¿Por qué un "medio alternativo"
es un medio alternativo?1
"Confucio alteró el texto de un viejo almanaque popular
cambiando algunas palabras: en lugar de escribir 'el maestro Kun hizo
matar al filósofo Wan' escribió: 'el maestro Kun hizo
asesinar al filósofo Wan'. En el pasaje donde se hablaba de la
muerte del tirano Sundso, 'muerto en un atentado', remplazó la
palabra muerto por 'ejecutado' abriendo la vía a una nueva
concepción de la historia." Bertolt Brecht.
Cinco dificultades para escribir la verdad
Cuando pensamos en los grandes medios, los asociamos con
facilidad y certeza al universo de las empresas de comunicación,
los partidos políticos, la banca o el estado. Y solemos
acertar, así, en una primera apreciación, al
identificar a los mass media con el poder en términos
generales y con algunas expresiones del mismo en términos
particulares. Y al poder lo asociamos a la idea de pensamiento
dominante, único; a verdades incuestionables
que operan como matrices hegemónicas desde las que se explica
el mundo y todo lo que nos acontece 2. Idea de
poder, concepto de verdad y una responsabilidad evidente en los
mecanismos de producción de sentido, que permiten a la opinión
pública aceptar como inevitable la vida y el mundo que
nos ha tocado vivir. Eso suele ser lo que intuimos al pensar en los
grandes medios.
¿Y qué pensamos cuando nos referimos a los medios
alternativos? En algunos casos, cercanía, si lo hacemos desde
algún espacio de las redes sociales. Complicidad al comprobar
coincidencias en su forma de abordar temas que consideramos
"nuestros". Los sentimos parte de nuestra actividad,
sometidos a las mismas penurias y debilidades organizativas que
suelen caracterizar a los espacios de militancia y activismo que
convenimos en llamar movimiento. Son algo cercano, empático,
son parte de lo nuestro, por tanto en ellos hay algo de nosotros.
Sentir esto aclara, por contraste, la contraposición
evidente entre los medios hegemónicos y las prácticas
comunicativas contrahegemónicas, y lo hace a un nivel
epidérmico, en la percepción básica.
Profundizando bajo esa primera impresión podríamos
establecer algunos de los elementos definitorios de esta prácticas
alternativas con la idea de presentarlas como un modelo de
comunicación propio de las redes sociales, de los espacios
sociales desde los que se construye pensamiento y prácticas
críticas con la realidad, es decir, con el capitalismo.
El modelo
Comunicación y política son conjuntos
significativos superpuestos que a estas alturas de la historia se
mimetizan y no pueden concebirse por separado. Cuando en los
sesenta Marcuse 3 sentaba cátedra sobre
la ciencia y la tecnología taylorista como proceso social de
reproducción sistémica y como actualización
ideológica de las fantasías progresistas decimonónicas,
apenas se percibía la potencia política del desarrollo
científico técnico vinculado a estrategias
comunicativas. Habermas fue quizá el primero a intuir, apenas
superado el 68 francés, las posibilidades liberadoras de lo
técnico vinculado a procesos deliberativos. Hoy, la
política , que es pura comunicación, ha incorporado la
tecnología de la información como herramienta y la ha
transformado en paradigma, en ideología. La red ya no
es sólo un espacio ni una plataforma de interconexión;
hoy las redes son modelo organizativo y referente de organización
social y política tanto para teóricos de la nueva
economía (que a día de hoy ya no es nueva) como
para movimientos de resistencia y acción global.
Lo que solemos entender como medios de comunicación
alternativos son un conjunto de webs, periódicos,
revistas, radios libres o televisiones que comparten con las redes
sociales discurso y formas de organización. Y no es poca cosa
pues desde esas dos premisas es desde donde se construye un modelo
de comunicación propio (el de las redes sociales)
alternativo al de los medios de comunicación de masas (MCM).
La alternatividad no explica mucho más que eso: el
distanciamiento respecto al modelo mediático hegemónico
y su superación política de la mano de políticas
rupturistas, antisistémicas, contrahegemónicas. Lo
alternativo no es una categoría política, mucho menos
una corriente política definida. Es un recurso significativo
que nos sirve para mencionar unas prácticas a las que hace
tiempo hemos dejado de llamar revolucionarias (una renuncia a mitad
de camino entre la derrota cultural y el reconocimiento de lo real) y
hoy podemos englobar en la crítica organizada al capitalismo:
antiglobalizadores, libertarios, autónomos, ecologistas,
feministas, hackers, estudiantes, sindicalistas, comunistas... Este
entramado de novísimos, nuevos y viejos movimientos sociales
-difícil de definir en la precisión académica,
accesible en una representación mental de tipo político
o cultural- es el espacio de lo alternativo y de él
parten los discursos de la alternatividad.
La agenda de la protesta es amplia. Recoge el
conjunto de agravios con el que el neoliberalismo ofende a la
izquierda, agrede al planeta y a su gente. De la misma manera,
sistematiza análisis, programas, proyectos y propuestas.
La agenda de los movimientos sociales es la agenda de la comunicación
alternativa que, a diferencia de los media convencionales, se
presenta como un conjunto coherente de
causas/consecuencias/propuestas que explican y facilitan la
comprensión de la realidad que viene al caso. Frente a la
barbarie que se expone como calamidad natural, encontramos
contexto, datos, causas, análisis y propuestas pegados a lo
real. Así, la información mercantilizada de las
empresas de comunicación, cuyo efecto suele ser paralizante y
desinformativo, se recupera desde la comunicación alternativa
como toma de partido para la acción. En lo orgánico
los proyectos asumen las pautas de funcionamiento propias de las
redes de colectivos de las que provienen, lo que imprime a la
organización de los medios alternativos un formato horizontal
y descentralizado. Pierde fuerza la figura de la pirámide que
disocia y enfrenta la figura del director y la redacción,
y cobra protagonismo la asamblea a cuyo cargo está la
autogestión del proyecto. En algunos nodos de Indymedia, en
periódicos como Diagonal, radios libres como Elo o servidores
como Nodo50 la gestión es asamblearia y la responsabilidad es
colectiva. Esta opción no responde precisamente a criterios de
eficiencia o en todo caso, eficiencia y eficacia se someten, en
tensión permanente, a la determinación política
que respeta (porque asume) las señas de identidad
organizativas del movimiento al que pertenece. Las iniciativas de
comunicación de las redes sociales se perfilan, pues, como
áreas especializadas dentro de los movimientos,
muchas veces como un proyecto más dentro de un mismo espacio
político. No son empresas periodísticas, sino áreas
dedicadas a la comunicación en la red social de la que son
parte. En buena medida, esta posición privilegiada que
le permite constituirse como proyecto dentro del movimiento,
determina variaciones de fondo en la comunicación alternativa
respecto a los modelos comunicativos clásicos. En la medida en
que los medios de comunicación de los movimientos son
protagonistas activos, las tareas convencionales de emisión/recepción
se disuelven en experiencias de autoproducción informativa en
la que los protagonistas de lo noticiable son al tiempo quienes lo
procesan, le dan formato, lo emiten y lo vuelven a procesar en su
entorno político más inmediato. Estas prácticas
de autogestión empiezan a incorporarse como parte del
repertorio de acción de foros sociales, semanas de lucha,
congresos, encuentros, coberturas de acciones en directo. La red
Indymedia marcó en este sentido una pauta que ha sido
interiorizada por buena parte de las iniciativas políticas de
base en los últimos años: los centros de medios
independientes, la expresión más elevada de las
prácticas alternativas de comunicación 4.
Verdades
Para la narrativa posmoderna cualquier pretensión de
verdad universal es una manifestación de violencia cultural 5.
El "derecho a narrar" situaría a la experiencia
particular en la base de la credibilidad y legitimidad de un
relato. Como diría Zizek con sarcasmo, sólo una
mujer negra lesbiana sabe lo que es una mujer negra lesbiana. La
"imposibilidad" de explicar la realidad de ese colectivo
social aleja la idea de verdad e impone un estrecho margen
expositivo limitado a una mera relación de puntos de vista.
En una lógica opuesta, los MCM trabajan deliberadamente en
la consolidación de conceptos e ideas fuerza incuestionables.
"Somos la verdad", afirman, e insisten en que "los
hechos hablan por sí solos". Producen un efecto
verdad en torno a personajes, acontecimientos históricos,
conflictos sociales, convirtiéndolos en matrices explicativas
a partir de las cuales todo cuadra en determinada forma de entender
lo real 6. Así, por ejemplo, la idea de
legitimidad de la Transición, construida sobre la base de
escandalosas omisiones, deliberados olvidos y más de una
renuncia, se presenta como un pilar incuestionable (una verdad
absoluta), que confiere legitimidad por meros mecanismos de
transitividad lógica a la monarquía (ilegítima y
antidemocrática por definición) y sus representantes.
La lógica de las redes sociales es otra: escapa al
relativismo paralizante de la narrativa posmoderna y subvierte los
valores incuestionables que fabrican los MCM. El viejo Marx nos
advirtió hace ciento cincuenta años que el problema de
las verdades objetivas es un problema práctico: "Es
en la práctica dónde el hombre tiene que demostrar la
verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de
su pensamiento. El litigio entre la realidad e irrealidad de un
pensamiento que se aisla de la práctica, es un problema
puramente escolástico"7. Nada mas
lejano a la escolástica que la práctica de las redes
sociales que en este sentido trabajan mas cercanas a lo que ya Lenin
adelantó en los primeros años del siglo XX
8, y que demostró su operatividad en tanto se incorpora de manera
generalizada a la práctica política moderna. Una
política de la verdad se levanta sobre la
construcción colectiva de un relato que enlaza, da sentido a
las aspiraciones colectivas de un sector social en movimiento y a su
percepción de lo real objetivo. La veracidad se sustenta en la
capacidad del discurso compartido de dotar a colectivos sociales de
herramientas para la interpretación y la intervención
subversiva sobre el mundo, sus instituciones, sus iconos y sus
valores imperantes. Una política de la verdad se basa así
en un proceso de creación colectiva de relatos, mitos, lineas
de interpretación e imaginarios en disposición de
convertirse en topos conceptuales que horadan y socavan las bases
conceptuales de la realidad 9.
Hace tiempo ya que los nuevos movimientos sociales se han
reapropiado una serie de tecnologías de la comunicación
y las han puesto a trabajar al servicio de toda una práctica
comunicativa que se levanta desde el conflicto y la acción
colectiva. En ese empeño se construye una práctica y
una política de la verdad en que se presenta un conjunto de
dignósticos, causas y responsabilidades acerca de lo real que
conecta con las necesidades y las impresiones de millones de
personas. Ese fue el trabajo de Lenin y los suyos, que en 1902
levantaron una organización de revolucionarios sobre la red
social de lectores, redactores y distribuidores de Iskra 10.
Comunicación e intervención política
entrelazadas de la misma manera que a día de hoy los
movimientos de resistencia global no se conciben sin la agitación,
la coordinación y la amplificación de sus voces que
obtienen gracias a su reapropiación de las redes de
telecomunicación, donde habitan y desde las que se
coordinan.
11M: un ejemplo como conclusión
Entre los días 11 y 13 de marzo del 2004 la casi totalidad
de los medios electrónicos contrainformativos de este Estado
trabajó en esta línea en relación a los
atentados de Vallecas y Atocha, con unos resultados políticos
espectaculares. Al tiempo que desde los MCM el gobierno fraguaba una
gran mentira bajo el formato de una verdad incuestionable ("ha
sido ETA"), desde la contrainformación se ponían
en marcha toda una serie de dispositivos preventivos que demostraban,
como mínimo, una cierta desconfianza genética
frente a la verdad oficial. Tras unas primeras horas, las
reacciones de emotividad más elementales frente a la muerte
abren paso a una búsqueda arriesgada de relatos alternativos.
Desde las primeras horas del día 11 pudimos leer en webs como
Indymedia Barcelona, La Haine o Nodo50 noticias que apuntaban en
dirección opuesta a la linea oficial de investigación.
A pesar de la presión mediática, la amenaza política
y el chantaje emocional que en ciudades como Madrid
incapacitaban cualquier reflexión autónoma, la
contrainformación en Internet hilvana desde muy temprano una
serie de datos que provienen de fuentes alternativas (extranjeras,
oficiosas, históricas, testimonios personales) y que en su
conjunto cuestionan y acentúan la desconfianza frente al
monólogo a varias voces que impuso el Partido Popular. Estos
datos se cruzaron con las declaraciones de Arnaldo Otegui el mismo
día 11 y con los diferentes comunicados de ETA. En conjunto se
fue conformando un relato público, diferenciado del oficial,
enfrentado a él y plenamente coherente con la lógica
inmediata de los acontecimientos (guerra de Iraq, elecciones,
desesperación del PP ante una previsible confirmación
de la pista islámica). Lo que se presentaba como verdad
incuestionable se enfrenta en la red a otra verdad operativa, lógica,
coherente y dinámica, que crece y se fortalece según
pasan las horas.
Bertolt Brecht explicaba en 1934 cuales eran las dificultades
para escribir la verdad 11 , que en
situaciones de crisis política y cierres mediáticos
podemos agrupar en :
1) la dificultad de reunir el valor necesario para escribir
la verdad, a pesar de las presiones y amenazas. Algunos medios
renunciaron a ello muy pronto el mismo 11 de marzo. 12
2) la dificultad para descubrir elementos informativos que
nos permitan reelaborar un discurso veraz.
3) la dificultad a la hora de saber utilizar la verdad como
un arma en el combate político.
4) la necesidad de disponer de la astucia necesaria para
difundir la verdad
5) la necesidad de que la verdad desencadene la acción
Entre el 11 y el 13 de marzo del 2004 casi todos los medios
alternativos en la red superaron con inteligencia y valor las
dificultades que Brecht sistematizó como el problema de los
escritores bajo la Alemania nazi. Se contó con la
determinación de construir un relato alternativo ante lo que
se presumía era una gran mentira encubridora (1). Se buscaron
en muchísimos sitios fuentes alternativas con las que poder
construir esa otra verdad (2). Se utilizaron con inteligencia y
habilidad nuevos y viejos canales, desde la web y los foros para la
difusión (4), hasta los móviles, para pasar a la acción
ante las sedes del PP de buena parte del Estado (5). Utilizar la
jornada de reflexión como jornada de acción colocó
al Gobierno en el peor de los escenarios posibles, con miles de
personas ante las sedes de su partido, relacionando las bombas de
Madrid con los bombardeos en Iraq. Efectivamente, se utilizó
como un arma esa verdad construida colectivamente en el pulso que las
redes sociales mantuvieron con el gobierno desde el mismo día
11 (mediante una estrategia de desobediencia informativa) y que acaba
el 13 en forma de desobediencia civil generalizada 13 (3). Lo ocurrido el 14 de marzo alguna relación debe tener con todo esto.
En coyunturas de crisis como las del 11-13 M los MCM ponen en
evidencia sus debilidades y limitaciones. Esas fisuras están
siendo convenientemente explotadas por un nuevo modelo comunicativo
emergente que refuerza día a día la conformación
progresiva de esferas públicas periféricas. La fórmula
que consigue desencadenar la acción masiva a partir de la
comunicación política, está en la base de los
temblores políticos y sociales que hemos protagonizado en
estos años. Nuestra verdad, colectiva, obcecada y siempre
revolucionaria, es por tanto el motor de nuestra historia.
Notas:
1 El título de este artículo es un
guiño al trabajo de Noam Chomsky "Qué
hace que los medios convencionales sean convencionales?" . Ha sido escrito en junio del 2006 para el número 84 de la Revista Exodo.
2 Acaba de declarar el Subcomandante Marcos ante
el Loco de la Colina: " La política moderna en un
monólogo a varias voces. Los medios de comunicación lo
declaman, marcan la agenda. Los políticos son el coro"
TVE 1 15-06-06, 23:00 hs.
3 Marcuse, H.: El Hombre Unidimensional
, Planeta Agostini, 1985, Barcelona, págs. 171-197
4 La Semana de Lucha Social, Rompamos el Silencio
ha incorporado en su últimas ediciones anuales un eje
comunicativo propio. Periódicos como Diagonal, radios libres
como Elo,servidores de Internet como Nodo50, proyectos de
contrainformación como La Haine, Otro Madrid, La Plataforma o
Quieres Callarte han puesto en marcha Centros de Medios que tienen
como función cubrir las necesidades comunicativas de los más
de 40 colectivos que participan en la campaña. Ver
http://www.rompamoselsilencio.net
5 Zizek, S.: Repetir Lenin , Madrid,
Ediciones Akal, 2004, págs. 15-22
6 Gándara, S., "La prensa partidaria
en la izquierda. Verdad, acción, conflicto" , en Vinelli
y Rodríguez: Contrainformación. Medios Alternativos
para la acción política, Buenos Aires, Ediciones
Continente, 2004, págs. 38-50. [valioso trabajo el de Gándara a partir del cual surgen algunas ideas para este artículo]
7 Marx, C.; "Tesis sobre Fuerbach" , en
Muñoz, J.: Marx. Antología, Barcelona,
Ediciones Península, Barcelona, págs. 607-608
8 Lenin, V.: Qué hacer?, Moscú,
Editorial Progreso, 1981, págs. 176-189
9 Eso, cuyo significante fue desde hace un par de
décadas denostado y todavía hoy, a pesar de habitar en
cada una de nuestras cabezas, sigue sin ser reconocido: la
ideología. Imprescindible en este sentido Therborn, G.:
La ideología del poder y el poder de la ideología,
Madrid, Siglo XXI, 1995.
10 Iskra, periódico de los
socialdemócratas revolucionarios rusos creado por Lenin en el
año 1900
11 Brecht, B., "Cinco dificultades para
escribir la verdad" , en Escritos sobre teatro,2,
Buenos Aires, Nueva Visión, 1970, págs. 205-6.
13 López, S. y Roig, G.; "Del
desconcierto emocional a la movilización política:
redes sociales y medios alternativos del 11 al 13M" , en
Sampedro V. (ed): 13-M Multitudes Online, Madrid, Los Libros
de la Catarata, 2005, pág. 183