1º de Mayo:  

En lucha contra el capital,
en lucha por el comunismo

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    La celebración del 1º de Mayo sigue marcado por la ausencia del partido, lo que va a determinar el contenido de las acciones y movilizaciones que se van a realizar, que se desarrollarán bajo la dirección de la política reformista/revisionista. Tanto las reivindicaciones económicas como las políticas que encabezarán las marchas mirarán hacia el Estado burgués, solicitando que sea el garante de los intereses de la clase obrera en oposición al Mercado, postergándose el contenido revolucionario que debe caracterizar a dicha fecha como un día que se celebra la lucha por la liberación de los explotados del yugo que le impone el régimen capitalista de producción.

Por la construcción del partido

    Sin embargo, los núcleos comunistas debemos aprovechar esta ocasión para reflexionar sobre la situación política en la línea de dar pasos en la construcción del partido en la actual coyuntura política. De nada sirve hablar siempre de la necesidad de dicha tarea si no avanzamos en la dirección correcta, si no damos pasos acertados para romper la tendencia que domina y atenaza la actual situación de estancamiento político y organizativo de las fuerzas comunistas. En este sentido, debemos reflexionar sobre cuales son las contradicciones que impiden el libre desarrollo de los comunistas, el libre desarrollo de la línea política revolucionaria.

    Lo general en el proceso de liquidación de las relaciones capitalistas y la construcción de la sociedad comunista es la lucha entre la burguesía y el proletariado, siendo la contradicción principal a lo largo de todo el proceso histórico. Pero no es menos cierto que este proceso se divide en distintas etapa, cada una distinta por su propia naturaleza material y finalidad política. La primera etapa es la formada por la constitución del proletariado en clase independiente, en donde tiene mucho que ver la aparición de los comunistas y su organización en núcleos de propaganda de la teoría marxista. La segunda etapa es la formada por la constitución del proletariado en clase dominante, teniendo su inicio en la construcción del partido y en la fusión de la teoría marxista con la parte más avanzada del proletariado que actúa bajo su dirección al asumir sus directrices. La tercera etapa es la formada por la instauración de la dictadura del proletariado como paso previo a la sociedad comunista, en donde se empieza a cambiar las relaciones sociales de producción al detentar el proletariado el poder político para imprimir la marcha de los cambios revolucionarios y reprimir los intentos de la burguesía de retroceder a las relaciones del viejo orden burgués. El objetivo del proceso en su conjunto no es de liquidar físicamente a la burguesía desde el punto de vista de la propiedad privada, sino de cambiar el conjunto de relaciones sociales que constituyen la estructura económica y social que se impone a los individuos como una fuerza inexorable.

    Es evidente que en el estado español nos encontramos en la primera etapa, concretamente en la fase de construcción del partido. Pero como lo que se trata de construir no es un partido en general, sino teniendo en cuenta el desarrollo de la realidad social y el estado de la contradicción principal, debemos tener en cuenta dos aspectos: 1) la experiencia histórica de la lucha de clases, la experiencia en que se han construido los diferentes partidos en relación a los procesos revolucionarios en que se han desarrollado, 2) La situación concreta de la lucha de clases, el conocimiento de la coyuntura política a través del análisis de la formación social, con la finalidad de conocer la estructura de contradicciones que determina el desarrollo del capital, tanto a nivel nacional como internacional.  

    Este proceso de elaboración teórica (que posteriormente tendrá su continuidad política) necesita de unas mínimas condiciones, sin las cuales no se puede realizar por mucha voluntad que pongamos en el empeño. El resultado práctico de este proceso es de suma importancia puesto que va a incidir positivamente en el estado actual de los comunistas ya que va a permitir superar la fase en que se encuentra, en donde el aspecto dominante de los núcleos de apoyo a la revolución es el elemento ideológico, el convencimiento ideológico de la inevitable del socialismo, que se concreta en una inquebrantable voluntad revolucionaria, a favor de una nueva fase en donde el elemento ideológico es superado por lo teórico, el convencimiento de que el comunismo es fruto de la acción colectiva de las masas explotadas dirigida por la parte más avanzada de la clase, el partido, que asumen su papel histórico por el desarrollo de la producción material, que se concreta en una aceptación consciente de su papel histórico, de la práctica revolucionaria por la transformación de la sociedad.

Por la elevación del nivel de conciencia, por el desarrollo de la práctica teórica

    Para dar el salto cualitativo del que hablamos es necesario dominar la teoría marxista, poseer una fuerte capacidad teórica, siendo insuficiente, para ello, una férrea voluntad revolucionaria o un alto grado de compromiso ideológico, como es el que ha caracterizado hasta hora los distintos intentos bienintencionados de construir el partido. Nosotros, al menos, somos un colectivo con voluntad revolucionaria, un núcleo de apoyo a la revolución proletaria, pero todavía no tenemos la capacidad teórica para abordar la realidad de la lucha de clases desde el punto de vista de la teoría marxista. Nuestra capacidad teórica es muy débil y limitada, como la del resto de colectivo que conocemos, por diferentes motivos que hay que estudiar profundamente pero que en este documento no vamos a entrar, ya que no es su objetivo. Lo que sí queremos es apuntar la problemática para que compartir colectivamente nuestra reflexión, con el ánimo de señalar las condiciones del desarrollo de la teoría marxista, es decir, el conocimiento de la realidad concreta (un aspecto conlleva el otro).

    En este sentido, no compartimos la opinión del MAI cuando afirman en su documento Plan de reconstitución del partido comunista, que los motivos de la desorientación, descomposición y atomización de los comunistas es fruto del desgaste que ha sufrido la teoría marxista tras el período de Octubre, puesto que no permite la reconstitución ideológica del comunismo. Para nuestro entender es más acertado hablar del retraso de la teoría marxista en cuanto al desarrollo de la realidad social, puesto que dicha teoría también está expuesta a la lucha de los contrarios, a la lucha entre lo viejo y lo nuevo. Somos partidarios de enfocar la “crisis” del marxismo desde la óptica de sus contradicciones internas, y no externas como lo analiza el MAI.

    Para comprender esto, tenemos que dejar en el diván el esquematismo y el subjetivismo que caracteriza a la mayor parte de la acción de los núcleos de apoyo a la revolución, para situarnos en la senda del método marxista, en la concepción dialéctica de la teoría marxista: todo proceso de desarrollo está dominado por la lucha de los contrarios- en el caso de la teoría marxista, entre la concepción burguesa y la concepción proletaria en el desarrollo de la sociedad capitalista, entre la posición correcta y la posición errónea de la van guardia proletaria, entre la concepción avanzada de la vanguardias y la posición atrasada de las masas, etc. Con ello queremos decir que el retraso, que no desgaste, evidente de la teoría marxista en cuanto a la producción del conocimiento de la realidad social es fruto de las contradicciones internas y no externas, como se insinúa en el documento cuando se afirma que ya se ha acabado el ciclo de Octubre y es preciso iniciar uno nuevo. La producción teórica, entendida como resultado de la práctica teórica, no puede ser concebida como resultado de un ciclo en donde las organizaciones se adherían de manera mecánica al proceso revolucionario por la identificación ideológica y la concordancia política al contexto histórico, sino a una actividad teórica institucionalizada de la vanguardia que aspira a construir la sociedad comunista.

    Entendemos que situarse correctamente en esta problemática es situarse correctamente en su resolución. Entendemos la crisis de la teoría marxista como la crisis de los distintos “marxismos”, es decir, la aplicación del marxismo como teoría científica a una determinada situación histórica que no es, en ningún caso, extrapolable por la ley de la particularidad de la dialéctica. Ello no quiere decir que el marxismo, como ciencia, no sea universal, sino que como teoría universal se tiene que aplicar en su particularidad, esto es, en cada situación histórica concreta: conocimiento de las contradicciones particulares de cada fase histórica del proceso general, como así ocurrió con el leninismo (desarrollo del marxismo adecuado a las características particulares del imperialismo). El objeto de nuestra investigación debe ser la producción del conocimiento de las causas que imposibilita el desarrollo del marxismo en una época históricamente determinada como paso previo para conocer las características particulares de la actual situación del desarrollo del capitalismo y la táctica para combatirlo.

Por la reagrupación política de los comunistas, por el desarrollo de la crítica y la autocrítica 

    Lo que caracteriza a los núcleos de apoyo a la revolución es su ideología y voluntad revolucionaria. Nos une la idea de sentirnos comunistas, personas con un nivel de conciencia que ponen su voluntad y su acción política en eliminar la división en clases de la sociedad. Nos apoyamos para ello en el socialismo científico y en la experiencia histórica de la lucha de clases, poniendo nuestros esfuerzos al servicio de la lucha de clases con el objetivo de que las masas explotadas por el capital se incorporen a la tarea de instaurar nuevas relaciones de producción en la dirección de dominar socialmente las condiciones de existencia.

    Pero esta conciencia y voluntad que nos diferencia del resto de los explotados no es suficiente para la transformación social, pues en necesario conseguir que la potencialidad de la que se le supone a la voluntad se materialice en práctica revolucionaria, es decir, actúe socialmente en la dirección de crear las condiciones subjetivas para que se produzca el salto cualitativo que antes hemos señalado. La transformación de la voluntad en acto revolucionario se inscribe en un proceso en donde debe dominar el aspecto teórico sobre el ideológico en la actividad militante. Diremos que hemos logrado un éxito cuando seamos capaces de trascender las representaciones y el sistema de valores que da coherencia a nuestra práctica política en el sentido de estimular y desarrollar el conocimiento de la realidad social.

    Debemos tener en cuenta que la lucha ideológica de la burguesía y sus acólitos se sitúa en socavar las bases teóricas del socialismo científico a través de la pérdida de confianza de que se nutren los comunistas. El objetivo fundamental de la burguesía es derrotar la idea en que se sustenta la militancia revolucionaria de que la sociedad comunista es resultado y condición del proceso histórico. Esta idea general, que sintetiza la lucha por el comunismo, está extraída de la experiencia histórica, de la concepción materialista del proceso histórico, en donde se pone de manifiesto que la estructura económica es la base del orden social y que las relaciones de producción el elemento determinante del desarrollo histórico, y del análisis científico de la estructura material y funcionamiento social del capital que al agudizar la contradicción relaciones de producción/fuerzas productivas abre el camino para una nueva organización de la sociedad basado en el control social de la producción en lugar que la producción controle y someta a los agentes sociales. En este sentido, la pretensión de la burguesía es contribuir a favorecer la creencia de que el comunismo no tiene ninguna base racional y, por tanto, material, pues es fruto de una especulación ideológica, una ilusión con buenas intenciones, pero en el fondo utópico. La importancia de la práctica teórica radica en que suministra a la practica política la sustancia social para que la realidad representada como ideología tenga objetividad. 

    Es necesario para que ello se pueda desarrollar con normalidad, crear las condiciones políticas que favorezca el proceso de la práctica teórica. Para ello, es necesario impulsar la capacidad teórica individual a través del estudio e investigación colectiva, de la elaboración teórica y la difusión de la propaganda escrita y oral. Es necesario, a su vez, favorecer la capacidad política colectiva a través de la cooperación y división del trabajo. No nos sirven los esquemas y métodos que desarrollamos en la actualidad basado en la división de las fuerzas disponibles y en el engreimiento burgués de que la verdad está en nuestras filas y el error en las de los demás. Tenemos que sustituir estos esquemas y métodos de trabajo por otros que favorezcan la subordinación de lo individual a lo colectivo, que favorezca la elevación del nivel de conciencia colectivo y la disciplina consciente mediante la subordinación de la crítica a la autocrítica. De nada le sirve a la revolución muchos haciendo poco.

 

Abril, 2012

Unión de comunistas para la construcción del partido