La III República, o cómo rebajar el discurso revolucionario

En el Estado español uno puede constatar cada vez con más frecuencia la existencia entre los que se autodenominan marxistas de una opinión reverencial, casi mística, hacia la República. Es, por tanto, de vital importancia aclarar esta cuestión de manera concisa y contundente.

Tras la derrota de la primera tentativa emancipadora del proletariado y el cierre del ciclo revolucionario de Octubre (1917-1989), los sectores más conscientes de la clase obrera se encuentran en un inaudito estado de postración y abandono de los principios. Pese a que es lógico que en estas circunstancias el discurso republicano cale hondo en estos sectores, la bancarrota ideológica que esto supone es clara. Desde el punto de vista marxista, la República no es el objetivo que debe perseguir el proletariado.

La república no puede ser el objetivo del proletariado.

La República es, ante todo y sobre todo, otra forma más de dominación burguesa, algo que parecen olvidar algunos que se proclaman comunistas y que conviene recordar cuantas veces haga falta. Históricamente el Estado se presenta como una unidad dialéctica de dictadura y democracia: democracia entre los opresores, dictadura para los oprimidos. La “democracia” que algunos pretenden alcanzar con la proclamación de la susodicha República no lo sería más que para la clase que ostenta el poder, la burguesía; precisamente porque todo Estado supone una dictadura clasista, el proletariado sólo puede tener como objetivo la instauración de la suya propia sobre la clase burguesa, para así alcanzar su democracia .

La pretendida fase democrática (antimonopolista, antifascista...) no tiene ningún sentido desde el punto de vista marxista-laninista para un estado de capitalismo desarrollado, como es el Estado Español. Esta solo puede entenderse como un subterfugio para acercarse a sectores desplazados de la puqueña burguesia y escamotear la educación revolucionaria del proletariado. Ahora bien, sólo cabría hablar de fase democrática en paises atrasados, donde el proletariado tiene que solucionar tareas que ha dejado pendientes la burguesía (acabar con los retazos feudales en el campo,...) pero en ningún caso en un país imperialista como el Estado Español.

Para el proletariado la única democracia es la Revolución Socialista

Pese a todas las ilusiones parlamentaristas de los reformistas y revisionistas que a nuestra generación nos ha tocado padecer, la Revolución Socialista sigue siendo la única solución verdadera a los problemas que tiene planteado el mundo. La conquista del poder político por parte del proletariado, como paso necesario para la emancipación de la humanidad, sólo pueden conseguirse tras una Revolución Socialista, para conseguir así que los antes oprimidos (la inmensa mayoría de la sociedad) ejerzan de opresores de la clase capitalista. La dictadura del proletariado, tras la Revolución Socialista, se convierte así en una fase de transición hacia el Comunismo, hacia una sociedad sin Estado, y por tanto, sin clases.

Las tareas de nuestra época

La derrota histórica del proletariado y la mencionada confusión entre sus supuestos dirigentes evidencian el avanzado estado de liquidación de la teoría revolucionaria, del Marxismo-leninismo. La tarea más apremiante, por tanto, de los que queremos volver a avanzar por la senda liberadora es restituir al Marxismo-leninismo a su posición hegemónica, como referente de la lucha de la clase obrera. La única forma de conseguirlo es la realización del Balance de casi un siglo de experiancias en la construccion del socialismo y la lucha ideológica entre los sectores más avanzados del proletariado. Esto no es otra cosa que la reconstitución ideológica del comunismo que se irá plasmando políticamente en la reconstitución del principal órgano de la revolución, el Partido Comunista.

 

    ¡Abajo la dictadura de la burguesia, tanto monárquica como republicana!

¡Por la dictadura del proletariado!

 ¡Viva la revolución socialista!

  ¡Por la reconstitución ideológica y política del Comunismo!

 

  Juventud Marxista Leninista.

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