texto publicado en el número 1 de la revista Contra (el) Poder en invierno del 97
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De CHAPUZA EN CHAPUZA HASTA LA VICTORIA FINAL

Reflexiones sobre los centros sociales, okupados, autogestionados, subversivos, alternativos, espacios liberados y adelante con los faroles.

    Vaya título para este ladrillo!!. Aquí va, pues un análisis sobre las okupaciones en Madrid. Pero ojo, me refiero a las okupaciones de espacios para "centros culturales alternativos" en manos de la "peñita enrollada", esa gente que tiene pintas y no paran de montar fiestas y conciertos. Dejo de lado las okupaciones unicamente de viviendas y las okupaciones (por ejemplo, de fábricas por sus trabajadores, de edificios públicos...). Intentando ser lo más breve posible, tengo que simplificar y caricaturizar las cosas. Resalto lo que más me interesa sin poder matizar ni reconocer todos los puntos positivos de lo que escribo. Ya sé que  todo es más complicado, que nada es "todo blanco o negro". También te pido que seas abierto de mollera, que te quedes con el fondo de las cosas, con lo principal, y no te pongas a decir "aquí rte has equivocado porque yo (o mi okupación) si hemos hecho tal o cual ..."

    Ante todo, se impone aclarar sobre que bases analizamos el tema. Lo primero es que "hay algo aquí que no va", el sistema en el que vivimos tiene que cambiar.     Dicho cambio de la sociedad, de nuestras vidas no puede ser reformista porque se seguirían reproduciendo las injusticias, matizadas, suavizadas, pero en esnecia las mismas injusticias. La transformación ha de ser, pues, revolucionaria. Es un objetivo hacia el que tender, la revolución no está a la vuelta de la esquina y no hablamos de una mítica revolución, simbolizada en la del 17, que hoy por hoy no es posible, pero estaremos de acuerdo que entre reforma y transformación radical (en la raíz de las cosas) como ideales, nos quedamos con la segunda. Repito lo obvio para mucha gente, porque más tarde veremos algunas de sus consecuencias.
    En plan burro, podemos dibujar 2 visiones de como ha de ser o se llega a una revolución:
        La leninista: hay que centrar el trabajo en la creación de una vanguardía, que cuando las condiciones estén dadas, dirigirá a las masas en la toma del poder.
        La otra: cuando las condiciones estén dadas, las masas tomarán el poder, sin necesidad de vanguardia.
    Repito, todo es más complejoy dentro de cada postura hay miles de matices, pero nos centraremos en la segundaopción, centrándonos en lo que llamaremos la "vía autónoma" (algún nombre tenía que darle). Aquí van unos puntos básicos de la autonomía (la teoría que lava más blanco, respetandoal máximo el color de su prenda):

    1. El mundo capitalista está dividido en sexos opuestos y clases sociales enfrentadas: a lo basto hay 3 clases: la clase media (profesionales liberales, ejecutivos,profesionales, pequeños comerciantes, etc.), la clase trabajadora, que para vivir depende de un salario y las clases altas, las que viven a costa del asalariado (el banquero barrigón que tanto scamos en nuestra propaganda). Vamos que hay una clase obrera que nunca ha podido decidir como han deser sus condiciones de vida, porque estas le son impuestas por los poderosos en benficio propio.

    2. La liberación de los trabajadore y las trabajadoras será obra de ellos y ellas mismas o no será. Los curritos (a partir de aquí todo es o/a) no necesitan una vanguardia dirigente de intelectuales burgueses (el partido leninista) que a la hora de la verdad defenderá su poder y sus lentejas por encima de las necesidadesreales de los curritos, unos interesesajenos a los intereses de clase (por ejemplo, la ex-URSS). Por ello los trabajadores debemos defender la autoorganización, evitando a los líderes.dirigentes, desarrollando una prácticaque tienda a socavar las bases del sistemay que nos acostumbre a dirgirnos nosotros solitos, perdiendo el miedo a que no hay nadie para decirnos lo que tenemos que hacer, perdiendo el miedo a la libertad, eso de la autogestión, la democracia directa.

    3. Esto impica una concepción de la lucha y de la revolución: primero la práctica y la teoría han de ir juntas, la una sin la otra no tiene sentido. Segundo nuestras vidas no han de esperar un mítico día en que todo cambiará de golpe: la lucha incluye lo privado, no puedes ser el más rojo en el tajo o en el bar y en casa ser un pader, madre o hijo tradicional y como dios manda. Lo privado y cotidiano es político y viceversa. Tercero, tu lucha ha de ser abierta y no dogmática: no posees la verdad, no todos los demás se equivocan, no sólo tu camino es el bueno. Cuarto, ante todo, la unidad de la clase (la unidad hace la fuerza) por encima de divisiones partidistas. Cómo decían en el 36 a la C.N.T. y al P.C.E.: U.H.P. (Unidad Hermanos Proletarios). Quinto, es difícil predecir por donde el sistema puede petar, así que todas las luchas que vayan en favor de la creación de un contra poder (sindicales, ecologistas, de barrio, etc.) son validas ya que ahondan las contradicciones del sistema, y permiten a la clase obrera organizarse y darse cuenta de su fuerza.

    4. También implica una ética individual, unas ideas de lo que debería ser y no debería ser, de lo que está bien y de lo que está mal. Por ejemplo, respetoa los demás, coherencia en tu práctica, no ser cerrado de mollera... Recuerda que el único arma que tienes contra el sistema es el cerebro, que para que nadie te engañe y líe, tienes que aprender, estudiar y saber (ojo que no digo que hay que ir al instituto o facultad, donde lo que realmente pretenden es hacernos más catetos de lo que ya somos). No puedes ir de rojo y estar todo el día colocado. Las posturitas te las dejas delante del espejo.

    De estos puntos mínimos quiero resaltar 2 consecuencias lógicas. Por un lado, si acepats como válido lo expuesto, rompes con buena parte de la izquierda tradicional (los partidos y sindicatos de "toda la vida"). Sin una tradición encima que pese como una losa, somos libres de experimentar y crear lo que queramos, pudiendo adaptarnos a cada situación con fórmulas nuevas. Pero eso no es tan evidente, solemos repetir viejos esquemas sin ponerlos en duda. Durante la transición, los partidos leninistas, simplistas como ellos sólos, decían que según Marx, la clase obrera haría la revolución, así que los obreros tenían que ser revolucionarios por definición. Cuando llegase el partido "de verdad", pum, todos rojos. Nosotros repetimosese tópico cuando decimos "es que los curritos pasan de todo, salvo de su salario, fútbol y tías en bolas", "solo se movilizan por unos puntos de subida en el convenio". En resumen, porque no hacen lo que les digo, porque no se dan cuenta de que yo tengo la verdad. No pensamos en que es al reves, que con los medos con los que dispone el sistema para lavar el coco, lo raro es que haya alguien que proteste.

    La segunda consecuencia, es que si pretendmos ser revolucionarios, nuestros esfuerzos deben ir encaminados a que las ideas de autoorganización, autonomía de la clase, conciencia de clase, etc., se exteindan a la mayor parte de la población. Ojo, no sólo a la gente joven que sigue una determinada moda. Lógicamente, no es revolucionario lo que no pretende llegar a la mayor parte de la población, lo que sólo transformatu vida cotidiana y no la de todos. Cualquier lucha que, además de conseguir uno objetivos inmediatos, no desarrolle unos postulados políticos ( en el sentido de plantear como han de ser las relaciones entre la gente, como han de definirse las condiciones de vida) y la extensión a la clase obrera de estos, no es radical, no transforma de raíz la sociedad. Aunque nosotros le demos ese sentido no lo tendrá.

    ¿ A donde voy a parar? A lo concreto: las okupaciones. Podemos decir que el pistoletazo de salida los dió la okupación de la calle Amparo, en el 85. La prensa, durante una semana, no paró de sacar fotos de crestosos barriendo y limpiando. Llega el desalojo, se organizan varias manis, con sus respectivas broncas. Aparece la Asamblea de Okupas de Mdrid, que durante los siguientes años, organiza varias okupaciones  ( con sus rapidos desalojos), conciertos para financiarse, etc., lo que extiende la lucha. Tras la okupación de Arregui y Aruej (Puente de Vallekas), que dura por primera vez tes meses, y su posterior desalojo, hay aparentemente, un bajón en el movimiento. Desaparece la movida de la As. OK. M., la gente se pelea y hay un parón.

    Pero se okupan unos pisitos en Minuesa, que poco a poco va creciendo en tamaño e influencia. Se empiezan a montar conciertos tras conciertos, a los que va mogollón de gente. Viene el desalojo, despues el Centro Social David Castilla, la Guindalera, con los respectivos desalojos. Es decir, que el movimiento sigue existiendo, que se extiende.Actualmente hay okupaciones en casi todos los barrios de Mdrid: Usera, Oporto, Paseo de Extremadura, Tetuán, Retiro, Palomeras, Lavapies, Leganes, Legazpi, Puente de Segovia.. En cada una de ellas se junta gentey se "mueve" una "peñita". Las okupaciones duran tiempo, los desalojos no son ya cuestión de horas: Minuesa duró 5 años y una sentencia judicial a su favor. Y si hay desalojo, se vuelve a okupar en cuestión de horas o días. Hay ya muchísmos conciertos y fiestas para financiar los diferentes colectivos , hay más espacios para desarrollar actividades culturales. Por otro lado muchos más vecinos tienen que entrar en contacto con las okupaciones: las tiene delante, no pueden no ver-conocer la alternativa que representan, otra forma de ver las cosas, las relacioes entre la gente... Muchos más jóvenes se pasan por las okupaciones y con ello participan en ellas. Resumiendo, desde el 85 hasta hoy el movimiento de las okupaciones ha avanzado enormemente. Podemos decir que la lucha contra el capitalismo avanza. Que ya queda un poco menos para que algo pueda cambier. ¿De verdad?

    Punto 1: hay muchas ocupaciones pero están aisladas, no se ha logardo que éstas sean una solución a los problemas cotidianos de la población. Seguimos siendo unos bichos raros que como mucho podemos lograr una limitada y débil simpatía entre el vecindario.

    Punto 2: están desunidas. Es extraordinario el nivel de enfrentamiento (aunque sea soterrado) entre las okupaciones. En el mejor de los casos lo que hay es indiferencia hacia las otras casas. Prueba de ello es que no hay ningún tipode coordinación, nada, absolutamentenada, cuando en buena lógica, "si a tu vecino ves desalojar, ya le puedes ayudar, que el próximo eres tú". Nada, hasta el punto,que tras el desalojo del C.S. Otamendi (Barrio de Tetuán), se tardó más de un mes en montar una mani de protesta en la que la presencia de okupas fue casi nula, claro que era domingo por la mañana... Y aún menos hablar de campañas conjuntas para potenciar la okupación o lo que sea. Esta afirmación ha de matizarse. Parece que hay un nuevo intento de coordinación entre las okupaciones, ¿Cuajará?
    Punto 3: La okupación ha perdido buena parte de su mensaje político. Para mucha gente que vive-participa en dichos espacios, la lucha revolucionaria se limita a una estética (parches, chapas, camisetas, corte de pelo) y a unas actividades-actitudes supuestamente alternativas (por ejemplo, para muchos, un sitioes alternativo y enrollado cuando tiene la priva barata). Nos quedamos en la superficie de una serie de dogmas que nos facilitan la existencia al evitar el tener que pensar y proveernos de del sentimiento de grupo (no estoy solo contra la sociedad ya que muchos piensan como yo), que además nos permite ser superiores para despreciar todo lo que nos es ajeno por "estar integrado en el sistema". Frente al problema de los espacios y la vivienda, "patada y adentro"; frente al problema del qué se hace en un espacio abierto, panfletillo para que los vecinos vengan a usarlo, y como no vendrán, pases de vídeo conciertos y fiestas a las que sólo viene la gente de nuestro entorno (aunque sean 2000 personas), frente al problema de como enfrentarse al sistema un arsenal de antis (antifascista, antiracsita, antiautoritario, antitaurino, antisexista, antipatriarcal...). Como yo estoy en un espacio liberado, ya casi todo está hecho. Para muchos la okupación es un fin, no un medio, y a vivir que son dos días.
    Una prueba clara de esta flarta, ya casi crónica de reflexión, y con ella, de debate es que pese al tiempo pasado desde el "inicio" de las okupaciones en Madrid, no hay ni un sólo intento de autocrítica, de análisis de posibles fallos, errores o aciertos. Recientemente se celebró, en Barcelona, un encuentro estatal de okupaciones. Las personas que fueron a dichas jornadas no han sacado ni un sólo texto, informe, artñículo o escrito sobre ello. Y eso que juntarse casi 500 personas para debatir el tema es dar muestras de gran madurez y cierta organización del movimiento.
     Una cosa es que el guetto se extienda (de ser 100, pasen a formarlo 2000 personas) y otra muy distinta es que nuestro discuso adquiera peso en la sociedad. Ya se que no todos los okupas y okupaciones son iguales. Pero el que un espacio de 10000 m2 esté en pleno centro de Madrid (Embajadores 68) no significa que en el barrio haya habido un cambio o mayor sensibilidad en lo referente al problema de la especulación, de la destrucción del barrio, de la vivienda, etc. Evidentemente, es un proceso lento, pero para que éste proceso se inicie hay que tener una clara voluntad de que se de. Y esa voluntad es muy dudoso que exista.
¿Porqué esta diferencia entre la teoría y los resultados de nuestro esfuerzo?  La "excusa" tradicional para explicar el aislamiento de las ocupaciones, es que son los demás.  "La gente pasa de todo": no se pasan por los Centros Soc. y la peña que si se pasa "no hacen nada o esperan a que se lo des tu hecho". Y contra esto no se puede hacer nada. Bastante es que haya una okupación. Este razonamiento es muy practico: no pongo en duda lo que yo hago, no hay posibilidad de que sea yo el que se equivoca. Lo malo es que se hace el avestruz, al no querer afrontar el problema. Para entender porqué las ocupaciones son así y no de otra manera, hay que ver como son los individuos que las forman y como son los colectivos en los que se organizan.
    ¿Porqué has entrado en una ocupa?  Primero porque "hay algo aquí que no va": estoy harto de que me pare la madera, de vivir con mis viejos, de que me peguen los nazis, de no tener un duro... Miro con simpatía los diferentes colectivos que luchan por cambiar algo, voy a alguna mani, me muevo en los ambientes alternativos (conciertos en ocupaciones, bares enrollados), compro camisetas y chapas, etc.
     El segundo paso es que me decido a hacer algo: entro en algún grupo o colectivo (generalmente porque son colegas) donde participo más o menos activamente según mi carácter. Soy el que pega los carteles, vende las camisetas y curra en barras y puertas de los conciertos. Estoy más tranquilo con mi conciencia que ya no remuerde al estar "realmente" contra el sistema. A partir de aquí se me abren varios caminos: + Sigo así hasta la jubilación, la gente con la que me muevo son mis colegas, tengo buen rollo con ellos y con la dinámica de mi okupación.

    Llegamos al tercer peldaño: para que haya una transformación social, tengo que cambiar antes yo. Antes que nada reconocer mis errores y los de mis compañeros. Al ser critico con  mi curre subversivo es cuando este realmente sirve para algo, y me libero (de las presiones del grupo, del "hay que hacerlo por narices" cuando no me apetece), nadie me puede manipular, ningún lidercillo se me pude subir a la azotea. Soy consciente de donde y en que me meto, por ello me centro en lo que creo que es lo más importante, intentando ser lo menos chapuza posible.
    La mayoría de la peña nos quedamos en el 2 nivel. Dos ejemplos: La postura del "yo soy alternativo (o antisistema) por estar en una okupación", como si el mero hecho de estar entre 4 paredes, montar muchos conciertos y pintar muchos lemas en paredes y cuartos de baño, fuese suficiente. Es quedarse a mitad de camino.
    La postura de "como yo me llamo antiloquesea y estoy en un espacio liberado, ya soy antiloquesea", por el conocido sistema de llegar a ser algo con parecerlo, lógicamente, el que no reuna estos requisitos, el que no aperente ser un antiloquesea, sólo puede ser del sistema. En una charla sobre los presos políticos en un C.S. okupado, se le pidió a un señor con bigote, bien vestido que iba solo y que nadie conocía, que se pirase, que no se querían secretas. Resulto ser un railitante del Sindicato Solidaridad Obrera.  Desentonaba entre toda la peñita, solo podía ser el enemigo.
    Pero sigamos disecando el comportamiento individual en las okupaciones. Nos queda el tema de la coherencia y el compromiso. Cuando entras en una okupación, nadie te obliga a ello.  Es una elección libre. Pero dicho acto tiene consecuencias que tienes que asumir, no te puedes escaquear. No es un partido, donde hay una disciplina, con estructuras encargadas de "mantener el orden". Por ello si te comprometes, hazlo. Si en una asamblea de la okupa te encargas de algo pero es fin de semana, el calimotxo... y pasas de todo,sí que pasa algo. Sobretodo que a tu chapuza se le suma la de los demás creándose un efecto bola de nieve, y tenemos una de las causas de nuestra crónica ineptitud. Repito, tu compromiso es libre, entonces si fallas y no lo cumples, trabajas para el sistema, frenas el esfuerzo de tu grupo, eres un bocarrana. Igual en lo referente a la coherencia. Si todos somos asamblearios, no te puedes saltar a la torera las decisiones que a tí no te gusten: tu pagas la entrada del concierto igual que los demás, aunque vivas en la okupa, y pagas la priva aunque sean tus colegas, etc. No olvides que si luchas realmente por la revolución, eres un ejemplo vivo de lo que pregonas. ¿Cómo te va a hacer caso la gente si ni tú haces lo que dices?.
    Pero, ¿porqué tenemos estos fallos de forma tan reincidente? Generalmente, lo que me empuja a meterme en una okupación es un sentimiento de rechazo a lo que es mi vida.  Y todo lo que sea romper con la monotonía de mi vida cotidiana (levántate, transporte, instituto, levántate, transporte, curre, etc.) es visto como una liberación. Pero eso es quedarse en la superficie de las cosas. Es solo el primer paso. Al rechazo de lo que no me gusta le tengo que sumar el pensar qué quiero en lugar de lo que rechazo y como lograrlo. Tener tu casita okupada donde te escapas del agobio es una falsa salida: más tarde o más temprano una porra policial te hará pisar tierra. Cuanto más tarde sea, más gordo es el batacazo. El sistema no se queda en la puerta de la okupación y dentro tod@s muy maj@s y enrollad@s. Y esta falta de reflexión individual, la superficialidad, la falta de contenido se reproduce, multiplicada, a nivel colectivo.
    Muchos de los colectivos que usan las Okupaciones son fruto y a la vez producen una "moda alternativa". No es sólo una estética diferente, es también el contenido. En el Tierra y Libertad (periódico de la sección española de la AIT) de Enero, escribe una gente de una ciudad cualquiera que han formado un "colectivo (antiautoritario, asambleario, autónomo para llevar algunos temas adelante: el tema antimilitarista, antifascista, antitaurino...". Me junto con unos colegas, me pongo la etiqueta de turno (en este caso lo de autónom y antiautoritario) para llavar a cabo las luchas de moda. ¿Transforma la vida cotidiana de un joven de cualquier ciudad la lucha antitaurina cuando nos come el paro? La lucha antifascista no es solo partir cabezas de Boneheads, ni todos los que no me gustan son fascistas, desde el pica que me ha trincado colandome hasta el que no me deja pasar gratis en un concierto. La alternativa queda reducida a una serie de consignas.
configuración de la casi definitiva red de defensa y seguridad de los países avanzados.
    Lo que quiero resaltar es la falta de contenido de las okupaciones: todo se resuelve con una serie de lemas fáciles de seguir. Toda información sobre okupaciones tiene la coletilla: "hemos okupado un local para llevar a cabo actividades culturales al margen del sistema". Generalmente sigue una lista de las actividades :charlas, debates, pases de video ... Pero nunca se explica que es eso de "actividades al margen del sistema". ¿Qué cultura construimos e intentamos sacar adelante? En la mayoría de los casos: fiestas y conciertos, y poco más. De hecho, cuando se ocupa no hay actividades para llenar ese espacio, porque pocas veces se hace algo antes. Solo cuando tenemos el sitio es cuando nos planteamos lienarlo. En contadísimas ocasiones hay un trabajo previo de análisis de las necesidades reales del barrio: ¿Dónde se junta la gente joven? ¿qué necesidades consideran más importantes, sí estas son compatibles con nuestras concepciones? ¿qué asociaciones hay en la zona, cómo contactar con ellas,etc?. Nuestra cultura se reduce a música y estética. Y si no preguntar a las distribuidoras alternativas: lo que más venden es música y moda (camisetas, chapas..). Aunque suene un poco fuerte, nuestra historia tiene un componente de imagen, de postura, es decir un gran hueco, un vacío tapado por mentiras y autoengaños. ¿A nadie le choca que , para desalojar el C. S. "La Guindalera", hubiese unas 5000 firmas de vecinos en manos del cerdo concejal de turno? ¿Era sólo que los vecinos son unos fachas o es que estaban hartos de sufrir las hordas de peña a las seis de la mañana gritando, meando, rompiendo cosas, cuando acababa el concierto del día? ¿Cómo lograr apoyo de todo el barrio, (era sólo de la peñita de la zona) si el centro social es ante todo una fuente de molestias y problemas y no aporta ni una sóla ventaja?
    Lo de la moda tiene otro componente a parte de la superficialidad: la tendencia a imitar. Como en Alemania o en las fáricas en lucha, son unos brutos del copon, van encapuchados y pegan a la poli, todos a encapucharse. Y se pone de moda los encapuchados. En la mani, hay que encapucharse, gritar mucho y tirar piedras (desde lo más lejos posible, da igual que caigan sobre tus compañeros). Si no es así, ha sido una mierda: no ha habido hostias con la poli. Reproduzco una imagen, pero no su contenido.
    La falta crónica de reflexión tiene varias consecuencias. Una de ellas es el "fenómeno mosca": nos comportamos como una mosca delante de un cristal, que choca y choca hasta que se mata, o alguien, harto del zumbido -¡poc!, se la carga. Así chocamos contra la realidad, sin pararnos a pensar el porqué de las cosas, hasta que desaparecemos por disolución del grupo o el estado nos "liquida". De la okupación de Seco, un grupo de peña se fue, harta del atajo de pies negros que se les coló. Okuparon en Usera, donde volvieron a tener el mismo problema, hasta que les desalojaron. Okuparon en Lavapies y hubo una hermosa colonia de pies negros concentrada allí. En Minuesa hacían periódicos llamamientos a que la gente que en ella había hecho cosas participaran en el centro y en las asambleas, sin exito. En ambos casos el fenómeno se repetía una y otra vez.
    La segunda consecuencia es el fenómeno "cual abeja, de flor en flor voy y ninguna me quedo". Los colectivos de las oKupaciones no tiene ninguna continuidad en su trabajo, pasando de un tema a otro. En el 92, todo el mundo a currarse lo del V centenario y la solidaridad con América Latina, tema que se deja de lado hasta lo de Chiapas. Más claro es el tema Antifa: cerca del 20 N, paranoia, y después alguna paliza a un nazi y nada más. Para lograr resultados duraderos, para incidir en la realidad, hay que hacer un esfuerzo continuo. Superficialidad, inconstancia, son algunas de las características de los colectivos de las okupaciones.
    Ello hace que la imagen que se tiene de ellos sea poco alagueña. Se nos ve como un grupo cerrado, en el que es difícil entrar si no se reproducen los ritos adecuados (la estetica, la edad, los comportamientos "liberados"). Las ideas que se transmiten son simplonas (okupacion = patada; fascismo = partirle la cara; divertirse = el moco más grande que se pueda) hasta decir basta, y que no responden a las necesidades reales de la gente, con lo cual nos ganamos nuestra etiqueta de "tribu". De hecho no hacemos nada por quitarnos esa imagen: los carteles de conciertos son a cada cual más difícil de entender, con gran profusión de simbolitos. Se nos ve como grupos de colegas que se juntan para hablar y colocarse: desempolvar la tradición de las tertulias, en vez de con chatos de vino, con "cachis" y porros, no tiene nada de subversivo. Cualquiera que vea una casa okupada, llena de lemas y la realidad que hay detrás, se defraudará. Muy pocos son los espacios en Madrid en que el aspecto de la okupa sea fundamental: (límpio, agradable, cuidado) en que la impresión de que es un sítio cutre no sea lo primero que se tenga. El sofá reventado a la basura, los escombros en scaos y a un contenedor cercano, las caquitas de "los animales libres" recogidas por sus responsables, las paredes limpias o con grafitis, etc. etc. etc. ¿Dudas todavía?  Pues explicate porqué, desde el 85 al 94, no hay en todo Madrid nada escrito sobre las ocupaciones que no sea "hemos okupado tal sitio y pretendemos hacer tal cosa". Salvo el dossier editado por Minuesa "Mlnuesa, una okupación con historia", que es la única excepción. Por ejemplo: un estudio sobre que empresas especulan, que conexiones tienen con los poderes públicos, con los gobernantes. El papel de las juntas municipales, etc.... No hay apenas textos donde la gente que lleva más tiempo intente transmitir su experiencia, etc. El único manual sobre como okupar lo publicó la revista de comix Makoki. A parte de construir un hermoso güeto, ¿qué potenciamos sino la cirrosis y estilos musicales ruidosos?
    Antes de que tires el texto y busques al autor para partirle la cara, o desilusionado, pases de todo, apura el amargo trago de la conclusión a este compendio de trolas que no respetan tus ilusiones y tus puras intenciones. Ciertamente, hay una enorme distancia entre nuestra teoría y nuestra practica. Eso es debido a las circunstancias que nos rodean (el sistema capitalista), a nuestra falta de reflexión individual y a los fallos que arrastran nuestras formas de organización. He exagerado a posta dichos fallos, olvidando los lados positivos, para que a través de esta provocación, pienses y veas lo que nadie dice: podríamos ser un gran problema para el sistema, pero no lo somos, y no porque el enemigo sea superpoderoso (de hecho, todavía no le hemos visto contestamos) sino porque nosotros mismos no queremos avanzar.
    Pillemos la idea por otro lado. Cuando okupamos, somos conscientes de lo que nos rodea, la sociedad, esta basada en el engaño, en la mentira, en la falsedad, en el espectáculo. Por eso, por ejemplo, denunciamos la manipulación informativa de la TV y prensa, la farsa electoral... Tambien sabemos que para eso están la escuela, la mili, la iglesia, etc, para educamos, inculcarnos a cada uno de nosotros unas ideas para que nos creamos el espectáculo, el engaño. NO puedes pretender que por el mero hecho de meterte entre 4 paredes, es decir, okupar, te liberas de años de comedura de coco, así, de un plumazo. Que aunque en apariencia tengas posturas que rompen, no reproduces el espectáculo, ni la costumbre que has interiorizado sin poder evitarlo. Que las okupaciones, lugares donde se potencia "una vida sin capital, espacios liberados", reproducen la superficialidad, con un guión más atractivo, pero sin poner en duda realmente el sistema, por ejemplo: qué pasa con el tema de las relaciones personales (los/las amigas, la pareja, los celos, las drogas, etc.) ¿realmente puedes afirmar que las relaciones que se desarrollan en un centro social no son muy parecidas a las que se dan fuera de él? ¿No hay líderes, camarillas, grupos de poder, tensiones, enfrentamientos personales al igual que en una asociación de vecinos, sección sindical o empresa en lucha?.
    Repetimos los errores de nuestros mayores, nuestro trabajo no tiene nada de revolucionario, porque reproducimos lo que ya existe, cambiándole l forma pero no el fondo. Repetimos los mismos procesos, mantenemos y perpetuamos valores y comportamientos contra los que te´óricamente luchamos. ¿Por qué no decir la verdad?.
    En los Centros Sociales sólo damos cabida a cierto tipo de actividades y gentes. Estos son los errores que solemos repetir, no somos perfectos. Así por lo menos el personal sabrá dónde se mete, que problemas afrontará, etc.
estos son los fallos que se suelen repetir, no somos perfectos. Así, por lo menos, el personal sabría en que se mete, que problemas afrontará, etc.
 

AHORA BIEN, PERO, SIN EMBARGO, AUN ASI, NO OBSTANTE

    Nos queda un arma: el cerebro. Las okupaciones pueden ser un formidable medio donde contactar con mucha gente, financiar los grupos, etc. Tienen un enorme potencial pero hay que saber aprovecharlo, hay que pensar que es lo que cada uno queremos, ser honestos y decirlo: o revolución o conseguir donde vivir sin mucho esfuerzo (sin pagar alquiler, agua, luz, fiestas juergas y mucha gente maja). Un barrio es una red de relaciones, un entramado de costumbres. Las okupaciones, tal y como están planteadas, son como peces que intentan atravesar la red para ser libres, pero no la rompen, sino que la ponen en tensión, y al estrechar sus lazos, la refuerzan. Nuestro objetivo no es atravesar la red sino acabar con ella deshaciendo las mallas para construir, entre todos, un nuevo entramado de relaciones. Las okupaciones pueden ser uno de los instrumentos. Y en honor a la verdad las dinámicas que este texto quiere denunciar, parece que poco a poco tienden a ser menos importantes en los nuevos espacios que se abren. Esperemos que sea así.
 

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