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ACCIÓN GLOBAL DE LOS PUEBLOS CONTRA EL "LIBRE" COMERCIO Y LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE COMERCIO

 


INTRODUCCIÓN

Del 18 al 20 de mayo de 1998, jefes de estado y ministros de todo el mundo se reunirán en Ginebra en la segunda Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y para celebrar el 50 aniversario del sistema multilateral de comercio (el GATT y la OMC), que ha sido y es aún el principal instrumento del capital transnacional para imponer su gobierno económico global. Este evento servirá, en palabras de sus organizadores, para "celebrar el pasado mientras preparamos el camino para el futuro" de la liberalización comercial -en otras palabras, de la destrucción de las sociedades rurales, la dignidad laboral, el medio ambiente, la diversidad cultural y la autodeterminación.

 Del 23 al 25 de febrero, movimientos de base de todos los continentes se reunirán en Ginebra para lanzar una coordinación mundial de la resistencia contra el mercado global, una nueva alianza de lucha y de apoyo mutuo llamada Acción Global de los Pueblos contra el "Libre Comercio" y la OMC (AGP).

 Los puntos de partida de esta alianza son:

  1. Un rechazo muy claro de la OMC y de otros acuerdos de liberalización comercial (tales como APEC, la UE, el TLC, MERCOSUR, etc.) como promotores activos de una globalización social y mediambiental destructiva.
  2. Una actitud confrontativa, pues no pensamos que el diálogo pueda tener ningún impacto en organizaciones tan profundamente antidemocráticas y tan perfiladas ideológicamente como éstas, en las que el capital transnacional es el único actor político real.
  3. Un llamado a la desobediencia civil no violenta y a la construcción de alternativas locales por la población local, como respuesta a la acción de gobiernos y corporaciones.
  4. Una filosofía organizativa basada en la descentralización y la autonomía.

Estos cuatro puntos constituyen la base de las discusiones de febrero, las posiciones comunes sobre las que construiremos la plataforma. Son el resultado de un proceso de discusión que tuvo lugar entre organizaciones de todo el mundo. En las páginas que siguen encontrarán un sumario de los resultados de estas discusiones; la versión completa se puede conseguir a través de PFE! Aachen, Turmstr. 3, 52072 Aachen, Alemania; tel. +49-241-80-37-92, fax +49-241-8888.394, E-mail: playfair@asta.rwth-aachen.de

¿Qué es la Acción Global de los Pueblos contra el "Libre" Comercio y la OMC?

La Acción Global de los Pueblos contra el "libre" Comercio y la OMC (AGP) es una coordinación en constante evolución, y por tanto cambiará con el tiempo. Por tanto, la descripción que sigue no es inamovible, es tan sólo la idea sobre la AGP compartida actualmente por las organizaciones trabajando en su realización.

La AGP es un instrumento de coordinación, no una organización. Sus objetivos son inspirar al mayor número posible de personas y organizaciones a actuar contra el "libre" comercio a través de la desobediencia civil no violenta y de las acciones constructivas, ofrecer un instrumento de coordinación y apoyo mutuo a nivel global para quienes luchan contra el "libre" comercio, y dar mayor proyección internacional a las luchas contra el "libre" comercio y la OMC. El análisis político y el llamado a la acción de la AGP están reflejados en su manifesto, un documento vivo que será revisado cada dos años.

La AGP no tiene membresía, y no tiene ni tendrá personalidad jurídica. Ninguna organización o persona representa a la AGP, ni la AGP representa a ninguna organización o persona.

Habrá conferencias de la AGP aproximadamente cada dos años, unos tres meses antes de las Conferencias Ministeriales de la OMC. Las funciones de estas conferencias serán actualizar el manifiesto (si esto fuera necesario), avanzar en el proceso de coordinación global de la resistencia contra el "libre" comercio, y planificar y coordinar acciones descentralizadas paralelas a la siguiente Conferencia Ministerial de la OMC.

Las conferencias de la AGP serán convocadas por un Comité de Convocantes formado por organizaciones y movimientos de todos los continentes y representativos de diferentes sectores sociales. L@s organizador@s locales serán parte del comité. Este comité determinará el programa de la conferencia, decidirá qué organizaciones pueden enviar delegad@s a la conferencia y qué uso se le dará a los recursos económicos (especialmente respecto a las ayudas para pagar viajes a la conferencia), asesorará a l@s organizador@s locales en cuestiones técnicas y organizativas, decidirá qué publicaciones pueden imprimirse bajo el nombre de la AGP, y escrutinará el contenido de los instrumentos de información de la AGP (ver más abajo). El comité no podrá hablar en nombre de la AGP.

En cada conferencia de la AGP se eligirá el Comité de Convocantes de la siguiente conferencia. El Comité de Convocantes debe cambiar el 100% de su composición en cada conferencia.

La AGP tiene varios instrumentos informativos, incluyendo un boletín mensual, una página de internet y otras publicaciones, que serán hechas de modo voluntario por organizaciones y personas que apoyen los fines de la AGP. Su elaboración tendrá lugar de modo centralizado y rotativo.

La AGP tiene recursos. Los fondos necesario para pagar las conferencias y los instrumentos de información tendrán que ser conseguidos de modo descentralizado. Todos los fondos que se consigan para las conferencias serán administrados por el Comité de Convocantes. Las publicaciones tendrán que autofinanciarse.

Las conferencias de la AGP no incluirán en el programa la discusión de estos principios organizativos. Si hay una solicitud concreta, se formará un grupo de discusión sobre cuestiones organizativas. Este grupo de discusión se reunirá de modo paralelo al programa de la conferencia, para elaborar propuestas concretas de modificaciones, que serán votadas en el plenario.

La AGP espera inspirar la creación de diferentes plataformas (tanto regionales como basadas en áreas de trabajo) contra el "libre" comercio y las diferentes instituciones que lo fomentan. No habrá, en cualquier caso, una relación de pertenencia entre estas plataformas y la AGP. Las plataformas serán completamente autónomas.

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MANIFIESTO DE LA ACCIÓN GLOBAL DE LOS PUEBLOS CONTRA EL "LIBRE COMERCIO" Y LA OMC

 

Manifiesto de la Acción Global de los Pueblos

(Borrador de trabajo - fecha límite para comentarios: 30de Abril 1998. Manden sus comentarios, si es posible en castellano e inglés, a pga@agp.org o al fax +41-22-344 4731)
 

"No podemos tomar la comunión en los altares de una cultura dominante que confunde valor con precio y convierte a los países y los pueblos en mercancías."
-- Eduardo Galeano

"Si solamente vienes a ayudarme, te puedes volver a casa.
Pero si consideras mi lucha como parte de la lucha por tu propia sobrevivencia,
entonces quizá podemos trabajar juntos."
-- Mujer aborigen


Part 1

Globalización económica, poder y el "descenso en espiral"
Explotación, trabajo y medios de vida
La opresión de género
Las lucha de los pueblos indígenas por la supervivencia
Grupos étnicos oprimidos
Ataque masivo a la naturaleza y a la agricultura
Cultura
Conocimiento y tecnología
Educación y juventud
Militarización
Migración y discriminación

Part 2


I

 

Vivimos en una época en la que el capital, con el apoyo de agencias internacionales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y otras instituciones, está forzando la reforma de las políticas nacionales con el objetivo de fortalecer su control global de la vida política, económica y cultural.

El capital siempre ha sido global. Su búsqueda sin fronteras de expansión y lucro no reconoce límites. Desde el comercio de esclavos a la colonización imperial de pueblos, tierras y culturas a lo largo y ancho del planeta, la acumulación capitalista siempre se ha alimentado de la sangre y las lágrimas de los pueblos del mundo. Este proceso de destrucción y miseria sólo se ha visto restringido por la resistencia de los movimientos de base.

Actualmente, el capital despliega una nueva estrategia para afirmar su poder y neutralizar la resistencia popular. Su nombre es globalización económica y consiste en desmantelar las limitaciones nacionales al comercio y a la libre circulación de capitales.

Los efectos de la globalización se expanden por el tejido de sociedades y comunidades del mundo, absorbiendo a sus pueblos en un gigantesco sistema único, con el objetivo extraer ganancias y controlar a los pueblos y a la naturaleza. Palabras como "globalización", "liberalización" y "deregulación" no son más que el disfraz de las crecientes disparidades en las condiciones de vida de las élites y las masas, tanto en los países privilegiados como en los "periféricos".

El fenómeno más nuevo y quizá más importante del proceso de globalización es la emergencia de acuerdos comerciales como instrumentos claves para la acumulación y el control. La OMC es, con gran diferencia, la institución más importante para el desarrollo y la implementación de estos acuerdos comerciales. Se ha transformado en el vehículo preferido por el capital transnacional para llevar a la práctica su gobierno económico mundial. La Ronda Uruguay expandió ampliamente el espectro del sistema multilateral de comercio (los acuerdos bajo la égida de la OMC) de modo que ya no solamente constituye comercio en bienes manufacturados. Los acuerdos de la OMC abarcan ahora también el comercio agrícola, el comercio de servicios, los derechos de propiedad intelectual y las medidas de inversión. Esta expansión tiene efectos muy significativos tanto en asuntos económicos como no económicos. Por ejemplo, el Acuerdo General de Comercio de Servicios tendrá efectos de largo alcance en las culturas del mundo. Igualmente, los Acuerdos sobre Propiedad Intelectual relacionada al Comercio (TRIPs por su sigla en inglés) y las presiones unilaterales, especialmente sobre los países ricos en biodiversidad, están forzando a estos países ha adoptar nuevas legislaciones que establecen la aplicación de sistemas de propiedad intelectual sobre formas de vida, con consecuencias desastrosas para la biodiversidad y la seguridad alimentaria. El sistema multilateral de comercio, a través de la OMC, tiene un tremendo impacto en la conformación de las políticas nacionales, tanto sociales como económicas, y por lo tanto define y restringe las opciones de desarrollo.

Los acuerdos comerciales también están proliferando a nivel regional. El TLC (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) es el prototipo de acuerdos regionales legalmente vinculantes, que abarca países privilegiados y del tercer mundo, y cuyo modelo se trata de expandir a todas las Américas. APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico) es otro modelo que incluye los dos tipos de países, y está siendo usado para forzar nuevos acuerdos en el marco de la OMC. El Tratado de Maastricht es, por supuesto, el ejemplo más importante de acuerdos legalmente vinculantes entre países privilegiados. También han surgido acuerdos regionales entre países del tercer mundo, como ASEAN (Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático), SADC (Cooperación para el Desarrollo de Africa del Sur), SAFTA (Acuerdo de Libre Comercio de los países del Sudeste Asiático) y MERCOSUR  (Mercado Común del Sur). Todos estos acuerdos regionales implican la  transferencia del poder de decisión desde el nivel nacional a instituciones supranacionales, que están aún más distantes de la gente y son aún menos democráticas que los estados-nación.

Como si esto no fuera suficiente, los países privilegiados están promoviendo un nuevo acuerdo: el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI) para ampliar los derechos de los inversores extranjeros mucho más allá de sus posiciones actuales en la mayoría de los países, y para restringir severamente los derechos y poderes de los gobiernos para regular la entrada, establecimiento y operaciones de las empresas e inversores extranjeros.  Actualmente éste es el intento más importante de extender la globalización económica y la "liberalización económica". El AMI aboliría el poder y el derecho legítimo y soberano de los pueblos a determinar sus propias políticas económicas, sociales y culturales.

Todas estas instituciones y acuerdos comparten los mismos objetivos: proveer movilidad para los bienes, servicios y capitales, aumentar el control del capital transnacional sobre los pueblos y la naturaleza, transferir el poder a instituciones distantes y no democráticas, eliminar las posibilidades de un desarrollo basado en las comunidades y en economías autosuficientes y limitar la libertad de los pueblos para construir sociedades basadas en sus propios valores humanos.

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Globalización económica, poder y el "descenso en espiral"

Explotación, trabajo y medios de vida

La globalización del capital ha despojado en un grado altamente significativo a l@s trabajador@s de su posibilidad de confrontarse o negociar con el capital en un contexto nacional. La mayoría de los sindicatos convencionales (particularmente en los países privilegiados) han aceptado su derrota a manos de la economía global y renuncian volutariamente a las conquistas ganadas con las lágrimas y la sangre de generaciones de trabajadores. De acuerdo con las exigencias del capital transnacional, han canjeado la solidaridad por la "competitividad internacional", y los derechos laborales por la "flexibilidad del mercado laboral". Ahora están fomentando activamente la introducción de una cláusula "social" en el sistema multilateral de comercio, que dará a los países privilegiados una herramienta para el proteccionismo selectivo, unilateral y neocolonialista, con el efecto de aumentar la pobreza en lugar de atacarla en su raíz.

Los grupos de derecha en los países privilegiados, a menudo acusan a los países del tercer mundo por el aumento del desempleo y el empeoramiento de las condiciones de trabajo en sus países. Dicen que los pueblos del Sur están secuestrando el capital del Norte con ayuda de mano de obra barata, regulaciones laborales y ambientales débiles o inexistentes y bajos impuestos, y que las exportaciones del Sur están llevando a los productores del Norte a la bancarrota. Si bien es cierto que una pequenha proporción de la producción ha sido trasladada desde países privilegiados a países del tercer mundo (especialmente en sectores específicos como el textil y la microelectrónica), las adolescentes que sacrifican su salud trabajando por salarios miserables en fábricas de las transnacionales difícilmente puedan ser culpadas de la dislocación social creada por la libertad de movimientos del capital. Además, la mayor parte de los reasentamientos tienen lugar entre los países ricos, y apenas pequenhas fracciones de las inversiones van a los países del tercer mundo (e incluso algunas inversiones van al Norte desde países considerados convencionalmente como "subdesarrollados"). Y la amenaza de reasentamiento a otro país rico - el tipo más común de reasentamiento -, es tan efectivo para chantajear a l@s trabajador@s como la amenaza de traslado hacia un país del tercer mundo. Finalmente, la causa principal del desempleo en los países privilegiados es la introducción de tecnologías de "racionalización", sobre las cuáles los pueblos del tercer mundo no tienen ninguna influencia. En resumen, el aumento de la explotación es responsabilidad de los capitalistas, no de los pueblos.

Much@s defensor@s del "desarrollo" dan la bienvenida a la libre movilidad de capital desde los países privilegiados al tercer mundo como una contribución positiva para el mejoramiento de las condiciones de vida de l@s pobres, ya que las inversiones extranjeras supuestamente producen empleo y medios de vida. Olvidan que el impacto social positivo de las inversiones extranjeras está limitado por su propia naturaleza, ya que las corporaciones transnacionales solamente mantienen su dinero en países del tercer mundo mientras las políticas de esos países les permitan seguir explotando la miseria y la desesperación de sus poblaciones. El mercado financiero impone fuertes castigos a los países que se atreven a adoptar cualquier tipo de política que pudieran tener como resultado un aumento del nivel de vida internos, tal como se vio, por ejemplo, en el abrupto fin dado a las tímidas políticas de redistribución que intentó Mitterrand en Francia en 1981. También la crisis mexicana de 1994 y las recientes crisis en Asia Oriental, que pueden ser presentadas por los medios de comunicación como resultado de técnicas de administración deficientes, son buenos ejemplos del impacto de la dominación corporativa que se hace más fuerte cada día tanto en los países privilegiados como en el tercer mundo, condicionando todas y cada una de las políticas sociales y económicas.

Aquell@s que creen en los efectos sociales beneficiosos del "libre" mercado, también olvidan que los impactos del capital transnacional no se limitan a la creación de empleos mal pagados. La mayor parte de las inversiones extranjeras directas (dos tercios según cifras de Naciones Unidas) tanto en países privilegiados como del tercer mundo, consiste en la apropiación de empresas nacionales por parte de corporaciones transnacionales, lo cual tiene como resultado típico la destrucción de empleos. Y las corporaciones transnacionales nunca viene solas con su dinero, también traen sus productos extranjeros al país, logrando expulsar del mercado a un gran número de empresas y agricultores locales, o forzándolos a producir en condiciones aún más inhumanas. Finalmente, la mayor parte de las inversiones extranjeras provocan la explotación insustentable de los recursos naturales, que resulta a su vez en la desposesión irreversible de los medios de vida de diversas comunidades de pueblos indígenas, campesin@s,  grupos étnicos, etc.

Rechazamos la idea de que el "libre" comercio crea empleo y aumenta el bienestar, y la suposición de que puede contribuir a aliviar la pobreza. Pero también rechazamos enérgicamente la alternativa derechista de un capitalismo nacional más fuerte, así como la alternativa fascista de un estado autoritario que centralice el control que ahora tienen las corporaciones. Nuestra lucha se dirige a reclamar los medios de producción, rescatándolos de las manos del capital nacional y transnacional, con el objetivo de crear medios de vida libres, sustentables y controlados por las comunidades, basados en la solidaridad y en la satisfacción de las necesidades y no en la explotación y la ambición.

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La opresión de género

Las lucha de los pueblos indígenas por la supervivencia

Los pueblos y nacionalidades indígenas tienen una larga historia de resistencia contra la destrucción provocada por el capitalismo. Hoy están confrontados con el proyecto de globalización neoliberal como un instrumento del capital transnacional para la neo-colonización y la exterminación. Las companhías transnacionales están invandiendo violentamente los últimos refugios de los pueblos indígenas, violando sus territorios, hábitats y recursos, destruyendo sus formas de vida y muchas veces perpetrando directamente su genocidio. Los estados-nación permiten y muchas veces promueven activamente estas violaciones, a pesar de su compromiso de respetar los derechos indígenas, reflejados en diversas declaraciones, acuerdos y convenios.

Las corporaciones están robando conocimientos ancestrales y patentándolos para su propio beneficio y lucro. Esto significa que los pueblos indígenas y el resto de la humanidad deberán pagar para acceder al conocimiento, que está siendo transformado en mercancía. Además, partes del cuerpo de los propios indígenas están siendo patentados por corporaciones transnacionales y por la administración estadounidense, bajo los auspicios del Programa de Diversidad Genética Humana. Nos oponemos al patentamiento de toda forma de vida, incluyendo el genoma humano y al control monopólico de las semillas, medicinas y sistemas de conocimiento tradicionales.

La lucha de los pueblos indígenas por la defensa de sus territorios (incluyendo el subsuelo) y sociedades, está llevando a una represión creciente contra ellos y a la militarización de sus territorios, forzándolos a sacrificar sus vidas o su libertad. Esta lucha continuará hasta que los derechos de los pueblos indígenas a la autonomía territorial sea plenamente respetada en todo el mundo.

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Grupos étnicos oprimidos

Las comunidades negras de origen africano en las Américas sufrieron durante siglos una explotación violenta e inhumana, así como su aniquilación física. Su mano de obra fue usada como una herramienta fundamental para la acumulación de capital, tanto en las Américas como en Europa. Frente a esta opresión, l@s afroamerican@s han creado procesos de comunidades para la organización y la resistencia cultural. Actualmente estas comunidades negras están sufriendo los efectos de megaproyectos de "desarrollo" en sus territorios y la invasión de sus tierras por grandes terratenientes, lo que conduce a desplazamientos masivos, a la alienación y miseria cultural, y muchas veces a la represión y a la muerte.

Situaciones similares son sufridas por otros pueblos, tales como los gitanos, los kurdos, los saharauis, etc. Estos pueblos son forzados a luchar por su derecho a vivir dignamente frente a estados-nación que reprimen sus identidades y su autonomía, y les imponen su incorporación en sociedades homogéneas. Muchos de estos grupos son vistos como amenazas por los poderes dominantes, dado que reclaman y practican su derecho a la diversidad cultural y la autonomía.

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Ataque masivo a la naturaleza y a la agricultura

La tierra, el agua, los bosques, la vida silvestre y acuática, los recursos minerales, no son mercancías, sino recursos indispensables para la vida. Durante décadas, los poderes que han surgido del dinero y el mercado, han incrementado sus beneficios y su control sobre las políticas y las economías, usurpando estos recursos a costa de las vidas y las culturas de vastas mayorías en todo el mundo. Durante décadas, el Banco Mundial y el FMI y ahora la OMC, actuando junto a las multinacionales y en alianza con los gobiernos nacionales, han facilitado las manipulaciones para apropiarse del medio ambiente. El resultado es la devastación ambiental, un inmanejable y trágico desplazamiento social y el empobrecimiento de la diversidad cultural y biológica, cuya capacidad de regeneración y recuperación se ha perdido en gran parte, sin compensación para quienes dependen de ella.

Las desigualdades provocadas por el capital nacional y global, tanto dentro de los países como entre ellos, han aumentado profundamente, mientras los ricos siguen expoliando los recursos naturales de las comunidades y de l@s campesin@s, l@s pescador@s, las poblaciones tribales e indígenas, las mujeres, l@s más desfavorecid@s, aplastando a l@s que ya están siendo pisotead@s. La administración centralizada de los recursos impuesta por los acuerdos comerciales y de inversión, no deja lugar a la sustentabilidad intergeneracional e intrageneracional. Solamente sirve a los designios de los poderes que han disenhado y ratificado estos acuerdos: la acumulación de poder y riquezas para sí mismos.

Las tecnologías insustentables y con grandes necesidades de capital han jugado un papel muy importante en la masacre de la naturaleza y la agricultura. Las tecnologías de la Revolución Verde han causado una debacle ambiental y social en todos los lugares donde han sido aplicadas, creando exclusión y hambre en lugar de eliminarlas.  Ahora han surgido las nuevas biotecnologías y las patentes sobre la vida, como una de las armas más poderosas y peligrosas de las corporaciones para controlar los sistemas alimentarios en todo el mundo. La ingeniería genética y las patentes sobre la vida deben ser rechazadas, ya que el potencial de los impactos sociales y ambientales es el más alto de la historia de la humanidad.

Luchando contra el paradigma capitalista global, l@s no privilegiad@s de todo el mundo trabajamos por la regeneración de nuestra herencia natural y la reconstrucción de comunidades integradas e igualitarias. Tenemos la visión de una economía y política descentralizadas, basada en los derechos de las comunidades al uso sustentable de los recursos naturales y a planificar nuestro propio desarrollo, con igualdad y autosuficiencia como valores básicos.  En vez de prioridades distorsionadas impuestas a través de disenhos globales en sectores tales como transporte, infraestructura y energía, y tecnologías con uso intensivo de energía, afirmamos nuestro derecho a vivir satisfaciendo las necesidades básicas de tod@s, eliminando la ambición de la minoría consumista. Respetando los conocimientos tradicionales y las culturas acordes con los valores de igualdad, justicia y sostenibilidad, nos comprometemos a desarrollar formas creativas para utilizar y distribuir con justicia nuestros recursos naturales.

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Cultura

Otro aspecto importante de la globalización, tal como está orquestada por la OMC y otras agencias internacionales, es la transformación de la cultura en mercancía y su comercialización, la apropiación de la diversidad para cooptarla e integrarla en el proceso de acumulación capitalista. Este proceso de homogeneización por parte de los medios masivos de comunicación, no sólo contribuye a la quiebra de las redes sociales y culturales de las comunidades locales, sino también destruye la esencia y el significado de la cultura.

La diversidad cultural no sólo tiene un valor inconmensurable por sí misma, como reflejo de la creatividad y el potencial humano, también constituye una herramienta fundamental para la resistencia y la autoconfianza. Por esto mismo, ya desde el colonialismo, la homogeneización cultural ha sido una de las herramientas más importantes para el control centralizado. En el pasado la eliminación de la diversidad cultural fue fundamentalmente realizada por la Iglesia y por la imposición del lenguaje de los colonizadores. Hoy los medios de comunicación y la cultura consumista de las corporaciones son los principales agentes de la mercantilización y homogeneización de la diversidad cultural. Los resultados de este proceso no son sólo una pérdida fundamental de la herencia de la humanidad; también se ha creado una alarmante dependencia de la cultura capitalista de consumo masivo, una dependencia que es mucho más profunda en su naturaleza y mucho más difícil de eliminar que la dependencia política o económica.

El control sobre la cultura debe ser arrancado de las manos de las corporaciones y reclamado por las comunidades para sí. Autoconfianza, autosuficiencia y libertad sólo son posibles sobre las bases de una diversidad cultural viva que haga posible a los pueblos determinar independientemente todos y cada uno de los aspectos de su vida. Estamos profundamente comprometid@s a la liberación cultural en todas las áreas de la vida, desde la comida a las películas, desde la música a los medios decomunicación. Vamos a contribuir con nuestra acción directa al desmantelamiento de la cultura corporativa y a la refundación de espacios para la creatividad genuina.

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Conocimiento y tecnología

Educación y juventud

El contenido de los sistemas educativos actuales está cada vez más condicionado a las demandas de producción dictadas por las multinacionales. Los intereses y requerimientos de la globalización económica llevan a una creciente mercantilización de la educación. La disminución de los presupuestos públicos propicia el desarrollo de la educación privada y las condiciones laborales del gremio de trabajador@s de la educación pública están siendo erosionadas a causa de los Programas de Ajuste Estructural. Cada vez más, aprender se convierte en un proceso que aumenta las desigualdades en las sociedades. Aún ahora los sistemas de educación pública, y sobre todo las universidades, se hacen inaccesibles para amplios sectores de la sociedad. El aprendizaje de humanidades (historia, filosofía, etc.) y el desarrollo de un pensamiento crítico está siendo desmantelado por una educación que se encuentra al servicio de los intereses del proceso de globalización, en el que predominan los valores de la competitividad. L@s estudiantes pasan más tiempo aprendendiendo cómo competir entre ellos que desarrollando su propio crecimiento personal, su capacidad crítica y su potencial para transformar la sociedad.

La educación, en tanto que herramienta para el cambio social, requiere educador@s crític@s y académic@s con capacidad de confrontación, en todos los sistemas educativos. La educación basada en la comunidad puede provocar procesos de aprendizaje junto a los movimientos sociales. El derecho a la información es esencial para el trabajo de dichos movimientos. El acceso restringido y desigual al aprendizaje de idiomas, en particular para las mujeres, impide la participación política. La consecución de estas herramientas es una forma de reforzar y reconstuir valores humanos, aunque la educación formal está siendo mercantilizada como vehículo para llegar al mercado global.  Esto se realiza a través de las inversiones de las multinacionales en la investigación y por la promoción de conocimientos orientados hacia las capacitaciones requeridas en el mercado. La dominación de los medios de comunicación masivos debería ser disuelta y el derecho a reproducir nuestros propios conocimientos y culturas debería ser reconocido y apoyado.

Sin embargo, para much@s ninh@s en el mundo, la mercantilización de la educación no llega ni a plantearse, ya que ell@s mism@s están siendo mercantilizad@s como mano de obra explotada y como objetos sexuales, sufriendo además niveles inhumanos de violencia. La globalización económica es la raíz de la pesadilla cotidiana de un número creciente de ninh@s explotad@s.  Sus destinos muestran las consecuencias más horribles de la miseria generada por el mercado global.

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Militarización

La globalización está agravando crisis complejas y crecientes, que aumentan las tensiones y conflictos. La necesidad de lidiar con este desorden creciente está intensificando la militarización y la represión (más policía, detenciones, cárceles, prisioneros) en nuestras sociedades. Las instituciones militares como la OTAN - dominada por E.E.U.U. - que organizan a otros poderes del Norte, están entre los principales instrumentos que mantienen este orden mundial desigual e injusto. El servicio militar obligatorio en muchos países trata de adoctrinar a los jóvenes para justificar el militarismo. Igualmente los medios de comunicación y la cultura corporativa glorifican lo militar y exaltan el uso de la violencia. Bajo las fachadas de estructuras democráticas se está dando un aumento de la militarización de los Estados, que en muchos casos se vale de grupos paramilitares sin rostro para aplicar y defender los intereses del capital.

Al mismo tiempo el complejo industrial-militar, uno de los pilares fundamentales del sistema económico global, es controlado por enormes corporaciones. La OMC, deja formalmente los asuntos de la defensa a los Estados, pero el sector militar, de hecho, es una parte fundamental del campo de búsqueda de lucro privado.

La AGP hace un llamando por el desmantelamiento de las armas nucleares y todas las armas de destrucción masiva. La Corte Mundial de La Haya ha declarado recientemente que las armas nucleares violan el derecho internacional y ha pedido a todos los países con armas nucleares que las desmantelen.  Esto significa que la estrategia de la OTAN, basada en el posible uso de armas nucleares, supone un crimen contra la humanidad.

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Migración y discriminación

El régimen neoliberal provee libertad de movimientos al capital, pero le niega libertad de movimientos a los seres humanos.  Las barreras legales a la migración son reforzadas constantemente, al tiempo que la destrucción masiva de formas de vida y la concentración de la riqueza en los países privilegiados desarraigan a millones de personas, forzándolos a buscar empleo lejos de sus hogares.

L@s migrantes están, por esa razón, en una situación cada vez más precaria y a menudo ilegal, conviertiéndose en blanco fácil de los explotadores. Son los chivos expiatorios, a quienes las derechas políticas utilizan, para canalizar las frustraciones de las poblaciones locales. La solidaridad con l@s migrantes es hoy más importante que nunca. No hay humanos ilegales, solamente hay leyes inhumanas.

El racismo, la xenofobia, el sistema de castas y la intolerancia religiosa son usadas para dividirnos, y deben ser resistidos desde todos los frentes. Celebramos la diversidad de culturas y comunidades, y no ponemos a nadie por arriba de otro u otra.

* * *

La OMC, el FMI, el Banco Mundial y otras instituciones que promueven la globalización y la liberalización, quieren hacernos creer en los efectos beneficiosos de la competencia global. Sus acuerdos y políticas constituyen violaciones directas a los derechos humanos básicos (incluyendo los derechos civiles, políticos, económicos, culturales y laborales), establecidos en los códigos de leyes internacionales y de muchas constituciones nacionales, y en las concepciones más básicas de la gente sobre la dignidad humana. Hemos visto bastante de estas políticas inhumanas. Rechazamos los principios de competencia y competitividad como solución para los problemas de los pueblos. Sólo han llevado a la destrucción de los pequenhos productores y de las economías locales. El neo-liberalismo es el verdadero enemigo de la liberación económica.

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II

 

El capitalismo está cortando las frágiles riendas que las sociedades han conseguido ponerle durante siglos de luchas en contextos nacionales. Conserva vivos los estados-nación solamente para que cumplan su papel de control y represión, mientras crea un nuevo sistema regulador transnacional que facilite sus operaciones globales. No podemos enfrentarnos al capitalismo transnacional con las mismas armas que tradicionalmente usamos en el contexto nacional. En este nuevo mundo globalizado necesitamos inventar nuevas formas de lucha y solidaridad, nuevas metas y estrategias en nuestro trabajo político. Necesitamos unir esfuerzos para crear espacios, a escala humana, de cooperación, igualdad, dignidad, justicia y libertad, al tiempo que atacamos al capital nacional y transnacional y a los acuerdos e instituciones que crean para consolidar su poder.

Hay muchas y diversas formas de resistencia al capitalismo global y sus consecuencias. Individualmente necesitamos cambiar nuestra vida cotidiana, liberándonos de las leyes del mercado y la búsqueda de lucro. Colectivamente necesitamos desarrollar formas de organización a diferentes niveles, reconociendo que no hay una única manera de resolver los problemas que enfrentamos. Nuestras organizaciones deberán ser independientes de los poderes estatales y de los poderes económicos y basadas en la democracia directa. Estas nuevas formas de organización autónoma deberán surgir y arraigarses en las comunidades locales, al tiempo que practicarán la solidaridad internacional, creando puentes que conecten los diferentes sectores sociales, organizaciones y pueblos que ya están combatiendo la globalización a lo largo y ancho del planeta.

Estas herramientas de coordinación y empoderamiento brindan espacios para poner en práctica una gran diversidad de estrategias locales y de pequenha escala, desarrolladas durante décadas por los pueblos en todo el mundo, en la búsqueda de defender sus comunidades, barrios o colectivos del mercado global. Los vínculos directos y solidarios entre productor@s y consumid@res, tanto en áreas rurales como urbanas, las monedas locales, los sistemas de créditos sin intereses, y otros instrumentos similares, son los ladrillos para la construcción de economías locales, sustentables y autosuficientes, basadas en la cooperación y la solidaridad, y no en la competencia y el lucro. Mientras el casino financiero global gira a una velocidad creciente hacia la desintegración y la quiebra económica, nosotros, los pueblos, reconstruiremos formas de vida sustentables. Nuestros medios e inspiración emanan del conocimiento y las tecnologías tradicionales de los pueblos, de las casas y campos ocupados, de una fuerte y diversa vida cultural y una clara determinación a no obedecer ni respetar los tratados e instituciones que son las raíces de la miseria.

En un contexto en el que los gobiernos de todo el mundo actúan como criaturas y herramientas del poder capitalista, implementando políticas neo-liberales sin ningún debate entre sus propias poblaciones y muchas veces tampoco entre sus representantes electos, la única alternativa que queda a los pueblos es destruir esos acuerdos comerciales y restaurar para sí mismos una vida con democracia directa, libre de coerciones, dominación y explotación. La acción directa democrática, que lleva en sí misma la esencia de la desobediencia civil no violenta a los sistemas injustos, es por tanto el único camino posible para detener los embates de los poderes corporativos y estatales. También tiene el elemento esencial de la inmediatez. No juzgamos, sin embargo, a quienes usan otras formas de resistencia, frente a determinadas circunstancias.

Se ha vuelto urgente la necesidad de coordinar acciones para desmantelar el sistema ilegítimo de gobierno mundial que combina el poder transnacional, los estados nación, las instituciones financieras internacionales y los acuerdos comerciales. Solamente una alianza global de movimientos populares, que respete la autonomía y facilite la resistencia orientada a la acción, puede derrotar a este emergente monstruo globalizado.  Si el empobrecimiento de los pueblos es la agenda del neoliberalismo, el empoderamiento de los pueblos, a través de la acción directa constructiva y la desobediencia civil, es el programa de la Acción Global de los Pueblos contra el "libre comercio" y la OMC.

Afirmamos nuestra voluntad de luchar como pueblos contra todas las formas de opresión. Pero no sólo combatimos los males que se nos han impuesto. También estamos comprometid@s a construir un nuevo mundo, como personas y comunidades cuya unidad está firmemente enraizada en nuestra diversidad. Junt@s estamos dando forma a la visión de un mundo justo, y ya hemos comenzado a construir la verdadera prosperidad, basada en el empoderamiento humano, la consideración respetuosa de la naturaleza, la diversidad, la dignidad y la libertad.

Ginebra, febrero-marzo 1998

 

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