De la ciénaga al gulag:
aclaraciones sobre la deriva estalinista de la Coordinadora Antifascista de Madrid

Gustavo Roig Domínguez
gustavo@nodo50.org

(Dialéctica antifascista (I): unidad, potencia, movimiento.)
(Dialéctica antifascista (II): vanguardia, mito, movimiento)
(Lógica antifascista: ¿sumar, restar, multiplicar o dividir?)

No tenía pensado volver a escribir sobre la deriva autoritaria y estalinista de la Coordinadora Antifascista de Madrid, pero en vista de cómo se ponen las cosas, y sobre todo, después de leer semejante combinación de absurdas acusaciones, he tenido que dedicar una mañana del madrileño puente de San Isidro para intentar aclarar todo este lio, para intentar desmontar este cúmulo de falsedades.

Los "hechos"

Efectivamente, el 30 de abril, sobre las 10:30 de la mañana estaba yo pegando propaganda del MayDay (1) de Madrid cuando me dí de bruces en la calle Embajadores de Madrid con Mariano Pujadas, miembro de La Haine y responsable directo de la publicación de las caricaturas de marras difundidas como respuesta a mi texto crítico con la Coordinadora Antifascista. Lo primero que le dije fue: "Hola Mariano, mira tú por dónde, ahora tienes la oportunidad de decirme personalmente lo que has estado diciendo en Internet. Hay que ser coherente, Mariano". Su respuesta fue silencio y frases inconexas y el intento de salir corriendo. Lo segundo que le dije fue "Tranquilo, sólo quiero que me digas aquí y ahora todo lo que dices en Internet sobre mí, y que me expliques por qué has publicado esas caricaturas con mi cara en Internet". Casi sin capacidad para articular palabra, hacía lo que buenamente podía (nada) para argumentar algo. En ningún momento agredí a Mariano, ni le amenacé con nada que pudiera hacerle daño. Me limité a decirle lo que pensaba: que era un cobarde incapaz de mantener un debate en términos políticos. Eso si, Mariano pasó más vergüenza en los 3 minutos que duró el encuentro que en toda su vida, incapaz de negar su responsabilidad en el tema de las calumnias, descolocado y con cara de "tierra trágame". Se fue abochornado pero físicamente entero (moralmente hace tiempo que se ha quebrado), mientras yo me quedaba, más cabreado que desahogado, viendo como corría dando voces. Sin duda, escapaba barruntando la venganza. La única forma de que Mariano hubiese caido al suelo hubiera sido tropezando mientras reculaba huyendo de unas explicaciones que no supo dar. Más allá de algún insulto que Pujadas se llevó de regalo eso fue todo. Reconozco un ejercicio de contención inmeso: estoy seguro de que otra persona dificilmente hubiera sido capaz de contenerse después de lo que he tenido que ver y leer en la red estas últimas semanas, después de todo lo que ha escrito Pujadas sobre mi en los últimos días, después de todo lo que me ha caido por escribir tres artículos. ¿Se puede considerar una discusión como una agresión? ¿Estamos locos o qué?

La verdad es que tener que dar este tipo de explicaciones es algo que me descompone. Me veo en la obligación frente a la manipulación que se está haciendo respecto a este encuentro, y a todo lo que rodea al debate sobre la deriva estalinista de la Coordinadora Antifascista y sus medios de comunicación afines. No sé si Mariano Pujadas es miembro de la Coordinadora o no, poco me importa. Si sé que es la persona que desde hace meses se ha impuesto como tarea prioritaria atacar en lo personal, recurriendo a la calumnia, a todo aquel que se permita el lujo de criticar públicamente a la Coordinadora. También sé que, tanto él como las personas que hoy la dirigen, hace tiempo que han perdido todo tipo de autoridad para liderar cualquier experiencia política en la capital. Este comunicado al que me veo en la obligación de responder es la manifestación evidente de la degradación moral a la que se puede llegar cuando la impotencia generada por la incapacidad política te lleva a responder con difamaciones o deformaciones paranoides de los hechos, con la idea de señalar y acusar a quien te hace crítica política. Estalinismo de manual: reducir a tu oponente a un conjunto de rasgos caricaturescos y maniqueos, negarle la naturaleza de interlocutor político, propiciar su linchamiento personal.

De la impotencia política a la agresividad personal

Sigo pensando que el comportamiento de Mariano Pujadas es de una cobardía e inmadurez política y personal insuperable. Se lo dije el otro día en la calle y no tengo problema alguno en volver decirlo ahora aquí: su incapacidad para debatir en términos políticos se ha transformado en puro resentimiento destilado en campañas injuriosas y victimistas, que pretenden distraer la atención del foco político del asunto. Mariano tiene un problema político grave, pero sobre todo tiene un problema personal que le ha llevado a perder el control sobre sus propios actos, de tal forma que la mentira más escandalosa y la manipulación más descojonante se incorporan al arsenal de su guerra particular contra los críticos de la Coordinadora y sus espacios de militancia. Es evidente que ni él ni la Coordinadora han encajado la crítica que se les hace desde diferentes espacios de las redes sociales de esta ciudad. Llevan meses buscando una "venganza", en vez de centrar su esfuerzo y la poca inteligencia política que demuestran en reaccionar desde lo político (hace mucho que se os pide un texto, un debate, un posicionamiento que no vemos por ningún sitio), renunciando a poner en el centro del conflicto las fobias personales que se materializan en textos como al que estoy respondiendo, o las campañas de injurias que todos hemos visto en la red. Hace tiempo que se le pide a la Coordinadora que reaccione en términos políticos y cuando reacciona, nos ofrece más de lo mismo: victimismo, distorsión de los hechos, señalamiento, paranoia, mentiras.

Sobre la necesidad urgente de un debate

Me gustaría tocar en esta respuesta el tema que aparece en el libelo de la Coordinadora y que da la medida de lo retorcido que se puede llegar a ser cuando se trata de intentar destruir en lo personal al adversario político. Podéis leer en su texto cosas como esta: "la agresión a nuestro compañero se produce después de que el miembro de Nodo50 haya intentado presionar y chantajear a la Coordinadora Antifascista para que entremos en un debate público con él. Nos parece que el debate constructivo y fraternal dentro de los movimientos sociales es fundamental, pero no es el caso: aquí se trata de imponer una discusión por la vía de la provocación y la agresión física" . Cualquiera que lea esto se imaginará a un tal Roig acogotando con sus propias manos a un miembro de la Coordinadora, al tiempo que grita a pocos centímetros de su cara: "Debate, tío, debate". Esa es la imagen de alguien que "presiona y chantajea" exigiendo algo. Es cierto que hace tiempo me dirigí a la Coordinadora, proponiéndoles un debate público cuyo objetivo fuera la recomposición del movimiento, y lo hice con este mail que envié dos veces en los primeros días de abril:

"Os escribo para haceros una propuesta. Como habéis podido comprobar, a raíz de mi texto se ha generado una pequeña tormenta en internet. Tal como he leído por ahí, la red no es el mejor sitio para tener un debate serio y constructivo. Por eso se me había ocurrido que quizá estuvierais interesados en participar en un debate público, presencial, sobre la situación del movimiento antifascista en Madrid. Quizá una mesa redonda en la que vosotros [...] como representantes de la Coordinadora Antifa, yo mismo, y alguien de la escena libertaria podamos argumentar nuestras posiciones y a partir de ese momento darle la palabra al público de manera que el debate se dé de forma asamblearia y a poder ser masiva.

Se me ocurre que podría ser en un centro social okupado, podríamos grabarlo en vídeo y si os parece, emitirlo en directo por streaming de audio por Internet. Mi idea es que ese debate pudiera ser un punto de partida para una posible reconstitución del movimiento.

Como estas cosas son delicadas, creo que lo mejor es que lo hablemos personalmente. Si no os importa , os llamo y charlamos. Os parece?

Un abrazo
Gustavo"

Nunca hubo respuesta a esta propuesta. Alguien que no conozca la existencia de este mail podría pensar, leyendo el texto de la Coordinadora, que que soy una especie de mafioso que exige, que presiona, que recurre al chantaje. Un par de mails en estos términos ¿se pueden considerar presión y chantaje? Leyendo este mail ¿alguien puede creer las acusaciones que se me hacen? Lo realmente interesante de este ejemplo, lo que quiero analizar, es que este tipo de acusaciones gratuitas, que se hacen ocultando los hechos y presentándolos distorsionados, son parte de e identifican el estilo político de las personas que dirigen la Coordinadora, huérfanos de ideas y totalmente alejados de una cultura política basada en el debate. Su reacción ante la crítica es la puesta en marcha de un conjunto de técnicas orientadas a la destrucción personal de su adversario, en este caso yo. Sólo así se entienden los fotomontajes infamantes de Pujadas, las falsas acusaciones, la combinación y repetición de auténticas falsedades como argumentos "políticos". Sin capacidad para responder a los textos que circulan en la red, se aferran a este episodio, previa deformación de lo acontecido, como podrían aferrarse a cualquier otra cosa en su empeño por destruir a quien se les ponga por delante. Curioso y revelador comprobar que después de seis meses de silencio, la Coordinadora tenga que echar mano de ésto para ajustar cuentas conmigo. Sinceramente, no me lo esperaba, a pesar de esperar muy poco por su parte. Todavía estoy aguardando un par de párrafos en los que argumenten algo que ponga en cuestión lo que yo he dicho públicamente en esos artículos.

Es evidente que, conscientes de su debilidad política, buscan y construyen otro escenario para el enfrentamiento a través del "episodio Pujadas", al que repentinamente adoptan como miembro y por el que salen a dar la cara. Un escenario en el que se sienten más cómodos al necesitar poner en práctica un ejercicio intelectual mínimo y poder introducir un nuevo elemento en la escena: la violencia como instrumento para la resolución de conflictos políticos. El conflicto Nodo50-La Haine se desvanece (lo que La Haine sin duda pide a gritos) y se pone en marcha la revancha del aparato de la Coordinadora frente Gustavo. Maniobra de vuelo corto que, de la misma manera que en el caso de las caricaturas, tiene "retranca": golpea al que dispara y fracasa en su objetivo. ¿Cuánto falta para que la Coordinadora ponga precio a mi cabellera?

La Coordinadora tiene que preparar una respuesta pública sobre sus errores políticos, asumir su responsabilidad y renunciar a los impulsos más básicos que la empujan a matar al mensajero en una estrategia que la perjudica y aisla. Su línea de trabajo pasa por tirar balones fuera, cerrar filas recurriendo a la victimización y la desnaturalización de las críticas. Para la Coordi es "inconcebible" que se les cuestione desde la izquierda, de ahí que se empeñen en establecer lazos y vínculos (muchas veces biológicos y familiares) entre la disidencia, la policía y la socialdemocracia con la idea de desdibujar el conflicto político. Es imposible mantener un intercambio de ideas encontradas con quien en el segundo round ya no maneja argumentos y se limita a tirarte a la cabeza lo primero que tiene a mano, lo que menos esfuerzo intelectual le exige (el insulto), el recurso más efectista para forzar un cierre de filas.

El estalinismo madrileño dispone de un "paquete argumental" que combina acusaciones difamatorias básicas para uso y disfrute en sus guerras contra el resto de familias políticas: madero-facha-socialdemócrata. A partir de ahí la ruptura, la expulsión y el comunicado en internet. En una espiral que se retroalimenta en los foros, se demuestran dispuestos a cargarse todo aquello que tanto tiempo y esfuerzo nos está costando construir, con la fantasía delirante que les anima a pensar en la posibilidad de una reorganización tutelada por ellos desde las cenizas. En esa guerra, poco importa quitarse de en medio a alguien mediante la estrategia goebbeliana de la repetición infame de una mentira un millón de veces, lo que pone de manifiesto la penetración del pensamiento y la ética reaccionaria dentro de la izquierda y el campo popular.

Entre la ciénaga al gulag hay muy pocos centímetros

A día de hoy, lo único que yo he hecho es publicar tres textos que analizan la evolución de la Coordinadora Antifascista hacia el estalinismo. En ellos comento la trayectoria de esta organización en el último año, en el que se ha desprendido deliberadamente de los sectores libertarios y autónomos para imponer un proyecto sectario, excluyente y reformista. Media docena de grupúsculos protoestalinistas han acabado con una larga trayectoria de trabajo unitario entre las diferentes corrientes anticapitalistas de la ciudad. La crítica a este viaje ha sido silenciada en la medida en que han podido hacerlo, y una vez ésta ha trascendido a la red, se ha recurrido al ataque personal y la calumnia: sin debate político, sin ideas, sin discurso, la cúpula de la Coordinadora refuerza los argumentos de aquellos que la identificamos con el estalinismo. Su reacción es de manual: si no puedes con los que te superan en el debate, acúsalos de agentes del enemigo, señálalos, victimízate e intenta quitártelos de en medio. No asimilan crítica alguna, tampoco la perdonan. Aislada en lo político como no lo ha estado nunca, cuestionada por una gran parte de las redes sociales madrileñas, no piensa en otra cosa que en un ajuste de cuentas. Rechaza todo tipo de oferta de debate, manipula y deforma la realidad en una huída hacia adelante que la lleva al abismo y la aleja de la sensatez e inteligencia política imprescindibles.

Como decía, me he limitado a comentar esta trayectoria en esos tres textos y ahora me veo envuelto en un culebrón de amenazas, supuestas agresiones (no es la primera vez que La Haine se inventa una agresión para explotarla políticamente), conspiraciones con organizaciones en las que no milito para (puro delirio) "acabar con la Coordinadora".

Tengo 41 años, he militado en diversas experiencias políticas anticapitalistas de Madrid desde los 14 y nunca antes había presenciado una estrategia tan burda, tan inmoral y tan alejada respecto a los mínimos de respeto que se supone debemos guardar entre compañeros. Nunca había visto cómo una combinación de incapacidad estructural para la confrontación de ideas y de resentimiento personal, pueden generar tanta agresividad, pueden movilizar en algunas personas su lado más oscuro, su perfil más derechista y reaccionario. Pocas veces había tenido la oportunidad de comprobar en lo que se supone es el "campo" anticapitalista, que convivimos con personas que, desconociendo los límites del compromiso moral, se sitúan en niveles tan cercanos a la ciénaga que te impiden poder considerarlos, desde el punto de vista de los valores y de la ética militante, como gente de izquierdas, como compañeros.

Renunciando a una base ética mínima que nos sitúe en el campo de la racionalidad revolucionaria y nos garantice la pertenencia al conjunto del anticapitalismo, no se puede construir ningún proyecto de transformación. Entre la ciénaga moral y el gulag hay unos pocos centímetros, y en ese corto trayecto se han situado en los últimos meses las personas que dirigen la Coordinadora y proyectos como La Haine. El debate entre compañeros no es un combate a lo "vale todo", yo me niego a jugar a eso.

Más que el amor, os une el espanto

No es suficiente acabar un texto con llamamientos a la unidad. La voluntad para poner en pie un movimiento en el que puedan convivir las diferentes familias del anticapitalismo madrileño se debe avalar con una práctica concreta, con una trayectoria demostrable. No creo que la Coordinadora esté en condiciones de demostrar nada parecido, por mucho que se aferre a una consigna. La Coordinadora, salvo que reconozca sus errores públicamente (ya que los ha cometido en público), carece de toda credibilidad, sobre todo cuando sus dirigentes tienen que recurrir a un montaje en toda regla para ajustar sus cuentas en un estilo que poco los diferencia, esta vez sí, de la mafia. No es de recibo responder a una serie de textos con calumnias y mentiras. Eso es lo que están haciendo desde una organización a cuyos miembros, como diría Borges, más que el amor, los une el espanto.

Es inconcebible que una organización monte la que está montando la Coordinadora por cosas que se escriben, que se argumentan, que se firman y se hacen públicas. Lo que necesitamos en Madrid es política, es decir, producción y confrontación limpia de discursos o propuestas de intervención sobre la realidad. Lo que no se ciña a eso es ruido, ajuste de cuentas, reacción pura, derechismo. Volcar sobre las redes anticapitalistas los demonios internos, jugar a la fragmentación y la fractura como resultado de la incapacidad para encajar una crítica es absolutamente despreciable. Yo sigo apostando por el debate y sigo tendiendo la mano a quien esté en condiciones de recoger el guante. El problema de la Coordinadora es político y sería conveniente que movilizara la inteligencia que conserva entre su gente para salir del aislamiento y la descomposición desde el intercambio de ideas y la crítica respetuosa. Todo lo que se salga de ahí son atajos que la llevan al abismo de la crisis y la desintegración. Si no son capaces de hacerlo y lo único que hacen real y efectivamente entre las redes sociales es favorecer la división y el enfrentamiento ¿para que queremos una Coordinadora Antifascista? Espero que recapaciten y aprovecho esta respuesta para volver a emplazarlos a un debate público y respetuoso. Les ofrezco, sin duda, una salida airosa ante lo que se avecina en forma de catástrofe.

Gustavo Roig
Madrid, 14 de mayo 2007

(1) http://www.maydaymadrid.org. Organizado por militantes de diferentes redes sociales madrileñas. En esta magnífica experiencia confluimos militantes de sindicatos anarquistas, asambleas por la vivienda digna, colectivos integrados en Rompamos el Silencio, Nodo50, colectivos del movimiento estudiantil, miembros del Espacio Alternativo, antimilitaristas, ecologistas, desobedientes, miembros de Centros Sociales Okupados, etc. En una comida popular en Lavapiés, el 1 de mayo nos juntamos unas 300 personas y por la tarde unas 400 nos manifestamos contra la precariedad al grito de "viva la lucha de la clase obrera", "Mercadona solidaridad", "Delphi solidaridad", "Tomando las calles rompiendo el silencio", "Anticapitalistas", "Lo llaman democracia y no lo es", entre otras. Por mucho que se empeñen desde La Haine y la Coordinadora Antifascista por desnaturalizar la imagen del MayDay mediante el insulto y la calumnia (como con todo lo que no controlan), este año el MayDay madrileño fue toda una demostración de inteligencia y predisposición para el trabajo unitario. Superando la división tradicional que suele caracterizar a las movilizaciones del 1 de Mayo en esta ciudad, nos conseguimos juntar varios centenares de militantes que aquella misma mañana habíamos asistido a diferentes manifestaciones.

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