AFECTAD@S POR MAASTRICHT
Boletín nº 0

Afectados por Maastricht

SUMARIO


La mayor parte de los que recibís este boletín ya nos conocéis de la Campaña "50 Años Bastan" y el Foro Alternativo "Las Otras Voces del Planeta" contra el Banco Mundial, FMI y GATT y de la Campaña "Contra la Europa del Capital" y el Foro Alternativo "La Otra Cara del Proyecto Europeo".
Como continuación y ampliación a la coordinación establecida en este tiempo, este boletín pretende ser un amplio medio de intercomunicación para todas aquellas actividades que se desarrollen en el Estado Español contra la Europa de Maastricht y la globalización. Su éxito o validez va a depender, en gran medida, de vuestras aportaciones.
Para que este Boletín se convierta en un órgano de expresión de todos los que participáis en la Campaña, os rogamos que nos enviéis artículos, convocatorias, proyectos y toda clase de información que creáis de interés incluir en estas páginas, antes del día 10 de cada mes.



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EDITORIAL

Cada día crece el número de afectados por la política monetarista y antisocial establecida en Maastricht. Ya no se trata sólo de los afectados por las políticas directas de la UE (agricultura, pesca, ganadería, naval, siderurgia...) y a quienes el proyecto europeo a veces acallaba con subvenciones y subsidios (ayudas que pronto acabarán con la ampliación de la UE hacia el Este, pues los fondos de cohesión se trasladarán hacia estos países), sino que poco a poco el grupo de afectados se va ampliando a sectores sociales cada vez más amplios.

El abismo de la desigualdad social se va ensanchando gracias a la política de convergencia definida en Maastricht. Las diferencias de renta se agudizan, el desempleo avanza (en España alcanza a más de 3,5 millones de personas), la precarización aumenta (afecta al 40% de la población asalariada), crecen la marginación y la exclusión (en España existen más de 8 millones de pobres). Los sectores más débiles de la sociedad ven cómo derechos hasta ahora incuestionables, comienzan a ponerse en entredicho: pensiones, sanidad, educación, transportes, empleo y salarios dignos, etc. La situación de los jóvenes es especialmente grave (40% paro y 64% de precariedad) y las mujeres ven cómo la reducción de gastos sociales hace que recaiga sobre ellas una aún mayor carga de trabajo.

Los fondos sociales destinados al desempleo, a vivienda, a pensiones, a educación, a sanidad sufren fuertes recortes presupuestarios, la protección social se abandona a las garras del mercado y el Estado se desentiende se sus ciudadanos. Se intenta desmantelar la Seguridad Social para favorecer los fondos de pensiones privados, los negocios sanitarios privados o el enriquecimiento de las aseguradoras. Aumenta la precariedad en el empleo, se desregulariza el mercado de trabajo y los salarios y las condiciones laborales se precarizan. Los servicios públicos se privatizan perdiendo su carácter universal y redistributivo, y a la vez que aumenta su precio, su calidad disminuye.

La pequeña agricultura campesina desaparece, el pequeño y mediano comercio se hunden, las pequeñas y medianas industrias se ahogan o son absorbidas por las grandes transnacionales. Todos los sectores clave de las economías nacionales pasan a formar parte de los grandes monopolios europeos, mientras que las economías locales y familiares son parte del pasado.

Los desequilibrios ecológicos van en aumento. Las formas actuales de producción y consumo, que demandan un creciente uso y abuso de recursos, agudizan más aún la crisis ecológica continental y planetaria. La UE destina fondos astronómicos a la construcción de grandes infraestructuras de transporte (autopistas y trenes de alta velocidad que deterioran aún más el medio ambiente y sirven a los intereses de las grandes constructoras y transnacionales europeas que son las únicas que pueden operar a gran escala ), mientras afirma que los Estados no deben desperdiciar sus fondos haciendo frente a las verdaderas necesidades sociales en infraestructuras: vivienda, hospitales, guarderías, residencias para mayores, centros de acogida de inmigrantes, etc.

La UE pisotea los derechos sociales de sus ciudadanos, pero más aún los de los ciudadanos que vienen de la periferia y se han atrevido a cruzar sus fronteras huyendo del hambre y de las condiciones precarias que padecen en sus lugares de origen, fruto de un desigual reparto mundial de la riqueza. La UE impulsa una política xenófoba de cierre de fronteras a los inmigrantes que vienen el sur y ha convertido al Estado español en un servil guardián de la pureza étnica de una nueva raza llamada europea. Cumpliendo con los dictados de esta política xenófoba y racista, recientemente hemos visto cómo los inmigrantes son perseguidos, maniatados y drogados antes de ser expulsados de este paraíso de paz, riqueza y bienestar social llamado Europa.

Todos los ciudadanos somos, pues, los afectados por las políticas neoliberales antisociales que el reciente gobierno PP, culminando el camino de "modernización" que ya había iniciado el PSOE hace más de una década, intenta imponernos para conseguir a toda costa la tan cacareada convergencia con Europa.

¿QUE HACER?

Las democracias representativas han limitado la participación ciudadana a ejercer su derecho al voto o a mantener un contacto pasivo dentro de las estrechas redes burocráticas de las distintas administraciones públicas. Pero los derechos de los ciudadanos, el uso y la distribución de los recursos del poder no se pueden dejar en manos de los políticos o representantes, y menos cuando éstos han cedido su poder a las garras del mercado.

Lo político se ha convertido hoy en un espectador quieto que acepta sin rechistar o dando su beneplácito, las decisiones tiránicas e injustas de los económico y lo monetario. El mercado, con sus leyes "naturales e inmutables" ha inundado las esferas de lo económico, lo político, lo militar, lo tecnológico, lo social y hasta lo privado, y los Estados ya no deciden muchas de estas políticas, sino que únicamente las aplican. La ausencia del control público favorece la impunidad del mercado. No sólo los sindicatos, las organizaciones de consumidores, las organizaciones de productores y otras fuerzas sociales deben ejercer una presión sobre los nuevos amos del mundo que intentan controlar el mercado mundial. El ciudadano no puede ceder el control de la gestión del Estado a las garras del mercado, a la iniciativa privada o a los intereses de las élites industriales y financieras que intentan gobernar el mundo a través de una política económica depredadora y antisocial. El ciudadano debe, y está en su derecho, recuperar ese control.

La lucha se establece ahora en dos frentes: la conquista por la verdadera democratización del Estado, hoy antisocial, corrupto, burocrático, represor y comprometido con el mercado... y la lucha contra la concentración y la mundialización económica, que en nuestro continente lleva la firma de: Tratado de Maastricht.

Hay que democratizar realmente el poder público, "democratizar la democracia" y generar otros poderes sociales alternativos. Hemos de crear nuevas formas de participación pública, nuevos cauces verdaderamente democráticos, nuevas formas de autogobierno y autogestión de los asuntos económicos y sociales. En la sociedad actual existen muchas más personas que pertenecen a grupos de apoyo mutuo y a movimientos sociales, que a partidos políticos. Hoy no existen agentes sociales "privilegiados" que sean los únicos motores del cambio social, ya no existen las vanguardias del cambio. Es una labor de todos, una labor basada en el diálogo.

El movimiento contra la Europa de Maastricht intenta articular esa respuesta social, hasta ahora atomizada, de todos los sectores que hoy se ven y se verán viendo afectados por las políticas de convergencia establecidas en Maastricht y por la creciente ola neoliberal depredadora y antisocial que se va expandiendo a todo el planeta.

La lucha por la conservación de las conquistas sociales del Estado del Bienestar no debe tomar un cariz defensivo, sino ofensivo y transformador. Y este puede ser el punto de partida para impulsar la lucha contra el neoliberalismo y la política de convergencia de la UE.

Igualmente importante es conjugar los intereses de los pueblos del Centro con los intereses de los pueblos de la Periferia. Hay que acabar con unas relaciones desiguales que tienen como único fin mantener el estado del bienestar de los países industrializados, a costa de los países que no lo están. Las relaciones de intercambio siguen siendo injustas y depredadoras, siguen ahondando esa profunda brecha entre países ricos y países pobres. El nuevo orden económico y social puesto al servicio de los seres humanos y de los pueblos, y no al servicio del beneficio de unos pocos, no sólo debe acabar con la explotación de los recursos naturales y de las personas, sino que debe poner fin a esa nueva forma de esclavismo económico que utilizan los países del Centro para explotar a los pueblos de la Periferia. Los ciudadanos de los países ricos no pueden mantener los niveles de bienestar alcanzados a costa de la explotación de los ciudadanos de los países pobres.

Nuestra verdadera lucha empieza por la denuncia de que este orden económico, político y social injusto no es natural, ni racional, ni obedece a leyes divinas o inmutables. Se puede y se debe transformar. Cada vez somos y seremos más los resistentes contra el nuevo estado totalitario que esta vez se presenta bajo el rostro de la convergencia con Maastricht y la globalización.

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PLANTANDO PENSAMIENTOS CONTRA EL NEOLIBERALISMO Y LA GLOBALIZACION
(Chusa Lamarca)

Hoy, cuando los ingenieros del consenso
parecen haber logrado su objetivo.
Cuando los artífices del pensamiento único
se han apoderado de nuestras mentes
y de nuestras vidas.
Cuando los constructores de ruinas
campan a sus anchas en nuestras salitas
por el único ojo que mira por nosotros.

Ahora que los telediarios
nos sirven como cena
caliente y recién hecha,
lo que se cuece cada día
en los insondables fogones
de la cocina internacional.
Ahora que todavía el salpicón de vísceras,
despojos y otros productos de casquería racional
no alcanza a ensuciar
nuestras blancas camisas.

Ahora que la canalla
impunemente nos manda sus mensajes
de muertes en directo, violaciones de niñas
e indios -que no montan a caballo- masacrados.

Ahora que el guinnes del horror
se consigue cada cinco minutos,
y que las sonrisas valen tres mil pesetas
según dice, sin rubor, el anuncio de una ONG.

Ahora que la mayor y más tremenda plaga de este siglo,
el integrismo neoliberal,
parece haber extendido su guerra santa
a todos los confines del planeta.

Ahora que una espantada de caballos hambrientos
devasta las praderas del mundo,
cocea los países, pace pueblos enteros,
irrumpe en nuestras casas
y olvida una herradura
forjada con el fuego del nuevo orden mundial.

Ahora que los mercaderes de esclavos
eligen a sus presas mirándolas
fíjamente a los dientes
en las colas de miseria del INEM.

Ahora que los cartones
alfombran las grandes avenidas
de nuestra vieja Europa,
mientras los arquitectos
se adentran en la selva
abriéndose camino con golpes de autopista.

Ahora que la razón de Estado
se alza secreta e impunemente
para seguir matando y torturando
incluso en los países
democráticamente democráticos.

Ahora que las tribus vuelven
a marcar sus territorios con sangre,
y que las esvásticas brillan en el cielo
amenazando otra vez nuestros destinos.

Ahora que muchos dicen
que todos los falsificadores de la Historia
han desaparecido tras un muro,
ahora que es cuando la Historia ha dejado de existir.

Ahora que los libros
no se queman por decir herejías,
(aunque siguen produciéndose casos
en los que se intenta quemar a sus autores)
ahora que arden bibliotecas enteras.

Ahora que el apartheid es la otra orilla,
la otra orilla siniestra del barquero,
el lugar a donde nadie quiere ir
y el lugar de donde nadie vuelve.

Ahora que los que van a nacer no saben
si los dados caerán del lado del hambre
o del de la anorexia.

Ahora que en el gran circo
exhiben una criatura de Chernobil
y que en Mururoa celebran una fiesta
adornando las calles con guirnardas radiactivas.

Ahora que de todos los calendarios
cuelga la foto de un paisaje
con un bosque petrificado
y un lago seco.

Hoy que están de moda los finis terrae,
las sectas, los cometas,
los genocidios y los milenios,
hoy que todos los caminos
son caminos calcinados,
tal vez alguien pregunte.

Tal vez alguien pregunte
por qué razón los versos
ya no despiden olor a primavera.
No se pueden hacer ofrendas
con rosas mutiladas
y la tormenta acalla los violines.
Las margaritas ya no dicen si o no,
sus hojas nacen muertas.

Y ante tanta agonía
es hora de sembrar
una nueva cosecha.
Plantemos pensamientos
entre las cenizas.


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DE CIUDADANOS A CONSUMIDORES O CONSUMIDOS

(por Chusa Lamarca de AEDENAT)

Hoy se aplica el sustantivo "mercado" a un sinfín de actividades distintas. Se habla de mercado laboral, mercado de la cultura, mercado del ocio, mercado de las telecomunicaciones, economía de mercado, etc. Poco a poco el mercado ha ido invadiendo todas y cada una de las esferas de la vida humana. Ya no somos ciudadanos, sino consumidores, seres pasivos cuya conexión con el mundo se establece mediante relaciones monetarias.

El espacio público no es ya el ágora griega, sino el mercado. Un espacio que lejos de ser socializante, integrador, se convierte en individualizante o excluyente. En él no cuentan las relaciones personales, sino las relaciones entre objetos. Los hombres mismos se han convertido en mercancías, en muchos casos mercancías excedentarias. El mercado excluye de su seno a los que ya no le sirven para sus intereses, a los que dejan de ser necesarios como elementos de producción o como elementos de aumento de consumo (ya sean individuos o sociedades enteras). Gran parte de la población se convierte en superflua y el paro avanza a marchas agigantadas tanto en los países del Centro como en la Periferia.

El mercado no es ese espacio abierto que los defensores del neoliberalismo se empeñan en mostrarnos cuando cantan las excelencias de la libertad de comercio, de la libre competencia o de la libre fijación de los precios según las leyes de la oferta y la demanda. Lo que menos existe en el capitalismo actual es la libertad de mercado. Hace ya muchos años que los monopolios han sustituido a la libre competencia y que la concentración y la centralización del capital, dominan las relaciones comerciales, fijan precios y establecen políticas económicas y políticas sociales tan rígidas como injustas.

El mercado ha cobrado una dimensión planetaria y los intercambios monetarios y financieros se realizan a escala mundial, al margen y por encima de las estructuras Estatales. La globalización significa el triunfo de la ideología neoliberal, el desarrollo del comercio a nivel planetario, la liberalización de los mercados financieros, el poder desmedido de las grandes transnacionales, la internacionalización del mercado laboral y la monetarización de todas las actividades humanas. Esto es lo que está provocando la reestructuración total de las economías nacionales, regionales y locales y la pérdida de control, por parte de los Estados, para reglamentar lo que está ocurriendo dentro de sus propias fronteras, cuando no la connivencia de los poderes políticos con los poderes económicos, olvidándose de que a quien deben servir es a los intereses generales de los ciudadanos, y no a los de los grandes imperios económicos.

El libre comercio supone un retroceso sustancial en el camino hacia la democracia. La supresión de normas, con la creencia de que las leyes "espontáneas" del mercado son las mayores garantes de la libertad humana y de que su mano invisible regulará automáticamente la vida social, cultural y económica, está arrebatando las decisiones y el poder de los ciudadanos.

Los Estados, imbuidos de la ideología del mercado, han cedido a la lógica irracional de la productividad y la competencia y sus gestores empiezan a afirmar que los derechos sociales son un lujo insostenible que ya no nos podemos permitir. Poco a poco se ha ido abandonando la lógica de la justicia social y la redistribución, y el Estado no sólo empieza a desentenderse de sus funciones públicas, sino que ha iniciado una política de privatización progresiva de todos los logros conseguidos como consecuencia de la actividad social y comunitaria. Los gestores de la liquidación del Estado del Bienestar denominan a esta cesión de bienes y conquistas sociales "modernización del aparato productivo", y eufemísticamente llaman a este período de adaptación a la nueva estructura económica mundial, a esta cada día mayor precarización social, "tiempos de ajuste".

LA UE, SUCURSAL DEL HIPERMERCADO PLANETARIO

El Planeta es hoy un gran hipermercado, una de cuyas sucursales es la UE. La Unión Económica definida en Maastricht es el motor que impulsa los procesos de globalización a nivel europeo.

Los Estados de la UE tienen hoy un único objetivo cumplir los criterios de convergencia definidos en Maastricht y para ello nos presentan como solución, precisamente la causa del agravamiento de muchos de los problemas que hoy se les presentan a nuestras sociedades. En vez de intentar alcanzar ciegamente la zanahoria de la convergencia, habría que preguntarse si la UE soluciona los principales problemas que hoy se plantean. Si sus políticas económicas corrigen la desigualdad social y territorial. Si solucionan el problema del paro, la exclusión o la marginación. Si son una alternativa al creciente déficit democrático, si ponen remedio a la crisis ecológica, si respetan las identidades de los pueblos y comunidades de Europa, si ponen freno a los acuciantes problemas del Sur y del Este. ¿Qué aporta el modelo económico, político y social definido en Mastricht a nuestros modos de vida, a nuestras formas de relación social e interpersonal, a nuestras vidas cotidianas?

Si en principio se intentó fabricar una ciudadanía europea con una identidad política y cultural ficticias con el único fin de justificar una unión económica y monetaria, este mito de un espacio político conjunto y la quimera de una Europa social hoy se han abandonado definitivamente. De forma descarnada ya sólo se oye hablar de una Europa monetaria y la razón estriba en que una Europa social entra en contradicción directa con los criterios de convergencia. La Europa monetaria ha pasado de ser un sueño ingenuo a convertirse en una pesadilla.

La UE poco a poco uniformiza una Europa liberal sin derechos sociales, con salarios y empleo a la baja, con crecientes recortes de los servicios públicos y con un déficit democrático cada día mayor. La UE, convertida en uno de los mayores pilares de la globalización económica y del neoliberalismo, se ha erigido en una colaboradora indispensable para llevar a cabo estos procesos de mundialización económica y mercantilización.

¿Dónde se toman hoy las decisiones? ¿En los parlamentos nacionales, en Bruselas, en las instituciones internacionales (FMI, OMC), en los mercados financieros? Los Estados utilizan las leyes para desregular todos aquellos aspectos que se oponen a los intereses del mercado, la mayor parte de las veces en contra de los intereses de sus propios ciudadanos. El mercado se convierte en el único regulador de la vida social. Pero el mercado no es ese mecanismo automático, sino que su "mano invisible" está constituida por los dictados del capital financiero y transnacional, por las condiciones económicas impuestas por los organismos internacionales y por las políticas antisociales que los Estados imponen a sus ciudadanos y que sólo favorecen los intereses de élites económicas privilegiadas.

El poder desmedido de lo económico sobre lo político se comprueba en la independencia de la política de los Bancos Centrales respecto de cualquier tipo de control político y democrático.

La UE es una estructura política intermedia entre los Estados-nación y el Estado mundial. En la UE, los problemas que deben ser objeto de un intervención pública se transfieren al plano europeo. La política agraria, comercial, medioambiental, etc., se impulsan desde arriba. En la UE teóricamente, está presente el principio democrático -existe un Parlamento-, pero en la práctica, el poder legislativo no emana de esa cámara, sino del conjunto de poderes ejecutivos de los Estados miembros. Es pues el poder ejecutivo el que dicta las leyes. ¿Hay algo más antidemocrático que no respetar, siquiera, la vieja división de poderes de Montesquieu en la que el poder legislativo controlaba al ejecutivo? Cuanto mayor es el espacio de actividad, cuanto mayor es la concentración del poder, cuanto mayores son los escalones de la representación, hay una menor posibilidad de democracia real y directa, una menor participación efectiva por parte de los ciudadanos.

El mercado ahonda cada vez más las diferencia a nivel nacional, pero fundamentalmente lo hace a nivel internacional. La libertad de comercio y la distribución internacional del trabajo son una coartada para la explotación y el expolio de los más débiles. Se está imponiendo el nuevo orden mundial de la miseria. En la Periferia, los efectos de la mundialización son aún más perniciosos: dependencia económica, endeudamiento, caída de los precios de las materias primas, explotación de las personas como mano de obra barata e imposición de severas políticas de ajuste estructural, como condición necesaria para recibir la llamada Ayuda Internacional.

Los espacios privados hasta ahora se mantenían al margen de la esfera de lo político y lo económico, pero es precisamente en esos espacios donde los seres humanos viven y experimentan los modelos de vida impuestos por las políticas económicas y sociales, donde los problemas económicos y de distribución se traducen en formas de vida, y también donde se experimentan las desigualdades no estrictamente económicas, como por ejemplo, las diferencias entre una sociedad fundamentada en la competencia y el individualismo o una sociedad basada en la cooperación y la solidaridad, o donde se manifiesta la confrontación entre un modelo de cultura machista y un modelo de cultura igualitaria. Y esa es la realidad que vivimos día a día. La Europa definida en Maastricht no es el espacio adecuado para el desarrollo de los derechos sociales, para promover la participación social en la vida pública y política o para elegir nuestro propio modo de vida y mejorar nuestras formas de interrelación social. La alternativa social que nos propone la UE es precisamente una alternativa antisocial.

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CÓMO DEMOCRATIZAR LA ECONOMÍA

(por César Torres de REAS)

Nos piden 20 líneas para a contestar a preguntas del calibre de ¿Podemos luchar contra el sistema con sus propias armas? ¿Podemos combatir la pobreza formando empresas? y la pregunta del millón: ¿Hay alguna forma en que los activistas sociales compatibilicen empleo digno con cambio social? A las tres preguntas respondo que sí, y me quedan 16 líneas para explicarlo.

Las redes de grupos y empresas que forman REAS, Red de economía alternativa y solidaria, son una respuesta colectiva, asamblearia e innovadora en momentos en que los partidos y sindicatos han dejado de ser, para amplias capas de la población, a nivel mundial, los referentes históricos de cambio social luego de dos siglos (1789-1989) de avances de los derechos sociales para la clase trabajadora. Las empresas y grupos que conforman esta Red (trece empresas de bicimensajeros, empresas de reciclaje, agricultores ecológicos, empresas sociales para los sectores marginados, Tiendas de la Solidaridad y grupos de autofinanciación alternativa) están desarrollando, en todo el Estado español y en coordinación con otras Redes, una respuesta social y política a la resaca imperial denominada pomposamente nuevo orden internacional. Pensamos que es hora de decir basta al uso que de nuestro dinero hacen los grandes poderes económicos para utilizarlo en contra de nuestros intereses (especulación inmobiliaria, devastación ecológica, fabricación de armamento) y que ese dinero puede y debe servir para emplear y potenciar el esfuerzo de personas que no lucran con otras, y mantener un equilibrio con el medio ambiente utilizando tecnologías blandas. Estamos coordinando con AEDENAT la realización del Tercer Encuentro de Economía Alternativa, Justa y Solidaria en el Estado español, que se realizará en la ciudad de Córdoba en el mes de mayo de 1997, con la participación de estas empresas y los grupos que participaron en los Foros Alternativos "Las Otras Voces del Planeta" y "La Otra Cara del Proyecto Europeo". Pero si te interesan estos temas y no puedes esperar hasta mayo del próximo año, escríbenos para enviarte la revista IMAGINA, Un Mundo Sin Fronteras, editada por las Redes de grupos y empresas de economía alternativa, economía social e inserción sociolaboral. c/Aguilafuente 29, 2º 3ª, 28039 Madrid. Teléf. 91-459 88 26.

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BIBLIOGRAFÍA

* Contra la Europa del Capital y la Globalización económica. Ramón Fernández Durán. Talasa, Madrid 1996.

Un fantasma recorre Europa: el creciente rechazo social a la "Europa" definida en Maastricht. La imagen idílica que se nos intentó vender del "proyecto europeo" se desmorona progresivamente. Cada día queda más claro que la "construcción europea" es un proyecto de las élites económicas y financieras del viejo continente, que se lleva a cabo de espaldas a las sociedades de los distintos países de la UE, que supone una creciente desigualdad en la distribución de la riqueza, que impulsa el incremento del paro, la precarización y la exclusión, que significa un retroceso en las conquistas laborales y sociales de la población trabajadora, que ahonda en la contradicción Centro-Periferia, y que implica unos impactos ecológicos en ascenso, lo que certifica su carácter insostenible. Este texto pretende contribuir a fomentar la reflexión crítica sobre estos procesos en un momento en que el camino hacia la Unión Económica y Monetaria, definida en Maastricht, está teniendo gravísimas repercusiones económicas, sociales y ambientales, sobre los distintos pueblos del Estado español.

* Comida, no bombas: Combatir el hambre construyendo comunidad. C.T. Lawrence Butler y Keith McHenry. Talasa, Madrid 1996.

El mensaje de Comida, no bombas es simple y poderoso: nadie debería carecer de comida en un mundo tan ricamente provisto de tierra, sol e ingenio humano. Ninguna consideración monetaria, ninguna exigencia de beneficios debería interponerse entre nosotros y cualquier niño hambriento o mal alimentado, o cualquier adulto necesitado. Este slogan no requiere un complicado análisis. Esas tres palabras "lo dicen todo". Indican inequívocamente el doble reto: alimentar inmediatamente a gente que carece de la comida adecuada, y reemplazar un sistema cuyas prioridades son el poder y el beneficio por otro que sí satisfaga las necesidades de todos los seres humanos. No es frecuente encontrar un libro que combine un amplio conocimiento con consejos prácticos, pero aquí encontramos una gran riqueza de ambas cosas. El libro da detalles concretos sobre cómo formar un grupo Comida No Bombas, cómo recoger comida, cómo prepararla (incluye estupendas recetas), y cómo distribuirla.

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