La revolución en India y la vanguardia en el Estado español

 

            Presentamos a continuación una serie de textos que pueden agruparse bajo este epígrafe. Desde hace unos años, la guerra popular dirigida por el Partido Comunista de India(Maoísta) y que se encuentra inmersa en un estadio de rápido crecimiento y desarrollo, despierta un creciente interés entre los heterogéneos componentes del movimiento comunista en el Estado español. Este interés, no obstante, viene acompañado por una gran confusión respecto al significado de lo que representa este proceso revolucionario en el contexto de crisis en el que el Movimiento Comunista Internacional (MCI) y la Revolución Proletaria Mundial se encuentran inmersos desde hace décadas.

            En esta sección de este número de El Martinete pretendemos dar cuenta de este fenómeno. Se abre la sección con nuestra declaración de apoyo a la guerra popular en India, motivada por la semana internacional de solidaridad promovida en abril por el Comité Internacional de Apoyo a la Guerra Popular en India, a la que, a pesar de otras diferencias con el organismo promotor, decidimos sumarnos como insoslayable deber internacionalista. Sin embargo, el hecho de que nuestro comunicado no se limitara a la loa acrítica y seguidista, sino que incluyera también el elemento vigilante y crítico que nos exige el internacionalismo proletario, pareció no sentar bien a algunos miembros del Comité, particularmente a su recalcitrante sucursal gallega, Correo Vermello. Los gallegos no se limitaron a atacar nuestro comunicado (ataque que también publicamos en la sección), sino que, a través de ese trabajo sordo y sibilino de descalificación entre bastidores al que tan aficionados parecen, consiguieron que algunos camaradas que habían publicado nuestro comunicado lo borraran de sus medios digitales (camaradas que, en un gesto que les honra, rectificaron posteriormente esta decisión). De todo ello se da cuenta en nuestro documento Sobre el Ciclo revolucionario, el maoísmo y el internacionalismo, donde, en medio de la Lucha de Dos Líneas, intentamos dar unos pasos que nos acerquen a la correcta plasmación de un línea genuinamente internacionalista y que integre coherentemente el apoyo a los procesos revolucionarios de guerra popular abiertos en el mundo, atendiendo especialmente a la ideología maoísta que guía estos procesos y al caso particular de India, en el marco de las tareas universales de Balance y Reconstitución que afronta el MCI. Publicamos la respuesta que nos dio Correo Vermello, no por su inexistente valor ideológico, sino porque es un elocuente testimonio político, de primera mano, del pésimo estado de estancamiento y putrefacción en el que la vanguardia proletaria se encuentra atrapada. Y no es esta situación solamente un imponderable, producto natural de la contundente derrota en que el final del Ciclo ha sumido al MCI, sino que se ve eternizada, precisamente por la situación de prevalencia de sujetos como los aprendices de aparachtnik gallegos, incapaces de dar a nuestro documento otra respuesta que no sean los lugares comunes de la corriente a la que pertenecen y los chismorreos entre organizaciones, de nulo valor ideológico.

            Sin embargo, el desarrollo de la lucha de líneas en el seno de los destacamentos maoístas, tanto a nivel del Estado español como internacional, que se dio en los meses siguientes, a raíz de la aparición juntos en el comunicado del 1º de Mayo de este año de los revolucionarios indios y de los traidores revisionistas nepalíes (por cierto, que en este número de nuestra revista también publicamos algunos documentos relacionados con este enfrentamiento, en el que el MAI también participó, en la lucha contra el centrismo), provocó saludables desplazamientos en este espectro. Efectivamente, la vigorosa respuesta de la izquierda del maoísmo a los movimientos centristas y conciliadores con los oportunistas nepalíes, provocó la ruptura en España del Comité Internacional de Apoyo, quedando los representantes del centrismo en el Estado, precisamente los gallegos, cada vez más aislados.

            Efectivamente, paralela a esta lucha, iba dando sus frutos el trabajo, encabezado por los camaradas de Odio de Clase, para coordinar a distintos y muy heterogéneos grupos en un verdadero y genuino trabajo internacionalista respecto a la revolución en India. Fruto de ello nacía a mediados del verano el Comité Proletario Internacionalista (CPI), para el desarrollo de esta actividad en el Estado español.

            El CPI, en el que también participa el MAI, supone un gran paso desde el punto de vista del internacionalismo, pues en sus orígenes está la reacción al apoyo seguidista y a la subordinación a los tabúes que imponía la conciliación con el oportunismo. Así, las premisas de este nuevo organismo incluyen, como exige el internacionalismo, tanto la necesidad del estudio minucioso de la experiencia india, para nuestro propio aprendizaje, que nos permitirá extraer fecundamente lo que de universal tiene la particular experiencia india, como la denuncia de todo oportunismo, especialmente el que busca traficar con la sangre de las masas para negociar su integración en el viejo Estado, como el que liquidó la revolución en Nepal. Así pues, el CPI se puede interpretar como una expresión de la reacción de la izquierda del MCI a la experiencia de los últimos errores y fracasos de la RPM, así como un paso en la dirección de enfrentarse a ellos honestamente y superarlos. Publicamos en esta sección la Declaración fundacional del CPI, así como una de las octavillas distribuidas por este organismo en octubre en distintas concentraciones de masas con el objeto empezar a dar a conocer la revolución india y sus elementos políticos fundamentales.

Decía Lenin que el hecho de que las disputas y conflictos internos de los destacamentos nacionales del movimiento revolucionario se convirtieran en internacionales era una señal de la creciente madurez del proletariado revolucionario internacional. En este sentido, el CPI también ha sido, y está llamado a ser, una caja de resonancia de estas luchas necesarias. Si, desde su misma constitución, ya ha sufrido los ataques de los conciliadores (algo que también queda reflejado en este número de El Martinete), por su mismo carácter de expresión de la solidaridad con los revolucionarios indios, está llamado a tener un papel importante en la lucha contra el revisionismo local, como ya se vislumbra. No en vano, el revisionismo en India tiene fuertes lazos con el local, y ambos se enfrentan a los revolucionarios (“izquierdistas” y “aventureros” son expresiones habituales tanto en la península como en el subcontinente entre ese sector autodenominado comunista), aunque el distinto grado de desarrollo de la revolución en cada lugar hace que este enfrentamiento inevitable tome distintas formas; mientras en India ya se ha llegado a las armas, en España apenas ha empezado a andar el combate ideológico sistemático contra este revisionismo, paso imprescindible, el arma de la crítica, para pasar a la crítica de las armas. Así pues, aunque el CPI aún está lejos de ser ese referente de izquierda del movimiento comunista que tan acuciantemente necesitamos los proletarios conscientes tanto a nivel internacional como estatal, sí es un paso que invita al optimismo, pues si la derecha del movimiento aquí se está agrupando, la izquierda, mucho más minoritaria, heterogénea y fragmentada, también parece comenzar a dar pasos en ese sentido necesario.

El CPI, en nuestra opinión, también es una muestra de que la lucha es lo único positivo y que nos puede hacer avanzar, que no se la debe temer, ni se debe temer a quitarse de encima a los lastres que se hacen pasar por amigos, y que una vez que se está dispuesto a arrojar por la borda esos lastres se pueden avanzar grandes pasos, e incluso encontrar nuevos amigos en lugares insospechados. Adelante pues la lucha, cuyo primer momento, la premisa imprescindible que permitirá el despliegue y desarrollo de nuestro movimiento, es la lucha de clases en el plano ideológico, la Lucha de Dos Líneas.

 

 

 

Movimiento Anti-Imperialista
Diciembre 2011