Los días 3 y 4 de junio se celebrará en Colonia una cumbre de Jefes de Estado europeos, y después el 19 y 20 de junio se reunirá el G8, es decir, las más grandes potencias económicas, financieras y políticas del planeta. En Colonia van a reunirse los representantes de una Europa y de un mundo donde el paro y la miseria golpean a una parte muy importante de la población, mientras que las riquezas no paran de crecer y concentrarse, y al mismo tiempo continúa la destrucción del entorno ecológico planetario.

En junio de 1999 éramos 50.000 en las calles de Amsterdam, con las "Marchas Europeas" y denunciábamos la construcción liberal, capitalista y antidemocrática de Europa. Nos hemos levantado contra los criterios de convergencia de Maastricht. Combatimos el Pacto de Estabilidad, que regula la construcción de la unión monetaria bajo la dictadura del Banco Central Europeo, que conlleva una degradación de nuestras condiciones de vida y trabajo, nos encontremos en paro o activos. Así mismo, nos levantamos contra los acuerdos de Schengen y las políticas que en toda Europa golpean y rechazan a las y los inmigrantes y sobre todo a los y las "sin papeles". Nos oponemos igualmente a las privatizaciones y al desmantelamiento de los servicios públicos.

Los objetivos tomados por los gobernantes de la Unión Europea desde Amsterdam han confirmado nuestros temores y desacuerdos. El conjunto de los gobernantes de la Unión Europea, sean o no sea, de "izquierda", no han roto con la política neoliberal. Las llamadas políticas de empleo inspiradas por la Comisión y el Consejo europeos tienden a desarrollar la flexibilidad en el trabajo, esto es la llamada "empleabilidad", e imponer a la clase trabajadora cualquiera que sea su situación (fijo, eventual, parado o en formación) condiciones de trabajo y salarios degradados con la finalidad de obtener mayores beneficios patronales.

Los movimientos de lucha contra el paro y la precariedad se desarrollan en toda Europa. Los mismos tienen sus reivindicaciones, propuestas, proyectos. Por tanto exigimos que en Colonia, por fin, su voz, ya convertida en clamor, sea escuchada por los gobernantes. Pero sabemos que sólo un movimiento social fuerte y coordinado, internacional, asociando a gente parada, precaria o asalariada, de cada edad, mujeres y hombres, podrá imponer profundas transformaciones sociales y una redistribución masiva de las riquezas. Marchando sobre Colonia preparamos las luchas y los proyectos de la sociedad futura.

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