El Martinete - Número 17

Septiembre de 2004

 
El Movimiento Bolivariano y las tareas de los comunistas
 

 

El ascenso al gobierno de Hugo Chávez ha supuesto una profunda agitación de las masas, siendo la parte más pobre de estas, la que ha empezado a tomar parte más activa en las movilizaciones, entre los que podemos contar a los habitantes de los “cerros” de Caracas o Maracaibo, y los mestizos y negros, marginados secularmente en este país. El Movimiento Bolivariano impulsado por una burguesía progresista y por la pequeña burguesía, que en los últimos 30 años había empezado a empobrecerse y perder privilegios, incluso tener que formar parte de la clase obrera en gran número. El Movimiento Bolivariano ha sintetizado en su programa los anhelos políticos de estas clases medias privilegiadas frente al empuje de la oligarquía venezolana, monopolizadora de las riquezas del país y fiel aliada del imperialismo, que la amenazaban con una continúa constricción como clase. En estos anhelos de clase entran perfectamente las reivindicaciones de hace 200 años de los luchadores independentistas contra la dominación colonial española, siendo Simón Bolívar la figura más insigne. Entre ellos encajan perfectamente el anti-imperialismo, la lucha contra la dominación terrateniente en el campo, la reforma agraria, la exaltación patriótica y reformas sociales de carácter educativo y sanitario, etc… Pero entre sus propósitos no están la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, o lo que es lo mismo, la eliminación de la dominación de unas clases sobre otras, o la destrucción de los instrumentos que hacen posible esta dominación: las instituciones burguesas, el estado burgués. Por lo tanto los programas del proletariado venezolano y del Movimiento Bolivariano de la burguesía progresista, no es que difieran, sino que son antagónicos. No puede haber un programa de mínimos con quien propone tu explotación como clase e individuo.

 

Pero, entonces habrá que preguntarse por qué estas clases medias han movilizado al proletariado venezolano, en su lucha política. Simplemente porque lo necesitan, no porque lo representen o lleven a cabo su programa político. La burguesía progresista y la pequeña burguesía por si solas no pueden hacer frente a la oligarquía nacional y al imperialismo internacional, sobretodo el de EE.UU y España; es por lo que se han apoyado en el proletariado y parte de los desterrados del campo para poder llevar a cabo sus propósitos. Esto hace que el proletariado entre a jugar activamente en el tablero venezolano como un peón dentro de la lucha de la clases, pero bajo el programa de la pequeña burguesía. Si el proletariado no toma sus propias riendas políticas será solamente un peón al servicio de una parte de la burguesía progresista y anti-imperialista, y no estará luchando por su emancipación, como nos hacen creer. Es cierto que esta burguesía ha hecho reformas positivas para el proletariado en general como los planes alfabetizadores (misión Robinson, Ribas, Sucre) y la implantación de medidas sociales en los barrios obreros (centros médicos como Barrios Adentro y la misión Mercal de alimentos a 50% de precio) y en el plano político como los Círculos Bolivarianos. Pero no podemos perder de vista que estas reformas son una especie de pago o contrapartida para que el actual gobierno mantenga un apoyo importante del proletariado. Sin estas reformas el proletariado volvería a verse “engañado” por los de arriba. Es sin duda esto también un engaño porque limita el verdadero potencial del poder obrero, siendo esto unas simples migajas.

 

De todas las maneras hay que romper con la visión estrecha y burguesa que las únicas salidas que quedan para el cambio revolucionario en Venezuela son Chávez o la Oposición “Democrática” (Coordinadora Democrática), que por descontado esta última es una agente del imperialismo Estadounidense, la cual la descartamos de antemano. Por lo tanto… ¿nos quedamos sólo con Chávez? Es en este punto donde tiene que jugar sus cartas el proletariado venezolano. Hace falta que el proletariado se organice y desarrolle su programa político independiente de la burguesía progresista. Esto le conllevará por descontado a enfrentamientos con el imperialismo, pero también con la burguesía progresista, que luchará por mantener sus privilegios y su poder.

Es por tanto, que la Revolución pendiente en Venezuela es la proletaria, y esta pasa inevitablemente por la reconstitución del Partido Comunista, herramienta para fusionar la ideología capaz de emancipar al proletariado, el comunismo (y con él al resto de clases y por ende a la humanidad), con el propio proletariado. Esa es la labor principal de los revolucionarios y comunistas en Venezuela, y no el seguidísmo de la burguesía anti-imperialista. Eso no significa posibilidad de acuerdos tácticos y posturas comunes en momentos puntuales.

 

En un plano más concreto, en Venezuela podemos ver que el Partido Comunista de Venezuela (PCV) tiene una línea de apoyo “crítico” del gobierno Chávez, sin formular más que su apego por las reformas de este gobierno y por el fortalecimiento de la alianza anti-imperialista junto a Cuba en América. Pone además por delante el problema de la soberanía nacional al problema de la revolución proletaria, y no como un proceso de lucha anti-imperialista, paso previo a la revolución socialista en países dependientes. El PCV ha tomado claramente posiciones en torno al nacionalismo popular y defensa de las instituciones burguesas “Bolivarianas”, que denominan dentro del “proceso revolucionario”. Han seguido unos derroteros similares organizaciones de carácter maoísta, como la Liga Socialista, o escisiones varias del izquierdista Causa R.

 

En cuanto a otras organizaciones como Bandera Roja, el resultado parece ser aún más nefasto, al ponerse de lado de la Coordinadora Democrática, haciendo por tanto de tropas de choque de la reacción, perdiendo la perspectiva revolucionaria y cayendo en el maniqueísmo burgués (de un lado de la burguesía o del otro) sin buscar el papel propio para el proletariado.

 

En resumidas cuentas, el principal problema es la ausencia de un Partido Comunista que guíe al proletariado para su emancipación en Venezuela (y del resto del mundo, ya que no es un problema solo nacional), y por tanto de la sumisión de la vanguardia práctica del proletariado por alguna de las opciones burguesas, siendo por supuesto la de Chávez la menos mala. Pero la decisión de la vanguardia proletaria no debe ser elegir entre lo malo y lo peor, sino que buscar el camino correcto para el proletariado, no debe dejarse llevar por el posibilismo, sino que debe tomar en sus manos el marxismo-leninismo, tomar consciencia de su misión social e histórica.

 

Chávez, para el proletariado venezolano, es una reliquia del pasado como Simón Bolívar, y apostar por su propio camino es apostar por el futuro, por dar pasos irreversibles en el desarrollo social.