Las prisas nunca son buenas: Sobre la teoría y la práctica (2)


Resulta muy llamativa la mala comprensión que, en nuestra opinión, suele existir entre muchos comunistas (entendiendo siempre como tales exclusivamente a quienes nos consideramos, con mayor o menor acierto, marxistas-leninistas) del asunto de las relaciones entre la teoría y la práctica, que es una clave importantísima para comprender la necesidad de reconstitución del Partido Comunista allá donde éste no existe en la realidad, esto es, operando como el cuartel general del proceso revolucionario del proletariado en pos del Comunismo, se encuentre en la fase en que dicho proceso se encuentre en cada momento, u originándolo si este no está ni en fase embrionaria siquiera.

Intelectualismo burgués, según algunos “comunistas practicistas”.

Y esa mala comprensión empieza por hablar de “la relación entre la teoría y la práctica” olvidando, como si fuera un despiste sin importancia, añadir a esa, digamos, coletilla una palabra fundamental, que da el sentido definitivo a toda esta discusión. La palabra olvidada o escamoteada con tanta frecuencia es “revolucionaria”.

Casi nadie (sobre todo cuando procede del amplio campo del revisionismo consciente o inconsciente) suele hablar de la “relación entre la teoría y la práctica REVOLUCIONARIAS“, como si bastara para justificar cualquier acción u operar como Marxista-leninista el que se base en no desvincular la teoría de la práctica social, política o económica en general con la intención o la esperanza de que sea “revolucionaria” algún día futuro.

La teoría y la práctica están vinculadas estrechamente en cualquier ciencia, sea esta de carácter de clase reaccionaria o lo sea revolucionaria. Esa vinculación es el mínimo que hace de una teoría que sea científica, en vez de meramente especulativa.

El revisionismo, con todas sus teorías supuestamente marxistas, está atiborrado de teoría y práctica estrechamente ligadas, con tal éxito que triunfó sin paliativos en aquellos Estados que pretendieron o lograron en mayor o menor medida edificar el Socialismo (labor práctica donde las haya), sustituyendo dicha construcción o tentativa de construcción por la reinstauración del Capitalismo.

Todo un alarde indudable de uso de teoría científica, por estar ligada indisolublemente a la práctica (social, en este caso), pero en vez de revolucionaria, reaccionaria y disfrazada de Marxismo-leninismo y todo apelando a la práctica, pero olvidando que la misma debe llevar necesariamente al avance hacia el Comunismo, que es lo que hace que el Marxismo sea revolucionario además de científico.

La teoría marxista-leninista es no sólo científica, ya que se elabora y desarrolla sobre la base de la práctica social, del estudio y sistematización de la práctica social, de la reproducción social, sino que es además revolucionaria, porque se basa en la práctica de la transfromación revolucionaria de la sociedad Capitalista en Comunista.

Si no es científica y revolucionaria, no se trata de teoría marxista-leninista, sencillamente, sino que se trata de puro revisionismo, destinado a erradicar la capacidad revolucionaria (práctica) de la teoría marxista-leninista, de alumbrar y orientar la labor práctica del desarrollo del proceso revolucionario hacia el Comunismo. Y será revisionismo por más que se apele a su estrecha vinculación con la práctica “en general”, sin el apellido de “revolucionaria”, tan frecuentemente olvidado de mencionar.

Por tanto, no hay excusa para escamotear o ningunear la necesidad de comenzar el proceso de reconstitución del Partido Comunista porque, al menos en todo el Estado español, no hay una sola organización autodenominada como tal que lleve a cabo ni una sola acción de dirección de proceso revolucionario alguno, ni siquiera en sus fases o elementos embrionarios, más allá de mantener actividades teóricas y prácticas de lucha política y económica impotentes para organizar esos embriones revolucionarios, lo que atañe de lleno a la “práctica” de esos pretendidos “partidos comunistas”.

Y por otro, porque la teoría con la que se orientan (ya que en toda ciencia -y el Marxismo lo es- la teoría emana de la práctica histórica, a la que expresa de manera sistematizada, y sirve para orientar la práctica constante en un proceso dialéctico en que ambas se apoyan y complementan para reproducirse en nuevos niveles, cada vez más complejos y “elevados”), mucho me temo que tampoco es revolucionaria, por lo que difícilmente puede orientar una práctica revolucionaria, con lo que ambas (teoría y práctica, muy ligadas, eso sí) entran en una relación dialéctica reaccionaria, en vez de revolucionaria.

Y eso es precisamente lo que está sucediendo en el Movimiento Comunista Español y puede que de toda Europa, devorado por las fauces del revisionismo, que despoja al marxismo-leninismo de su carácter revolucionario, al falsear sus bases teóricas y vincularlas con la práctica sobre esa nueva base falseada y reaccionaria.

Por eso debemos comenzar la reconstitución del Partido Comunista (y de todo el Movimiento Comunista que en torno a él y bajo su dirección ha de articularse) por rescatar la teoría marxista-leninista de las fauces revisionistas, mediante el desvelamiento colectivo por parte de los marxistas-leninistas de la teoría M-L revolucionaria, capaz de alumbrar la práctica revolucionaria porque de la práctica revolucionaria surgió y de ella se alimenta y justifica cada día como científica y como revolucionaria, al tiempo que alumbra y hace posible, complementándola, esa labor práctica.

Por eso es necesaria la lucha de dos líneas, la lucha ideológica contra toda desviación oportunista y revisionista, siempre de carácter burgués.

Por eso son necesarias iniciativas como este blog, por mucho que los falsos partidos comunistas (falsos porque están incapacitados por la misma base sobre la que surgieron para realizar la práctica revolucionaria) aleguen que es innecesario y que lo que determina si un Partido es o no Comunista, es su práctica y que es en ella donde hay que centrase para encontrar la práctica revolucionaria adecuada (supongo que desde la propia práctica y no alumbrada desde la verdadera teoría revolucionaria).

Ellos sí que desvinculan la teoría revolucionaria de la práctica revolucionaria, apelando a la práctica machaconamente, justificando así el no emprender la lucha ideológica previa y continuada sin descanso siempre, sin solución de continuidad, que en el estado actual del Movimiento Comunista Español se hace imprescindible para rescatar el Marxismo-leninismo como la única y verdadera teoría científica y revolucionaria, infiltrada hoy hasta extremos paralizantes de tesis revisionistas, vinculadas a prácticas sociales burguesas disfrazadas de revolucionarias.

Teoría y práctica revolucionarias unidas.

Sin teoría revolucionaria, no habrá práctica revolucionaria.

La reconstitución del Partido ha de comenzar, por tanto, por la lucha ideológica contra el revisionismo.

Que ningún comunista honesto se asuste porque crea que con ello desvinculará a la teoría revolucionaria de la práctica revolucionaria, pues la teoría revolucionaria, el Marxismo-leninismo, nació y se desarrolló (y lo sigue haciendo en la actualidad, pero el verdadero, no sus falsificaciones) desde, por y para la práctica revolucionaria, que consiste básicamente en ser capaces de transformar la realidad social, la práctica social, de capitalista en comunista bajo dirección proletaria de las masas trabajadoras. Pero no por ello, la teoría deja de ser teoría y la práctica deja de ser práctica. Siguen siendo diferentes, revolucionarias y dialécticamente unidas. No se pueden reducir a sólo o eminentemente práctica, lo que equivale a anular la importancia y el papel de la teoría científica y revolucionaria. Y eso, estimamos que es una maniobra propia del revisionismo, destinada, se quiera o no, a despojar en los hechos al Marxismo-leninismo de su capacidad revolucionaria.