Sobre la Nueva Variedad de Oportunismo


Con el derrumbe del socialim-perialismo ruso, los apologistas del imperialismo declararon el “fin de la historia”, inauguraron el “nuevo orden mundial” y decretaron la “muerte del comunismo”. El “fin de la historia” y el “nuevo orden mundial” significaron, no otra cosa, que una nueva ola de expansión del capitalismo imperialista, que en estos tiempos ha paliado sus crisis temporal-mente intensificando y extendiendo la explotación en todo el orbe y avasallando especialmente a los pueblos de la antigua Unión Soviética primero, los llamados tigres asiáticos luego y ahora los países del sur de Asia y China.

Las consecuencias de la supervivencia del imperialismo han sido, según el Informe Político de la VI Asamblea de la Unión: “Riqueza a manos llenas en el polo minoritario y privilegiado de la sociedad, y extensión de la miseria en la mayoría de la población mundial sometida al régimen de la explotación asalariada -en cumplimiento inexorable de la ley absoluta de la acumulación capitalista descubierta por Marx- y vivo reflejo en el terreno social del mayor grado de agudización de la contradicción fundamental -decisiva en el trecho de vida que le resta al capitalismo imperialista. Y ‘cuanto más se desarrolla esta contradicción más fácil es encontrarle una salida', la única salida que tiene: abolir la apropiación privada y devolver, a toda la sociedad la propiedad sobre toda la producción social.”

Por su parte, de las escasas y dispersas fuerzas del proletariado consciente que quedaron de la crisis, producto de las derrotas en Rusia a finales de los cincuenta y en China en 1976, se erigieron las bases para un nuevo avance del movimiento obrero con la fundación del Movimiento Revolucionario Internacionalista en 1984, cuya roja bandera fue izada poderosa en los Andes peruanos, en las selvas filipinas, en los montes de Turquía y Kurdistan, en la India y en la cima del mundo, en los montes Himalayas. El marxismo, ahora marxismo leninismo maoísmo, conquistaba nuevamente su derecho a existir erigiéndose en la única teoría revolucionaria: ¡el falso comunismo había muerto, el comunismo verdadero estaba vivo!

En realidad, el derrumbe del socialimperialismo sólo desplazó la contradicción interimperialista para darle paso a la contradicción entre el proletariado y la burguesía en la arena mundial. “Estamos en el inicio de una nueva fase: el proletariado y la burguesía se enfrentan cara a cara. El capital y el trabajo, develados ya todos los ropajes, ocupan el puesto principal en el escenario de la historia.

“Por primera vez en toda la larga agonía del capitalismo se presenta como principal, por su extensión y su agudeza, la contradicción entre el proletariado y la burguesía.

“Y si tenemos en cuenta que la contradicción proletariado burguesía es la que mejor representa, de una manera más concentrada, la contradicción entre el carácter social de la producción y la apropiación privada, tenemos que concluir que su influencia en todas las otras contradicciones es especial: las agudiza, no las atenúa." Así manifestaba la revista Contradicción su comprensión de la correlación de las contradicciones del imperialismo en febrero de 1992.

Hoy se puede ver, cómo la contradicción entre el proletariado y la burguesía mundiales, ha despertado unas gigantescas fuerzas sociales empujando espontáneamente a la clase de los proletarios a cumplir su misión de sepultar con su revolución la explotación asalariada del trabajo. Las huelgas y gigantescas manifestaciones obreras en las metrópolis, y los levantamientos sistemáticos de las masas obreras y campesinas en los países oprimidos, que llegan incluso a transformarse en guerras populares, son la demostración de esa tendencia, a la cual sólo le hace falta, en general, el ingrediente de la conciencia comunista que organice sus fuerzas, amplíe sus horizontes y determine con toda exactitud su blanco de ataque. Millones de seres han sido despertados a la lucha y colocados ante problemas decisivos y necesitan aprender de su propia experiencia y extender su movimiento a una masa más amplia y de un modo más seguro, más consciente y mejor organizado.

Es precisamente, ese poderoso movimiento social mundial y sus urgencias los que han hecho surgir el prachandismo, como necesidad burguesa de oponerse a la tendencia revolucionaria actual, para desviarla y aplazar así la derrota definitiva del capitalismo imperialista. No es entonces una casualidad que el prachandismo se convierta ahora en el principal estorbo en el camino del proletariado internacional y en el soporte más firme del imperialismo agonizante. Y no sólo porque haya sido el artífice de la traición en Nepal, sino además porque ha condenado al MRI y su Comité a desaparecer como centro de dirección del Movimiento Comunista Internacional.

No es causal tampoco que el viejo liberalismo socialdemócrata, interiormente podrido, intente renacer bajo la forma de “Socialismo del Siglo XXI”, retomando las viejas teorías kautskyanas del ultraimperialismo, ahora presentadas en el moderno empaque del “Imperio” de Negri y Hartd, cuya versión prachandista, en el seno de los comunistas, es el “Estado globalizado del imperialismo estadounidense”; y presentando las viejas y podridas panaceas de la democracia burguesa ahora sazonadas con el nombre de la “multitud” o “democracia del siglo XXI” en su versión prachandista.

Al agudizarse la contradicción entre el proletariado y la burguesía justo ahora en medio de la descomposición y agonía del modo de producción capitalista, la burguesía, obligada a defender sus intereses, intenta nuevamente hacer renacer sus viejas teorías, bajo una nueva forma de oportunismo, ahora con ropaje de “maoísmo”. No se trata de un problema de mala fe de gentes corrompidas, o un asunto puramente casual, como creen algunos compañeros. Todo cambio en la situación económica, política y social se refleja en la interpretación que hacen los representantes intelectuales de las clases, de donde derivan sus banderas y consignas de lucha. Pero además, “la dialéctica de la historia es tal, dice Lenin, que el triunfo teórico del marxismo obliga a sus enemigos a disfrazarse de marxistas”.

Y si nos atenemos a la sentencia científica de Lenin, para quien “la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo”, tenemos que admitir que la lucha ideológica de los marxistas leninistas maoístas contra el oportunismo prachandista hace parte de la preparación del proletariado para los combates venideros por el triunfo definitivo de su causa.

De ahí que para el proletariado revolucionario no sea posible evadir la lucha y eludir este combate con frases; por el contrario, esta verdadera amenaza que se cierne sobre la revolución proletaria mundial exige la más firme cohesión y unidad de los auténticos comunistas en el combate contra el prachandismo para salvaguardar los fundamentos teóricos de la ciencia de la revolución, que le permitan su verdadera unidad en la Internacional Comunista de nuevo tipo a fin de llevar a los millones de seres que han despertado a la lucha, a la conquista del socialismo y el comunismo en toda la tierra.

 
Revolución Obera Nº 212
5-11 de Marzo de 2007