portada
somos
creaciones
comunicados
documentos
enlaces

Prisiones en el Brasil

(Por Moésio Rebouças ANA)


En el Brasil las prisiones constituyen uno de los peores lugares en los que un ser humano puede vivir. Es el infierno! Un lugar para las personas pobres. Es un universo de carnicerías, corrupción, humillación a los familiares, castigos corporales, tráfico, soledad, donde sobrevivir es una arte.
Existe un dicho en el Brasil, que puede ser extendido a muchos otros, que dice que la cárcel es lugar de pobre, negro y prostituta.
Se estima que en el Brasil existen más de 230 mil presos en el sistema penitenciario y aún 90 mil en delegaciones, totalizando 320 mil, según los datos oficiales de finales del año pasado, 2001. Más del 95% de los presos son hombres; cerca del 85% de las mujeres reclusas son madres; más del 50% son negros y pardos; más del 90% de los presos brasileños provienen de familias pobres; más del 90% tienen menos de ocho años de estudio constitucionalmente garantizados; más del 90% son condenados a cumplir pena en régimen cerrado; cerca del 70% que salen de la prisión acaban regresando; menos del 10% de los presos poseen características criminológicas que justifiquen régimen disciplinario y medidas de seguridad más rígidas.
Este panorama alimenta este cuadro social brasileño que, con sabiduría asocia criminalidad a desigualdad social y a selectividad del sistema de justicia criminal. Tal sistema castiga a los más vulnerables, pobres, y posibilita a los más privilegiados, ricos, para escapar de la acción de la "justicia".
En Brasil, quien es preso pierde la libertad, y los derechos humanos fundamentales. Las autoridades brasileñas acostumbran cerrar los ojos delante de los casos de tortura y muerte que ocurren en las manos de policía, agentes penitenciarios y bandas de "elite" existentes entre los internos de muchas delegaciones y penitenciarias. Los presos viven apiñados en celdas oscuras, sin ventilación e infectadas de insectos y roedores, donde permanecen expuestos a enfermedades potencialmente fatales, como el SIDA y la Tuberculosis, para las cuales reciben poco o ningún tratamiento.
Puede permanecer en tal situación durante años, con poco o ninguna información sobre los respectivos procesos y sin contacto con ningún abogado.

 

 

 

 

 

 


La situación de las mujeres, niños, niñas y adolescentes bajo detención no son mucho mejores. Muchos viven en celdas sobrepobladas e inmundas, sujetos a la violencia e intimidación por parte de policías y agentes penitenciarios. El sistema dedica poca o ninguna consideración a los requisitos específicos de las mujeres embarazadas y madres, o al sufrimiento y la ruptura que sufren las familias cuando ocurre la separación entre la madre y los hijos. La ley brasileña determina que sólo se debe recurrir a internar menores si es "demostrada la necesidad imperiosa" de la medida pero, aún así la policía es capaz de mantener niños, niñas y adolescentes presos durante 45 días simplemente por causa de trastornos, y los niños y niñas que cometen delitos tienen mayor probabilidad de recibir penas privativas de libertad que los adultos.
El sistema penitenciario está en crisis las rebeliones son prácticamente semanales y los casos de agreción casi diarios. Pero ¿por qué los presos se rebelan?
Toda rebelión es un grito de libertad, de desesperación...El grito de los presos comienza con la injusticia cometida por la manera en la cual son detenidos, o mejor dicho, cazados. Peor que a los animales. Son cazados como culpables...Mientras que la ley dice que todo ciudadano es inocente hasta ser declarado culpable por la "justicia".
El grito de revuelta continua cuando el condenado es recluido en la prisión.
En el primer mes debería pasar por un período de clasificación nada de eso se hace. Los presos son todos amontonados juntos, sin sol, muchas veces sin aire o condiciones de vida humana. Ese momento de triaje no realizado hace surgir el grito oculto por las paredes de las mazmorras donde están encerrados.
El grito del preso es un grito de revuelta por no haber sido considerado un ser humano. La única ley de la prisión es la seguridad máxima para impedir fugas. La falta de ayuda jurídica es otro serio problema enfrentado por los presos. Siendo ésta en parte, la causa de una rebelión y dos intentos de fuga diarios en el Brasil. El preso está en la mano de otros y sin asistencia jurídica, pues 95% son pobres y el 85% no tienen condiciones para contratar un abogado.
La igualdad es negada en la prisión ¿quién dijo que todos eran iguales delante de la ley? ¡Mentira! el preso vive en la desigualdad. De ese crimen el sistema judicial es el responsable. El preso se subleva porque jueces, banqueros, políticos y otros no son condenados.
La falta de comida es otro factor que mucho contribuye para la revuelta.
Existen casos de dinero destinado a la compra de alimento para los detenidos que es desviado en ciertos sectores del sistema carcelario.
Estómagos vacíos, sonando de hambre, desespera a los presos. Es la corrupción de los directores, de los guardias penitenciarios.
Torturar al preso es una nefasta práctica muy difundida. Ellos son torturados en las celdas fuertes, en los escritorios, en los carros, en las calles oscuras y apartadas; se tortura antes, durante o después de la prisión, se tortura al preso desde el Norte al Sur de Brasil.
La falta de asistencia médica en las prisiones deja a muchos presos con miembros fracturados, cabezas rajadas, pulmones y riñones inutilizados, parapléjicos por falta de asistencia médica.
La familia del preso es trágicamente abandonada. La mujeres de los presos, en gran parte de los casos son obligados a prostituirse para dar pan a los hijos. Y los hijos, en muchos casos, permanecen abandonados en las calles.
En respuesta a todo esto el gobierno brasileño, estatal y federal construyen cada vez más penitenciarias, refuerzan el sistema carcelario...! ¡Una mierda!

Moésio Rebouças
Agencia de Noticias Anarquistas-ANA.