Crisis y reconstitución comunista


Nos acercamos al sexto año de crisis económica y ¿Qué puede esperar la clase obrera? Solo dos cosas: o bien que la recesión se alargue toda una década y más allá, o que lentamente comience el tan ansiado crecimiento económico, que solo significará consolidar peores condiciones de trabajo. Efectivamente, como recientemente afirmaba José Carlos Francisco, presidente de la CEOE de Tenerife, “Gracias a la crisis trabajamos más por el mismo precio”.

Es de agradecer que la burguesía de deshaga de vez en cuando de eufemismos como democracia, flexibilidad laboral, voluntad de acuerdos y hablen claro: Estamos ganando en la lucha de clases.

Después de que nuestra clase se lanzara al mayor intento de emancipación de la humanidad que fue el Ciclo de Octubre, la derrota temporal deja expédito el campo para la actual orgía neoliberal: la vieja clase reaccionaria está de vuelta tras sacarle brillo a su rancia ideología: esfuerzo personal, sobriedad, mano dura, nosotros somos los creadores de riqueza… Toda esta ponzoña campa a sus anchas, a pesar de hundir al mundo en más miseria día a día.

¿Dónde deja todo esto a los comunistas? La derrota histórica debería aprovecharse como fuente de enseñanzas, porque los ejércitos derrotados aprenden mejor, desgraciadamente, el revisionismo, hegemónico en el Movimiento Comunista Internacional (MCI) sigue cegando a los militantes honestos aplicando una y otra vez las mismas tácticas que en un contexto histórico concreto funcionaron. Su línea de acumulación de fuerzas les ha proporcionado los resultados que cabría esperar: ninguno. Incluso han sido superados en la organización de movimientos parciales por las masas, que realizan el programa reformista del revisionismo por sí mismas. Desgraciadamente, el movimiento espontáneo se desarticula tan rápido como el capital ejerza su política del palo y la zanahoria. Así, por un lado el gobierno imputa a los participantes en escraches y los tilda de terroristas y, por otro lado, ceden algunos pisos en alquiler social para que los desahuciados tengan algo que esperar del estado burgués. Esto es lo más lejos que podría llegar el revisionismo, pero ya, ni siquiera eso.

Esto no es de extrañar, puesto que a día de hoy no existe un proyecto político que identifique efectivamente al capitalismo y todas sus manifestaciones como el enemigo a abatir. La creación de este proyecto es la tarea principal de la vanguardia, mediante el balance de la experiencia revolucionaria: éste es el contenido de la reconstitución ideológica del comunismo. Esta tarea es inseparable de la reconstitución política, el establecimiento de vínculos orgánicos cada vez más amplios con distintos sectores de las masas construyendo el movimiento político revolucionario de la clase: el Partido Comunista.

La concepción del principal instrumento del proletariado revolucionario, el Partido Comunista, es diferente a la que comparte todo el espectro del revisionismo. Según ellos solo se trata de fusionarse inmediatamente con las masas para dirigir sus luchas por mejoras económicas a la espera del estallido de la crisis revolucionaria, en lugar de ser este movimiento el que la provoque. La "crisis revolucionaria" que espera el revisionismo no se sabe cuándo llegará, pero llegará, hasta tal punto que desde el esquema político revisionista la revolución se muestra como el regreso de Cristo para los cristianos: Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora. Ésta es la impotencia a la que el revisionismo condena a la clase obrera. Por el contrario, el Partido Comunista, una vez reconstituido, debe ser el que fuerce la crisis política revolucionaria, pues, como ahora vemos claro, el capitalismo vive en una crisis constante.

Por tanto, la primera tarea de los comunistas debe ser derrotar al revisionismo, que solo sabe desprestigiar el Marxismo-Leninismo y quemar militantes ante su incapacidad (lo que es la función, por otra parte, del revisionismo: evitar la revolución a toda costa).

La reconstitución ideológica y política del comunismo es la gran tarea de nuestra época: la edificación del movimiento autoconsciente de la clase obrera hacia la abolición de la sociedad de clases. El Partido Comunista será, por tanto, el sujeto revolucionario que construyendo su propia dictadura contra la burguesía mediante Guerra Popular permita la completa emancipación de la humanidad.



¡Contra el capital y sus crisis, por la revolución socialista!

¡Por la reconstitución ideológica y política del comunismo!





Movimiento Anti-Imperialista

1 de mayo de 2013