Vaya título para este ladrillo!!. Aquí va, pues un análisis sobre las okupaciones en Madrid. Pero ojo, me refiero a las okupaciones de espacios para "centros culturales alternativos" en manos de la "peñita enrollada", esa gente que tiene pintas y no paran de montar fiestas y conciertos. Dejo de lado las okupaciones unicamente de viviendas y las okupaciones (por ejemplo, de fábricas por sus trabajadores, de edificios públicos...). Intentando ser lo más breve posible, tengo que simplificar y caricaturizar las cosas. Resalto lo que más me interesa sin poder matizar ni reconocer todos los puntos positivos de lo que escribo. Ya sé que todo es más complicado, que nada es "todo blanco o negro". También te pido que seas abierto de mollera, que te quedes con el fondo de las cosas, con lo principal, y no te pongas a decir "aquí rte has equivocado porque yo (o mi okupación) si hemos hecho tal o cual ..."
Ante todo, se impone aclarar sobre que bases analizamos
el tema. Lo primero es que "hay algo aquí que no va", el sistema
en el que vivimos tiene que cambiar. Dicho cambio
de la sociedad, de nuestras vidas no puede ser reformista porque se seguirían
reproduciendo las injusticias, matizadas, suavizadas, pero en esnecia las
mismas injusticias. La transformación ha de ser, pues, revolucionaria.
Es un objetivo hacia el que tender, la revolución no está
a la vuelta de la esquina y no hablamos de una mítica revolución,
simbolizada en la del 17, que hoy por hoy no es posible, pero estaremos
de acuerdo que entre reforma y transformación radical (en la raíz
de las cosas) como ideales, nos quedamos con la segunda. Repito lo obvio
para mucha gente, porque más tarde veremos algunas de sus consecuencias.
En plan burro, podemos dibujar 2 visiones de como
ha de ser o se llega a una revolución:
La leninista: hay que centrar
el trabajo en la creación de una vanguardía, que cuando las
condiciones estén dadas, dirigirá a las masas en la toma
del poder.
La otra: cuando las condiciones
estén dadas, las masas tomarán el poder, sin necesidad de
vanguardia.
Repito, todo es más complejoy dentro de cada
postura hay miles de matices, pero nos centraremos en la segundaopción,
centrándonos en lo que llamaremos la "vía autónoma"
(algún nombre tenía que darle). Aquí van unos puntos
básicos de la autonomía (la teoría que lava más
blanco, respetandoal máximo el color de su prenda):
1. El mundo capitalista está dividido en sexos opuestos y clases sociales enfrentadas: a lo basto hay 3 clases: la clase media (profesionales liberales, ejecutivos,profesionales, pequeños comerciantes, etc.), la clase trabajadora, que para vivir depende de un salario y las clases altas, las que viven a costa del asalariado (el banquero barrigón que tanto scamos en nuestra propaganda). Vamos que hay una clase obrera que nunca ha podido decidir como han deser sus condiciones de vida, porque estas le son impuestas por los poderosos en benficio propio.
2. La liberación de los trabajadore y las trabajadoras será obra de ellos y ellas mismas o no será. Los curritos (a partir de aquí todo es o/a) no necesitan una vanguardia dirigente de intelectuales burgueses (el partido leninista) que a la hora de la verdad defenderá su poder y sus lentejas por encima de las necesidadesreales de los curritos, unos interesesajenos a los intereses de clase (por ejemplo, la ex-URSS). Por ello los trabajadores debemos defender la autoorganización, evitando a los líderes.dirigentes, desarrollando una prácticaque tienda a socavar las bases del sistemay que nos acostumbre a dirgirnos nosotros solitos, perdiendo el miedo a que no hay nadie para decirnos lo que tenemos que hacer, perdiendo el miedo a la libertad, eso de la autogestión, la democracia directa.
3. Esto impica una concepción de la lucha y de la revolución: primero la práctica y la teoría han de ir juntas, la una sin la otra no tiene sentido. Segundo nuestras vidas no han de esperar un mítico día en que todo cambiará de golpe: la lucha incluye lo privado, no puedes ser el más rojo en el tajo o en el bar y en casa ser un pader, madre o hijo tradicional y como dios manda. Lo privado y cotidiano es político y viceversa. Tercero, tu lucha ha de ser abierta y no dogmática: no posees la verdad, no todos los demás se equivocan, no sólo tu camino es el bueno. Cuarto, ante todo, la unidad de la clase (la unidad hace la fuerza) por encima de divisiones partidistas. Cómo decían en el 36 a la C.N.T. y al P.C.E.: U.H.P. (Unidad Hermanos Proletarios). Quinto, es difícil predecir por donde el sistema puede petar, así que todas las luchas que vayan en favor de la creación de un contra poder (sindicales, ecologistas, de barrio, etc.) son validas ya que ahondan las contradicciones del sistema, y permiten a la clase obrera organizarse y darse cuenta de su fuerza.
4. También implica una ética individual, unas ideas de lo que debería ser y no debería ser, de lo que está bien y de lo que está mal. Por ejemplo, respetoa los demás, coherencia en tu práctica, no ser cerrado de mollera... Recuerda que el único arma que tienes contra el sistema es el cerebro, que para que nadie te engañe y líe, tienes que aprender, estudiar y saber (ojo que no digo que hay que ir al instituto o facultad, donde lo que realmente pretenden es hacernos más catetos de lo que ya somos). No puedes ir de rojo y estar todo el día colocado. Las posturitas te las dejas delante del espejo.
De estos puntos mínimos quiero resaltar 2 consecuencias lógicas. Por un lado, si acepats como válido lo expuesto, rompes con buena parte de la izquierda tradicional (los partidos y sindicatos de "toda la vida"). Sin una tradición encima que pese como una losa, somos libres de experimentar y crear lo que queramos, pudiendo adaptarnos a cada situación con fórmulas nuevas. Pero eso no es tan evidente, solemos repetir viejos esquemas sin ponerlos en duda. Durante la transición, los partidos leninistas, simplistas como ellos sólos, decían que según Marx, la clase obrera haría la revolución, así que los obreros tenían que ser revolucionarios por definición. Cuando llegase el partido "de verdad", pum, todos rojos. Nosotros repetimosese tópico cuando decimos "es que los curritos pasan de todo, salvo de su salario, fútbol y tías en bolas", "solo se movilizan por unos puntos de subida en el convenio". En resumen, porque no hacen lo que les digo, porque no se dan cuenta de que yo tengo la verdad. No pensamos en que es al reves, que con los medos con los que dispone el sistema para lavar el coco, lo raro es que haya alguien que proteste.
La segunda consecuencia, es que si pretendmos ser revolucionarios, nuestros esfuerzos deben ir encaminados a que las ideas de autoorganización, autonomía de la clase, conciencia de clase, etc., se exteindan a la mayor parte de la población. Ojo, no sólo a la gente joven que sigue una determinada moda. Lógicamente, no es revolucionario lo que no pretende llegar a la mayor parte de la población, lo que sólo transformatu vida cotidiana y no la de todos. Cualquier lucha que, además de conseguir uno objetivos inmediatos, no desarrolle unos postulados políticos ( en el sentido de plantear como han de ser las relaciones entre la gente, como han de definirse las condiciones de vida) y la extensión a la clase obrera de estos, no es radical, no transforma de raíz la sociedad. Aunque nosotros le demos ese sentido no lo tendrá.
¿ A donde voy a parar? A lo concreto: las okupaciones. Podemos decir que el pistoletazo de salida los dió la okupación de la calle Amparo, en el 85. La prensa, durante una semana, no paró de sacar fotos de crestosos barriendo y limpiando. Llega el desalojo, se organizan varias manis, con sus respectivas broncas. Aparece la Asamblea de Okupas de Mdrid, que durante los siguientes años, organiza varias okupaciones ( con sus rapidos desalojos), conciertos para financiarse, etc., lo que extiende la lucha. Tras la okupación de Arregui y Aruej (Puente de Vallekas), que dura por primera vez tes meses, y su posterior desalojo, hay aparentemente, un bajón en el movimiento. Desaparece la movida de la As. OK. M., la gente se pelea y hay un parón.
Pero se okupan unos pisitos en Minuesa, que poco a poco va creciendo en tamaño e influencia. Se empiezan a montar conciertos tras conciertos, a los que va mogollón de gente. Viene el desalojo, despues el Centro Social David Castilla, la Guindalera, con los respectivos desalojos. Es decir, que el movimiento sigue existiendo, que se extiende.Actualmente hay okupaciones en casi todos los barrios de Mdrid: Usera, Oporto, Paseo de Extremadura, Tetuán, Retiro, Palomeras, Lavapies, Leganes, Legazpi, Puente de Segovia.. En cada una de ellas se junta gentey se "mueve" una "peñita". Las okupaciones duran tiempo, los desalojos no son ya cuestión de horas: Minuesa duró 5 años y una sentencia judicial a su favor. Y si hay desalojo, se vuelve a okupar en cuestión de horas o días. Hay ya muchísmos conciertos y fiestas para financiar los diferentes colectivos , hay más espacios para desarrollar actividades culturales. Por otro lado muchos más vecinos tienen que entrar en contacto con las okupaciones: las tiene delante, no pueden no ver-conocer la alternativa que representan, otra forma de ver las cosas, las relacioes entre la gente... Muchos más jóvenes se pasan por las okupaciones y con ello participan en ellas. Resumiendo, desde el 85 hasta hoy el movimiento de las okupaciones ha avanzado enormemente. Podemos decir que la lucha contra el capitalismo avanza. Que ya queda un poco menos para que algo pueda cambier. ¿De verdad?
Punto 1: hay muchas ocupaciones pero están aisladas, no se ha logardo que éstas sean una solución a los problemas cotidianos de la población. Seguimos siendo unos bichos raros que como mucho podemos lograr una limitada y débil simpatía entre el vecindario.
Punto 2: están desunidas. Es extraordinario
el nivel de enfrentamiento (aunque sea soterrado) entre las okupaciones.
En el mejor de los casos lo que hay es indiferencia hacia las otras casas.
Prueba de ello es que no hay ningún tipode coordinación,
nada, absolutamentenada, cuando en buena lógica, "si a tu vecino
ves desalojar, ya le puedes ayudar, que el próximo eres tú".
Nada, hasta el punto,que tras el desalojo del C.S. Otamendi (Barrio de
Tetuán), se tardó más de un mes en montar una mani
de protesta en la que la presencia de okupas fue casi nula, claro que era
domingo por la mañana... Y aún menos hablar de campañas
conjuntas para potenciar la okupación o lo que sea. Esta afirmación
ha de matizarse. Parece que hay un nuevo intento de coordinación
entre las okupaciones, ¿Cuajará?
Punto 3: La okupación ha perdido buena
parte de su mensaje político. Para mucha gente que vive-participa
en dichos espacios, la lucha revolucionaria se limita a una estética
(parches, chapas, camisetas, corte de pelo) y a unas actividades-actitudes
supuestamente alternativas (por ejemplo, para muchos, un sitioes alternativo
y enrollado cuando tiene la priva barata). Nos quedamos en la superficie
de una serie de dogmas que nos facilitan la existencia al evitar el tener
que pensar y proveernos de del sentimiento de grupo (no estoy solo contra
la sociedad ya que muchos piensan como yo), que además nos permite
ser superiores para despreciar todo lo que nos es ajeno por "estar integrado
en el sistema". Frente al problema de los espacios y la vivienda, "patada
y adentro"; frente al problema del qué se hace en un espacio abierto,
panfletillo para que los vecinos vengan a usarlo, y como no vendrán,
pases de vídeo conciertos y fiestas a las que sólo viene
la gente de nuestro entorno (aunque sean 2000 personas), frente al problema
de como enfrentarse al sistema un arsenal de antis (antifascista, antiracsita,
antiautoritario, antitaurino, antisexista, antipatriarcal...). Como yo
estoy en un espacio liberado, ya casi todo está hecho. Para muchos
la okupación es un fin, no un medio, y a vivir que son dos días.
Una prueba clara de esta flarta, ya casi crónica
de reflexión, y con ella, de debate es que pese al tiempo pasado
desde el "inicio" de las okupaciones en Madrid, no hay ni un sólo
intento de autocrítica, de análisis de posibles fallos, errores
o aciertos. Recientemente se celebró, en Barcelona, un encuentro
estatal de okupaciones. Las personas que fueron a dichas jornadas no han
sacado ni un sólo texto, informe, artñículo o escrito
sobre ello. Y eso que juntarse casi 500 personas para debatir el tema es
dar muestras de gran madurez y cierta organización del movimiento.
Una cosa es que el guetto se extienda (de
ser 100, pasen a formarlo 2000 personas) y otra muy distinta es que nuestro
discuso adquiera peso en la sociedad. Ya se que no todos los okupas y okupaciones
son iguales. Pero el que un espacio de 10000 m2 esté en pleno centro
de Madrid (Embajadores 68) no significa que en el barrio haya habido un
cambio o mayor sensibilidad en lo referente al problema de la especulación,
de la destrucción del barrio, de la vivienda, etc. Evidentemente,
es un proceso lento, pero para que éste proceso se inicie hay que
tener una clara voluntad de que se de. Y esa voluntad es muy dudoso que
exista.
¿Porqué esta diferencia entre la teoría y los
resultados de nuestro esfuerzo? La "excusa" tradicional para explicar
el aislamiento de las ocupaciones, es que son los demás. "La
gente pasa de todo": no se pasan por los Centros Soc. y la peña
que si se pasa "no hacen nada o esperan a que se lo des tu hecho". Y contra
esto no se puede hacer nada. Bastante es que haya una okupación.
Este razonamiento es muy practico: no pongo en duda lo que yo hago, no
hay posibilidad de que sea yo el que se equivoca. Lo malo es que se hace
el avestruz, al no querer afrontar el problema. Para entender porqué
las ocupaciones son así y no de otra manera, hay que ver como son
los individuos que las forman y como son los colectivos en los que se organizan.
¿Porqué has entrado en una ocupa?
Primero porque "hay algo aquí que no va": estoy harto de que me
pare la madera, de vivir con mis viejos, de que me peguen los nazis, de
no tener un duro... Miro con simpatía los diferentes colectivos
que luchan por cambiar algo, voy a alguna mani, me muevo en los ambientes
alternativos (conciertos en ocupaciones, bares enrollados), compro camisetas
y chapas, etc.
El segundo paso es que me decido a hacer algo:
entro en algún grupo o colectivo (generalmente porque son colegas)
donde participo más o menos activamente según mi carácter.
Soy el que pega los carteles, vende las camisetas y curra en barras y puertas
de los conciertos. Estoy más tranquilo con mi conciencia que ya
no remuerde al estar "realmente" contra el sistema. A partir de aquí
se me abren varios caminos: + Sigo así hasta la jubilación,
la gente con la que me muevo son mis colegas, tengo buen rollo con ellos
y con la dinámica de mi okupación.
AHORA BIEN, PERO, SIN EMBARGO, AUN ASI, NO OBSTANTE
Nos queda un arma: el cerebro. Las okupaciones pueden
ser un formidable medio donde contactar con mucha gente, financiar los
grupos, etc. Tienen un enorme potencial pero hay que saber aprovecharlo,
hay que pensar que es lo que cada uno queremos, ser honestos y decirlo:
o revolución o conseguir donde vivir sin mucho esfuerzo (sin pagar
alquiler, agua, luz, fiestas juergas y mucha gente maja). Un barrio es
una red de relaciones, un entramado de costumbres. Las okupaciones, tal
y como están planteadas, son como peces que intentan atravesar la
red para ser libres, pero no la rompen, sino que la ponen en tensión,
y al estrechar sus lazos, la refuerzan. Nuestro objetivo no es atravesar
la red sino acabar con ella deshaciendo las mallas para construir, entre
todos, un nuevo entramado de relaciones. Las okupaciones pueden ser uno
de los instrumentos. Y en honor a la verdad las dinámicas que este
texto quiere denunciar, parece que poco a poco tienden a ser menos importantes
en los nuevos espacios que se abren. Esperemos que sea así.