¡Abajo el centrismo!
¡Viva el
internacionalismo proletario!
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En las últimas semanas, el Comité Proletario
Internacionalista (CPI) y los camaradas del colectivo Odio de Clase (ODC) han
sufrido una serie de graves ataques por parte de las fuerzas de la línea
centrista en Europa y el Estado español, y que se reclaman del maoísmo. En
nuestra opinión, como ya decíamos en nuestra intervención en
Las premisas internacionalistas de la
actividad comunista y la última controversia
Un deber inexcusable que impone el carácter
internacionalista del marxismo es la obligación de la atención, el
posicionamiento y el apoyo respecto a lo que ocurre en otras partes del globo
en el proceso de
Sin embargo, el marxismo siempre ha
tenido vocación universal, por lo que uno de los deberes que impone el
internacionalismo es la atención a todas las problemáticas internacionales de
Sentado el verdadero carácter del
internacionalismo, opuesto totalmente a la miope estrechez dominante entre la
vanguardia, pasemos a tratar una de las controversias internacionales que se ha
desatado en los últimos tiempos y que tiene por escenario el Estado español y
el carácter del apoyo internacionalista a la revolución en India, aunque su
epicentro sigue estando en el Himalaya, y en el devastador terremoto que para
el sector más avanzado del MCI supuso la traición prachandista, cuyos ecos aún
reverberan entre los distintos destacamentos comunistas de avanzada,
especialmente en el seno del campo maoísta.
El pasado julio se constituía en el
Estado español, de la mano de diferentes grupos, el CPI. Desde entonces, ha
iniciado su rodar, con acciones de propaganda y la traducción y difusión de
importantes documentos del Partido Comunista de India(Maoísta) –PCI(M). Es de
notar la heterogeneidad de sus integrantes, no exclusivamente maoístas, como
muestra nuestra presencia y la de otros camaradas, lo que no ha impedido que
una de las señas de identidad del proyecto, espoleado por la terrible
experiencia de la traición en Nepal, sea la oposición frontal al revisionismo
prachandista, y la negativa a que se limite a ser un proyecto seguidista, que
se circunscriba a ser eco de lo que sucede en India. Creemos que el proyecto va
enrumbado por el correcto camino internacionalista, lo que impone, tanto el
apoyo y el aprendizaje para entresacar lo que de universal hay en la particular
experiencia revolucionaria india, como la vigilancia revolucionaria, atenta a
posibles desviaciones y que sirva como plataforma de refuerzo a la línea roja
en la inevitable lucha de líneas en el seno del PCI(M).
Sin embargo, cuando el organismo
apenas ha empezado a andar, sin tiempo aún para que haya un bagaje de actividad
suficiente, el CPI y, significativamente, el colectivo ODC, principal promotor
del organismo, han sufrido un aluvión de ataques y críticas provenientes de
organizaciones maoístas de Europa y del Estado español. Estos ataques han
tenido lugar a finales del pasado septiembre, aunque se han vuelto a reeditar
durante este octubre. Como decimos, los protagonistas del ataque son destacados
grupos de lo que podríamos denominar corriente centrista del maoísmo y del MCI:
Correo Vermello en el Estado español y el Partido Comunista Maoísta de Italia (PCMI)
desde Europa. Al menos en el primer caso, la actividad de este grupo se limita
a ser sucursal de esta corriente centrista y de la resurrección acrítica del,
liquidado por el oportunismo, Movimiento Revolucionario Internacionalista
(MRI).
Algunas características universales del
centrismo
Antes de tratar algunos de los argumentos de estos
ataques, conviene abundar en la caracterización del centrismo, pues precisamente
en su último ataque a ODC los señores de Correo Vermello, no sabemos si
ostentando su ignorancia o intentando despistar al auditorio, decían “Cuando
todos los comunistas revolucionarios tenemos claro que el principal enemigo es
el revisionismo, en sus dos formas (Liquidador y Dogmatico) este colectivo
[ODC], descubre como peligro principal el
CENTRISMO y bajo esta etiqueta califica a todos aquellos que no comparten sus
`correctos análisis metafísicos’[sic]”. Es decir, los gallegos insinúan que
la lucha contra el centrismo es una ocurrencia de los camaradas de ODC, ajena a
la tradición del MCI.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Echemos un
somero vistazo al Primer Congreso de
“Desde el comienzo de la guerra, el
‘Centro’ (…) se puso a predicar la ‘amnistía recíproca’ con respecto a los
jefes de los partidos social-patriotas de Alemania y Austria, de un lado, de
Francia y de Inglaterra, del otro. El ‘Centro’ preconiza esta amnistía aún hoy,
después de la guerra, impidiendo así a los obreros formarse una idea clara
sobre las causas del hundimiento de
Un párrafo, si se nos permite el
comentario, que casi parece escrito para adaptarse perfectamente a la actitud
de los actuales centristas respecto al PCNU(m), al que gustarían “amnistiar”
por gracia de esa supuesta “fracción roja” que dicen hay en su seno, “fracción”
que ha permanecido en el partido en cada una de las repetidas ocasiones en que
éste ha cometido traición flagrante a la causa de
Frente a este centrismo la
prescripción del comunismo revolucionario siempre ha sido clara:
“La ruptura organizativa con el
‘Centro’ es una necesidad histórica absoluta. La tarea de los comunistas de
cada país es determinar el momento de esa ruptura según la etapa que haya
alcanzado allí el movimiento.”[3]
Más aún, en el Segundo Congreso de
“Los partidos deseosos de pertenecer
a
Nótese que estamos hablando de las 21 condiciones, las tesis políticas que
resumen la experiencia de lucha bolchevique y que darán lugar al nacimiento de
los partidos comunistas y del MCI como realidad tangible, un documento
fundacional de la máxima importancia, cuyo valor es imposible disminuir, y que
dedica un buen espacio a la denuncia y lucha del centrismo.
Y es normal, pues la característica
del centrismo es esa conciliación de los revolucionarios con los oportunistas,
la subordinación de los primeros a los segundos, el enterramiento de la teoría
y la política revolucionarias en el magma amorfo del liberalismo y la falta de
firmeza en los principios. Precisamente, y en especial en los momentos en los
que el movimiento revolucionario, tras décadas de permanecer larvado en el seno
de un movimiento más amplio y menos definido (como necesariamente sucedía hace
noventa años), o tras décadas de profunda crisis, dispersión y confusión (como
ocurre ahora), pugna por independizarse, por adoptar unos contornos y un perfil
definido que puedan prestarse a desarrollar en aras de
“Todo vale” contra la izquierda
Caracterizados los ataques contra el
CPI y contra los camaradas de ODC como una maniobra del centrismo en contra de
la izquierda del MCI, haremos breve comentario de lo que nos atañe
particularmente como MAI, siguiendo el documento de los italianos, que recitan
las mismas posiciones que antes habían expresado los gallegos. A estos últimos
no nos volveremos a referir, pues sus documentos carecen de ningún valor
ideológico o político. Sirva de muestra su primer ataque contra los camaradas
de ODC (¡Denunciar el oportunismo del
colectivo Odio de Clase! del 28 de septiembre de este año), donde, tras
proclamar solemnemente que se van a centrar en la crítica de los “aspectos
políticos” de la actuación de ODC sin “facilitar datos que puedan servir a los
servicios de información de la burguesía”, pasan a continuación a una retahíla
de chismorreos y dimes y diretes sin ningún valor político, para al final, como
colofón, dar datos sobre el periplo de un camarada de ODC y su anterior
actividad política, datos que no tienen ninguna utilidad ni valor en la
controversia política en curso, aunque sí puedan ser útiles a los perros de la
burguesía. Pero en fin, así es esta gente, y nosotros nos negamos a acompañarles
por el fango ni un solo minuto.
Respecto a nosotros, el PCMI repite
el mantra aprendido de los gallegos: “(…) el
MAI, que considera el maoísmo superado (…)”, lo que denota, evidentemente,
que no se han molestado en estudiar alguno de nuestros documentos y que actúan
efectivamente como la artillería pesada de los gallegos en su lucha contra la
izquierda del movimiento comunista en el Estado español. No es éste el lugar
donde extendernos en nuestra posición respecto al maoísmo[5], pero
desde luego que no es reducible a tan burdo resumen. Para nosotros, lejos de
estas insinuaciones, el maoísmo es, a día de hoy, el único discurso revolucionario
articulado con incidencia real en el
mundo, sin embargo, y aquí empiezan nuestras reservas, tal y como está
articulado aún no ha sido capaz de culminar una revolución con la conquista
total del poder y, menos aún, llegar al máximo estadio que alcanzó el anterior
Ciclo revolucionario. Además, en los países imperialistas, desde hace más de
treinta años, se muestra incapaz de articularse como referente para un sector
más o menos amplio de la vanguardia, algo que no nos extraña cuando, amén del
desgaste objetivo de la teoría revolucionaria, vemos que sus representantes son
gentes como el PCMI o Correo Vermello. Todo esto son consideraciones que tienen
su origen en la práctica, inapelables con sólo echar un vistazo alrededor. Por
eso planteamos la necesidad de un Balance integral de la experiencia de
Tratado este asunto que nos atañe
exclusivamente como MAI, pasemos someramente a ver algunos de los argumentos
que se esgrimen contra el CPI. Aunque corresponde a este organismo dar la
respuesta oficial a estos ataques, como MAI también vamos a posicionarnos
respecto a algunas cuestiones, con el afán de demostrar que el ataque de los
italianos no sólo es absolutamente destructivo, sino que carece de base, y
parte de prefiguración apriorística de lo que es el CPI en los deseos de los
italianos, y de su aislada sucursal gallega, no de lo que aquél es realmente.
Como se sabe, uno de los principios
maoístas en el tratamiento de las contradicciones se basa en
Esto se ve claramente cuando se analiza y critica una
Declaración de poco más de dos páginas de un organismo que tiene apenas un par
de meses de vida, como si fuera la crítica de un largo trabajo político. Siendo
así, no se puede acabar en otro lugar que no sea la banalidad y, dicho sea de
paso, el más absoluto descrédito. Un par de muestras; dicen los italianos: “Es verdad que el PCI(maoísta) y
Algunas cuestiones
concretas del ataque al CPI
Mucho se podría criticar del documento de los
italianos, desde la concepción indefinida y ecléctica que se entreve de
Como decimos, mucho se podría hablar, pero para no
hacer innecesariamente largo este posicionamiento, trataremos fundamentalmente
dos cuestiones. En primer lugar, la cuestión de los compromisos. Es cierto que
el PCI(M) no reniega de la posibilidad de acuerdos y negociaciones con el viejo
Estado, como es igualmente cierto que ha condenado el liquidacionismo del
PCNU(m). Los italianos, fieles a su eclecticismo centrista, marcan estas dos
cuestiones, pero ellos no se definen, y simplemente señalan “es cierto que el PCI(M) crítica la línea y
la práctica de los acuerdos y negociaciones de paz aplicada por al PCN-U(m),
pero no sobre la base de declaraciones de principios o imperativos absolutos [sic]”. Para contextualizar, debemos recordar
que esta posición viene de la principal organización promotora del nefasto Comunicado de este 1º de Mayo, en que se
define la liquidación de la guerra popular y los acuerdos de paz “como un
avance para la revolución”. Así pues, les preguntamos con toda rotundidad a los
italianos, ¿no es un “imperativo absoluto” –nosotros preferimos decir
principio— del marxismo que la revolución se consuma mediante la destrucción
violenta del viejo aparato del Estado? ¿Es posible implantar el socialismo a
base de negociaciones y mediante reformas desde el viejo aparato del Estado,
como pomposamente declaraba el PCNU(m) hace poco? El marxismo dice rotundamente
que no, aunque viendo el embrollo caricaturesco de la crítica italiana y su
“flexibilidad táctica” la cosa ya no queda tan clara.
Es cierto que los italianos consiguieron arrastrar al
PCI(M) a la firma de ese comunicado, pero eso no convierte en justo lo injusto,
sino que más bien ha tenido la virtud de recordarle a la izquierda del MCI la
sencilla verdad dialéctica, resultante de ese famoso uno se divide en dos, de que todo partido comunista está atravesado
por la lucha de dos líneas, expresión en su seno de la lucha de clases que
estremece la sociedad, que es una lucha continua, a veces soterrada, a veces
abierta, pero permanente. Por eso, no estamos de acuerdo con algunos camaradas
maoístas que centran la explicación de la participación del PCI(M) en ese
oprobioso comunicado como fruto de los manejos y las malas artes de agentes
externos, como pueden ser los italianos del PCMI, sino que esa participación es
la expresión de la lucha de dos líneas que está atravesando, con toda
seguridad, no sabemos a qué nivel de enconamiento, al propio PCI(M). Es ir
contra la dialéctica explicar la firma de los naxalitas exclusivamente por
factores externos, sino que éstos, las malas artes del centrismo internacional,
se han manifestado a través de un sector del Partido indio que, inevitablemente,
no quiere cerrar la puerta a darle una solución “a la nepalesa” a su propia
guerra popular. Esto es algo absolutamente coherente con el marxismo y que no
debería escandalizar a ningún revolucionario. El problema no es que exista la
lucha de líneas, todo lo contrario, pues el Partido se fortalece y desarrolla a
través de su despliegue; el problema en todo caso es negarla o manejarla
incorrectamente, que es lo que más espacios va a conceder al revisionismo, como
nos enseña la experiencia de
Ello nos lleva a la cuestión de “reflejar” la línea
política del PCI(M), como parecen exigir los italianos al CPI. Y no se trata de
reflejar ampliamente en una Línea
General común a todo el MCI, como es imperativo del internacionalismo
proletario, sino de seguir al PCI(M) en cada posicionamiento concreto y paso
táctico, como demuestran en su caricatura “crítica” enfrentando frases de
similar significado porque no se ciñen palabra por palabra a las del PCI(M). De
ello se deduce una posición seguidista, de apoyo externo y simple “reflejo” en
una realidad y un contexto muy diferente. Ese tipo de apoyo, rígido y
seguidista, es la otra cara de la moneda del desenfrenado liberalismo, donde,
como hemos visto, no se sabe qué son principios y qué es su aplicación táctica.
“Dejar hacer” y “seguir rígidamente” son dos aspectos de la misma actitud que
sólo puede acabar desembocando en las nefastas teorías de los marcos de actuación (teoría revisionista
y nacionalista que defiende por ejemplo Correo Vermello) y de las vías nacionales al socialismo. Reflejar
rígida y dogmáticamente la línea que se implementa en otros lugares, cuyas
posiciones son inaplicables en mi propio marco
por mor de las “condiciones concretas”, concepto que se estira para ir más allá
de las lógicas diferencias que nos encontraremos en un país imperialista frente
a un país oprimido, convirtiendo
Frente a ello, el verdadero internacionalismo parte de
No obstante, hay que decir que el ataque del PCMI
porque el CPI fuera “ecléctico” y no se compusiera únicamente de
autoproclamados MLM, viene complementado por la crítica a un supuesto
“extremismo infantil esquemático” que restaría el apoyo de sectores no
abiertamente comunistas o maoístas. Con esta crítica, los italianos acaban,
como bien han señalado algunos camaradas, de convertir el internacionalismo en
un galimatías: ya no sabemos si hay
que “reflejar” una línea que es punto de deslinde, si esa línea no
necesariamente sirve a ese deslinde (los italianos pasan de decir la obviedad
de que apoyar una genuina revolución es un punto de deslinde con el oportunismo
a, en su peculiar estilo, decir que no necesariamente); o si el apoyo debe
partir y ser organizado exclusivamente por los MLM o ser más amplio para
incluir a gentes fuera del MCI. Vemos en la práctica el mismo eclecticismo y
los mismos bruscos balanceos del dogmatismo más sectario al liberalismo más
difuso que se pueden apreciar en la concepción teórica del internacionalismo
que subyace en el documento del PCMI. ¿Con esta claridad y definición se
pretende construir un movimiento internacionalista?
La confusión se extiende incluso a la comprensión del
devenir del proceso histórico de
Sin embargo, ya al principio de su documento los
italianos confiesan cuál es el verdadero pecado del CPI, que no es otro que “(…) no tomar en cuenta las posiciones
reales y el contexto político actual en el que se desarrolla este apoyo (…)”
a la revolución en India. Es decir, el problema es no hacerlo bajo la dirección
del centrismo y del PCMI. A partir de ahí, todo vale, tanto una cosa como su
contraria, para intentar desprestigiar a quien ha cometido el terrible pecado
buscar un internacionalismo libre de las servidumbres y de la unidad con el
revisionismo que impone el centrismo, hegemónico, a través de PCMI, en el
Comité Internacional de Apoyo a
Contra el eclecticismo y el
confusionismo: por un debate en torno a
En fin, los italianos nos han servido en apenas tres
páginas todo el cóctel ecléctico y confusionista del centrismo, además de una
actitud destructiva que a los únicos que pone en evidencia y desacredita es a
ellos mismos. Demuestran que son, objetivamente, un obstáculo para el
desarrollo de la izquierda del MCI y que se deben combatir sus posiciones desde
todos los ángulos.
Por nuestra parte, seguiremos intentando contribuir a
este combate y saludamos la iniciativa de sacar adelante un debate en torno al
conjunto de
Noviembre de 2011
[1] “Todos los pequeños burgueses y todos los patanes sandios e ignorantes razonan exactamente igual que los renegados –kautskianos, lonquetistas, Turati y Cía.—, o sea: el enemigo está en mi país, lo demás no me importa. (…) No debo razonar desde el punto de vista de ‘mi’ país (porque ésta es la manera de razonar del pequeño burgués nacionalista, desgraciado cretino que no comprende que es un juguete en manos de la burguesía imperialista), sino desde el punto de vista de mi participación en la preparación, propaganda y acercamiento de la revolución proletaria mundial.” LENIN, V. I.: “La revolución proletaria y el renegado Kautsky.” Obras Escogidas. Progreso. Moscú, 1977, tomo IX, págs. 59 y 60.
[2] Los cuatro primeros congresos de
[3] Ibídem.
[4] Ibid., pág. 144.
[5] A
este respecto remitimos al lector a nuestros documentos: “Algunas consideraciones
sobre el maoísmo” en El Martinete,
número 21, septiembre de 2008, “Carta a
[6] PCMI:
A propósito de