¡Viva la Guerra Popular en India!

 

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Desde hace varias décadas tiene lugar en India una Guerra Popular de masas. La revolución está dirigida por un partido revolucionario de nuevo tipo, el Partido Comunista de India (Maoísta) –PCI(M). Este proceso revolucionario, en la perspectiva de vanguardia del comunismo, debe ser apoyado por todos los revolucionarios y progresistas del mundo, y, por supuesto, por la vanguardia proletaria internacional, por lo que desde el MAI hemos decidido sumar nuestro apoyo a la campaña Semana internacional de apoyo a la guerra popular en la India, que se desarrolla entre los días 2 y 9 de abril de este año.

            Y es que la pujanza del proceso revolucionario dirigido por el PCI(M), que en los últimos años ha aumentado espectacularmente su influencia entre las masas indias, a la par que ha multiplicado la capacidad operativa del Ejército Guerrillero Popular de Liberación, es una muestra radiante de la contemporaneidad de la Revolución Proletaria Mundial (RPM) y de la vigencia de sus objetivos.

            De este modo, desde el punto de vista de las masas y de la propaganda entre ellas, la revolución india es un excelente argumento para combatir el discurso burgués sobre la caducidad de la revolución proletaria y de los instrumentos de que la ha dotado el marxismo. Es así un elemento importante en el cometido de crear una opinión pública comunista, que familiarice a esferas de la clase, más amplias que sobre las que ahora tenemos capacidad objetiva de incidencia efectiva, con el discurso y el enfoque del proletariado revolucionario. Será éste un trabajo del que recogeremos los frutos más adelante, cuando el proceso de reconstitución del Partido Comunista esté más avanzado.

            Asimismo, desde la perspectiva de la vanguardia, nos brinda a los comunistas revolucionarios contundentes armas para combatir al revisionismo, principal enemigo de la revolución, y en defensa de la línea roja revolucionaria, aquella que es capaz de unir coherentemente los requisitos sobre el carácter de clase proletario de la revolución contemporánea y sus métodos y formas de organización, fundamentalmente el partido revolucionario de nuevo tipo, con la violencia revolucionaria de las masas y la dictadura de éstas, esto es, con la Guerra Popular y el Nuevo Poder.

            Así, de forma brillante, los camaradas indios muestran la profunda verdad de que el primer y más importante elemento del internacionalismo proletario es la preparación y ejecución de la revolución en el propio país, que ello es la mejor garantía de fortaleza e impulso para otros procesos revolucionarios en marcha o en gestación. Ésta es una verdad sobre la que algunos maoístas del Estado español deberían reflexionar detenidamente, pues en las últimas décadas se ha convertido en una cierta costumbre en este espectro político el organizarse como comité de apoyo, intentando actuar como caja de resonancia de procesos revolucionarios foráneos, con reducido eco y también con escasa incidencia, y sensibilidad, para con la lucha de dos líneas contra las manifestaciones domésticas del revisionismo. Por ello, no es que nosotros neguemos el deber y la necesidad del apoyo a la revolución en el exterior y la denuncia de la sanguinaria represión reaccionaria (como en el caso de la vasta operación militar contrainsurgente, promovida por el Estado indio y apoyada por el imperialismo, Cacería Verde, que los naxalitas están enfrentando exitosamente), pero estamos convencidos de que el mejor servicio que podemos hacer a los camaradas extranjeros y a la RPM es concentrar las menguadas fuerzas de la vanguardia en la lucha contra el revisionismo y en perseverar en la Línea de Reconstitución del comunismo para la Guerra Popular.

            Por otro lado, debemos prevenirnos contra todo triunfalismo y contra la autocomplacencia en la que muchos maoístas parecen instalados. Aunque la revolución india es objetivamente un hito en la historia de la lucha de clases de nuestra época y una gran esperanza para todos los oprimidos del mundo, no es menos cierto que procesos que parecían tanto o más pujantes en su momento, como Nepal, han sido vergonzosa y traidoramente liquidados por el revisionismo. Esto, junto a las posiciones de, por ejemplo, la Línea Oportunista de Derecha peruana, el Partido Comunista Revolucionario de Estados Unidos y el Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista, todos ellos autodenominados maoístas, hacen que no nos sea posible sostener, como hacen los promotores de esta Semana de solidaridad internacional, que “el maoísmo pasa a liderar la nueva ola de la revolución mundial”. El maoísmo es la expresión más alta de la teoría revolucionaria durante el Ciclo de Octubre, pero los ejemplos anteriores muestran la falsedad de la idea de un maoísmo monolítico, garantía automática de éxito revolucionario, y la realidad de que el revisionismo también es capaz de vestir sus ropajes. Esto debería ser suficiente para que los maoístas honestos, aquellos que con su heroica lucha han mantenido enhiesta la roja bandera de la revolución en estos tiempos oscuros, se replanteen la vital problemática de la teoría revolucionaria participando activamente en el Balance general de la experiencia del Ciclo revolucionario de Octubre.

            Porque si bien, como decimos, el maoísmo es el mejor hijo de la revolución proletaria del siglo XX, y una buena base para acometer ese Balance, tarea universal que todos los revolucionarios del mundo tenemos pendiente, no es menos cierto que bebe de muchas de las mismas bases que otras corrientes que durante el pasado Ciclo se reclamaron del proletariado revolucionario. Los ejemplos que citamos más arriba son una contundente expresión de estas limitaciones, a lo que se puede añadir que el maoísmo sólo ha conseguido armar el inicio de procesos revolucionarios de masas en países oprimidos y semifeudales (algo que también debería dar pie a la reflexión de los maoístas honestos de los países imperialistas), y en ninguno de ellos ha alcanzado aún a conquistar el poder en todo el país. Es decir, a pesar de la indudable gesta que ello supone, y más en estos tiempos de apostasía generalizada, los procesos revolucionarios dirigidos por maoístas aún no han alcanzado el estadio de máximo desarrollo a que llegó la RPM durante el pasado Ciclo, y es muy probable que, a medida que se acerquen a él, vayan pesando más los problemas seculares no resueltos que arrastra el movimiento revolucionario. De ahí la importancia del Balance del Ciclo, y de ahí que junto a nuestro entusiasmo y apoyo para la revolución india consideremos un deber fraternal necesario añadir estas reflexiones.

            Así pues, también consideramos un deber internacionalista el estudio de la experiencia india, patrimonio de todos los pueblos y revolucionarios del mundo, así como la denuncia de la autocomplacencia y la vigilancia revolucionaria, en la confianza de que la resolución de las tareas ideológicas que el cierre del pasado Ciclo nos impone necesariamente, nos fortalecerá a todos los revolucionarios del mundo, asegurando que la revolución india no es la última página gloriosa de un capítulo ya cerrado de la historia de la RPM , sino la primera página roja de un nuevo Ciclo revolucionario que anuncia un brillante porvenir para el proletariado y los pueblos del mundo.

 

 

¡Apoyar la Guerra Popular en India!
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Por la reconstitución ideológica y política del comunismo!
¡Viva la Revolución Proletaria Mundial!

 

Movimiento Anti-Imperialista
Estado español, Abril 2011