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PARO, PRECARIEDAD Y MONEDA UNICA

Tras un amplio debate social y al calor de las movilizaciones de parados, la Asamblea Nacional Francesa aprobó en 1ª vuelta el pasado 10 de Febrero la Ley de la Semana Laboral de 35 horas. Votaron a favor los 316 diputados socialistas, comunistas, verdes y radicales. Votaron en contra, a pesar de lo aguado de la ley, los 254 diputados gaullistas, liberales y democristianos.

Las condiciones que acompañan a esta ley, limitan poderosamente su capacidad de repartir el empleo e incluso, pudieran llegar a ser más beneficiosas para el Capital que para los trabajadores. La ley será de aplicación antes del año 2000 y del año 2002 para las empresas que tengan más o menos de 20 trabajadores respectivamente. Se contempla la aplicación de dicha ley mediante negociación colectiva, rama a rama y empresa a empresa, lo cual redundará en la desprotección de los sectores más débiles así como la posibilidad de contención o reducción salarial a cambio de la implantación de dicha jornada. Finalmente se contempla la posibilidad de cómputo anual, en lugar de semanal, lo que repercutirá en una flexibilización de la jornada.

En el Estado Español, con una tasa de precariedad y desempleo que dobla la media de la Unión Europea, la patronal, el gobierno del PP y el PSOE no quieren ni oir hablar de dicha ley. Sin embargo numerosas organizaciones y redes sociales, estamos trabajando en una campaña en la que se reivindique, no solamente la reducción del tiempo de trabajo, sino también un salario social que pueda resolver las urgencias de jóvenes, mujeres y parados/as sin protección alguna y que alimentan un sector creciente de pobreza y exclusión social.

Para que esta campaña contribuya a incorporar en la escena política la verdad de millones de excluidos y parar los pies a la dictadura del Mercado deben cumplirse al menos dos condiciones. Por un lado, que sirva para clarificar la relación existente entre el crecimiento del paro y la desigualdad, con el proceso modernizador que construye una Europa para el Capital y que tiene en la Moneda Unica su próxima conquista. Por otro lado, que lo que está tapado, la inseguridad y el miedo de millones de personas precarizadas y paradas, se organice y se haga visible. Que confluya con otros sectores resistentes y consiga impedir el despliegue de esta lógica injusta y violenta que se oculta tras la máscara de la Democracia y la Modernización.

Impedir que mañana estemos todavía peor que hoy, supone impedir que el Capital sea cada vez más fuerte y libre a costa de succionar la fuerza y la vida de millones de personas. La Moneda Unica es la llave para la total libertad de movimientos del Capital. Las condiciones que la hacen posible son las mismas que mantienen un paro irreversible y masivo e impiden la protección de las necesidades sociales.

Luchar por el reparto del empleo y de la riqueza y luchar contra la Europa de Maastricht y la Moneda Unica, son una y la misma cosa. No solo se trata de conseguir unas reivindicaciones elementales frente a un régimen que cada vez es más amenazante para los de abajo, sino que se trata, sobre todo, de no interiorizar las razones del enemigo y de presentarle cara. El camino de resistencia es incierto y difícil. Lo que no es incierto es el camino de mansedumbre y sumisión que nos ha conducido a la debacle actual.

Esta campaña tendrá diversos planos: Estudio, debate e información a la sociedad. Presentará diversos matices según las distintas fuerzas que la integran y tendrá un denominador común: la lucha por las 35 horas, por ley, sin rebaja salarial y en cómputo semanal. También tendrá una vertiente de organización, confluencia y movilización, consistentes tanto en acciones diversas, como en manifestaciones unitarias el 1 de Mayo y el 7 de Junio.

Los colectivos agrupados en el Movimiento contra la Europa de Maastricht y la Globalización Económica, pondremos el acento en la necesidad de un Salario Social, única forma de integrar las necesidades inmediatas de la mayoría de los trabajadores, y en la organización y movilización social que exija estas reivindicaciones, así como en la denuncia de una construcción europea regida por las políticas neoliberales.

C.A.E.S. - Marzo 1998.

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