a la impotencia de la República para frenar la creciente presión popular; pero, a la hora de enfrentarse abiertamente el proletariado y la burguesía, sólo hubo derrota, cuya causa fue, sin lugar a dudas, la falta de línea política revolucionaria del proletariado, la renuncia a la revolución y la entrega del poder del proletariado a la burguesía republicana.

Esta carencia fue de vital importancia, ya que la línea política revolucionaria, como construcción consciente producto de la asimilación ideológica del marxismo-leninismo y su experiencia histórica (parte integrante de éste), es el arma fundamental del Partido Comunista; esta situación de ausencia de estrategia revolucionaria la podemos buscar en la línea política de la Comintern y, por lo tanto, en la URSS. Tanto el PCE como la URSS se dedicaron a hacer una política exterior imperialista (defensa de la II República para alejar a Francia e Inglaterra de Alemania). La Comintern, como organismo supeditado a Moscú, defiende una política de utilización del proletariado internacional para la defensa de la URSS, cuando ésta debía servir de base de apoyo y vanguardia del movimiento comunista internacional para promocionar la revolución. De esta línea política, defendida por la Comintern, se deduce la postura del PCE para apoyar a los republicanos burgueses, en vez de plantear la revolución como única alternativa posible y única razón de su existencia como organización política del proletariado.

La línea política correcta del PCE debió ser la acumulación de fuerzas en la República y la alianza con la burguesía republicana para neutralizar a la burguesía fascista; alianza sí, pero, ante todo, manteniendo la independencia política del proletariado , lo cual constituye la única estrategia para el triunfo revolucionario y la instauración de la Dictadura del Proletariado, que es la auténtica democracia para los desposeídos. La postura republicana en la guerra civil no aseguró, como muchos profetas republicanistas hoy en día, la futura victoria revolucionaria del proletariado, sino que lo único que supondrá es la victoria de la línea burguesa reformista, que lo único que busca es eliminar el carácter revolucionario del marxismo-leninismo y una derrota de la línea proletaria revolucionaria, volviendo a instrumentalizar al proletariado subordinando su lucha a los intereses de un sector del bloque dominante.

Por otro lado, el discurso republicano se nos plantea de forma más cautelosa, resucitando los fantasmas del pasado, y, con un análisis dogmático del marxismo-leninismo, pretende justificar su postura con un matiz más izquierdista.

En la Rusia prerrevolucionaria el análisis leninista planteaba que el capitalismo no estaba lo suficientemente desarrollado y, por lo tanto, el escaso proletariado no tenía la fuerza suficiente como para tomar el poder e instaurar la dictadura del proletariado él solo, la única alternativa posible era la alianza entre clases.

Lenin parte del análisis kautskiano que defiende el carácter social que debe tener la Revolución Rusa debido al repliegue que tomará la burguesía cuando se vea amenazada por la revolución y que sólo el proletariado es la clase capaz de dirigir la revolución hacia el Socialismo (esta previsión se cumple en un primer momento en la revolución de 1905). Unida esta tesis a la cuestión agraria en Rusia (país mayoritariamente campesino, cuya clase había demostrado su potencial revolucionario contradiciendo la postura de Plejánov que planteaba al campesinado como una clase reaccionaria y sólo era posible la alianza con la burguesía), la única alternativa para la revolución en un país en cual el capitalismo no se ha desarrollado lo suficiente para que el proletariado pueda tomar el poder con sus propios medios, era la alianza con el campesinado. Esta alianza tendrá un carácter determinado, se mantendrá la independencia política del proletariado, condición irrenunciable para que sea el proletariado la vanguardia, la clase dirigente en la revolución. Una vez tomado el poder, esta alianza se reflejará en la forma de dominación que fue la dictadura democrática del proletariado y el campesinado; en este marco se crearían las condiciones para el desarrollo del capitalismo y, por lo tanto, del proletariado que, como clase y dirigente, instaurará la dictadura del proletariado.

En China se sigue más o menos una estrategia parecida, adecuada a las condiciones de un país colonial y semifeudal: se plantea la Revolución de Nueva Democracia e instauración de la Dictadura Democrática Popular, ya que China era un país mayoritariamente campesino, así se crearán las condiciones bajo la dirección del proletariado en alianza con el campesinado para dar el posterior paso hacia el Socialismo y el Comunismo.

En un país de capitalismo avanzado, un país imperialista, en el que el proletariado está lo suficientemente desarrollado para hacer la revolución, es decir, en el que se dan las condiciones objetivas para la revolución, es absurdo plantearnos un paso intermedio al socialismo; es más, la interpolación dogmática de la estrategia bolchevique (que no deja de ser el análisis concreto de la situación concreta rusa, aunque no negamos sus enseñanzas universales) es un error que deja a la luz las carencias ideológicas del movimiento comunista actualmente. Después de la derrota sufrida por el comunismo tras el ciclo revolucionario de octubre, partir de las mismas premisas y servirnos de una estrategia que resultó finalmente derrotada, no permitirá el avance hacia la revolución. Sólo el estudio de la experiencia histórica del ciclo revolucionario a la luz del marxismo-leninismo y el debate dentro de la vanguardia del movimiento comunista, crearán las bases ideológicas para la creación y desarrollo de la única estrategia revolucionaria del proletariado.

En China, independientemente de lo que sostenga el PC Chino, el socialismo se desarrolló lo suficiente como para dejarnos un legado de incalculable valor: la Gran Revolución Cultural China; si bien por un lado ésta dejó tan desarmado al proletariado que fue vencido sin apenas resistencia, por otro lado es una importante fuente de conocimientos que, sin lugar a dudas, aportó un gran avance en la construcción del socialismo. Lo que en su día fue en China dictadura del proletariado, se ha transformado en su contrario: una dictadura de la burguesía. El camino que siga China dependerá de la correlación de fuerzas dentro del bloque de dominación burgués; está claro que el proletariado chino, como el de todo el mundo, ha sido derrotado política e ideológicamente.

En tercer lugar, intentaré exponer nuestro análisis sobre la situación actual en torno al debate sobre la III República, las contradicciones en el seno del bloque dominante y contradicciones dentro del movimiento comunista.

Tras la derrota electoral debido a los atentados del 11-M y su mala gestión en su última legislatura, el PP ha optado por la recuperación del poder saltándose el bipartidismo de dos legislaturas propio de las democracias burguesas, con una política de desgaste frente al PSOE, recurriendo a la movilización de masas en lugar de utilizar los recursos legales creados por ellos mismos como institucionalización del consenso constitucional en la transición. Este recurso de movilización de masas no suele ser usado por los partidos de gobierno, lo cual denota una grave crisis que lleva a la ruptura del consenso del 78. La respuesta del PSOE en esta contienda nos recuerda las contradicciones del bloque dominante en la II República, aceptando la ruptura del consenso y agudizando más la polarización política. Debido al batacazo electoral de IU y la secesión, en la coalición, de Corriente Roja, IU ha pasado a identificarse aun más con el PSOE, creando un vacío político e institucional a la izquierda del PSOE; esto ha creado el descontento de la clase dominante al perder el colchón defensivo encargado de fiscalizar las contradicciones con la izquierda más radicalizada. Rápidamente se están empezando a realizar maniobras con el fin de recomponer una alternativa que, dentro del marco institucional, ocupe ese lugar; esa nueva opción se materializará en el programa de la III República.

La III República, con un programa político necesariamente reformista, cumple con todos los requisitos que necesita el PSOE para volver, en la historia, a instrumentalizar al proletariado y lograr hacerse con la base social que necesita para enfrentarse a la agresiva política del PP. Otra vez el proletariado, instrumentalizado por una fracción de la burguesía, puede convertirse en la carne de cañón que lidie en las luchas intestinas del bloque de dominación.

Estas contradicciones en el bloque dominante han puesto en crisis la posición del Estado Español en sus relaciones imperialistas: el giro hacia el atlantismo defendido por el PP, frente al europeísmo que atiende a los poderosos intereses defendidos por el PSOE, también pueden llevar a éstos a replantearse el modelo de Estado como recurso si la fisura interna en el bloque dominante se acentúa todavía más (giro republicano del PSOE).

Por esta razón creemos necesario desenmascarar la naturaleza de clase de la República Democrática, que se presenta como la única aspiración del proletariado en unos casos, y en otros como la inmediata aspiración política del proletariado, paso previo para la revolución y plantear la línea política revolucionaria, que ha de guiar al proletariado en la lucha por la liberación.

La República democrático-burguesa no es más que otra forma de dominación de una clase sobre otra, otra forma de estado que sigue cumpliendo con las características políticas del sistema de dominación: democracia entre la burguesía y dictadura para el proletariado.

Cualquier política que defienda la III República como una tarea que debe cumplir el proletariado en el Estado Español, está contribuyendo al apuntalamiento del sistema de dominación que sigue reproduciendo al obrero como obrero y al burgués como burgués. Esta estrategia reformista pretende desmontar toda alternativa revolucionaria del proletariado desde el ataque destructivo y revisión degradante de los principios del marxismo-leninismo, única ideología del proletariado que plantea un proyecto de transformación consistente y capaz de dirigir al movimiento de masas hacia la revolución.

En esta coyuntura política, la estrategia del proletariado sólo puede ser una: la revolución socialista y la instauración de la dictadura del proletariado; para llegar a esto es necesario cumplir con unas tareas previas.

Debemos conseguir la independencia política del proletariado frente a las tentaciones republicano burguesas, el proletariado no puede permitir ser manipulado por la burguesía otra vez en la historia. El arma del proletariado es su ideología, guía indiscutible de la que se deduce su línea política revolucionaria; una vez conquistada su independencia política y teniendo en cuenta la coyuntura política podemos plantearnos alianzas tácticas con un sector del bloque de dominación para neutralizar a otro sector, como debió ocurrir en la guerra civil, siendo factible la república como cristalización de esa alianza en un programa político conjunto. E sta alternativa sólo será posible en una situación tan grave de crisis en el bloque de dominación capitalista que su contradicción interna les lleve incluso a la guerra abierta, de lo contrario, la burguesía se replegaría negando toda alianza con el proletariado y se uniría al otro sector de la burguesía para aplacar la revolución.

La línea política revolucionaria es necesario que se materialice y sea desarrollada por un órgano político que aglutine y dirija al proletariado revolucionario Por esta razón, es necesaria la Reconstitución del Partido Comunista , entendido como la unión dialéctica entre ideología y masas del proletariado, ésta debe ser la tarea inmediata del proletariado. Pero para reconstituir el órgano político del proletariado revolucionario es necesaria la previa recuperación por parte de su vanguardia del marxismo-leninismo, su asimilación teórica; con esto no planteamos únicamente el estudio especulativo del mismo, sino su confrontación y debate entre los distintos sectores de la vanguardia, lo que sería la Reconstitución Ideológica y Política del Comunismo por medio de la lucha entre las dos líneas en las que se desenvuelve el movimiento comunista unido al Balance crítico de la experiencia histórica del movimiento comunista ; es esta asimilación teórica del marxismo-leninismo por parte de la vanguardia lo que creará las condiciones ideológicas y políticas necesarias para la Reconstitución del Partido Comunista.

Te damos las gracias por habernos enviado la crítica de nuestro escrito, esperamos haber respondido con claridad a los puntos que nos planteabas y que este debate os ayude a ti y a los camaradas del PCPE tanto como nos has ayudado a nosotros a aclararnos respecto a este tema. Esperamos con impaciencia vuestra respuesta.

Desde la JML queremos animar a todas las organizaciones de vanguardia a entrar en el debate sobre la III República y a enviarnos cualquier crítica y así poder contribuir con ella a la Reconstitución ideológica y política del comunismo.

 

Antonino (Juventud Marxista Leninista)

  

  No obstante, a diferencia de hoy en día, existía el poderoso influjo creado por la praxis revolucionaria de la vanguardia internacional del proletariado, esto es, la Revolución de Octubre, y los destacamentos de vanguardia se habían agrupado por todo el mundo, tras romper con las viejas estructuras socialdemócratas, en torno a las 21 condiciones ; sin embargo, la posterior supeditación del PCE a una fracción de la burguesía pone de manifiesto cruciales insuficiencias ideológicas y, por lo tanto, políticas, que resaltan lo insuficiente de la forma de constitución de las secciones de la III Internacional, a través de un único acto constituyente, modelo que se intentará y se intenta copiar mecánicamente (el propio PCPE es un ejemplo de ello), con el agravante de la inexistencia de esa praxis superior sanamente fiscalizadora y de un contexto internacional de ofensiva revolucionaria, con las graves consecuencias de estancamiento y liquidación que tan caras están siendo para el movimiento comunista en las últimas décadas.