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LA PRECARIEDAD

En el Estado Español, más de siete millones de personas van y vienen entre el paro, los contratos eventuales y los contratos a paro parcial. Dicho de otra manera, la vida de más de seis de cada diez personas asalariadas - ocho de cada diez jóvenes-, está presidida por una gran inestabilidad.

La economía de mercado no va a solucionar el problema de la precariedad, porque le es de utilidad. El miedo al paro obliga a los trabajadores fijos a aceptar "libremente" retrocesos continuos. El aguijón de la necesidad, obliga a los parados a entregarse "libremente" a las condiciones laborales más infames.

Considerar el paro como el único problema, implica otorgar al empleo la categoría de solución. Eso sitúa a una parte de la izquierda en la superficie del problema. Es necesario desvelar el orden de relaciones de poder que explica que millones de personas vean limitada su libertad a elegir entre la calamidad del paro o el abuso de un contrato basura. Hay que denunciar la coacción que les obliga a escoger entre exigir sus derechos y perder el empleo o bien aguantar con lo que le echen para conservarlo. Sin explicar esto, no se entiende nada.

POR EL REPARTO DEL TRABAJO

A pesar de su reducido efecto cuantitativo en relación con el descomunal volumen de la precariedad, la lucha por una ley de 35 horas, sin rebaja salarial y en cómputo semanal, acompañada de la prohibición de las ETT's y las horas extras, puede tener un gran valor al sumar muchas voluntades frente a la lógica del beneficio privado que rige la vida social.

Sin embargo, se trata de repartir el trabajo, no el paro. Si se aceptan rebajas salariales o computar la jornada anualmente, se reparte la precariedad. Sin una ley que sirva de referencia allí donde no hay fuerza sindical y sin evitar la flexibilización del trabajo y la rebaja de los salarios, las 35 horas se convierten en una consigna envenenada.

Por otra parte, cuando hablamos de reparto del trabajo no debemos confundir trabajo con empleo. El trabajo visible, el que está en el mercado de trabajo, flota sobre una masa invisible de trabajo socialmente útil, en el cual el trabajo doméstico es el más importante.

Hablar de reparto de trabajo sin tener en cuenta el trabajo doméstico, es una injusticia. El reparto del trabajo exige hablar de guarderías, salario social, protección a la maternidad, cuidado a los enfermos y ancianos, etc.

Para hacer eficaz la lucha contra la precariedad, es necesario contemplar, no sólo el reparto del trabajo sino también el reparto de la riqueza.

Las necesidades que el consumismo genera son infinitas y eso es inalcanzable. Por eso el consumo desmadrado de las élites y de las clases medias, solo puede darse a costa de la miseria de mil millones de personas en el mundo y de un modelo productivista y de alto impacto ambiental que destruye la naturaleza.

Aquí y ahora, propugnamos la RENTA BÁSICA,o SALARIO SOCIAL UNIVERSAL, como un mecanismo de lucha contra la pobreza y la precariedad, desde fuera de las reglas de la economía de mercado.

La renta básica como mecanismo de redistribución de la renta, supone la percepción de una cantidad no inferior al salario mínimo interprofesional, para todas las personas, como derecho ciudadano incondicional.

Esta renta básica serviría, no sólo para remediar situaciones muy graves de pobreza, sino también para aumentar la autonomía de las personas precarias frente a los contratos basura y de las mujeres frente a la dependencia del salario de sus compañeros.

Al igual que la OMC o el AMI, la moneda única, constituye un instrumento para la flexibilización del trabajo. Se unifica el idioma del dinero (la moneda), para que el capital funcione libremente en un espacio casi continental, pero no crecen al mismo tiempo los instrumentos políticos para controlar los efectos devastadores de dicha libertad del dinero.

Si el Estado nación es ya incapaz de garantizar los derechos sociales a los ciudadanos frente a la violencia del mercado, ¿cómo se va a controlar a escala europea un capital mucho más fuerte por parte de instituciones políticas mucho más débiles?. Hablar de moneda única y de Europa social es sólo un cuento de hadas para ingenuos.

La mejor manera de defender la protección social plena y oponerse a la regresión fiscal es la lucha por una ley de 35 horas, en cómputo semanal y sin rebaja salarial. Por la Renta Básica. Contra la Moneda Unica y por la Libertad...

19,30 HORAS. ATOCHA-PLAZA DE JACINTO BENAVENTE.

Dirección de contacto:
Movimiento contra la Europa de Maastricht y la globalización económica
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