La
flor de loto
y
la
“vanguardia” alicaída
Hemos
estudiado el documento sobre el Plan de reconstitución del
partido comunista como medio para aproximarnos al conocimiento
del MAI. Desde luego no lo consideramos suficiente para hacerse una
idea integral, esto es, para comprender vuestra organización en su
totalidad, puesto que para ello necesitaríamos estudiar más a fondo
el conjunto de actividades teóricas y políticas que desarrolláis,
sobre todo lo relativo a la línea política, que es en donde se
sintetiza la concepción general sobre la construcción del comunismo
y los instrumentos políticos para tal finalidad. Hablamos de la
estrategia y la táctica de la clase obrera encarnado en su
vanguardia para desarrollar el proceso revolucionario partiendo del
contexto histórico actual, es decir, del desarrollo capitalista y
sus contradicciones internas, empezando por crear las condiciones
ideológicas y políticas para la construcción del partido que
dirija dicha revolución, que
en cada estado tiene sus propias características concretas.
Como decimos, el estudio del documento no es suficiente para dicho
propósito, aunque nos sirve para elaborar una valoración crítica
sobre los diferentes temas que se desarrollan.
Vayamos
al asunto que nos ocupa:
Nuestro
colectivo tiene una vida corta, aunque sus componentes tenemos una
dilatada militancia en distintas organizaciones que se han sucedido
en el tiempo. Esta militancia se apoyaba fundamentalmente en una
primicia ideológica, en la creencia de que la revolución era
cosa de constancia y voluntad, dada que las condiciones objetivas
estaban maduras. Por aquél tiempo suponíamos que la revolución al
tener un carácter objetivo, la voluntad revolucionaria de la
“vanguardia” tomaría definitivamente cuerpo por la acción de
las masas que seguiría ciegamente sus consignas una vez llegado el
momento esperado y adecuado.
Dicha
voluntad revolucionaria se alimentaba de la “aceptación” del
marxismo como teoría que explica certeramente hacia dónde
evoluciona la sociedad capitalista y de su comprobación práctica en
las formaciones sociales que se habían producido las
transformaciones sociales. Creíamos que contábamos con cierto
“bagaje teórico” que nos suministraba la lectura de algunos
textos marxistas clásicos y la experiencia de la “práctica
política” que se encargaba de orientar nuestra actividad hacia el
fin perseguido: la realización del comunismo. En este aspecto no nos
diferenciábamos de otros militantes de otras organizaciones de la
época, aunque no compartíamos otros aspectos que nos diferenciaban
de ellos, haciendo de todo punto imposible la unidad política a
corto y largo plazo, incluso cualquier unidad de acción por muy
pequeña que fuese pues chocábamos en lo esencial, es decir, en la
finalidad de la acción política que comprometía la propias
naturaleza de nuestra existencia, que se manifestaba en oposición a
las otras organizaciones.
Estábamos
convencidos, como otros colectivos, de que el sistema capitalista no
es más que una etapa del proceso histórico. Aparece en el
desarrollo de la humanidad por unas causas y desaparece por otras,
que es necesario investigar, pero que lo creíamos tal cual sin la
necesidad de profundizar en las causas, sólo porque así lo decía
los textos de Marx y Engels, Lenin y Mao. La lectura, que no estudio,
de dichos textos, se desvinculaban del contexto histórico general y
de la época concreta en que fueron escritos, primando su
memorización como medio para fortalecer la ilusión de que al
repetir lo que allí se decía convertiría al militante de manera
automática en un buen comunista que lucha por la causa
revolucionaria: el comunismo.
En
realidad este tipo de lecturas tenían como función fortalecer la
voluntad revolucionaria, ya que aportaban elementos ideológicos que
tenían como objetivo favorecer una posición de clase ante la
lucha que había que librar contra la burguesía y el sistema
capitalista. No se tenía en cuenta que ello (el aporte ideológico)
es sólo una parte de la complejidad de la militancia comunista, que
se tiene que complementar necesariamente con la otra parte: la
formación teórica aporta consistencia científica a la actividad de
la militancia comunista.
La
ruptura ideológica con la etapa anterior no se completa hasta que no
comprendemos en su amplitud un hecho de capital importancia: la
formación teórica comprende dos tareas que se complementan, la
tarea del estudio no puede estar desligada de la práctica teórica,
entendida como práctica científica ligada a las necesidades de la
lucha de clases del momento histórico. Ello supone que el estudio,
sistemático y completo de la obra marxista, no puede estar desligada
de la investigación, del conocimiento de la realidad concreta, para
llegar a comprender correctamente la esencia del marxismo, que lo
iguala y a la vez lo distingue de otras ciencias: su cientificidad
(como teoría general del proceso histórico y teoría concreta
del desarrollo capitalista que se tiene que desarrollar continuamente
para adecuarse a las necesidades del momento histórico en que actúa)
y su dinamismo (instrumento que interviene en la realidad
social que guía las transformaciones sociales con un marcado
carácter de clase).
Con
el desarrollo de la producción capitalista se crea las condiciones
para que el proletariado se constituya en clase independiente de los
intereses de la burguesía. Ello se materializa plenamente a partir
de la producción de la teoría marxista y el desarrollo de la
conciencia comunista, sentándose las bases teóricas y políticas
para la superación del régimen capitalista de producción mediante
la revolución proletaria. Pero huna cosa es lo general, y otra lo
concreto, es decir, la creación de las condiciones para que dicha
revolución se abra paso y se realice en un país determinado pues
ello depende tanto de las condiciones objetivas (el estado de
desarrollo de las contradicciones sociales en el contexto nacional e
internacional, que es ajeno a la voluntad de los individuos), como de
las condiciones subjetivas (el proceso de desarrollo de la
construcción del partido y su ligazón con el sector avanzado de la
clase obrera: la línea política adecuada a la situación
anteriormente señalada).
Tenemos
lo suficientemente claro que el elemento determinante en el proceso
de desarrollo de la construcción del partido es la práctica
teórica, que implica no solo la comprensión general de la
teoría marxista, sino sobre todo el desarrollo de la teoría
marxista, su adecuación teórica a la realidad concreta. La práctica
teórica nunca es abstracta, sino concreta, pues está orientada a
resolver los problemas teóricos y políticos que se encuentra el
movimiento revolucionario para transformar la realidad social. Dicho
en otras palabras, tiene que elaborar el concepto de la realidad
social: análisis de la formación social para aterrizar en la
coyuntura política, esto es, la síntesis de las contradicciones
existentes, la principal y las secundarias, y su determinación en la
lucha de clases. La práctica teórica además de producir el
conocimiento de la realidad social, los elementos teóricos para
comprender su estructura y las leyes que determinan su desarrollo con
el objeto de transformarla, produce los elementos ideológicos para
establecer la lucha ideológica de clase, condición necesaria para
una línea de masas correcta, es decir, adecuada a la realidad
concreta. De lo contrario estaríamos abordando una realidad social
nueva con elementos ideológicos antiguos, lo que no facilitaría la
labor política de la ideología: su contribución a la elevación de
la conciencia de clase social. La conciencia comunista (no solo la
conciencia de su finalidad, la construcción del comunismo, sino la
de proseguir la tarea de desarrollar una práctica teórica destinada
a conocer y transformar la realidad social a través de la lucha de
clases), que como se puede comprender es muy limitada en el
capitalismo, tiene que ser cultivada mediante el conocimiento teórico
de la realidad social, la influencia ideológica de una concepción
del mundo transformadora y revolucionaria, y la actividad práctica
tendente a la transformación colectiva de las condiciones de
existencia de las clases sociales. Es resultado de una actividad
consciente y, por tanto, muy limitada a las condiciones objetivas
(condiciones materiales de producir y relacionarse socialmente) y no
solo subjetiva (voluntad)
A
partir de esta reflexión, entendemos y compartimos la opinión sobre
la tarea principal de la “vanguardia” (aunque nosotros creemos
que es más acertado en estos momentos hablar de núcleos de apoyo
a la revolución) en la actual situación pues consideramos que
del desarrollo de la teoría depende, en gran medida, el objetivo
final que se persigue. En el actual contexto político de la lucha de
clases entre la burguesía y el proletariado, el conocimiento de la
realidad concreta es el aspecto principal de la contradicción como
hemos dicho anteriormente, pero no por las razones que se apuntan en
el documento, ya que creemos que los motivos de desorientación,
descomposición y atomización del movimiento comunista internacional
(más concretamente en el estado español), no es fruto del desgaste
que ha sufrido el marxismo tras el periodo de Octubre, sino al
retraso a que está sometido la teoría marxista respecto al
desarrollo de la realidad social. Sobre este retraso hay que
preguntarse ¿a qué es debido? Para ello hay que indagar en las
propias contradicciones internas a que está sometida la
teoría marxista como cualquier otra realidad.
Para
comprender esto, tenemos que partir de la concepción dialéctica de
la teoría marxista: todo proceso de desarrollo está dominado por la
lucha de contrarios. En el caso de la teoría marxista, entre la
concepción burguesa y la concepción proletaria en el desarrollo de
la sociedad capitalista, entre la posición correcta y la posición
incorrecta de la vanguardia proletaria, entre la concepción avanzada
de la vanguardia proletaria y la posición atrasada de las masas
proletarias, etc. Con ello, queremos decir que el retraso (que no
desgaste) evidente de la teoría marxista en cuanto a la producción
del conocimiento de la realidad social es fruto de las
contradicciones internas y no de las externas, como se insinúa en el
documento, cuando se afirma que ya se ha acabado el ciclo de Octubre
y es preciso iniciar uno nuevo. La producción teórica, entendida
como resultado de la práctica teórica, no puede ser
concebida como resultado de un ciclo en donde las organizaciones se
adherían de manera mecánica al proceso revolucionario por la
identificación ideológica y la concordancia política del contexto
histórico, sino a una actividad teórica institucionalizada de la
vanguardia que aspira a construir la sociedad comunista.
Para
nuestro colectivo la teoría tiene una mayor amplitud y complejidad
que la que se expone en vuestro documento, ya que ésta no puede
circunscribirse únicamente al conjunto de principios (la defensa
ideológica de la guerra popular y la dictadura del proletariado en
contraposición a la posición “táctica” del revisionismo y el
oportunismo de evolucionar el estado burgués hacia el socialismo) y
al método de actuar (la propuesta de realizar un seminario sobre la
experiencia histórica de la revolución china), sino además una
práctica teórica, esto es, una actividad situada en la
cabeza de los sujetos sociales con los instrumentos mentales que le
son propios siguiendo el curso del proceso de lo real en la dirección
de producir el conocimiento del proceso social que quiere conocer
para transformar.
Entendemos
que situarse correctamente en esta problemática es situarse
correctamente en su resolución. Entendemos la crisis de la teoría
marxista como la crisis de los distintos “marxismos”, esto es, la
aplicación del marxismo como ciencia a una determinada situación
histórica, que no son, en ningún caso, extrapolables por la ley de
la particularidad de la dialéctica. Ello no quiere decir que el
marxismo como ciencia no sea universal, sino que como teoría
universal se tiene que aplicar en su particularidad, es decir, en
cada situación histórica concreta: conocer las contradicciones
particulares de cada fase histórica del proceso general como así
ocurrió con el leninismo (desarrollo del marxismo adecuado a las
características particulares del imperialismo). El objeto de nuestra
investigación debe ser la producción del conocimiento de las causas
que imposibilita el desarrollo del marxismo en una época
históricamente determinada como paso previo para conocer las
características particulares de la actual situación del desarrollo
del capitalismo y la táctica para combatirlo. Dicho de una manera
figurativa: no basta con regar la flor, por muy bonita que sea,
cada determinado tiempo, sino que es necesario abonar el jardín de
manera continuada para que los resultados se ajusten a la finalidad
que se persigue.
El
talón de Aquiles de la “vanguardia” comunista en el Estado
español es la formación teórica, arrastrando un déficit
histórico que caracteriza su incapacidad teórica para elaborar el
concepto de la realidad social, aspecto central de la línea
política. Esta incapacidad teórica tiene sus raíces en dos causas
fundamentales: la influencia ideológica del revisionismo en los
distintos intentos de construir una alternativa al PCE y la ausencia
de una práctica teórica de estas organizaciones, que han preferido
dedicar sus esfuerzos en reforzar ideológicamente a sus bases a
través de un “marxismo” con pretensiones revolucionarias, aunque
dogmático en los hechos.
El
revisionismo español ha impuesto un modelo de construcción del
partido burocrático, adecuado a su concepción del marxismo como
instrumento ideológico para la formación y domesticación de
los militantes con el propósito de defender el “sistema de
libertades democráticas” en oposición a la visión reaccionaria
de los sectores más conservadores de la burguesía. El paradigma de
esta concepción burguesa del marxismo es el Estado neutral como
instrumento de racionalización de la economía y de la vida social
en oposición al funcionamiento depredador del mercado. En el modelo
de construcción de este tipo de partido el aspecto principal es lo
organizativo, en donde la cúpula dirigente es la encargada de
elaborar las directrices de la organización al margen de la
actividad de sus bases militantes y los intereses de la clase obrera.
Este modelo ha dominado en los distintos intentos de construir unas
alternativa política al PCE, haciéndose fuerte en los procesos de
desarrollo de dichas alternativas pues coincidían con los intereses
de sus “dirigentes”, más preocupados por mantener su posición
de privilegios que de aportar luz y sabia nueva a la
construcción del partido, en donde lo dominante debe ser el aspecto
político: la elaboración de la línea, en donde se fundamenta la
revolución a realizar. La ausencia de una práctica teórica es
fruto de una concepción de marxismo dogmático, en donde se
considera su cuerpo teórico acabado, aplicable para todo momento
histórico desde que fue elaborado por Marx y Engels.
A
partir de esta segunda reflexión, comprendemos y compartimos la
opinión de que el punto de partida de la revolución proletaria es
la vanguardia, aunque sean las masas proletarias como clase la
condición necesaria de dicha revolución: es la que la hace posible
y real mediante la lucha de clases. Pero el problema a
dilucidar en este tema es el concepto de vanguardia, más
concretamente la vanguardia en acción, porque una cosa es la
voluntad revolucionaria y otra muy distinta la acción
revolucionaria, producto de la puesta en acción de la línea
política revolucionaria pensada, elaborada y dirigida por la
vanguardia y asumida en un momento determinado por amplias masas
proletarias.
Por
vanguardia no entendemos toda acción política que toma posición
ideológica en el campo del marxismo y desarrolla su actividad en
nombre del marxismo, pues tenemos que diferenciar 1)la posición,
2)la acción, y 3)su interrelación. Para que la acción sea de
vanguardia, tanto la posición como la acción se tiene que
corresponder con los principios, método y finalidad de la teoría
marxista en el contexto de la realidad concreta, no abstracta. Por
eso es tan importante el conocimiento de la realidad social, fruto de
la investigación científica, es decir, de la práctica teórica. Se
tiene que cumplir todos los requisitos que hemos descrito, pues de lo
contrario ni la acción es revolucionaria, ni quien la dirige se
puede considerar vanguardia, porque por vanguardia entendemos la
acción revolucionaria, no la simple voluntad por transformar la
realidad social.
¿Qué
queremos decir con ello? Pues simplemente que la vanguardia es un
hecho práctico, el resultado de una acción, una práctica política
en la dirección que hemos descrito. Entendemos que no puede
considerarse vanguardia ni el revisionismo ni el oportunismo, ni
tampoco lo es el que simplemente se queda en la formalidad marxista
de quedarse en los principios (en vuestro documento se aporta dos
condiciones para formar parte de la vanguardia: 1)asimilar la
concepción del mundo más avanzada, la concepción del mundo capaz
de englobar todas los logros del pensamiento y del saber humano y 2)
formar parte de la clase, asumir el objetivo de hacer la revolución,
es decir, construir el partido comunista, fundiéndose con las masas
obreras) si no se aplica una práctica política revolucionaria.
Hay
otros elementos discutibles en vuestro documento con el que no
compartimos enteramente vuestra opinión, pero al considerarlos
secundarios en estos momentos no lo vamos a plantear, aunque lo
haremos más adelante, durante el proceso de discusión.
Estando
de acuerdo en que es necesario hacer un balance del Ciclo de Octubre,
creemos que lo es tanto como lo anterior incorporar a la tarea de
investigación el análisis de la formación social española. Para
ello, consideramos que es interesante empezar por crear las
condiciones para articular los instrumentos necesarios para tal fin.
Al menos podéis contar con nuestro colectivo. Salud
Mayo, 2011
Unión de Comunistas para
la construcción del partido